Valentín Rasputin

Escritores, poetas, novelas, literatura clásica y actual.

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jozsi
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Valentín Rasputin

Mensaje por jozsi »

Escritor soviético nacido en 1937 en la aldea de Ust-Uda cerca de Irkutsk. Su primer libro sale en 1961.

Su primer libro importante fue Dinero para María (1967: Деньги для Марии). Algunas de sus novelas más destacadas, que le han hecho un sitio en lo más alto de la literatura rusa: Vive y recuerda (1974: Живи и помни) trata un tema hasta entonces tabú en la literatura rusa, es la historia de un desertor soviético durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, vive escondiéndose en los bosques y que sólo ocasionalmente tiene contacto con su mujer; una de mis novelas preferidas es El adiós a Matiora (1976: Прощание с Матёрой), sobre una aldea siberiana condenada a ser tragada por las aguas de una presa. La novela es todo un canto a la tierra y a las tradiciones rusas.

Estas tres novelas están traducidas al español (creo que por Josep María Güell, lo cual es una garantía de calidad en la traducción).

Buscando por internet encontré una página con un cuento suyo traducido al español:

http://www.anuies.mx/servicios/p_anuies ... t9.htm#top

La traducción es directa del ruso, y el traductor (me imagino) es Jorge de la Paz
MI MAMA SE FUE A ALGUN LADO
El niño abrió los ojos y vio a una mosca que caminaba por el techo. Parpadeó y se quedó mirando a dónde iba.

La mosca avanzaba en forma irregular hacia la ventana. Correteaba sin detenerse y lo hacía rápidamente.

El niño pensó que iba por un camino y esperó hasta ver si otra mosca no la seguía porque quería saber si realmente era un camino. Pero no había más moscas. A decir verdad, había, pero no andaban en el techo y el niño pronto perdió el interés en ellas. Se enderezó en la cama y gritó

-¡Mamá, ya desperté!

Nadie le contestó.

-¡Mamá! -llamó. Soy yo. Ya desperté.

Silencio.

El niño esperó, pero el silencio seguía.

Entonces saltó de la cama y corrió descalzo hacia la estancia. Estaba vacía. Miró primero el sillón, luego la mesa y las repisas con sus filas de libros, pero no había nadie. Todo estaba simplemente en su lugar, ocupando un espacio.

El niño corrió precipitadamente a la cocina, después al cuarto de baño. Nadie estaba escondido ahí tampoco. -¡Mamá! -gritó el niño.

Su grito se hundió en el silencio que inmediatamente se hizo más denso. El niño, desconcertado, corrió de nuevo a su habitación; las huellas de sus talones y de sus dedos desnudos se marcaban sobre el piso pintado y al enfriarse se esfumaban y desaparecían.

-Mamá -dijo el niño con la mayor tranquilidad que pudo-, desperté y tú no estás.

Silencio.

-¿No estás, verdad? -preguntó.

Su rostro se contrajo mientras esperaba la respuesta; volteó hacia todas partes, pero la respuesta no llegaba y el niño rompió a llorar.

Entre lágrimas, caminó hasta la puerta y empezó a jalarla. La puerta no cedía. Entonces la golpeó con la palma de la mano, luego la empujó con el pie desnudo, lastimándose, y su llanto creció con más fuerza.

Estaba de pie, en medio de la habitación y sus tibias y grandes lágrimas rodaban por su cara y caían al suelo. Después, sin dejar de llorar se sentó.

Todo a su alrededor le escuchaba en silencio.

Sentía que de pronto, a sus espaldas, se escucharían pasost pero nada sucedía y no podía recuperar la calma.

Permaneció así un largo tiempo. ¿Qué tanto? No lo sabía.

Finalmente se acostó en el piso y se puso a llorar. Estaba tan cansado que ya no se sentía a sí mismo y ni siquiera se daba, cuenta de que estaba llorando. Su llanto era tan natural como su respiración y ya no estaba bajo su control. Al contrario, era más fuerte que él.

