

En la capital de Georgia, Tbilisi, comienza mi "RUTA ROJA", concretamente en la calle Kaspi número 32, la imprenta clandestina subterránea en la que Stalin trabajó durante un tiempo, encargado de la publicación y distribución de periódicos y propaganda revolucionaria. La calle está situada en lo alto de una de las colinas que delimitan la ciudad, lejos del centro histórico de Sioni y relativamente próxima a la monumental nueva Catedral, que recuerda a la Catedral de Cristo el Salvador de Moscú. Debajo de una modesta casa de una planta con sótano, se excavó otro nivel adicional subterráneo (a 16 metros de profundidad), para habilitar una serie de planchas y prensas necesarias para las funciones de Agitprop del Comité del Partido en Tbilisi. Se accedía a ella a través de un pozo situado en una cabaña anexa a la casa principal, en la misma finca, con propósitos de ventilación. Durante las redadas de la policía zarista fueron incapaces de encontrar el cubículo, y sólo por casualidad, al caerse una antorcha por el pozo y deslizarse al interior de las instalaciones, fueron capaces de localizar las instalaciones clandestinas.








Actualmente el edificio es propiedad del Partido Comunista de Georgia. Nos recibieron efusivamente dos viejos militantes, VERDADEROS COMUNISTAS me atrevo a decir, con vida ciertamente austera y corazón y alma entregados a la causa del Partido. Nos enseñaron las instalaciones con sumo detalle. Anexa a la casa original existe un edificio moderno con un salón de actos, salas con bustos de Stalin, diagramas, fotografías, banderas y demás artículos. Tengo el orgullo de decir que me han regalado dos libros propiedad del fondo del museo, escritos en 1948, con obras de Stalin. Como curiosidad, recientemente una delegación del Partido Comunista de Cataluña estuvo visitando el museo.







La segunda etapa de la estancia en Tbilisi fue localizar el Seminario donde Stalin estudió durante su primera estancia en la capital georgiana, antes de abandonarlo por completo y abrazar la causa revolucionaria. Este Seminario ortodoxo está situado en la misma plaza de la Libertad, el corazón de la ciudad, y actualmente está destinado a albergar las colecciones del Museo de Arte de Georgia. En su interior no queda vestigio del paso de Stalin por él, el edificio ha sido totalmente reformado, por lo que no presenta ningún valor didáctico.

Según nos comentaron en el actual Seminario ortodoxo, durante las tardes Stalin solía acudir a la Iglesia de la Santísima Trinidad, situada a escasos metros del antiguo Seminario, a leer Salmos en las celebraciones. Ni cortos ni perezosos, nos pusimos manos a la obra a buscar esa Iglesia. De pequeño tamaño, acogedora y cálida, el clérigo que nos recibió nos comentó que por allí pasaron también Gorki y Shalyapin. Las instalaciones del interior se conservan desde hace un siglo, en concreto el atril desde el que el mismo Koba recitaba los Salmos. Es curioso que todo el mundo de Tbilisi conoce historias o "santos lugares" relacionados con Stalin, sea odiado o venerado, su vida, obra y milagros es conocida por todo el mundo. En relación con los Salmos, de estructura poética, Stalin compuso a los 16 años varios poemas relacionados con la naturaleza que figuran como unos de los mejores de la literatura georgiana de todos los tiempos. Tal es así que, pese al occidentalismo de Saakashvili, los poemas de Stalin se estudian en todos los cursos de Primaria en lengua georgiana.







Las siguientes etapas estuvieron encaminadas a seguir los pasos del Comisario Lavrentii Pavlovich beria, mingreliano por el que tengo un aprecio especial, admiro su extremada inteligencia. Vivió en la calle Kiacheli número 5/7, a escasos metros de la Plaza de Rustaveli, en un bloque de viviendas de los años 20, seguramente con poco confort. Una vecina de la calle de avanzada edad nos confesó que en esa época a la calle Kiacheli se le conocía popularmente como la "Calle Beria". Hoy en día son viviendas particulares, en concreto en uno de los apartamentos vive hoy un famoso productor de cine georgiano.

