El 23 de octubre de 1956 Hungría se reveló contra la política impuesta por la URSS, aprovechando el momento de transición que se vivía tras la muerte de Stalin en 1953. La crítica de Nikita Kruschev en el XX Congreso del PCUS contra los desmanes de Stalin había vuelto a encender los deseos revolucionarios del pueblo húngaro que solicitó libertad para elegir su propia vía al socialismo.
El siguiente documental emitido por RT el pasado 22 de octubre profundiza sobre esta revolución, cuyas consecuencias se extendieron a otras ex-repúblicas y también a algunos partidos de izquierdas occidentales que empezaron a virar hacia el centro:La revolución comenzó como una protesta estudiantil que atrajo a miles de personas mientras marchaba por el centro de Budapest hacia el edificio del Parlamento húngaro. Una delegación estudiantil que entraba al edificio de la radio estatal con la intención de transmitir sus demandas fue detenida. Cuando los manifestantes exigieron la liberación de la delegación, la policía política húngara (Államvédelmi Hatóság o ÁVH) abrió fuego desde los tejados de los edificios circundantes. Algunos soldados soviéticos dispararon a la ÁVH, creyendo por equivocación que estaban siendo objeto de un ataque y los manifestantes contestaron con disparos ayudados por las armas tomadas de la ÁVH o brindadas por los soldados húngaros que se unieron al levantamiento.
La noticia se difundió rápidamente y llevó al estallido de desórdenes y violencia en la capital. La revolución se expandió por toda Hungría y el gobierno de András Hegedüs fue derrocado. Miles de civiles se organizaron en milicias para combatir a la Policía Estatal de Seguridad (ÁVH) y a las tropas soviéticas. Comunistas pro-soviéticos y miembros de la ÁVH fueron ejecutados o encarcelados, en tanto que antiguos prisioneros políticos fueron liberados y armados. Consejos improvisados arrebataron el control municipal al partido comunista húngaro y exigieron cambios políticos. A la cabeza del nuevo gobierno, Imre Nagy disolvió formalmente la ÁVH y declaró su intención de retirarse del Pacto de Varsovia y convocar a elecciones libres. Al terminar los combates a fines de octubre, volvió una sensación de normalidad.
Para noviembre de 1956, Moscú ya tenía muy en claro que el máximo dirigente comunista húngaro, Imre Nagy, no podía ni quería controlar esa actividad política nueva e independiente. A diferencia de lo sucedido con las Protestas de Poznań, la Revolución húngara estaba cuestionando el estilo de gobierno estalinista y, por tanto, amenazaba la naturaleza misma del régimen pro-soviético de partido único. Así, tras haber anunciado su voluntad de negociar la retirada de las fuerzas soviéticas, el Politburó cambió de idea y se movilizó para aplastar por su cuenta la revolución.
Aprovechando que Occidente se encontraba dividido a causa de la crisis de Suez, el Ejército Rojo movilizó unos 31.550 soldados y 1.130 tanques y el 4 de noviembre de 1956 atacó Budapest. La resistencia organizada finalizó el 10 de noviembre, la revuelta fue aplastada y comenzaron los arrestos en masa, lo que provocó que unos 20.000 húngaros huyeran en calidad de refugiados. El balance final fue de 722 muertos y 1.251 heridos del bando soviético; y un estimado de 2.500 muertos y 13.000 heridos de parte de los húngaros sublevados, aunque luego, fueron ejecutadas unas 2.000 más. Para enero de 1957, el nuevo gobierno instalado por los soviéticos y liderado por János Kádár había suprimido toda oposición pública.
Las acciones soviéticas provocaron el rechazo de marxistas occidentales, favorecieron la percepción general de que el estalinismo era tanto irreversible como antidemocrático; sin embargo, la discusión pública acerca de esta revolución fue prohibida en Hungría durante más de 30 años, aunque, desde los años 80, ha sido objeto de intenso estudio y debate. Con la creación de la Tercera República Húngara en 1989, el 23 de octubre fue declarado fiesta nacional en Hungría en conmemoración a la Revolución de 1956.
Bandera agujereada. Puesto que tenía en su centro el escudo comunista húngaro, éste fue recortado y así la bandera se convirtió en símbolo de la revolución
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