ESPAÑA-URSS, Copa de Europa de Fútbol 1964

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Vladiвосток
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ESPAÑA-URSS, Copa de Europa de Fútbol 1964

Mensaje por Vladiвосток »

Hoy se cumplen 43 años del único título que tiene la selección española absoluta de fútbol, la Copa de Europa de Selecciones Nacionales, hoy denominada Eurocopa.

Los españoles se proclamaron campeones de Europa en el madrileño y madridista estadio Santiago Bernabéu, que registró uno de los mayores llenos de su historia. La victoria española por dos goles a uno fue merecida.

España se proclamó campeona de Europa frente a la URSS en el Estadio Bernabéu

España había hecho forfait en la I Eurocopa (en cuartos de final el sorteo nos deparó a la Unión Soviética - que luego se proclamaría campeón del torneo- , país con el que entonces no existían relaciones diplomáticas, y se decidió que la selección española se retirara. Al parecer, la decisión se tomó en el mismísimo Consejo de Ministros, debido posiblemente al temor infundado de que se produjeran manifestaciones antifranquistas o procomunistas). Una pena porque todo apuntaba a que nuestro equipo llegaría lejos (en la anterior eliminatoria, a doble partido, España había aplastado a los polacos). Cuatro años después, España y la Unión Soviética se tenían que ver las caras esta vez para dirimir el Campeonato de Europa, cuya fase final (semifinales y final) se disputaba en Madrid.

Cuatro días antes de la gran final de la II Eurocopa, un decisivo partido no exento de morbo, los soviéticos se encontraban en Madrid con su bandera, su himno y los antecedentes del choque frustrado en por la alta política del Estado en 1960, año el en que los equipos nacionales de la URSS y España coincidieron en los cuartos de final de la I Copa Henry Delaunay, después nominada Copa de Europa de Europa de Selecciones Nacionales.

Al mismo tiempo, a medida que se acercaba el partido, las preguntas flotaban en el aire del recién estrenado verano. ¿Iría Franco al partido? ¿Afrontaría el Jefe del Estado desde el palco de honor la posibilidad de una derrota ante la representación de su gran enemigo ideológico? ¿Cuál sería el comportamiento del público? ¿Acusarían los jugadores españoles el gran esfuerzo que realizaron para vencer a Hungría? Estos signos interrogativos quedaron despejados de forma favorable el día del encuentro.

LA PRIMERA CITA

El jueves por la mañana (18-6-64) se sortearon los árbitros y los colores de las camisetas, mientras José Villalonga, seleccionador español, y sus mozos estaban concentrados en La Berzosa. El inglés Arthur Holland fue el favorecido para dirigir la atractiva final y los soviéticos para conservar sus habituales colores: camiseta roja y pantalón blanco. España, por tanto, vestiría totalmente de azul.

El 21 de junio de 1964, festividad de San Luis, amaneció con un cielo entoldado. Llovía mansamente sobre Madrid y así continuó hasta la hora del partido, las seis y media de la tarde. Durante algunas fases del segundo tiempo se convirtió en una lluvia intensa soportada por los 120.000 espectadores que llenaron las gradas del estadio Santiago Bernabéu.

Era la primera vez que la selección española y de la URSS se enfrentaban sobre el terreno de juego. Días antes del partido, debido al régimen dictatorial que había en España, se especulaba si se escucharían los himnos nacionales de ambos países y ondearían en los mástiles del estadio Santiago Bernabéu sus banderas respectivas.

La Unión Soviética, que se había decidido a participar en competiciones internacionales en la segunda mitad de los años 50 (el primer torneo que disputó fue el Mundial de Suecia de 1958), venía precedida por la fama de ser uno de los equipos más fuertes del mundo. Algunos decían que era el mejor. De hecho cuando llegaron a Madrid el último día de la primavera de 1964 eran los vigentes campeones de Europa y dos años después alcanzaron las semifinales en el Mundial de Inglaterra). Tenían un ataque de lujo - Chislenko, Anatoly Ivanov, Ponedelnik, Korneev y Jusainov- y una defensa poderosísima (los don centrales, Voronin y Shesternev, aparecían entonces regularmente en el equipo ideal de los mundiales de la época; Shesternev, incluso, fue seleccionado por el inglés Alf Ramsey como el mejor defensa central del mundo en el partido que enfrentó a una selección de la FIFA con Brasil en 1968 para conmemorar los diez años del primer campeonato mundial obtenido por los brasileños). Para colmo, bajo los palos se encontraba Lev Yashin, "La Araña Negra", que se encontraba en el mejor momento de su carrera (había sido galardonado con el balón de oro el año antes y es el único portero que ha logrado esta distinción hasta la fecha).

