20 años sin la Unión Soviética

Historia de la URSS, nacimiento, superpotencia, desaparición.

Moderador: casarusia

Reglas del Foro
Lee bien las reglas del foro y busca antes de preguntar para no repetir cuestiones ya tratadas. No se permiten mensajes de contactos personales, sobre scammers o relaciones virtuales, ni mensajes publicitarios o comerciales que no hayan sido previamente autorizados por un administrador
Heno
Rusófilo iniciado
Rusófilo iniciado
Mensajes: 138
Registrado: 19/06/2010 11:34

Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Heno »

Quiero decir otra cosa, qué os pensáis? Una sociedad feudal como la rusa de principios del siglo XX no puede llegar al socialismo sin tener un periodo de desarrollo de la iniciativa privada, pues la NEP no pudo desarrollarse en condiciones duraderas y de paz, ahora hay paz en Rusia, dad una oportunidad a la sociedad rusa para que desarrolle sus fuerzas productivas, para que fortalezca su independencia y su patriotismo, no insulteis a la Rusia actual, es el mismo pueblo ruso que venció al fascismo en Leningrado y el victorioso en la Gran Guerra Patriótica.
Rusia será un país socialista en el futuro y será un socialismo moderno.

Kozhedub
Rusófilo profesional
Rusófilo profesional
Mensajes: 5302
Registrado: 21/10/2007 17:17
Ubicación: Leongrado

Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Kozhedub »

Heno escribió:Qué pasa?
creo que no sois conscientes de lo que pudiera ser una revolución, sería la ley de la selva aún peor que lo actual.
¿Cómo? La ley de la selva es privatizar apresuradamente indusrtia y servicios, desmantelar el sector asistencial, gobernar de espaldas al pueblo y disparar con los carros de combate contra el parlamento. La ley de la selva fueron los 90, y será el occidente futuro en la medida en que los planes de choque neoliberales sigan erosionando y arramblando con cualquier atisbo de civilización que se les ponga por delante. Yo en Egipto, Islandia o Túnez no veo selvas, veo un ejemplo de dignidad y civismo que a otros países todavía les queda grande porque les pesa más el miedo a perder lo que les queda. Y precisamente por eso cada vez les queda menos.
Heno escribió:Es que de verdad me parece que no valorais la necesidad de la paz,
Valoramos también la necesidad de dignidad, comida, trabajo y seguridad, parece que según algunos gobiernos eso es pedir demasado. Todas las guerras son malas, pero hay paces mucho peores que una guerra. Pregúntaselo a los millones que han muerto y siguen muriendo de hambre en todo el planeta bajo la bondadosa égida de la Pax Americana.Pacíficamente. Sin pegar un solo tiro.
Heno escribió: teneis que entender que siempre habrá una élite, de hecho es normal que existan siempre diferencias, pero estas diferencias en el socilaismo estarán más limitadas evidentemente.
No siempre ha habido élites ni tiene por qué haberlas por siempre. Los seres humanos no somos iguales, pero la división en clases sólo funcionaría si fuéramos abejas u hormigas, que nacen ya adscritas a una función específica (soldados, obreros, reinas, zánganos...) Nuestra biología nos determina como miembros de un género o una raza, pero no de una clase. Por eso las sociedades clasistas no funcionan (y la URSS lo fue): por eso hay guerras, revueltas, revoluciones y movimientos de contestación. Una hormiga no tiene conciencia de casi nada, el ser humano tiene miras más amplias, aunque hay países en los que el poder ha hecho un buen mal trabajo y el pueblo ha quedado reducido a enjambre. Y así les (nos) va.

Tal vez Rusia no necesite una revolución, y desde luego ahora sería imposible porque no se dan las condiciones para ello. La gente ha mejorado mucho su nivel de vida y la percepción del peso de su país es más favorable desde la década nefasta y eso siembra el conformismo. Pero confiar en que los oligarcas conduzcan al país al socialismo de manera pacífica, cuando eso enterraría sus privilegios, es tanto como pedir a la Nomenklatura soviética una transición al genuino comunismo perdiendo sus prebendas de camaradas del Partido. La élite nunca elige "socialismo", lo combate allí donde aparece; la élite sovíetica apostó mayoritariamente por el capitalismo en cuanto la situación estuvo madura, y lo mismo harán y hacen los oligarcas.

Aunque ahora no lo parezca, es bastante probable que Rusia vuelva a un modelo socialista a largo plazo, pero lo hará más empujada por las carencias insoslayables del capitalismo que por un cambio en la voluntad de sus "élites".

Un saludo.
"Nadie tiene derecho a disfrutar de la vida a expensas del trabajo ajeno"
(G. Zhukov)

Nurgle
Rusófilo especialista
Rusófilo especialista
Mensajes: 1907
Registrado: 12/06/2006 21:56

Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Nurgle »

Creo que (y sin ser de ninguna ideologia) tal como marcha el mundo, no solo Rusia adoptara el socialismo en el futuro, pienso que algun tipo de economia planificada sera necesaria para todo el mundo, porque si no estamos abocados a la extinción como especie dominante en el planeta
El origen de las protestas en Egipto y otros paises arabes, aparte de factores intrinsicos propios, se encuentra, aunque parezca mentira, en Rusia y la desastrosa campaña de grano de año 2010, cuando se perdio un tercio de la cosecha, lo que llevo a las autoridades a prohibir las exportaciones, con la consiguiente escasez en el mercado y el aumento del precio.
Las fuentes de energia baratas se terminan, en China han alcanzado el pico de producción de carbon nacional, con una economia que crece al 10% tiene que realizar importaciones masivas si quieren mantener el ritmo, cada punto de crecimiento negativo deja a millones de personas en paro.
El crecimiento sin limite es una utopia, no lo soporta la tierra.
Camarada Lobo sabe a quien se come y no le pregunta a nadie si puede comerselo.
V. Putin
ImagenImagen

Siberia
Rusófilo especialista
Rusófilo especialista
Mensajes: 1419
Registrado: 15/06/2007 16:59
Ubicación: Логроньо

Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Siberia »

La presencia de la Unión Soviética era necesaria para mantener el equilibrio de fuerzas establecido hasta entonces. Su desaparición supuso el fin del sistema bipolar o de Bloques que hasta 1989 había regido las relaciones internacionales. Las consecuencias de este hecho se han traducido en profundos cambios de planteamiento económicos y políticos a nivel mundial.

