Editorial Debate, 22 €

El segundo, titulado Sin inventar nada. El polvo anónimo del Gulag, de Lev E. Razgon (al final se dan datos del autor), forma ya parte de la llamada "literatura del Gulag".
Cuando los recuerdos autobiográficos de Lev E. Razgon empezaron a publicarse en revistas de la URSS en 1987, algunos de ellos llevaban más de veinte años escritos: fue necesaria la glasnost para que pudieran ver la luz, pero desde entonces se convirtieron en una pieza imprescindible de la literatura del Gulag, reconocida al lado de las obras de Evgenia Ginzburg, Shalamov o Solzhenitsin. A diferencia de éstos, sin embargo, el testimonio de Razgon de los diecisiete años que llegó a pasar en campos de trabajo, entre 1938 y 1955, se caracteriza por su moderna estructura fragmentaria, por su narración chejoviana, por su yo poco intruso que aspira menos a reconstruir la propia experiencia que a recordar -como un imperativo ético- la vida de los demás: la vida de quienes cayeron en el olvido, transformados en «polvo anónimo de Gulag». Razgon, que pertenecía en 1937 a la elite del Partido, fue testigo de trágicas mudanzas y por las páginas de sus memorias desfilan tanto presos comunes, vigilantes y verdugos, como príncipes afganos, esposas de presidentes o heroicos militares condecorados. Ninguno de ellos es tratado como un «caso típico», sino en lo que tiene de «único, original, irrepetible», y por cómo afronta, ya no lo que pasó, siempre absurdo y enloquecedor, sino «qué nos está pasando y qué nos espera».
"Sin inventar nada" es un clásico del siglo XX: no sólo conmueve como documento, sino por su calidad literaria excepcional.
Alba Editorial, 26,50 €

LEV E. RAZGON
Lev EmmanuIlovich Razgon nació en 1908 en Gorki, Bielorrusia, de una familia judía. En la década de 1920 se trasladó a Moscú. Fue monitor en centros de vacaciones para la juventud soviética y trabajó como periodista y editor de literatura infantil y juvenil. Se casó con Oksana Boki, hija de Gleb Boki, revolucionario bolchevique y jefe de la Cheka de Petrogrado, e hijastra de Iván Moskvin, jefe del departamento de personal del Comité Central. En 1934 asistió al XVII Congreso del Partido. En 1937, en una purga stalinista, Boki y Moskvin fueron fusilados, y Razgon y su esposa detenidos y condenados en 1938 por difundir «propaganda antisoviética»; Oksana, diabética y sin cuidados, murió en un campo de tránsito unos meses después. Hasta su definitiva liberación y rehabilitación en 1955, Razgon llego a pasar diecisiete años en campos de trabajo, con períodos de libertad sin derechos civiles y nuevas condenas por «calumnias a un jefe del partido». En 1987, comenzó a publicar en las revistas "Ogoniok" y "Yunost" los recuerdos de su experiencia que, en forma de libro y con el título de "Sin inventar nada", aparecerían en 1989. Colaboró con Sajarov en la fundación de la sociedad Memorial en pro de los derechos humanos, y formó parte de la Comisión de Gracia y Justicia creada por Yeltsin para la abolición de la pena de muerte y la reforma del sistema judicial. En 1992 recibió el premio Sajarov. Murió en 1999.