Transnistria

Las repúblicas de la ex-URSS.

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Siberia
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Transnistria

Mensaje por Siberia »

Estos días se está hablando mucho en los medios de este estado (no reconocido internacionalmente), porque se piensa que el deseo de Moscú es "hacerse con un corredor que vaya desde Transnistria a Crimea por toda la costa del Mar Negro":
Resulta difícil encontrar las palabras para definir un lugar que no resiste comparación alguna en el mundo. Tan sólo hay un periódico y un canal de televisión oficiales en un país a poco más de una hora de vuelo del corazón de Europa. Junto a una noria idéntica de la que había en Chernobyl antes de la catástrofe, pasean distraídos ancianos vestidos con gastados uniformes militares con sus medallas y jóvenes con pendientes en la orejas y monopatines.

Un millar de muertos por el lado transnistrio y multiplicado por tres en el bando moldavo fue el balance de bajas en la guerra civil... para que finalmente fuera Boris Yeltsin el que firmase el tratado de paz, como se recoge en el ejemplar del Moldova Souverana que se expone en el Muzeul Armatei Nationale de Chisinau. En las calles de Tiraspol, mientras, se anuncian fiestas en discotecas con fotos de gatos y de chicas llamativas.


Comparación con Ucrania

Surgen preguntas al ver esta situación (¿Qué es Transnistria? ¿Cuál es la comparación de lo que pasa en Moldavia lo que sucede en Ucrania?). Recuerdo una conversación que sostuve en el Muzeul Armatei Nationale, en Chisinau, con la historiadora Natalie Codrenau:

-Resulta difícil saber bien qué somos: hemos estado sometidos a los otomanos muchos años, luego llegaron los rusos, posteriormente Rumanía y acabaron volviendo los rusos pero en plan soviético. La sociedad moldava está dividida, como de algún modo pasa también en Ucrania. Si tuviera que elegir, diría que somos Besarabia (como el Imperio ruso identificó la parte oriental del principado de Moldavia).

-¿La división social es la que provocó la escisión de Transnistria en 1992, algo que suena a lo que pasa en Ucrania?

-Entre 1787 y 1791 el Imperio Ruso creció mientras menguaba el Otomano. Los rusos establecieron su frontera occidental en el río Dniéper, con lo que la franja de tierra que es hoy Transnistria quedó bajo su control. Previamente, durante el reinado de Stefan cel Mare (Esteban III el grande y santo) en el siglo XV, Moldavia llegó a controlar una extensión de tierras que llegaba a la península de Crimea. De hecho, la segunda mujer de Stefan era de allí. De aquello no queda ni rastro. Nuestra historia corre paralela a la de Rumanía. La Moldavia actual es un invento de rusos y alemanes cuando se dividieron sus respectivas zonas de influencia en Europa con el pacto Ribbentrop y Molotov, de no agresión entre nazis y soviéticos... Lo que sucedió en 1992 en Transnistria es el antecedente a la escisión de Crimea en Ucrania, y en realidad una consecuencia de aquel acuerdo de 1939. Esa franja al este del río siempre se ha sentido más cerca de Moscú que de Chisinau. Aunque no se diga oficialmente, fueron los rusos los que promovieron la guerra. Se sabe que militares del alto mando moldavo fueron traidores, porque dieron órdenes específicas que permitieron que los tanques y acorazados rebeldes pasaran el río, cuando tenían aviones bombarderos para impedirlo. Había mucha gente que tenía intención de crear ese país artificial.

-¿Transnistria es un lugar donde realmente se practica el comunismo?

-Eso dicen oficialmente, pero la realidad es que tienen un capitalismo salvaje. Y además insostenible. Si Rusia no estuviera prestando ayuda financiera constante, en un mes colapsaría y tendría que regresar con Moldavia. Los moldavos somos un pueblo acostumbrado a sufrir. Cuando mandaba la URSS, los pobres trabajaban en el campo mientras que los rusos ocupaban los mejores cargos. Cuando un moldavo se encuentra con un ruso, de inmediato se pone a hablar en ruso por deferencia, como asumiendo un papel inferior.

-El futuro parece incierto...

-Pues según tengo entendido, los observadores internacionales han advertido a los gobiernos ucraniano y moldavo de que no den ninguna excusa a Rusia para poder intervenir, porque se piensa que el deseo de Moscú es hacerse con un corredor que vaya desde Transnistria a Crimea por toda la costa del Mar Negro. Y he de decir que hay parte de la población, los nostálgicos del imperio, que lo ven con agrado...



