jozsi escribió:Muy bueno tu comentario, Kozhedub, habrá sido difícil conseguir la tercera estrella, pero es merecida

Tienes un coche negro esperando...
Moderador: casarusia
“sino a la forma burguesa del mismo”. Lo siento, no me lo creo, más me creo esto (atención a la negrita y al subrayado que son míos):Kozhedub escribió: Sobre el texto de Figues, éste incurre en una serie de incoherencias internas nada desdeñables, pero sobre todo en una tergiversación de los datos en algunos casos notable. Por falta de tiempo, señalaré sólo las que me han parecido más destacables:
Los bolcheviques no se mostraban hostiles al mercado como tal, sino a la forma burguesa del mismo y a la idea de que aquél, por sí mismo, era capaz de regular la marcha de la economía y satisfacer las necesidades de la población..Figues escribió:Si no se hubieran mostrado tan hostiles al mercado, los bolcheviques podrían haber utilizado este sistema de comercio colectivo para que llegaran alimentos a las ciudades y proveer a la industria. Por primitivo y caótico que fuera, podía ser más eficiente que el monopolio estatal sobre los suministros alimenticios que, en mayo de 1918, empezaron a introducir como fundamento de su economía planificada.
Me he saltado este párrafo, ya lo contestaré más adelante.Kozhedub escribió:No queda claro a qué sistema de comercio colectivo se refiere Figues; si es al planteado por los socialistas revolucionarios (SR),...
Kozhedub escribió:La tesis de Figues es cierta sólo en parte. Al comunismo de guerra se llegó no de manera directa, sino tras dos tentativas previas y fallidas de impedir su adopción, tentativas que ya he expuesto. Es decir, no formaba parte de los objetivos iniciales de los bolcheviques, pues de ser así lo hubieran adoptado directamente. Hay además un fallo en las fechas que hace que su aseveración final sea insostenible: el comunismo de guerra se no se siguió manteniendo un año después de la derrota de los blancos. Primero, dicha derrota se produce en noviembre de 1920, y segundo, en primavera de 1921 se produce la invasión polaca, sin olvidar que Japón mentendrá sus tropas en territorio soviétio hasta 1922. Las calamidades se sucedían una tras otra:Figues escribió:A menos que se reconozca este hecho fundamental (que la política del comunismo de guerra fue contemplada por los bolcheviques como un instrumento de lucha contra sus enemigos sociales o <<internos>>) es imposible explicar por qué esta política se siguió manteniendo un año después de que los Ejércitos blancos fuesen derrotados.
(M. Liebman, Leninism under Lenin, p. 346)"En julio de 1918, Lenin dijo: 'El pueblo está como un hombre al que se le ha golpeado casi hasta la muerte'. En enero de 1919: 'Las masas hambrientas están exhaustas y [su] agotamiento es a veces más que lo que la resistencia humana puede soportar'. En diciembre de 1919: 'Estamos sufriendo una crisis desesperada, un [nuevo] flagelo nos azota, los piojos, y el tifus está acribillando a nuestras tropas... ¡O los piojos derrotan al socialismo, o el socialismo derrotará a los piojos!'. En diciembre de 1920 habló de 'condiciones espantosas'; en abril de 1921, de 'la situación desesperada'. En junio de 1921 dijo: 'Ningún país ha sido tan devastado como el nuestro"
Pues bien, la NEP es planeada ya en el invierno entre 1920 y 1921, y discutida en el el X congreso, de marzo de 1921. Es decir, se esboza apenas se consuma la derrota de los blancos, y se somete a la confianza del Partido apenas cinco meses después, sin olvidar que los frentes de guerra seguían abiertos (por ejemplo, con los polacos y los japoneses) ¿Dónde está ese "año" del que nos habla Figues para probar su teoría?. En su imaginación.),...
Como entrar en el tema de la Comuna nos llevaría a un debate largo, solo voy a dejar algunos apuntes (el resto será contestado posteriormente en siguientes mensajes):Kozhedub escribió: Tampoco hila muy fino en sus alusiones a la Comuna de París de 1871:
...