EXPECTACION SIN PRECEDENTES

Las incógnitas de despejaron en los prolegómenos del encuentro. Tras ser recibidos los dos equipos con una expectación sin precedentes y una nube de fotógrafos nacionales y extranjeros, ambas selecciones escucharon en posición de firmes los respectivos himnos nacionales, mientras las banderas de España y la URSS se balanceaban al paso del viento en los mástiles que se izaron.

Finalizadas las ceremonias protocolarias comenzó el encuentro con una desmesurada expectación. Apenas habían transcurrido cinco minutos de juego cuando una internada de Suárez por la banda derecha acabó en un centro sesgado sobre el área. Allí, Shustikov y Shesterniev se estorbaron en el despeje, el balón quedó en los pies de Pereda y el jugador español batió de cerca de Yashin. Todavía sigue siendo el tanto más temprano conseguido en una final de la Copa de Europa de Naciones.

Aún no se habían apagado los calurosos aplausos del gol español cuando Ivanov pasó la pelota a Jusainov y, tras el fallo en el cruce de Fusté y Olivella, el hábil extremo ruso sorprendió a Iríbar con un tiro cruzado. Otra vez, las espadas en alto.

El partido se transforma en un equilibrio de fuerzas, donde las líneas de cada equipo demuestran una gran solidez y un generoso esfuerzo físico. Ambas selecciones ofrecen la misma imagen en el segundo tiempo, mientras los ánimos de los espectadores comienzan a decaer bajo la insistente lluvia. Se presagiaba una prórroga cuando el colegiado inglés no señaló un posible penalti de Anichkin a Pereda.

UN SOBERBIO TESTARAZO

Quedaban siete minutos del tiempo reglamentado cuando Rivilla interceptó un pase de Ivanov a Jusainov. El lateral español emprendió veloz carrera por la banda derecha y envió la pelota a Pereda, quien frente a Mudrik lanzó un fortísimo centro a dos palmos del suelo que, de forma inverosímil y haciendo un escorzo en el aire, remató de cabeza Marcelino. Un soberbio testarazo que llevó al balón a entrar junto a la base del poste izquierdo de Yashin.

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Yashin, sin tiempo para reaccionar al inverosímil remate de cabeza de Marcelino, observa como el balón se cuela en su meta.

El estadio atronó con gritos de júbilo, de locura colectiva, con saltos y abrazos a cuantos se tienen próximos. En el estadio Santiago Bernabéu se celebró uno de los goles más bellos y transcendentes del equipo español. Seis minutos después se culminaba el mayor triunfo de la historia de la selección española. Olivilla recogía el trofeo de manos de Stanley Rous, presidente de la UEFA y, desde el centro del campo, rodeado de compañeros y adversarios los alzaba al cielo como ofrenda a toda la afición española.

Entre vítores y aplausos, España se proclamaba eurocampeona.

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Fuentes y más información en:
Real Madrid C.F. y Furia Roja
  • España y Rusia, separadas por la distancia y unidas por el corazón.©
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Re: ESPAÑA-URSS, Copa de Europa de Fútbol 1964

Mensaje por Vladiвосток »

Tras la copa conseguida en Viena, España tiene dos Eurocopas y si consiguiese imponerse este verano en la final de Kiev igualaría a Alemania en máximo número de títulos.

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Otro artículo sobre aquel España-URSS del 64 en el Bernabeu.
España le demuestra a la URSS quién manda en Europa

La selección española alcanza, por fin, la cima del fútbol europeo tras superar a los soviéticos en el Santiago Bernabéu.

16/03/2012
Libertad Digital

Toto Leal

21 de junio de 1964. Ocho y diez de la tarde. Toda España pendiente de la cabalgada de Chus Pereda por la banda derecha del Santiago Bernabéu. El futbolista del Barcelona pone el balón en el área y Marcelino aparece para ejecutar un testarazo inapelable que supera a Lev Yashin, el mito. En una época en la que las alegrías deportivas no predominaban, todos los españoles gritaron al unísono para celebrar el tanto. Minutos después, el país entero era un fervor. España se había proclamado campeona de Europa. Acababa de entrar en la leyenda.

Aquel mes de junio de 1964 venía marcado en rojo en el calendario de los españoles, que por primera vez iban a ser los anfitriones de un gran acontecimiento deportivo. Nada menos que la Copa de Europa de Naciones. Una fecha para que los aficionados se permitieran el lujo de soñar, para que el Gobierno de Franco mostrara al resto de Europa su aperturismo. Y para que los jugadores pudieran sacarse la espina tras el duro revés sufrido cuatro años antes.