La desaparición del imperio soviético va a dejar a los Estados Unidos como única superpotencia y éstos, lejos de frenar su afán de poder, van a intentar aprovechar la oportunidad para consolidar aún más esa posición de superioridad. Su política va a consistir, por un lado, en autoproclamarse como garante del respeto de la legalidad por parte de los demás (llegando a amenazar con usar la fuerza contra los Estados que, en su opinión, no se ajustan a la legalidad internacional) mientras, de otro lado, intentan que sus propias actuaciones queden lo más posible al margen del Derecho Internacional. La reacción de las Organizaciones Internacionales ha sido la de intentar compensar la influencia americana, pero las luchas internas de poder y los intereses enfrentados han llevado muchas veces a que se conviertan en meros títeres de los Estados Unidos, cuando no en defensores de sus propios intereses nacionales en detrimento de la comunidad internacional.

Por otro lado, el fin del comunismo soviético ha dado vía libre a la economía de mercado, siendo la globalización una de sus más impactantes consecuencias. El viraje hacia el capitalismo ha hecho tambalearse la política de bienestar social o de intervencionismo de los Estados, cimentada durante los años de influencia soviética y considerada un pequeño logro en la lucha contra el sistema. Impulsados los Estados a una carrera por obtener los máximos beneficios económicos, las necesidades del individuo quedan en un segundo plano y se acentúan las desigualdades entre los países pobres y ricos, lo cual si no se pone freno terminará desembocando en una rebelión contra el sistema.

El siguiente ensayo desarrolla y amplía lo que acabo de exponer en las líneas precedentes. Debido a su enorme extensión, me he tomado la libertad de suprimir parte de su contenido, al tiempo que lo he dividido en apartados para facilitar su lectura y comprensión. Podéis leer el ensayo completo en el enlace indicado al final del texto.
Fin de una época, fin de un siglo.

Autor: Miguel Ángel Vecino.
Publicado el 29/09/2008 en el Blog "Nuevo Orden Mundial" de Carlos Alvarez Calderón, politólogo, analista internacional y consultor empresarial.



Introducción

Veinte años después de la caída de los Bloques y el final de la era bipolar en las relaciones internacionales, las esperanzadoras expectativas que se anunciaron en los primeros años han quedado en entredicho. No se puede dudar que el final de la bipolaridad abrió una nueva época en las relaciones internacionales y en la política exterior, que fue recibida con alborozo. Se partió del axioma de que, al acabarse el antagonismo entre las grandes superpotencias, el ser humano entraba en una época de paz y prosperidad. La teoría de la llamada “paz democrática”, que tanto arraigo tiene en Estados Unidos desde mediados de los años setenta, parecía confirmarse, como anunció el presidente Clinton en su discurso de reelección en 1996. Ciertos intelectuales dieron un paso más en sus optimistas presagios y consideraron que el mundo entraba, políticamente hablando, en su último estadio evolutivo que se concretaba en la realización del sistema democrático-liberal. Económicamente, la globalización se convertía en el continente y, al mismo tiempo, en el contenido de las nuevas relaciones económicas internacionales.

Desde 1989 se han ido enunciando axiomas (frecuentemente presentados como realidades o descubrimientos con una muy endeble argumentación), más que formulando teorías. La evolución de los acontecimientos ha demostrado que la mayoría de esos axiomas se han ido desmoronando: el “descubrimiento empírico” de la paz democrática no es tan seguro que sea la solución universal para acabar con los conflictos internacionales; la democracia tampoco parece que sea el último estadio evolutivo de la humanidad ni menos aún que se extienda por todo el planeta como un reguero de felicidad; y finalmente, la globalización no está aportando riqueza y pleno empleo a todo el mundo.


Un hundimiento inesperado y vertiginoso que lo cambió todo

Constataremos solamente un hecho pero que da la pauta para comprender lo ocurrido después: la imprevisión y celeridad del hundimiento de la Unión Soviética y su zona de influencia. No sólo no hubo prácticamente ningún tratadista que previese el repentino final de ese sistema, sino que los estudios occidentales de los tiempos inmediatamente anteriores a 1989 le auguraban una larga existencia. Esto fue debido a una doble razón: por un lado, a la ignorancia sobre la realidad de la Unión Soviética y, por otro, a que Occidente terminó creyendo su propia propaganda sobre el peligro comunista, haciendo la amenaza más terrible de lo que en realidad era. Tanto la imprevisión como la celeridad impidieron que se pudiese tener un marco de referencia que ofreciese una política exterior alternativa y de ahí la cantidad de errores cometidos en los primeros años posteriores a 1989 y de promesas hechas a la ligera sin calibrar las consecuencias.

No ha sido suficientemente señalado el hecho de que fue la primera vez en la historia de la humanidad, en que un sistema político se derrumbó sin que sufriese un ataque directo por parte de otro sistema que pretendía sustituirlo. El régimen soviético no estaba sufriendo en la década de los ochenta una presiones especialmente duras por parte de Estados Unidos. Cayó como resultado de la inviabilidad acumulada durante siete décadas de existencia, por la irracionalidad teórica y práctica del propio sistema, que habían carcomido las estructuras del régimen hasta tal punto que el más mínimo movimiento de reforma precipitó toda el entramado hacia el desastre.