(A menos que lo digas al pie de la letraKozhedub escribió:En cuanto a la Comuna, dos cosas: aun aislada, no fue derrotada por el hambre. Bismarck, burgués antes que alemán, permitió que el mismo ejército francés recién aplastado en Sedán por los prusianos se volviera contra la Comuna.
¿Cómo iba a hacerse con las riendas del Estado si la Comuna había convertido a París en una auténtica ciudad-estado sin apenas apoyo ni siquiera en las ciudades más cercanas?Kozhedub escribió:Precisamente, aunque Marx aplaudiera la comuna como modelo de fase transitoria de la "dictadura del proletariado", él y sobre todo Engels señalaron errores gravísimos en la revuelta. Los comuneros franceses, en lugar de proceder a hacerse con las riendas del Estado, antepusieron la revolución como meta.
La diferencia fundamental de la represión o guerra contra “su propio pueblo” es en la escala (de varios millones en el caso soviético, no de algunas decenas de miles como en el caso Comunero, de París, claro).Kozhedub escribió:De tal manera, el estado francés, con sus resortes intactos pese a su reciente derrota, pudo volver contra su propio pueblo (algo que se supone sólo hacen los soviéticos) a lo que quedaba del ejército y aplastar el alzamiento popular. Y era esto lo que más preocupaba precisamente a los bolcheviques, el que la pérdida del control de los resortes estatales condujera a la indefensión de las nacientes estructuras revolucionarias.
Se podría atacar esta acusación desde multitud de frentes. Marx no tuvo que suavizar ninguna propuesta, pues ya en el Manifiesto de 1848 aparecía una explicación tan clara como contundente del posicionamiento del comunismo ante el fenómeno de la propiedad y al carácter histórico de ésta. Lo más peculiar es que el propio Marx ya había criticado irónicamente la tesis defendida por Santos Mercados Reyes (significativos apellidos los suyos, lo lleva difícil para ser de izquierdas)... con más de un siglo de anticipación. S.M.R no se dio por aludido...Santos Mercados Reyes escribió:Nadie es dueño de nada. Nadie tiene derechos de propiedad privada sobre una fábrica, una casa, ni sobre los zapatos que calza. Más aún, usted no es dueño ni de su persona. Esto sería marxismo puro. La primera consecuencia es que nadie puede vender nada. Nadie puede intercambiar nada porque nadie es dueño de nada. En otras palabras, no puede haber comercio. Pero la sociedad tiene que sobrevivir a pesar de que nadie es dueño de nada. ¿Cómo es posible esto? La respuesta es que se requiere un grupo de personas para que decidan todo lo que esa sociedad debe producir. Este grupo es el que organizará a la gente para que unos hagan zapatos, otros pantalones, casas, televisores, etc. No solo debe tomar decisiones de producción sino también debe decidir cómo distribuir, cuánto y a quién. Observe que en esta sociedad, naturalmente, no puede existir el dinero pues éste solo tiene sentido en una economía de propiedad privada.
Las proposiciones teóricas de los comunistas no descansan ni mucho menos en las ideas, en los principios forjados o descubiertos por ningún redentor de la humanidad. Son todas expresión generalizada de las condiciones materiales de una lucha de clases real y vívida, de un movimiento histórico que se está desarrollando a la vista de todos. La abolición del régimen vigente de la propiedad no es tampoco ninguna característica peculiar del comunismo.
Las condiciones que forman el régimen de la propiedad han estado sujetas siempre a cambios históricos, a alteraciones históricas constantes.
Así, por ejemplo, la Revolución francesa abolió la propiedad feudal para instaurar sobre sus ruinas la propiedad burguesa.
Lo que caracteriza al comunismo no es la abolición de la propiedad en general, sino la abolición del régimen de propiedad de la burguesía, de esta moderna institución de la propiedad privada burguesa, expresión última y la más acabada de ese régimen de producción y apropiación de lo producido que reposa sobre el antagonismo de dos clases, sobre la explotación de unos hombres por otros.
