25/10/2009 Edición Impresa POLÉMICA EN TORNO A UN ICONO DEL ASALTO AL PALACIO DE INVIERNO |BUQUE INSIGNIA DE LA JUERGA
Las autoridades rusas ponen coto a las fiestas privadas en el barco ‘Avrora’, símbolo de la revolución soviética
• Altos funcionarios y nuevos ricos lo alquilaban para noches locas
DMITRI POLIKÁRPOV
SAN PETERSBURGO
Dos símbolos consagrados de la revolución bolchevique había en la Unión Soviética. El primero, el mausoleo de Lenin en la plaza Roja, de momento sigue siendo inmune a todos los cambios acaecidos desde la desaparición del imperio comunista hace 18 años. El segundo era el crucero Avrora (Aurora), que, según la mitología soviética, disparó en octubre de 1917 contra el Palacio de Invierno de Petrogrado (actual San Petersburgo) dando la señal para el asalto de los sublevados.
No se sabe exactamente quién fue el primero en propagar la versión de un disparo histórico del Avrora que supuso borrón y cuenta nueva. Pero a partir de los años 30, ese episodio fue casi obligatorio en todas las películas sobre el golpe de Estado bolchevique. Más aún, el Avrora se convirtió oficialmente en el buque número uno de la flota rusa y sigue siéndolo. Pese a que desde hace años es un museo flotante aparcado en un amarradero del río Neva, tiene un comandante y una tripulación que lo mantiene.
Mito fabricado
Con tanta fama, no debe extrañar que casi nadie se diera cuenta cuando se publicó en los años 90 que el papel revolucionario del Avrora no era más que un invento de ideólogos comunistas que pretendían incrustar una imagen impresionante e imborrable del motín. Según la última versión alternativa, el disparo contra el palacio fue un acto de vandalismo que no tenía ningún sentido desde el punto de vista militar.
Sea cual fuera la verdad, el buque sacro de las películas ha causado estos días acalorados debates que no tienen nada que ver con sus méritos históricos. La Fiscalía Militar rusa acaba de publicar datos de una investigación que revela que el Avrora se ha convertido en lugar de extravagantes fiestas y banquetes de los altos funcionarios y los nuevos ricos.
Rumores de que en el antiguo barco militar se celebran juergas y espectáculos eróticos con sabor a prostíbulo circulaban desde hace varios años. Pero la investigación oficial comenzó solo después de que, el pasado junio, la revista moscovita Russki Pioner (El Pionero Ruso) alquiló el barco revolucionario para celebrar su primer aniversario. Según algunos de los 150 invitados, en esa despampanante recepción actuó incluso una verdadera banda militar que lucía unos «disfraces de Playboy».
«Fue una típica fiesta de empresa de alto nivel en la que todo el mundo se divierte y se emborracha sin límites humanos como si al día siguiente le esperara el juicio final. Lo que sí marcó la diferencia fue el escenario», comentó a este diario uno de los participantes.
Russki Pioner no es una revista cualquiera. Se trata de una tribuna elitista de los pesos pesados de la política y del mundo de los negocios que sale una vez al mes con una tirada de solo 30.000 ejemplares. Su director, Andrei Kolesnikov, cubrió durante más de una década la información del Kremlin para del diario Kommersant. Precisamente en ese medio, el primer ministro, Vladimir Putin, publicó su primera columna, titulada ¿Por qué es difícil destituir a un hombre? Por eso a la recepción del Avrora asistieron varios altos funcionarios, incluida la gobernadora de San Petersburgo, Valentina Matvienko.
Avalancha de críticas
La información filtrada por la fiscalía a los medios de comunicación causó una avalancha de críticas contra el billonario ruso próximo al Kremlin y propietario de Russki Pioner, Mijail Prójorov, quien organizó la noche de gala. Sin embargo, este contestó que no había hecho nada del otro mundo en comparación con anteriores fiestas celebradas a bordo del crucero.
«En su tiempo existía un símbolo llamado Avrora. La verdad es que no he sido yo quien lo destruyó. A lo mejor para las masas sigue siéndolo. Pero lo que pasa a bordo a mi juicio no se compagina con el papel de un símbolo sacro», dijo el magnate al primer canal de la televisión rusa. Según Prójorov, el Avrora ha visto «fiestas mucho más duras» que la de su revista. «Alguna de esas celebraciones incluyó hasta el rodaje de una película pornográfica», afirmó.
Pero los fiscales militares no están dispuestos a aceptar esta situación con tanta naturalidad. Tras cuatro meses de investigación secreta, un portavoz de la fiscalía declaró que alquilar un barco militar para semejantes espectáculos es «ilegal». Eso significa que, de momento, nada de fiestas a bordo del Avrora. Y a Lenin deben haber empezado a temblarle las carnes.
El Periódico 25/10/09