IDEALE AUDIENCE
Ref.: DVD9DS33 (1 DVD)
Duración: 188'
Precio: 29,90 €
Salud.El tiempo, ese tiempo que es siempre la materia prima de los documentales de Alexander Sokurov y que en Diálogos con Solzhenitsyn convoca la gran presencia del autor de Archipiélago Gulag o Un día en la vida de Iván Denisovich. Es un tiempo que parece correr lentamente, acompasado por el paso de las nubes, por el sonido de un viejo carillón, por el rumor del viento que agita las hojas de los árboles, por el sonido de la pluma al deslizarse sobre el manuscrito en el que trabaja el escritor ruso. Es un tiempo cuyo presente contiene a la vez diferentes estratos del pasado, un pasado en blanco y negro que surge en forma de retrato de Chejov o, pretérito imperfecto, de las imágenes documentales que muestran esa pesada rueda movida por unas "almas muertas", oscura proyección de la estructura cíclica y doliente de la existencia humana.
Sokurov no se plantea en estos diálogos grabados en 1996 una reconstrucción de la biografía de Solzhenitsyn [expediente sin embargo bien solventado con la inclusión de algunas fotos de archivo que sirven para practicar aperturas hacia el pasado colectivo de la época de la Unión Soviética; ciertas lagunas son en cambio curiosas, ni siquiera se cita el Nobel recibido en 1970 y los seguros cambios que trajo a la vida del autor]. Lo que interesa al cineasta es más bien mostrar la pertinencia de un mensaje moral, actual en gran medida aunque con componentes antiilustrados y que conecta con la gran herencia literaria y cultural rusa, la de Tolstoi, Dostoyevski, Platonov, Florenski o Tarkovski, por citar unos cuantos. Con ellos comparte Solzhenitsyn -resumiendo groseramente- la idea de que el progreso material conlleva necesariamente un declive espiritual que arrastrará a la humanidad a su destrucción, el apego a la tierra rusa y a la autenticidad existencial de las formas de vida tradicionales o el sacrificio y el sufrimiento como vía sustantiva enriquecedora del alma. Pero en este ideario se encuentra también la fe inquebrantable en el arte como triunfo de una verdad superior sobre la mentira y la banalidad, el saber que aún habitando un mundo dominado por la violencia y la brutalidad es posible ofrecer resistencia ética ("la violencia puede invadir el mundo pero no a través de mí") o lo que Solzhenitsyn considera quizá la más pura cristalización de su proyecto moral: "Conseguir desarrollar en el tiempo que se nos ha destinado cualidades que sobrepasen, aunque sólo sea un poco, nuestras capacidades iniciales".
Conversaciones con Solzhenitsyn se divide en dos partes. En la primera, El nudo, Sokurov nos introduce en el ámbito íntimo del escritor. En su despacho, donde el silencio se abre como una dimensión acogedora para la creación, el realizador filma con detalle las envejecidas manos del autor mientras escribe y sus ojos, su boca, la barba, los humildes objetos que llenan su mesa de trabajo; a la vez nos da a escuchar su respiración, las inflexiones de su voz, los crujidos de la madera cuando éste se desplaza por la estancia: "Escucho su voz, veo sus ojos. Y lo memorizo todo". Es como si la cámara se incrustara en el tiempo del escritor para auscultar todos los matices de su presencia física y mostrar el extraordinario equilibrio entre materia y espíritu que parece caracterizar la humanidad de Solzhenitsyn.
Al novelista y al realizador les acompañaremos en un paseo por el bosque cercano, convertido en fuente fresca y verdosa de energía capaz de brindrar sosiego a un ya cansado Solzhenitsyn que siempre ha necesitado "vivir en contacto directo con la tierra". Escrutan el tronco de un árbol abatido por el rayo y los anillos les proporciona alguna idea de su antigüedad. La vejez, cuando "los recuerdos afloran"; la longevidad, cuando al hombre le es permitido "comprender por fin lo que en el curso de la vida no podía entender o ni siquiera discernir".
En la segunda parte, Conversaciones, Sokurov abandona el tono elegíaco y los motivos visuales más poéticos de su cine (la naturaleza manifestada por neblinas, cielos encapotados o caída de copos de nieve, exploración del universo objetual, alternancia de color y blanco y negro) para servirse del plano fijo como herramienta de análisis. Las palabras de Solzhenitsyn, surgidas del diálogo o de la fértil discusión con un Sokurov casi siempre en fuera de campo, ganan así en resonancia. Los asuntos son los grandes temas que informan la novelística del autor: la belleza y la bondad como contrapunto a la barbarie, la perfección escondida del hombre y del universo, la lucha contra la desesperanza, la necesidad de una literatura enraizada en el suelo de lo espiritual, la moral como punto de fuga obligatorio de las acciones humanas...
Un trabajo fundamental de Sokurov, que en diálogo con Solzhenitsyn nos abre nuevos accesos al corazón de su propio territorio creativo.
Javier Palacio