
Cómo es el destino, abandonado en su Gólgota particular, la cúpula del MI6 daba ruedas de prensa desmintiendo lo evidente, mientras cantaba el gallo de la vergüenza durante tres veces. Sólo le acompañó en su hora final su "buen ladrón" particular, el traficante de armas Mario Scaramella. Hoy se ha conocido la noticia en la prensa británica: Litvinenko, ese entrañable fugitivo de ojos tristes, era un agente del MI6. Qué equivocados estábamos, los perros rabiosos del coronel Putin no acorralaron a un simple ciudadano que decidió hablar sobre el nuevo líder del Eje del Mal. No fue un castigo inmerecido por abrir la boca. Se vendió a una potencia extranjera, y eso se paga. El enemigo invisible acudió a su cita y le visitó la muerte. Ese es el castigo por alta traición al Estado.

Pero hay dos formas de morir: la valiente, reconociendo lo bueno y lo malo de una vida seguramente de película, sus errores y aciertos, tratando de reconciliarse consigo mismo antes del último viaje. O aprovechar el minuto de gloria de los medios de comunicación, aunque sea desde lo alto del madero, crucificado y moribundo, para intoxicar, mentir y difamar, siempre al Servicio de Su Majestad. Dios salve a la Reina!!!