No podía hablarse en aquellos años de un enfrentamiento abierto entre las dos superpotencias, las cuales habían demostrado a lo largo de las crisis que habían ocurrido durante las décadas de condominio planetario, su adaptación al sistema establecido, el cual ninguna de las dos ni deseaba ni podía cambiar: En octubre de 1953, el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos había aceptado en privado que los estados satélites de la Europa oriental "sólo podían ser liberados por una guerra general o por los propios rusos"; nada de esto era posible. Ese contentamiento con el statu quo tuvo una ilustración significativa en la oposición que tanto Moscú como Washington hicieron al llamado eurocomunismo, por cuanto éste pretendía proponerse como vía intermedia entre el totalitarismo soviético y el capitalismo occidental, poniendo en peligro el esquema bipolar.


Desorientados tras el fin del sistema bipolar

Por lo repentino del cambio, las relaciones internacionales se encontraron de la noche a la mañana privadas de las estructuras propias de un sistema: el bipolar, que había expirado dejando el terreno libre por abandono del enemigo a la hegemonía de la superpotencia superviviente, Estados Unidos.

En un primer momento ese vacío estructural se quiso llenar mediante una transposición de épocas precedentes: algunos historiadores, como Zbigniew Brzezinksi, lo compararon con el período subsiguiente a las revoluciones de 1848; otros con el período previo a la Primera Guerra Mundial; un tercer grupo, al período de entreguerras. Hasta un cierto punto, todas esas comparaciones se apoyan en similitudes reales (movimiento nacionalista, falta de un sistema universalmente reconocido en las relaciones internacionales, agudizamiento de los enfrentamientos, etc.) pero ninguna de ellas encajaba plenamente en la nueva situación creada. Así, los ejemplos históricos servían como referencias para un estudio, pero no como modelo para el marco actual, por lo que a partir de 1989 los estados se encontraron frente a una serie de datos sin comparación con otros anteriores. El recurso de la historia fue abandonado relativamente pronto para recurrir a una utilización interesada de ciertos acontecimientos históricos. Un paradigma de esta actitud puede ser la selección abusiva y tergiversada llevada a cabo por los partidarios de la “paz democrática”, utilización anterior a 1989 pero que se agudizó a partir de ese momento.


La globalización

El fin de la Unión Soviética supuso ante todo, la victoria de la economía de mercado que, gracias al fin de la división del mundo, ha entrado en una nueva era: la de la globalización.

Ante la imposibilidad de explicar y justificar válidamente los acontecimientos que se solapaban a una velocidad vertiginosa, se recurrió a una estrategia de evidentes caracteres totalitarios que Jean-François Kahn denominó “pensamiento único”: “la visión, cada vez más unívoca, que se nos propone –o que se nos impone– de lo que ocurre en el mundo desde el hundimiento del comunismo soviético”. Este discurso unívoco sobre el mundo se basa en la absoluta necesidad de impedir una discusión amplia que ponga en tela de juicio las decisiones, frecuentemente irreflexivas, que toman los poderes constituidos, decisiones cuyas consecuencias son desconocidas o que siéndolo se teme que no serían admitidas por la mayor parte de la sociedad. El camino se ha trazado unilateralmente y el contestatario no es discutido sino desprestigiado o como dice el citado autor francés “el inconformismo se asimila a pensamiento bárbaro”.

El impacto de la globalización no ha dejado de provocar un fuerte seísmo en la escala de valores que rigió el mundo hasta 1989. A través de la fuerza del pensamiento único, hoy en día muchas reivindicaciones sobre la redistribución de la riqueza mundial y el derecho de los países a disponer de sus propios recursos se han visto acalladas cuando no anuladas, sin que tampoco se pueda afirmar que se les haya atacado directamente. La ayuda a los países menos desarrollados no aparece ya en portada como elemento esencial de la actividad exterior de los estados más desarrollados, y si bien las peticiones de porcentajes del PIB que deben destinarse a ayuda al Tercer Mundo no han desaparecido, los gobiernos de la mayoría de los estados industrializados no cumplen con las promesas hechas anteriormente.


La crisis del Estado del Bienestar

El predominio de la economía capitalista ha obligado a los estados a un replanteamiento acelerado de sus medios y objetivos, sin que por ahora se haya logrado establecer una planificación totalizadora y coherente de cómo ha de ser el nuevo Estado, el cual por ahora se limita a volver al papel que el liberalismo abstencionista le dio durante el siglo pasado.

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la presencia de la Unión Soviética y su supuesta intención de dominar el mundo alentando los movimientos revolucionarios, indujo a un cambio de perspectiva en la concepción demócrata-liberal de las obligaciones del Estado. El sistema puramente capitalista fue cediendo ante las presiones de los sindicatos y partidos de izquierda, en favor de una redistribución de la riqueza que evitase a grandes sectores de la sociedad tener que apoyar la revolución soviética para poder vivir dignamente. Se creó así un Estado intervencionista, principalmente en Europa Occidental, que se hacía cargo de una serie de prestaciones sociales (como la seguridad social, el seguro del desempleo, la creación de puestos de trabajo, etc.) y además se atrevía a nacionalizar aquellas empresas que se consideraban de especial interés o necesidad para el conjunto de la nación. Objetivamente hablando, éste fue un ataque directo al capitalismo como sistema económico, que quedó deformado en mayor o menor medida. Sin embargo, dado que la restauración del sistema capitalista en su estado puro podría causar un desastre mayor, se aceptó la deformación a cambio de no tener que hacer frente a una revolución social presumiblemente sustentada por el enemigo soviético. La consecución del pleno empleo, la lucha contra la pobreza, y el bienestar de la mayor parte de la población se convirtieron en ejes de la política económica de muchos gobiernos occidentales, aunque fuese siguiendo una política keynesiana que podía a largo plazo conducir a graves turbulencias económicas.