Marx y Engels, "Manifiesto Comunista", ed. original 1848. V. Ed. Alianza, 2003, para la edición impresa, con algunas diferencias de traducción. Enlace completo a la edición digital:Se nos reprocha que queremos destruir la propiedad personal bien adquirida, fruto del trabajo y del esfuerzo humano, esa propiedad que es para el hombre la base de toda libertad, el acicate de todas las actividades y la garantía de toda independencia.
¡La propiedad bien adquirida, fruto del trabajo y del esfuerzo humano! ¿Os referís acaso a la propiedad del humilde artesano, del pequeño labriego, precedente histórico de la propiedad burguesa? No, ésa no necesitamos destruirla; el desarrollo de la industria lo ha hecho ya y lo está haciendo a todas horas.
¿O queréis referimos a la moderna propiedad privada de la burguesía?
Decidnos: ¿es que el trabajo asalariado, el trabajo de proletario, le rinde propiedad? No, ni mucho menos. Lo que rinde es capital, esa forma de propiedad que se nutre de la explotación del trabajo asalariado, que sólo puede crecer y multiplicarse a condición de engendrar nuevo trabajo asalariado para hacerlo también objeto de su explotación. La propiedad, en la forma que hoy presenta, no admite salida a este antagonismo del capital y el trabajo asalariado. Detengámonos un momento a contemplar los dos términos de la antítesis.
Ser capitalista es ocupar un puesto, no simplemente personal, sino social, en el proceso de la producción. El capital es un producto colectivo y no puede ponerse en marcha más que por la cooperación de muchos individuos, y aún cabría decir que, en rigor, esta cooperación abarca la actividad común de todos los individuos de la sociedad. El capital no es, pues, un patrimonio personal, sino una potencia social.
Los que, por tanto, aspiramos a convertir el capital en propiedad colectiva, común a todos los miembros de la sociedad, no aspiramos a convertir en colectiva una riqueza personal. A lo único que aspiramos es a transformar el carácter colectivo de la propiedad, a despojarla de su carácter de clase.
Hablemos ahora del trabajo asalariado.
(...)
En la sociedad burguesa, el trabajo vivo del hombre no es más que un medio de incrementar el trabajo acumulado. En la sociedad comunista, el trabajo acumulado será, por el contrario, un simple medio para dilatar, fomentar y enriquecer la vida del obrero.
En la sociedad burguesa es, pues, el pasado el que impera sobre el presente; en la comunista, imperará el presente sobre el pasado. En la sociedad burguesa se reserva al capital toda personalidad e iniciativa; el individuo trabajador carece de iniciativa y personalidad.
¡Y a la abolición de estas condiciones, llama la burguesía abolición de la personalidad y la libertad! Y, sin embargo, tiene razón. Aspiramos, en efecto, a ver abolidas la personalidad, la independencia y la libertad burguesa.
Por libertad se entiende, dentro del régimen burgués de la producción, el librecambio, la libertad de comprar y vender.
(...)
Os aterráis de que queramos abolir la propiedad privada, ¡cómo si ya en el seno de vuestra sociedad actual, la propiedad privada no estuviese abolida para nueve décimas partes de la población, como si no existiese precisamente a costa de no existir para esas nueve décimas partes! ¿Qué es, pues, lo que en rigor nos reprocháis? Querer destruir un régimen de propiedad que tiene por necesaria condición el despojo de la inmensa mayoría de la sociedad.
Nos reprocháis, para decirlo de una vez, querer abolir vuestra propiedad. Pues sí, a eso es a lo que aspiramos.
Kozhedub escribió:y, por cierto, la alusión de Lenin de impedir que los burócratas controlen la economía es todo un ataque bajo la línea de flotación de la posterior burocratización del Partido emprendida por Stalin y de los principios de la economía planificada... desde arriba. Lenin ya estaba vaticinando las causas del final de la URSS (a muchos años vista aun).
Kozhedub escribió: Por lo demás, Santos sufre el típico cortocircuito que le da a los neoliberales cada vez que tienen que pensar en cifras más altas que el uno (o sea, el Yo).
Aunque el tema no termina aquí.
Pero como mañana tengo que trabajar utilizando mis "medios de producción" dejamos el resto para más adelante, que no son horas.![]()
Un cordial saludo.