Extraído de un artículo publicado en El Mundo el 23/03/2014, cuya lectura completa se puede consultar aquí:

:arrow: Transnistria, modelo para Crimea

La mayoría de los reportajes que han aparecido últimamente sobre Transnistria hacen una lectura negativa sobre este estado, sobre todo por su aire "soviético" que todavía hoy sigue espantando como "un fantasma que recorre Europa". Pero, ¿qué sabemos de Transnistria, más allá de estos artículos? Si te interesa saber más, sigue leyendo:


Introducción

En Europa hay más estados de los admitidos en el club social de la ONU. Al menos, 4 más: Nagorno – Karabaj, Osetia de Sur, Abjasia y Transnistria. Cada uno de ellos tiene plena soberanía política y económica y los países que reclaman su soberanía (ya sea Azerbaiyán en el primer caso, Georgia en el caso de Osetia y Abjasia o Moldavia en el caso de Transnistria) no tienen ningún tipo de control, ni político, ni económico, ni social, ni militar.

Tal vez para muchos el nombre Transnistria es la primera vez que lo escuchan, sin embargo existe (aunque sólo dentro de sus propias fronteras) y es un país en la región de Europa. Aunque ningún otro país del mundo reconoce esta pequeña franja del tamaño de Vizcaya y Guipúzcoa combinadas, ellos se autoproclamaron independientes el 2 de septiembre de 1990, cuando declararon su independencia de Moldavia y apoyados por contingentes de voluntarios rusos, ucranianos y cosacos derrotaron a las fuerzas moldavas en la guerra de Transnistria.

Transnistria es uno de los agujeros negros de Europa. Sus fronteras no existen en el mapa. Fuera de ellas, sus billetes valen tanto como los del Monopoly, pero da igual, de todas formas los pasaportes tampoco valen para salir a ningún otro país del mundo. El tráfico de armas y el contrabando son dos de sus principales actividades financieras.


Un poco de historia

Transnistria se sitúa en una alargada franja al este del río Dniéster, entre Moldavia y Ucrania. La capital del país, Tiraspol, tiene unos 160.000 habitantes y está a medio camino de Chisinau (capital de Moldavia) y Odessa (al sur de Ucrania).

Durante la Edad Media, el territorio formó parte del Rus de Kiiv, del Ducado de Lituania y del Imperio Otomano. Pero a partir del 1792, pasa a control del Imperio Ruso.

Después de la Revolución Rusa, el territorio pasa a formar parte de una Región Autónoma Moldava, dentro del territorio de la República Socialista Soviética de Ucrania. Pero con el expansionismo de los alemanes y sus aliados durante la Segunda Guerra Mundial, Transnistria es anexionada a Rumania.

Cuando Alemania y sus aliados pierden la Segunda Guerra Mundial, Transnistria pasa a formar parte de la República Socialista Soviética de Moldavia, junto con lo que actualmente conocemos como el estado de Moldavia.

Con el colapso de la Unión Soviética, Moldavia se convierte estado, pero la parte este del país (la franja delimitada por el río Dniéster), de mayoría eslava y rusófona (a diferencia de la parte oeste, donde la etnia rumana es la dominante) proclaman la República Moldava de Transniéster que acaba desembocando en una Guerra Civil, en 1992, que ganan los separatistas con la ayuda de Rusia . Así Rusia se garantizaba el control militar de una zona estratégica, en lugar de dejarlo en manos de la díscola Moldavia. Aún hoy, el 14º Ejército Rojo (reconvertido en regimiento ruso) sigue instalado en la zona, garantizando la independencia ‘de facto’.


Régimen político

Un referéndum en 2006, ganado por los favorables a la independencia del país con más de un 97% de los votos, acabó por certificar la independencia de facto del país. Desde entonces, Transnistria se convierte en un territorio plenamente soberano, que emite su propia moneda (el rublo transnitrio), donde sus habitantes tienen su pasaporte transnitrio y con unas fronteras bien definidas.

Transnistria es una república multipartidista con un presidente que es elegido por sufragio universal cada cinco años. Aunque el gobierno ha expresado que el sistema de gobierno no es comunista y que están a favor de una economía de mercado, los antiguos símbolos soviéticos, como la hoz y el martillo, que incluso encontramos en el escudo del país, se pueden ver repetidamente por la capital. Las estatuas de Lenin siguen decorando sus ciudades. Por todo ello, Transnistria es considerado como un museo viviente de la antigua URSS. De hecho, este es el principal atractivo de una región industrial y empobrecida que carece de paisajes o monumentos dignos de gran interés.