El fin del régimen comunista ha significado una desbandada ideológica, porque la columna vertebral sobre la que se sustentaba todo el entramado, la propia Unión Soviética y su sistema, se había hundido estrepitosamente: es difícil seguir creyendo en algo a lo que han renunciado los propios guardianes de la ortodoxia. La sociedad de consumo fue el gran enemigo del sistema soviético: en Occidente (como después se demostró que ocurría en los países ex comunistas) los obreros no querían derribar un Estado burgés para instaurar un Estado obrero, sino dejar de vivir ellos mismos como obreros y poder disfrutar de las ventajas de la vida burguesa. Los propios sindicatos y los partidos de izquierda tienen enormes problemas para mantener unas reivindicaciones que son difícilmente sostenibles cuando hay una gran tasa de desempleo y una competencia internacional que obliga a abaratar costes para hacer frente a un desarrollo tecnológico que elimina cada vez mayor parte de mano de obra necesaria para llevar a cabo la producción. Ni los partidos de izquierda ni los sindicatos saben como resolver el problema y su inoperancia ha conllevado el descenso brutal en la sindicación en todos los países europeos y el escaso eco que suelen tener las llamadas a las grandes movilizaciones sociales.

No es que no se pueda crear empleo, sino que para crearlo es necesario que se acepten las nuevas condiciones del mercado. Si los gobiernos no quieren ver aumentado el nivel de desempleo y el cierre de fábricas tienen que aceptar las condiciones de la globalización y entre ellas está la de ayudar a las empresas a fabricar barato. Para ello, éstas necesitan pagar menos impuestos, no estar sujetas a una legislación laboral que impide o dificulta el despido, etc. Si el Estado acepta reducir los impuestos, tiene que reducir los gastos o endeudarse continuamente. Esta segunda opción queda descartada por el pensamiento económico actual dominante, por lo que la primera solución se mantiene, conduciendo a la reducción de prestaciones sociales antes aseguradas por el Estado.

Así, el individuo queda sujeto a la necesidad de amoldarse a las nuevas condiciones laborales o ir al paro del cual cada vez es más difícil salir. Los que por razones de las nuevas exigencias laborales no quieren o no pueden adaptarse a los cambios, se ven encerrados al interior de una frontera que las normas del capitalismo de la globalización ignoran, quedando desamparados a su suerte. De ahí la proliferación de organizaciones no gubernamentales cuya misión es ocupar el terreno abandonado por el antiguo Estado protector. Así, la pobreza dentro del mundo desarrollado está dejando de ser una excepción coyuntural para convertirse en una consecuencia lógica de la competencia a ultranza del más puro capitalismo.

Si el Estado no vuelve a su papel de suavizador de las tensiones sociales y el librecambismo a ultranza domina la escena internacional, esas tensiones se agudizarán terminando por cuestionar la viabilidad del sistema democrático liberal y corriéndose el riesgo de que se produzcan movimientos reivindicatorios socioeconómicos a nivel planetario que intenten implantar un nuevo igualitarismo económico a costa, si es preciso, de los valores democrático-liberales. Pero la puesta en duda de la democracia puede igualmente originarse en la acumulación de poder económico en unos pocos sujetos, que consideren la democracia un sistema contrario a sus intereses.


La crisis de poder en las Organizaciones Internacionales

Concluida esa última época, es decir la división del mundo en Este y Oeste, los actores internacionales intentan encontrar un puesto en la nueva estructura planetaria que se está forjando que satisfaga sus deseos de poder e influencia.

Estados Unidos ha quedado como la única potencia cuyo poder y primacía son indiscutibles (o así parecía hasta hace poco). No tiene competidores dada su inalcanzable superioridad no sólo sobre cada una de las otras potencias individualmente consideradas, sino sobre todas ellas reunidas. Además, para éstas, aunque no se regocijen especialmente de su papel subordinado, la asociación con los Estados Unidos es más importante para ellas que los lazos que las unen entre sí.

El fin de la bipolaridad y la desaparición de un enemigo común reconocido y temido, ha conllevado la pretensión de todos los actores de recuperar su plena libertad de acción, buscando una nueva distribución de poder acorde a sus ambiciones y a su fuerza real. Esta lucha por la primera fila en el escenario internacional tiene un reflejo indiscutible en dos organizaciones internacionales cuya reforma se ha presentado como ineludible: las Naciones Unidas, a nivel mundial, y la propia Unión Europea a nivel regional. Salvo que Estados Unidos esté especialmente interesado en su reforma y adaptación a los nuevos tiempos, su supervivencia está seriamente comprometida. En todo caso, es evidente que Washington no tolerará la creación de un centro de poder que incomode sus intereses.


LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS

Si bien Estados Unidos es reconocido como la única superpotencia, su triunfo no se ha traducido ni se traducirá en un interés por todo el planeta. Durante la época bipolar, por el elemental principio de que quien no estaba en la propia zona de influencia, caía en la zona de la alianza enemiga, los intereses estadounidenses abarcaban la totalidad del planeta. En la actualidad, Washington puede permitirse ignorar, y de hecho ignora, a aquel o a aquellos que no ofrezcan interés para la economía globalizada, seguro de que el desdeñado no caerá en ninguna zona de influencia de un potencial enemigo, sino que caerá en el vacío del olvido. Estados Unidos no pretende ser una potencia absoluta a nivel planetario sino hegemónica, porque su dominio directo sobre todo el mundo no le sería rentable.

