Zar, dictador, ex-espía del KGB, asesino, matón, tirano… son algunos de los adjetivos con los que prensa y políticos occidentales suelen definir a Vladimir Putin. No obstante, muchos de ellos venderían a su madre por una popularidad como la que Putin tiene, aunque no sea el político perfecto (¿y quién lo es?).
Es muy raro encontrar un libro en el que no se se acuse a Putin de darle el polonio 210 a Litvinenko, apretar el gatillo con Politkovskaya, tragarse la llave de la celda de Khodorkovsky, hacer el nudo de la soga con la que colgó a Berezovski o abrir fila en la invasión rusa de Ucrania.
Así, resulta casi gratificante encontrar algo de literatura en la que se ofrezca una perspectiva distinta a la casi oficial que se sigue en los medios occidentales, sea prensa, radio, televisión o libros.
El libro The War Against Putin: What the Government-Media Complex Isn’t Telling You About Russia es una de estas excepciones. Aunque, claro, si te descuidas, seguro que está subvencionado e impreso por el Kremlin.


Hace un par de meses que nos avisaban de un nuevo diccionario español-ruso, esta vez por cuenta de 
Los españoles en Rusia somos muy queridos hasta hoy. Por las cicunstancias dramáticas en que llegamos, por nuestra manera de ser y porque, en general, nos comportamos como personas dignas y honestas. Al estallar la II Guerra Mundial los españoles emigrados a la URSS, tanto los «mayores» como muchos de los «niños» con apenas 16 o 17 años, lucharon en el frente hombro con hombro con los rusos, cayeron en combate defendiendo el país que los acogió, compartieron con los rusos los buenos y malos momentos. 