Puede, puede, Inmi. En España todo el mundo se siente con la autoridad moral suficiente como para opinar sobre todos los temas. Supongo que los rusos lo habréis notado. El profesor de la escuela pública es, por orden de prioridad, un funcionario que vive muy bien, cobra mucho y tiene muchas vacaciones (hablo en general). Si un niño suspende, es culpa del profesor. Si un niño aprueba, es mérito del niño. Puede parecer muy reduccionista, pero en líneas generales la opinión que flota en el ambiente es ésta. Hay mecanismos sociales que hacen que cierto colectivo pierda su credibilidad a favor de otro, aunque este último no tenga ninguna base fiable en el origen de sus opiniones. No quiero parecer crítico con todo lo que respecta a mi país, pero mi experiencia particular (y lo que se comenta en nuestro ambiente laboral) no me permite ser optimista ni demasiado condescendiente en este tema. Durante la II República los maestros se ganaron un gran prestigio porque introdujeron grandes novedades en la metodología y los contenidos, y los alumnos lo notaron después de años de instrucción supersticiosa y clasista. Durante el franquismo el maestro de escuela se ganó una gran autoridad legal a base de bofetadas y humillaciones (muy acorde con el régimen) mientras las familias condescendían, supongo que por miedo y por cierto respeto hacia la autoridad (el mismo que se tenía al cura del pueblo). Con la llegada de la democracia, España se modernizó y la educación pasó a un segundo término. El profesor de la escuela pública es el único funcionario al que se le puede insultar y que no pase nada (prueba con un guardia civil o con un inspector de haciendaInmi escribió:El profesor en España tiene poco poder. ¿Por qué un padre PUEDE quejarse y decir que a su hijo le dan muchos deberes? ¿Por qué debe preocupar tanto el fracaso escolar? El quien no quiere estudiar, que no estudie, es SU problema.

El fracaso escolar preocupa por varios motivos. Primero, porque cierra aún más el acceso al mercado laboral (y muchos padres temen que los hijos se queden más tiempo en casa). Segundo, porque un hijo universitario "viste" mucho socialmente. Y tercero, porque un país donde más de la mitad de la población no tiene la educación secundaria superada, no es muy atractivo de cara a las inversiones extranjeras (a no ser que sea para pagar sueldos a niveles asiáticos). Creo que hay un índice socioeconómico que tiene en cuenta el nivel socioeducativo y todos los partidos políticos quieren presumir de que han ayudado a su crecimiento.