Estados Unidos había dejado bien patente su reticencia a colaborar con un organismo del que era el mayor contribuyente, pero del que no lograba obtener el apoyo deseado para respaldar sus acciones. Como ejemplo claro de la política de poder, Washington dejó de pagar sus contribuciones y luego puso fin al mandato del secretario general Butros-Gali. Durante la Guerra en Kosovo, tanto Estados Unidos como otros estados pusieron en duda, cuando no negaron claramente, la necesidad de un mandato expreso de la ONU para poder intervenir militarmente en esa parte de los Balcanes.


LA UNIÓN EUROPEA

Dentro del ámbito europeo, esta nueva realidad se evidencia justamente en una contradicción: cuando la unidad de acción se veía forzada por la realidad bipolar, no existían más que los esbozos de una política exterior común, que entonces hubiera sido relativamente posible llevar a cabo; cuando desapareció el enfrentamiento entre los bloques y esa política común pudo hacerse realidad, estados como Alemania evidenciaron desde un primer momento su pretensión de tener su propia política exterior que podía no sólo divergir de la de sus socios, sino incluso contravenir las decisiones tomadas junto a los otros miembros de la Unión Europea. Esto ocurrió con el reconocimiento unilateral por Bonn de la independencia de Eslovenia y Croacia días después de que se decidiese en una reunión de la UE que por el momento no se reconocerían a dichos estados.

La ruptura de las rigurosas estructuras de la época anterior a 1989 ha dejado libertad de distribución de zonas a las principales potencias, las cuales dependen de la voluntad de Washington para lograr ese espacio propio. Así, a título de ejemplo en el caso europeo, Alemania se ve obligada a seguir pautas de comportamiento impuestas, directa o indirectamente, por la potencia hegemónica, para poder tener un protagonismo a nivel regional; mientras que Gran Bretaña se basa voluntariamente en su estrecha relación con Estados Unidos para mantenerse en una situación de primera potencia, carácter que desmiente su pérdida de poder. Francia, a su vez, intenta librarse del corsé que la hegemonía americana le impone mediante un intento, condenado al fracaso, de tener una real libertad de acción en el exterior. Pero estas son pretensiones que rara vez se sustentan en algo más que un mimético y ancestral deseo de todos los estados de extender su influencia, no habiendo una planificación determinada para dar coherencia a esta pretensión.


Conclusiones

Estamos en el período de transición de una nueva edad en la Historia. Dada la imprevisión del cambio acontecido, no existe una estructura conceptual capaz de sustituir al rígido esquema bipolar.

La distribución del mundo en nuevas zonas de influencia que cada potencia intentará reservarse para sí, no frenará su eventual enfrentamiento a largo plazo si esa distribución no es respetada por las grandes compañías mundiales que suplanten el acuerdo político por una lucha por la apropiación de los mercados. Identificadas las zonas de los mundos rentables y no rentables, las primeras serán un objeto de discordia entre los estados más poderosos, a no ser que la política rectifique las pretensiones ultra-liberales de la economía, mientras que las segundas serán el hervidero de una creciente pauperización.

En resumen, si el nuevo escenario mundial toma en consideración la necesaria salvaguarda de ciertos intereses nacionales y sociales a través de un acuerdo entre las exigencias políticas y las económicas, se puede iniciar una época de progreso a nivel planetario. Si por el contrario, lo político queda rebajado a un papel de ejecutor de las decisiones del pensamiento económico capitalista ultra-liberal, corremos grave peligro de entrar en una era de gran inestabilidad en la que la indiferencia hacia los más necesitados terminará germinando en enfrentamientos sociales a nivel nacional y mundial, como nunca antes se han visto.

La tarea más importante que tienen ante sí en estos momentos de transición los teóricos e historiadores de las relaciones internacionales es la de intentar imaginar los posibles futuros escenarios en los que se desarrollará la acción de los actores internacionales a medio y largo plazo; no puede pretenderse hoy en día crear un sistema de relaciones, pero sí debe intentarse sentar las bases para que una ulterior fase de la reflexión construya ese sistema, único fundamento posible para lograr la estabilidad y la paz internacionales.

seminariordenmundial.blogspot.com

Kozhedub
Rusófilo profesional
Rusófilo profesional
Mensajes: 5302
Registrado: 21/10/2007 17:17
Ubicación: Leongrado

Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Kozhedub »

Nurgle escribió:Creo que (y sin ser de ninguna ideologia) tal como marcha el mundo, no solo Rusia adoptara el socialismo en el futuro, pienso que algun tipo de economia planificada sera necesaria para todo el mundo, porque si no estamos abocados a la extinción como especie dominante en el planeta
En eso estaba pensando, en un socialismo "a la fuerza" no porque esa ideología rebrote espontáneamente sino porque no queda sino constatar que este sistema ahora vigente es y ha sido siempre un desastre. Aunque la palabra "extinción" me parece algo exagerada y condicionada por un sesgo malthusiano, tampoco hay que descartar un futuro más próximo al Mad Max cinematográfico que a un sistema productivo organizado sobre las necesidades del grupo y no de un individuo. Y con los antecedentes de dos guerras mundiales, es evidente que al Capital le encantan las pelis de macarras apocalípticos.

