El primero, la terraza de un bar que se encuentra en la parte trasera del hotel Pribaltiskaya. Estuve allí a finales de julio y me alucinó ver cómo se hacía de noche en el horizonte del mar, mientras a un lado seguía viéndose la luz de sol, en el otro se hacía la noche. Fue un bonito espectáculo. Y con un par de cervezas aún mejor

El segundo, un restaurante cuyo nombre no recuerdo, pero localizaría rápidamente en caso de que siga existiendo, al comienzo de Nevski Prospekt, cerca de Dvortsovaya Ploschad (donde el Palacio de Invierno). Entras a un patio interior, donde están las mesas. De precio estaba estupendo y en el menú, los más típicos platos de la cocina rusa. Igual se llamaba Stroganoff... aunque igual es que comí un stroganoff y me ha quedado esa extraña asociación de ideas, je.
El tercer sitio, una fuente que está en los Jardines del Almirantazgo (creo que se puede traducir así), también muy cerca de Dvortsovaya Ploschad, donde a las siete de la tarde empezaba todos los días un espectáculo chorros de agua en la fuente acompañado de música clásica por unos altavoces. Me llamó la atención ver tanta gente alrededor de la fuente esa y resulta que esperaban al espectáculo.
Normalmente siempre prefiero los sitios al aire libre, o sitios más cotidianos, antes que los museos o los interiores de edificios. En Internet puedes encontrar visitas virtuales, documentales, existen libros en todas las librerías... aunque claro que no es lo mismo comprar un cd con la vista al Ermitage que visitarlo en persona. Todo depende del tiempo del que disponga uno en el viaje.
Bueno, ya que escribía hace un rato sobre cuál podría ser uno de mis sitios favoritos en Moscú, quería hacer lo mismo con Piter, aunque no la conozca igual de bien.