De repente, al niño le pareció que alguien estaba en la habitación.

De un salto se levantó y empezó a mirar a su alrededor. La sensación que lo había hecho ponerse de pie no cesaba y el niño corrió a la otra habitación, después a la cocina y al cuarto de baño. No había nadie.

Sollozando, regresó y se tapó los ojos con las palmas de sus manos. Lentamente empezó a quitar las manos de sus ojos y una vez más miró a su alrededor. Nada había cambiado en la habitación. El sillón estaba vacío, la mesa estaba sola, los libros aguardaban como siempre en las repisas, pero sus lomos de diferentes colores miraban tristemente y como a ciegas. El niño se quedó pensativo:

-No lloraré más -se dijo-. Mi mamá no tardará. Seréun buen niño.

Se fue a la cama y enjugó su rostro lloroso con el cobertor. Después, sin apresurarse, como si anduviera de paseo, recorrió el departamento, examinando cosa por cosa. Una idea luminosa cruzó por su mente.

-Mamá-dijo a media voz-, quiero hacer pipí...

No era cierto, pero sabía que si su mamá estaba en la casa sólo así la haría acudir inmediatamente.

-Mamá- repitió.

Pero su mamá no estaba en la casa. Ahora lo había entendido definitivamente.

Tenía que hacer algo. "Me pondré a jugar. Mi mamá tiene que venir" -decidió-. Se fue al rincón donde estaban todos sus juguetes y eligió a la liebre. Era su consentida. Se le había caído una pata y su papá varias veces le había propuesto pegársela, pero él de ningún modo había consentido. Volver a tenerla con sus dos patas sería aceptar que ya no la quería

porque se había quedado con una sola y la otra, además, andaba por ahí, en alguna parte y vivía ahora su propia vida.

Juguemos, liebrecita -propuso el niño.

La liebre asintió en silencio.

-Tú estás enferma. Te duele una patita y ahora yo te voy a curar.

El niño acostó a la liebre en la cama, tomó un clavo y hundiéndolo en el vientre de la liebre, la inyectó.

La liebre estaba ya acostumbrada a las inyecciones y jamás se quejaba.

Como si hubiera recordado algo, el niño se puso pensativo. Después se alejó de la cama y miró hacia la sala. Todo estaba igual, y el silencio, como antes, se balanceaba de un rincón a otro en la habitación.

El niño suspiró, regresó a la cama y miró a la liebre. Estaba recostada tranquilamente sobre una almohada.

-No, así no -dijo el niño-. Ahora yo seré la liebre y tú el niño pequeño. Tú me curarás a mí.

Sentó a la liebre en una silla y se acostó en la cama. Encogió una pierna y empezó a gemir.

Sentada en la silla, la liebre lo miraba sorprendida con sus grandes ojos azules.

-Yo soy la liebre, me duele una pierna -le explicó el niño.

La liebre callaba.

-Liebre -le preguntó él enseguida-, ¿a dónde se fue mamá?

La liebre no contestó.

-No te duermas. Mira, dilo ¿A dónde se fue mamá?-demandó el niño y tomó a la liebre de un brazo. La liebre seguía callada.

El niño había olvidado que era él el que contestaba siempre por la liebre y que enseguida representaba el papel de los dos, y ahora, en serio, le exigía una respuesta. Había olvidado que la liebre era sólo un juguete como los otros, como sus cubos que se colocaban uno junto al otro sólo si alguien los ponía, como sus coches que caminaban sólo si alguien los jalaba, como sus animalitos de peluche que rugían y corlversaban sólo si alguien rugía y contestaba por ellos.

Se había olvidado de todo.

-Habla, habla -exigía.

Y la liebre seguía callada.

El niño la arrojó al suelo, saltó de la cama y se fue sobre ella dándole de puntapiés.