Sobre el texto de Siberia, coincido en líneas generales. De todos modos hay dos matices que quisiera indicar:
No ha sido suficientemente señalado el hecho de que fue la primera vez en la historia de la humanidad, en que un sistema político se derrumbó sin que sufriese un ataque directo por parte de otro sistema que pretendía sustituirlo. El régimen soviético no estaba sufriendo en la década de los ochenta una presiones especialmente duras por parte de Estados Unidos. Cayó como resultado de la inviabilidad acumulada durante siete décadas de existencia, por la irracionalidad teórica y práctica del propio sistema, que habían carcomido las estructuras del régimen hasta tal punto que el más mínimo movimiento de reforma precipitó toda el entramado hacia el desastre
Primero, no fue "el primer caso" en la historia de la humanidad porque Roma no cayó tras un acoso constante de un enemigo externo, sino por causas fundamentalmente endógenas. Segundo, a diferencia de Roma, en los ochenta el régimen soviético topó con una presión bastante fuerte encarnada por la administración Reagan, por la ultraliberal Margareth Tatcher en Reino Unido y por un papa polaco que dinamitó cualquier intento de giro a la izquierda de la iglesia católica, aniquilando el movimiento de Teología de la Liberación en connviencia con la administración de EEUU, sin olvidar el famoso proyecto "Guerra de las Galaxias". El sistema soviético fue mucho menos irracional que el capitalista, por tanto me parece más probable afirmar que cayó tanto por ese acoso externo continuado como por la deriva de una parte de la élite gobernante hacia uns sistema como ya digo mucho más irracional, pero que por ello permitía un grado mucho mayor de enriquecimiento de la élite en el poder. En resumen, se dieron factores tanto externos como internos.
Los propios sindicatos y los partidos de izquierda tienen enormes problemas para mantener unas reivindicaciones que son difícilmente sostenibles cuando hay una gran tasa de desempleo y una competencia internacional que obliga a abaratar costes para hacer frente a un desarrollo tecnológico que elimina cada vez mayor parte de mano de obra necesaria para llevar a cabo la producción. Ni los partidos de izquierda ni los sindicatos saben como resolver el problema y su inoperancia ha conllevado el descenso brutal en la sindicación en todos los países europeos y el escaso eco que suelen tener las llamadas a las grandes movilizaciones sociales.
No tomemos la parte por el todo. Una cosa es la capacidad de movilización de un sindicato vertical español, y otra muy diferente la que pueda tener uno alemán o francés.

Además, es falso que el desarrollo tecnológico elimine la necesidad de mano de obra. Una pista: los ordenadores no crecen en los árboles, alguien tiene que diseñarlos, probarlos, fabricarlos y venderlos. Los avances tecnológicos suponen simplemente una transformación en las prioridades productivas: hace cuarenta años se vendían máquinas de escribir pero no videojuegos. Hoy el ordenador hace superflua la máquina de escribir, pero los videojuegos mueven más dinero que la industria del cine. ¿Y cuanta gente vivía de la industria del cine hace doscientos años? Exacto: nadie. No olvidemos además otro dato: un operario con un tractor puede arar, pongamos por caso, veinte veces más terreno que otro con una yunta de bueyes en el mismo periodo de tiempo. ¿Cobra veinte veces más? Si entramos en la economía real nos llevaremos una sorpresa.

El problema no es tecnológico, deriva de costes productivos o de algo tan cierto como que un trabajador chino invierte más horas y cobra menos salario que otro occidental. Tampoco el modelo chino es sostenible, pero ésa ya es otra historia. Lo que quería era desmentir el tópico de la destrucción de puestos de trabajo por el proceso de mecanización. Los obreros que destruían fábricas de máquinas de coser en el siglo XIX no entendían que la competencia no eran esas máquinas, sino los esclavos de las colonias.

Volviendo al tema sindical, lo que ha hecho a los sindicatos inoperantes en muchos países ha sido la traición a su ideario y la aceptación de chantajes por parte de los diferentes gobiernos. El caso de la huelga minera británica de los ochenta, en la que Tatcher destruyó el sindicalismo británico tras un largo pulso, es excepcional.

Por cierto: no fueron los sindicatos los que desencadenaron las revoluciones francesa y rusa, ni los que depusieron al gobierno argentino en 2001 ni los que han protagonizado la actual (y silenciada) revolución en Islandia, o la de Egipto. Cuando la olla no aguanta más presión revienta con o sin sindicatos; y tal vez ése sea otro motivo de su declive: que inconscientemente mucha gente se está dando cuenta de que su papel no es el de defender a la clase trabajadora, sino el de actuar como mera válvula de escape para que la olla aguante más presión. Los tiempos en que un tal Gerardo Iglesias abandonaba la dirección del PCE y volvía a trabajar a la mina quedan ya en la prehistoria. ¡Quién viera hacer eso a los de ahora! :wink:

¡Saludos!
"Nadie tiene derecho a disfrutar de la vida a expensas del trabajo ajeno"
(G. Zhukov)

azeusu
Rusófilo curioso
Rusófilo curioso
Mensajes: 1
Registrado: 09/02/2011 20:49

Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por azeusu »

Hola, como todos los periodos los 20 años sin la Union Sovietica han sido multicolor. Creo que es un error idealizar la epoca de "aquello que hubo en Rusia" ya que no se encuadra en el socialismo ni, desde luego, en el comunismo. De hecho, muchos de los fenómenos patentes en la Rusia actual ya existian en la URSS de entonces y actualmente solo se han exacerbado. Clarísimamente, jamas idealizaría " la democracia" como se tiende a hacerlo en UE y en EEUU, pues, si atribuimos a su acción, lo ocurrido en los ultimos 20 años, en Rusia, deberían prohibirla.
Por otro lado, no sé por qué no se puede llamar "revolucion" lo ocurrido en 1990s. Todos los ingredientes de una "situacion revolucionaria" tal y como la definía el marxismo-leninismo (los mayores teóricos de la revolución, que en la practica tampoco lo hicieron mal del todo) estaban presentes.
Un cambio suave y pacifico (este no fue ni suave ni pacifico) es algo propio del pensamiento de Tolstoi. Desde el punto de vista practico, no se si es muy vita y operativo, más bien me parece una intelequia. De todas formas es un tema para muchos posts, si quereis...