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Bandera de Transnistria

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Escudo


Viajando por Transnistria

Junto con el ambiente "soviético" y la estatuas de Lenin, probablemente el edificio más sorprendente de toda Transnistria sea el magnífico estadio del Sheriff de Tiraspol, catalogado por la UEFA en la categoría de cinco estrellas (la misma que el Camp Nou).


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Estadio Sheriff de Tiraspol. 5 estrellas UEFA

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Lenin delante del parlamento de Transnistria

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Propaganda

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Cementerio de los mártires de la Guerra con Moldavia

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Tanque en la Plaza de la Constitución

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Iglesia ortodoxa

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Estatua de Alexander Suvorov


Destaca el maravilloso y hospitalario trato de sus gentes —que te agradecen la visita y te ayudan en lo que sea— y la genuina fábrica de vodka, llamada Kvint, donde por menos de un euro —hasta por tan sólo medio—, se pueden comprar botellas de esta bebida, aderezadas con cerezas, guindillas o avellanas, entre otras muchas variedades. Eso sí, todo se debe pagar en rublos de Transnistria (13.70 por euro), porque ellos, acuñan su propia moneda.

En su agradable mercado, abundan la ropa y calzado, las verduras y frutas, la carne y el pescado y baratas especialidades locales, bien culinarias —como deliciosas y calóricas masas rellenas de salchichas, queso o vegetales—, bien para saciar la sed —como el omnipresente Kbac o Kvas— según nuestro paladar, una especie de suave cerveza de barril, con toques de sidra, cereales y café. Nada de gorras con los escudos de hoces y martillos, ni petacas con el símbolo ruso, ni recuerdos de Lenin o Stalin.

Desde el punto de vista del riesgo, los viajes a Transnistria son toda una experiencia, reflejada por la literatura contemporánea en un pasaje del ‘best-seller’ El Método, de Neil Strauss. La odisea incluye múltiples sobornos a la policía, camuflados en la necesidad de obtener todo tipo de ‘visados’ o ‘licencias’ ficticias, o en el pago de multas inexistentes. Se aconseja viajar con billetes pequeños de dólares por este motivo.

Sacar fotos del Soviet supremo de Tiraspol (la capital), o edificios oficiales en general, y otros actos triviales típicos de cualquier turista pueden ser un problema. Es más que aconsejable mantener el sentido común y no meterse en líos innecesarios, ya que en Transnistria los extranjeros no tienen ninguna protección diplomática. Al ser un estado no reconocido internacionalmente, ningún país tiene legaciones diplomáticas en Tiraspol.

No obstante, las opiniones sobre los riesgos del viaje están divididas, y para algunos es tan sólo un lugar peculiar pero tranquilo:
Esperábamos una ciudad con presencia policial, militar y con tanques por todas las calles, tal y como muestran las sensacionalistas narraciones de algún bloguero. De lo primero y de lo segundo, casi nada y tanques, sólo uno, anclado junto a una iglesia, en el parque conmemorativo, que recuerda los sucesos de la independencia de este territorio y a los muertos por causa de la guerra de 1992. En el tranquilo Beirut de hoy en día, se ven decenas de ellos —a veces, en cada rotonda, rodeados de alambradas—, que francamente, tampoco impresionan a nadie.

Tiraspol es una ciudad demasiado tranquila, de población animosa —especialmente por la tarde, cuando salen las familias—, de anchas avenidas y edificios bien conservados y con presencia de marcas internacionales, como Adidas. La gente convive sin aparentes tensiones, a pesar de que la población se divide, casi a tercios, entre rusos, moldavos y ucranianos.

Quien quiera ver otra cosa, es que tiene mucha imaginación o que aún no tenía edad o ganas para visitar los países del este, durante y después de la caída del muro de Berlín. Aquello sí que era un museo soviético y de inquietud permanente, para los escasísimos viajeros, que se enrolan, apasionadamente, para vivir unos momentos históricos.
Son pocos españoles los que se han aventurado a entrar en el último reducto de la Unión Soviética, próximamente postearé los dos relatos que más me han gustado, donde se detallan las tribulaciones pero tambíen las alegrías del viaje. Pero eso ya será otro día... :wink:


Fuentes:

http://www.diariodelviajero.com/europa/ ... -al-pasado
http://milviatges.com/es/2013/transnist ... de-la-urss
http://banyuken.es/