En el centro de Tbilisi, cerca de Sioni y de la Plaza de la Libertad se encuentra la calle Machabeli, verdadero centro de operaciones de Lavrentii durante su estancia en Georgia previa a su destino en Moscú. en el número 17 estuvo viviendo junto con su hermana, en un edificio construído por el armenio Garksyan. Este edificio data de la época zarista, contrariamente a lo que comenta públicamente la esposa de Anastás Mikoyán, que declara que el propio Beria hizo construir el edificio para él mismo. El águila bicéfala zarista, pintada en la escalera interior nunca se llegó a borrar. Asimismo son de notoria calidad artística los frescos pintados en el techo, las columnas y detalles judíos (estrellas de seis puntas) y masónicos (de ocho puntas), constantes a lo largo de la edificación. Me pregunto los motivos que impulsaron a Beria a quedarse allí, rodeado de tanto símbolo zarista, hebreo y masónico, y especialmente los motivos para su conservación. Se cuenta que Beria era un auténtico entendido de arte, adoraba el constructivismo. En la esquina del edificio hay un balcón enorme en el que cuentan se sentaba Beria a leer interminablemente. Uno de los inquilinos del edificio nos estuvo explicando la historia de la vivienda y de la familia Beria con total profusión de detalles. Hoy en día viven varias familias, ninguna de ellas relacionada con la saga Beria. En concreto los últimos Beria vendieron hace pocos años su apartamento, que fue comprado por unos belgas.













En la misma calle, en el número 13, Beria tenía sus oficinas de trabajo, cada día acudía andando desde su casa del número 17, la distancia son unos 100 metros.




En la carretera a Gori me encontré con este curioso edificio, típico de la arquitectura soviética brezhneviana.

A 65 km de la capital georgiana se encuentra Gori, cuna de Stalin y lugar de culto para todos aquellos interesados en la biografía del genial estadista. En la calle principal de la ciudad, la Avenida de Stalin se encuentra la Plaza de Stalin, con la famosísima y monumental estatua en su honor.



Un poco más adelante, al final del bulevard, se sitúa la casa natal de Stalin, un edificio de una planta, pequeño y modesto, con todo el mobiliario original, incluso la ropa de cama era la que utilizó Stalin. Tuve el honor de poder tocar todo lo que quise, sentarme en la cama, en la mesa de su despacho, debo reconocer que soy un fetichista.








A continuación se sitúa el edificio del Museo Stalin, un enorme palacio de dos plantas dedicado por completo a albergar la colección de objetos personales, fotografías e información sobre su vida, obra y milagros. Es destacable la estatua de la entrada y la extensa colección del interior. Entre los objetos de colección se encuentran regalos de mandatarios de todo el mundo durante la vida de Stalin, así como objetos comunes empleados por él cotidianamente, como puros, pipas o cuchillas de afeitar. Una de las cosas que más me impresionó fue la guerrera de Stalin, conservada en perfecto estado. Asimismo, se encuentra allí la máscara mortuoria esculpida por Manizer, sobrecogedora. En una habitación anexa se encuentra el despacho original de Stalin, con su mesa, silla, teléfono. Estuve sentado en él, tocándolo con verdadero apasionamiento, no me podía creer que allí se había sentado el mismísimo Stalin.
























En el exterior se encuentra expuesto el vagón personal de Stalin, decorado en su interior de forma correcta pero sin grandes lujos. Hay departamentos para varios miembros de seguridad, una cocina, el dormitorio personal con un baño completo que incluye una bañera, una sala de reuniones, etc. En este vagón Stalin solía desplazarse en sus viajes en el interior de la URSS. La abuela de mi chica en concreto vio a Stalin asomado a través de una de las ventanas en uno de sus viajes a Georgia, posiblemente en 1936, la última vez que visitó su tierra natal.





Stalin fue enviado a la ciudad costera de Batumi (Adjara) desde Tbilisi con la misión de organizar un Comité del Partido dirigido y centralizado. Desde el principio eludió el contacto con otros revolucionarios "freelance" y se dedicó a trabajar en fábricas, organizar huelgas y a tareas de agitación y propaganda. En la calle Pushkin se encuentra la casa donde vivió Stalin durante su estancia en Batumi. Es una vivienda también modesta, de una planta, habilitada como museo. Sorprende a su entrada un busto imponente de Koba. En el interior existen un montón de fotografías, objetos personales de Stalin y demás información. En concreto en la habitación dormitorio de Stalin, hay una autentica colección de objetos personales suyos, desde tinteros a cazos de cocina.












Como curiosidad en mi "RUTA ROJA" me encontré con el Café "KGB still watching you", decorado con fotografías alusivas al centro. Las sillas estaban numeradas como "Delo Nomir...", el menú tenía como cubiertas las tapas de los informes del KGB, la cuenta también estaba especialmente conseguida. En las paredes, abundantes fotografías, carteles y gráficos sobre la URSS. Incluso el retrete no se escapa a la decoración más kitsch.





Por desgracia no tuve ocasión de visitar Bagdadi (hoy conocida como Mayakovski), lugar de nacimiento del genial poeta. Ya tengo excusas para volver a Georgia y profundizar en el conocimiento de los verdaderos revolucionarios de la Unión Soviética. Sobra decir que tengo muchísimas fotografías de este viaje, las puedo proporcionar a quien guste.