Tú mismo reconoces que la paz con Polonia se firma en 1921. Me parece que es una contradicción flagrante. Y otra, no menos llamativa, y lo reitero, la de Figues: afirma que el comunismo de guerra se mantuvo más de un año después de acabada la guerra, ¿me equivoco? Pues miente. Si los ejércitos blancos son definitivamente derrotados en noviembre de 1920 y la abolición del comunismo de guerra se planea ese mismo invierno y se discute ya a nivel oficial en el congreso de marzo... cuenta tú mismo. Aún olvidándonos de los polacos y los japoneses (que no es poco) las cuentas de Figues no salen ni comprimiendo el calendario.Jagellon escribió:y lo más importante la guerra se libró entre 1919-1920 y no en 1921 como tú habías dicho (a lo sumo alguna escaramuza, si es que la hubo, porque a principios de 1921 se firma la paz). O sea: en un año de los más álgidos de la Guerra Civil Rusa, 1919, y en el definitivo declive de su intensidad, 1920.
Tranquilo, no voy a convertir al amigo junker en un modesto funcionario de la clase media. Lo califiqué de burgués porque ése fue el modelo de sociedad que defendió. Salvo que ahora demuestres que la Alemania decimonónica era un estado feudal.Jagellon escribió:A menos que lo digas al pie de la letra ), ¿Bismarck burgués? a lo mejor le gustaba el mundo de los negocios pero yo creía que era más que nada nacionalista y NOBLE.
Jagellon, ¿por qué te crees que Marx criticó la comuna?...Jagellon escribió:¿Cómo iba a hacerse con las riendas del Estado si la Comuna había convertido a París en una auténtica ciudad-estado sin apenas apoyo ni siquiera en las ciudades más cercanas?
Espero que tenga usted el favor de indicarme la ideología de Figues, sino no le es molestia,Kozhedub escribió:Aquí cambiamos la incorrecciones por la libre interpretación de la ideología. Cuando en ciertos sectores del marxiasmo se habla de "guerra civil" se habla del enfrentamiento inevitable entre clases a nivel de cada país. Según "El manifiesto comunista", el proletariado de cada país debe primero ajustar cuentas con sus respectiavs burguesías, y sólo "En la medida en que se suprime la explotación de un individuo por otro, se suprime la explotación de una nación por otra" ("Manifiesto Comunista, Mrx y Engels, Alianza, P.66). Las revoluciones de 1830, 1848 y la propia Comuna del 71 son ejemplos de lo dicho: el poder nunca renuncia pacíficamente a sus privilegios, por tanto toda rebelión o insurrección conduce fatalmente o a la lucha armada o a la derrota a manos de las fuerzas armadas de la reacción. Todos los ejemplos citados fueron alzamientos populares aplastados por la fuerza por los respectivos poderes de cada Estado, es decir, "guerras civiles" (hubo naturalmente excepciones: ante el pueblo, los respectivos gobiernos suelen dejar de lado sus diferencias y echarse una mano en la represión: las fuerzas zaristas intervienen en Hungría, las francesas reponen al Papa en Roma, los prusianos intervienen en varios estados alemanes... a la hora de la verdad, las clases dirigentes tienen más "conciencia de clase" que las populares, y saben hacer valer muy bien sus privilegios).Figues escribió:Para Lenin y la mayoría de sus seguidores, la guerra civil era una fase vital de cualquier revolución social. <<La guerra civil es lo mismo que la guerra de clases –declaró uno de los dirigentes bolcheviques en Bakú-. Apoyamos la guerra civil, no porque estemos sedientos de sangre, sino porque, sin lucha, los opresores no renunciarán a sus privilegios en favor del pueblo.>> Los bolcheviques consideraban que la guerra civil no era más que una forma violenta de lucha de clases. No existía una distinción real, desde su punto de vista, entre el conflicto militar y el conflicto social en las ciudades y aldeas.
Figues interpreta que Lenin buscaba una guerra y es falso.