Una fase previa perfecta

Por eso, España se desempeñó con tanta brillantez durante la fase previa. La lista de países participantes se había ampliado de 17 a 29 selecciones, con las incorporaciones destacadas de Inglaterra, Italia, Holanda y Suecia. Alemania Federal era la única potencia que aún se resistía. A pesar de la desilusión inicial, Francia'60 había establecido sin duda unas bases muy sólidas para el creciente éxito de la competición.

El camino de la selección española no se presumía fácil. Villalonga tenía la difícil misión de renovar el equipo tras el fracaso del Mundial de Chile'62. Algunas estrellas ya estaban en su cuesta abajo. Además, ese mismo año se acordó una regla por la que los jugadores que hubiesen defendido los colores de una selección nacional no podrían defender los de otra.

Luis Suárez fue el futbolista sobre el que giró todo el entramado español. Es El Arquitecto uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, el único español que ha ganado un Balón de Oro. Fue el líder del Grande Inter de los sesenta, un equipo que, dirigido por Helenio Herrera, está considerado como uno de los más importantes en la historia del fútbol. Quizá por eso no goza de tanta admiración en nuestro país mientras que en Italia es idolatrado allá por donde va. Al gallego le acompañaban futbolistas como Zoco, Amancio, Pereda o Marcelino y otros más veteranos como Gento o Collar.

En noviembre de 1962 comenzó la nueva andadura. España goleó por 6-0 a Rumanía en los dieciseisavos de final. El valencianista Guillot, con un triplete, fue el protagonista. Un mes después, la selección confirmaba en Bucarest su pase a octavos.

En esa ronda costó más, pero logró deshacerse de Irlanda del Norte. El empate a uno cosechado en San Mamés en mayo de 1963 obligó a asaltar Belfast cinco meses después, con el solitario tanto de Gento. En esa misma ronda caerían Austria, Alemania, Holanda e Italia. Inglaterra lo había hecho antes, a manos de Francia.

Irlanda era el último escollo antes de la fase final. A priori era un equipo inferior, pero el hecho de haber noqueado a Austria le daba cierta vitola de peligroso. Por eso, el 11 de marzo de 1964 el Sánchez Pizjuán se llenó hasta la bandera para contemplar la histórica goleada por 5-1. Amancio y Marcelino lograron sendos dobletes, mientras que Fusté marcó el otro gol. La visita a Dublín fue un mero trámite que España solventó por 0-2.

Toca jugar contra los soviéticos, otra vez

Desde que se conoció que España albergaría la fase final de la Copa de Europa de Naciones, un detalle preocupaba a los políticos españoles: que la URSS se clasificara. Y, obviamente, sucedió. No en vano, se trataba de la vigente campeona de Europa, y a las estrellas ya consagradas, con Yashin a la cabeza, se había unido Voronin. Era lo lógico.

La fortuna quiso que ambas selecciones no tuvieran que enfrentarse en semifinales. La URSS debía medirse a la sorprendente Dinamarca, comandada por el goleador Ole Madsen. En el Camp Nou, los soviéticos no encontraron ninguna dificultad y se impusieron por 3-0, con tantos de Voronin, Ponedelnik e Ivanov.

España hizo lo propio ante una Hungría que representaba la segunda gran etapa del fútbol magiar. Con Florian Albert y Ferenc Bene como principales estrellas, puso en muchos aprietos a los nuestros, que necesitaron de una prórroga para lograr la victoria, gracias a un tanto de Amancio. "Estábamos muy cansados, pero con ese gol sentíamos que llegábamos allí donde queríamos, a la final contra los rusos", declaraba recientemente a Libertad Digital el autor del tanto.

Efectivamente, el morbo estaba servido. Cuatro años después de la renuncia, España debía enfrentarse a la URSS. Y en casa, en Madrid. Ahora no se podía suspender el partido. Varias voces aseguran que Franco se lo volvió a plantear, que volvió a sondear la posibilidad de no jugar y que fue el Ministro Secretario General del Movimiento, José Solís –apodado La sonrisa del régimen y autor de la frase "más deporte y menos latín"–, quien le quitó la idea de la cabeza.

Vista su actitud posterior, y habida cuenta de que recientemente se habían restablecido las relaciones diplomáticas con la Unión Soviética, sobre todo por motivos comerciales, es difícil de creer. Lo que sí es cierto es que hubo ciertas presiones por parte de los más reaccionarios del gabinete para que el partido no se disputara, porque era "una indignidad enfrentarse al enemigo comunista". Pero apenas tuvieron importancia.

Franco lo dejó claro a la hora de disputarse el partido. Las dudas previas eran inmensas. ¿Sonaría el himno soviético? ¿Ondearía la bandera de la hoz y el martillo durante el mismo? ¿Asistiría Franco al palco, sabiendo que si vencía la URSS debería entregarle la Copa al capitán soviético? La respuesta a todas ellas fue positiva. El protocolo fue el habitual. Con el jefe de Estado en el palco, sonaron los himnos oficiales y ondearon las dos banderas. Nada extraño. Toda una lección. Esta vez sí.