La liebre rodaba por el suelo dando saltos y volteretas y el niño rodaba también, saltaba y daba vueltas alrededor de la liebre, repitiendo sin parar "Habla, habla, habla." Pero la liebre ni contestaba ni podía tampoco librarse de él porque sólo tenía una pata. De repente el niño lo comprendió. Se detuvo y se quedó mirando cómo la liebre, apretando su cara contra el suelo, lloraba en silencio. Oyó su llanto. Se inclinó sobre la liebre y perplejo exclamó con todo el peso de su culpa:

-Mi mamá se fue a algún lado.

Y en ese momento al niño le pareció que alguien subía por la escalera.

-¡Mamá!-gritó arrojándose hacia la puerta, pero tropezó con el sillón y se cayó. Sin dejar de escuchar se incorporó, mas en la puerta no había nadie. Y entonces el niño rompió de nuevo a llorar. Lloraba de dolor y de soledad. Lo que era el dolor ya lo sabía, pero acababa de conocer la soledad.
En ruso se pueden bajar de internet sus obras más importantes. Cuando estudiaba en la universidad tuve que leer parte del "Adios a Matiora" en ruso y era una gozada (un poco difícil eso sí, pero bueno, leímos parte en clase y una profesora rusa nos iba explicando las peculiaridades del texto).

Dinero para María: http://lib.ru/PROZA/RASPUTIN/dengi.txt
El adiós a Matiora: http://lib.ru/PROZA/RASPUTIN/matera.txt
Vive y recuerda: http://lib.ru/PROZA/RASPUTIN/rasputin_zhivi.txt

También se puede bajar una novela del 85, El incendio (por lo que sé no está traducida al español). Analiza los temas candentes de la época.

El incendio (Пожар): http://lib.ru/PROZA/RASPUTIN/pozhar.txt


Buscando información encontré un artículo en español, que aunque sobrepasa el tema, lo incluyo. No lo he leído aún, pero parece bastante interesante:

El renacer del nacionalismo ruso (1968-1991) de José Faraldo (ojo!!!!!!, es el traductor al español de los libros de Sapkowski, el famoso escritor polaco de fantasía).

Entre otros autores, habla de Valentín Rasputin.

Está en PDF: http://www.ucm.es/BUCM/revistas/cee/157 ... 30004A.PDF

Parece que tras la caída del régimen comunista Rasputin se ha convertido en defensor de ideas ultraderechistas, pero evidentemente eso no desmerece su obra anterior (la actual no la puedo juzgar porque no la conozco).

Saludos!

santi
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Re: Valentín Rasputin

Mensaje por santi »

Pues si parece que al "muchacho" se le ha "ido un poco la hoya" creo que es un típco caso de escritor que se auto-endiosa y empieza sus desbarios políticos o por ejemplo piensa si Solshenitsyn es nacionalista yo voy a ser ultra-nacionalista y claro como todo el mundo con "dos dedos de frente" sabe ultranacionalista es lo mismo que ultraestúpido. Con respécto a su obra literaria he de confesar que sólo he leydo "Dinero para María" y me parecio una cosa que como se dice : "ni fú ni fa" pero ya que me lo has recordado , muchas gracias por ello , voy a buscar "El adiós a Matiora" parece que tiene buena pinta y si tú la recomiendas pues aún mejor.
Saludos
Вылезай, буржуи! Будем вас судить.
За измену Родине будете платить.

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jozsi
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Re: Valentín Rasputin

Mensaje por jozsi »

Hola Santi!

Quizás sea la edad (?) :D

En cuanto a "Dinero para María" tienes razón, a mí me gustó, aunque si fuera por ese libro el nombre de Rasputin habría desaparecido de mi cabeza hace ya tiempo. Pero "Adiós a Matiora" en mi opinión es una joya... eso sí muy diferente a la literatura soviética habitual.

Muchos saludos desde Pest!

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