¿Ha estado hibernado este personaje durante los últimos cuarenta o cincuenta años? ¿Cómo ha conseguido ignorar la ingente avalancha de propaganda y alegatos anticomunistas o antisoviéticos que han desfilado por los medios de comunicación, bibliotecas o salas de cine a lo largo de todo este tiempo? ¿Va a intentar convencernos de que la gente no sabe qué es "Archipiélago Gulag", de que Jiménez Losantos o César Vidal son dos perfectos desconocidos para el ciudadano medio español, de que los occidentales nunca han hecho películas de propaganda contra la URSS o China (o Cuba, ahí están el mismísimo Hitchcock y su "Cortina rasgada")? ¿Fueron mitos la "caza de brujas" norteamericana o la legendaria descripción reaganista de la URSS como el "Imperio del mal"? ¿Desde cuándo Stalin o Pol Pot eran marxistas (es más, podría explicar por qué sólo Pekín y Wahington reconocieron oficialmente el régimen de este último que, por cierto, fue derrocado por el ejército vietnamita, de orientación prosoviética)? Teniendo en cuenta la ingente masa de pesudoliteratura o pseudohistoria que se escribe cotidianamente sobre el particular, sólo puedo tomarme lo del "acuerdo sutil" como una broma de mal gusto.Samuel Gregg escribió:La ironía está en que mientras millones saben hoy acerca de los atroces crímenes de los nazis, pocos conocen las atrocidades cometidas por Lenin, Stalin, Castro, Pol Pot y otros marxistas. Es como si existiera un acuerdo sutil para no discutir estos crímenes.
Amor a Dios no, es cierto. Marx era ateo porque consideraba que el ser humano tenía la suficiente dignidad "per se" para hacer innecesaria la creación fabulosa de un ser superior que diera sentido a su existencia. Es Gregg en cualquier caso el que no está muy seguro de la dignidad humana y por eso necesita un Dios que le de sentido. Es más, si no hay lugar para el amor al prójimo, ¿por qué Marx denunciaba las brutales condiciones de trabajo de sus contemporáneos, o exigía una supresión del trabajo infantil (en una época en la que la edad media de incorporación al trabajo en talleres era de seis años, y niños menores de cinco trabajaban en las minas) ("El Capital", Libro I, Vol. II, Ed. Akal, 2000)? ¿Por qué tanto discurso emancipatorio o reivindicativo si para él el ser humano "no vale nada"?Gregg escribió:La diferencia es que el Cristianismo contiene criterios morales de acuerdo con los cuales es posible juzgar y condenar tales acciones por parte de los cristianos. El marxismo nunca tuvo y jamás podrá tener esos estándares. Porque en la filosofía marxista no hay sitio para el amor a Dios y el amor al prójimo.
Aquí percibimos ciertos problemas de origen etílico. Precisamente si se es materialista se es consciente de que existen diferencias substanciales entre estar vivo o muerto (otros en cambio, como creen en "la otra vida" no ven tales diferencias...) o entre leer y pescar, ya que son actividades distintas con frutos y consecuencias distintos y en contextos diferentes. Por desgracia, no es lugar para explicar las bases filosóficas del marxismo o de la dialéctica. Que Gregg tampoco conoce.Gregg escribió:Para los verdaderos materialistas, no puede haber diferencias cualitativas entre leer y pescar, trabajar o dormir, vivir o morir. Todo tiene el mismo valor y por eso no tiene valor.
Otro despiste (no da una). La violencia sistemática no es remedio para nada. Marx no descartaba el recurso a la violencia, pero no como elemento fundacional de una revolución, sino como algo inevitable dado el carácter histórico de las transformaciones sociales: ningún sistema o élite han cedido sus privilegios sin el recurso a la violencia o sin amenazar con su uso. No es por tanto la violencia algo sistemático, sino coyuntural, se emplea sólo cuando todas las demás vías se han agotado. En el caso soviético, de no haber mediado la agresión blanca el Ejército Rojo nunca hubiera alcanzado sus dimensiones y sus componentes se hubieran quedado en las fábricas en lugar de tener que marchar a luchar con los que no querían perder sus privilegios.Gregg escribió:Porque si el Marxismo es verdad y el materialismo también, entonces la violencia sistemática para el logro de metas políticas es aceptable.