Y con Marcelino tocamos el cielo

Curiosamente, a España le tocó ir de azul. Había temor a si acusarían el cansancio del sufrido partido ante Hungría. Pero bien pronto quedó demostrado que no iba a ser así. O, si lo era, iba a quedar suplantado por la calidad y el hambre de victoria de los españoles. "La URSS era un gran equipo. Parecían de otro planeta, pero sentíamos que les podíamos vencer. Nosotros presentábamos una conjunción de furia y calidad. Éramos capaces de ganar a cualquiera", nos declaraba Amancio.

A los cinco minutos, una internada de Luis Suárez terminó con Chus Pereda recogiendo el esférico dentro del área y fusilando a Yashin. Poco iba a durar la alegría. Sólo tres minutos después Jusainov aprovechó un error de Fusté y Olivella para superar a Iríbar, quien durante toda la competición venía demostrando que se trataba de uno de los mejores guardametas de la historia.

El encuentro se convirtió en una batalla táctica, sin ocasiones claras para ninguno de los dos equipos. Pero a falta de seis minutos para el final, cuando los 125.000 espectadores presentes en el Santiago Bernabéu –la mayor entrada jamás registrada en una Eurocopa– se preparaban ya para una agónica prórroga, apareció la magia. El sueño se hizo realidad.

Todo comenzó con un balón recogido por Zoco. Éste abrió a la banda para Rivilla, que prolongó con Pereda. "Por aquí no puedo pasar", pensó, ante la oposición del lateral. Se deshizo de él con el rabo de vaca, el regate mítico de Luis Suárez. "Fue un centro malo", reconoció tiempo después el futbolista del Barcelona. Pero daba igual.

"La obligación de un gran rematador no es rematar solo, sino conocer la forma que tiene cada jugador de centrar". Palabra de Marcelino. El delantero del Zaragoza se lanzó en plancha para rematar el esférico que le había llegado desde la banda, y el balón salió despedido con tanta potencia que Yashin no pudo más que hacer la estatua.

Era el gol más importante en la historia del fútbol español. Y lo siguió siendo hasta hace apenas cuatro años. No obstante, la polémica acompañó a la jugada durante mucho tiempo. Demasiado. Por razones técnicas, el No-Do publicó unas imágenes en las que el asistente del tanto no era Pereda, sino Amancio. No fue hasta 2007 cuando salieron a la luz las imágenes reales. "Yo no tenía ni idea de que me habían otorgado el pase a mí", aseguró el exmadridista.

Para el país, fue una gran victoria justo cuando se celebraban los 25 años de adhesión al Régimen, nacido con el triunfo sobre el comunismo, como sucedió aquella tarde de 21 de junio. "Nunca tuvimos la sensación de que se fuera a suspender el partido ni nada parecido", declaraba Amancio, pero "sí es cierto que en el ambiente había la sensación de que había que ganar al comunismo". "España ha ganado el trofeo, pero suponemos que ha ganado también para el mundo otro partido, como es el de la interpretación de nuestros pasos y nuestra vida en cada instante", señalaban las crónicas del día siguiente, que se dedicaron a llevar la victoria de la selección española a terrenos mucho más elevados que el fútbol. Como había hecho la URSS cuatro años antes.

"Cuando la selección pone el alma, el equipo y la afición no pueden ser otra cosa que un mismo cuerpo. En adelante así será, porque se ha dado el paso decisivo", declaró Villalonga justo después de la victoria. Seguramente no imaginaba que tuvieran que pasar 44 años para que la gesta se repitiera. Para que, como exigía Marcelino hace no muchos años, aquellos héroes del 64 pudieran por fin pasar a un segundo plano.


Ficha técnica de la final

España, 2: Iríbar; Rivilla, Olivella, Zoco, Calleja; Fusté, Suárez; Amancio, Pereda, Marcelino y Lapetra. Seleccionador: Villalonga
URSS, 1: Yashin; Shustikov, Schesternev, Anichkine, Mudrik; Voronin, Korneev; Tcislenko, Ivanov, Ponedelnik y Khusainov. Seleccionador: Beskov

Goles: 1-0, m.5: Pereda; 1-1, m.8: Khusainov; 2-1, m.84: Marcelino
Árbitro: Arthur Holland (Inglaterra)
Estadio: Santiago Bernabéu (Madrid). 125.000 espectadores. 21 de junio de 1960

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caucho85
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Re: ESPAÑA-URSS, Copa de Europa de Fútbol 1964

Mensaje por caucho85 »

haber si nos ponemos con esas 3

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