Kozhedub
Rusófilo profesional
Rusófilo profesional
Mensajes: 5302
Registrado: 21/10/2007 17:17
Ubicación: Leongrado

Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Kozhedub »

azesu escribió:Por otro lado, no sé por qué no se puede llamar "revolucion" lo ocurrido en 1990s. Todos los ingredientes de una "situacion revolucionaria" tal y como la definía el marxismo-leninismo (los mayores teóricos de la revolución, que en la practica tampoco lo hicieron mal del todo) estaban presentes.
Ese problema aparece en "El Manifiesto Comunista" al aludir a los socialistas reaccionarios, es decir, a aquéllos que en lugar de plantear un progreso social postulaban el retorno a formas de sociedad anteriores. Me explico, se puede (de hecho, se debe) ser antisistema desde la óptica marxista; pero también desde la del fundamentalismo islámico, el budismo, el nacionalsocialismo o el feudalismo. Es decir, no toda oposición a un sistema es progresista y por tanto no todo proceso de transformación drástica de un sistema es una revolución: puede ser una "involución" o una "reacción" (aún reconocidendo que en las revoluciones su carácter de contestación implica una forma determinada de reacción)

Con Yeltsin, Rusia no intentó pasar al estado de dictadura del proletariado ni al de comunsimo. Plegó velas y retrocedió a una forma más asilvestrada de modelo económico; en rigor, dicha forma productiva en Rusia nunca llegó a implantarse con fuerza, porque durante el zarismo la industrialización fue muy débil y dependiente en un 80% de capital extranjero, si mal no recuerdo. Pero es que "curiosamente" con Yeltsin se desmanteló el tejido productivo y se permitió la entrada del capital extranjero a marchas forzadas, y todo ello bajo un gobierno autocrático que tras el golpe de 2003 no estaba ni respaldado por un partido único. Es decir, se intentó dejar a Rusia tal y como estaba en 1917: en la miseria. Por tanto, si la evolución lógica de Rusia bajo el zarismo tardío era la de acabar convertida en colonia o protectorado de occidente, el triunfo de los bolcheviques supuso apartarla de ese camino para reforzar su soberanía nacional y permitirla un desarollo menos condicionado por los intereses de potencias extranjeras. En ese sentido, Yeltsin volvió a "encarrilar" la historia de su país al estar a punto de convertirlo de nuevo en un "hombre enfermo" dependiente de la inversión extranjera y de su tutela política.

Eso reafirma la idea de que no estamos ante un proceso revolucionario, sino ante una involución pura y dura en la que se intentó desandar todo lo andado durante 70 años. Y el borracho estuvo a punto de consegurilo; las cicatrices que dejó su gestión tardarán décadas en desaparecer. Su memoria en cambio, espero que no desaparezca nunca, no sea que los rusos repitan el error. :x

Putin ha logrado restablecer la soberanía de manera pausada, pero tampoco ha roto con las estructrturas capitalistas. Desde luego que no es un revolucionario, pero al menos tampoco un reaccionario como lo fue su nefasto predecesor en el cargo.

Saludos.
"Nadie tiene derecho a disfrutar de la vida a expensas del trabajo ajeno"
(G. Zhukov)

Heno
Rusófilo iniciado
Rusófilo iniciado
Mensajes: 138
Registrado: 19/06/2010 11:34

Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Heno »

Sí Kozhedub, estoy de acuerdo contigo. Pero es que tengo una duda, hay cosas que no veo muy claras, ¿tu no tienes la impresión que Medevev parece bastante diferente de Putin?. No sé pero me parece que estos dos (Putin y Medevev) son algo así como un desarrollo dialéctico. No sé. Qué creeis?

Kozhedub
Rusófilo profesional
Rusófilo profesional
Mensajes: 5302
Registrado: 21/10/2007 17:17
Ubicación: Leongrado

Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Kozhedub »

Heno escribió:Sí Kozhedub, estoy de acuerdo contigo. Pero es que tengo una duda, hay cosas que no veo muy claras, ¿tu no tienes la impresión que Medevev parece bastante diferente de Putin?. No sé pero me parece que estos dos (Putin y Medevev) son algo así como un desarrollo dialéctico. No sé. Qué creeis?
Mi opinión es que están jugando al cuento del poli bueno y poli malo. Putin necesita tenerlo todo bien atado, porque cualquier amago de desboque atraerá a los rivales externos (los amigos de Yeltsin) como moscas a la miel, y eso pasa por simular una cierta discrepancia u oposición en el seno de las estructuras de poder que su grupo mantiene. Putin da una imagen más autoritaria y Mevdevev más liberal. Podrán escenificar su desacuerdo de tarde en tarde, lo que además les permite tantear para ver en qué dirección sopla el viento, pero entre uno y otro hay tanta diferencia como entre las dos sucursales del Partido Único español. :wink:
"Nadie tiene derecho a disfrutar de la vida a expensas del trabajo ajeno"
(G. Zhukov)

Heno
Rusófilo iniciado
Rusófilo iniciado
Mensajes: 138
Registrado: 19/06/2010 11:34

Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Heno »

Kozhedub, te agradecería que expliques en más detalle lo que quieres decir con "cualquier amago de desboque" en tu comentario anterior ¿en referencia a Putin creo?.

Kozhedub
Rusófilo profesional
Rusófilo profesional
Mensajes: 5302
Registrado: 21/10/2007 17:17
Ubicación: Leongrado

Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Kozhedub »

Heno escribió:Kozhedub, te agradecería que expliques en más detalle lo que quieres decir con "cualquier amago de desboque" en tu comentario anterior ¿en referencia a Putin creo?.
Sí. Piensa en Rusia como en la tarta más suculenta del mundo junto con Brasil: tiene reservas de petróleo, uranio, carbón, gas natural, las mayores reservas de agua dulce del planeta, una de las primeras forestales, una mano de obra altamente cualificada pero más "barata" que la europea... Como ya ocurrió en los 90, en caso de que en el seno del país surgieran tensiones o disputas por el poder, los patronos de los "Chicago Boys" enseguida apoyarían a uno de los bandos (el más favorable para ellos, lógicamente) con la esperanza de sacar tajada cuando la situación se resolviera. Sin olvidar que tienen de vecino a China, el país más poblado del planeta y cada vez más hambriento de recursos con los que sostener su expansión industrial (precisamente uno de los problemas de la Rusia moderna es que conforme decline el poderío occidental, se incrementará el de oriente) A los problemas económicos rusos se unen los territoriales y demográficos; añadir una política en ebullición en semejante contexto, y más cuando parte de la oposición trabaja directamente para el exterior, sería cargar la ecuación con demasiadas incógnitas. Que en las encuestas la popularidad de Stalin sea tan elevada tiene una cara preocupante, desde luego, pero también refleja que la población no tiene buen recuerdo de los cambios vividos tras la caída de la URSS, puesto que fueron momentos de incertidumbre que, a diferencia de los experimentados durante y tras la Revolución Bolchevique, no trajeron nada bueno para el país. Eso ha vuelto a la mayor parte de la ciudadanía conservadora, en el sentido de "Virgencita, que me quede como estoy".

Durante los 90 cada vez que se hablaba a los rusos de "cambio", las cosas iban a peor. Putin será muchas cosas, pero no tonto, y ha leído perfectamente la situación, por eso ha apostado por dar una imagen de estabilidad.

Un saludo.
"Nadie tiene derecho a disfrutar de la vida a expensas del trabajo ajeno"
(G. Zhukov)

Nurgle
Rusófilo especialista
Rusófilo especialista
Mensajes: 1907
Registrado: 12/06/2006 21:56

Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Nurgle »

Kozhedub escribió: En eso estaba pensando, en un socialismo "a la fuerza" no porque esa ideología rebrote espontáneamente sino porque no queda sino constatar que este sistema ahora vigente es y ha sido siempre un desastre. Aunque la palabra "extinción" me parece algo exagerada y condicionada por un sesgo malthusiano, tampoco hay que descartar un futuro más próximo al Mad Max cinematográfico que a un sistema productivo organizado sobre las necesidades del grupo y no de un individuo. Y con los antecedentes de dos guerras mundiales, es evidente que al Capital le encantan las pelis de macarras apocalípticos.
Las predicciones que se exponen en la teoría de Olduvai son ciertamente tétricas, y aunque solo sean eso, unas predicciones en el marco de una teoría. Los presupuesto en los que se basa, el enorme despilfarro energético sobre el que se cimenta nuestro actual modo de vida, no es sostenible. El pico del petróleo esta llegando si es que no ha llegado, para que la extracción de los nuevos yacimientos sea rentable el precio del barril tiene que rondar los 100$, el problema llegara cuando el factor limitador de la extracción de petróleo sea la energía requerida y no su coste económico, es decir cuando se requiera mas cantidad de energía que la que se obtiene en el proceso.
A partir de ese momento los costos económicos de la producción y del transporte harán inalcanzable para una gran mayoría el acceso a alimentos y bienes básicos.
Si a este panorama le añadimos los efectos del calentamiento global, que posiblemente haga que la producción de alimentos se reduzca y que aumenten los “refugiados climáticos”, tenemos todos los ingredientes para que se produzca una crisis maltusiana.
Camarada Lobo sabe a quien se come y no le pregunta a nadie si puede comerselo.
V. Putin
ImagenImagen

Nurgle
Rusófilo especialista
Rusófilo especialista
Mensajes: 1907
Registrado: 12/06/2006 21:56

Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Nurgle »

Si antes hablamos, antes sale en la prensa:
REPORTAJE: Primer plano
Adiós a la comida barata
El empuje chino e indio, las malas cosechas y el pánico comprador de varios Gobiernos provocan la segunda crisis alimentaria en tres años y las algaradas en países pobres
CLAUDI PÉREZ 13/02/2011

Adnan Nevic (Sarajevo, 1999) está a punto de entrar en una edad complicada. Naciones Unidas le escogió en su día como el habitante número 6.000 millones del planeta. En apenas 12 años, ese niño bosnio ha sido testigo de una especie de montaña rusa económica; una fenomenal expansión al inicio, coronada con la mayor crisis desde la Gran Depresión. A punto de cumplirse el cuarto aniversario de la crisis, cuando ya parecía que ese relato se aproximaba al final, empieza a escribirse un nuevo capítulo: explota la segunda crisis alimentaria de los tres últimos años, combinada con las primeras algaradas sociales en el Norte de África. Hay múltiples causas que explican esa coda de la Gran Recesión. Los precios dan siempre señales de que algo sucede, y los máximos que han alcanzado los precios alimentarios hablan de sequías e inundaciones, de especulación, de barreras comerciales, de subsidios en el mundo rico, de biocombustibles, de encarecimiento del petróleo; de montones de cosas importantes.


La crisis alimentaria ha entrado en la agenda del G-20
Todo eso está detrás de los espectaculares picos en la cotización de los alimentos, pero la tendencia de fondo se explica por dos causas fundamentales, de largo aliento: China, India y en general los emergentes asiáticos crecen a toda velocidad y eso, a la hora de cenar, significa que chinos e indios comen más (y mejor) que nunca. La segunda razón es la que le va a quitar protagonismo a nuestro Adnan Nevic: Naciones Unidas elegirá al habitante número 7.000 millones del planeta antes de que acabe 2011. Su efímera fama habrá durado apenas 12 años. La economía gestiona recursos escasos; a esa velocidad, cada vez más escasos.

Los precios de los alimentos llevaban varias décadas en un suave declive, hasta principios del siglo XXI. A partir de entonces empezaron a subir de forma persistente, alcanzando niveles máximos a mediados de 2008. Ya en ese momento hubo convulsiones sociales en una veintena de países, pero la Gran Recesión enmascaró esos problemas por un tiempo. Los precios cayeron rápidamente por el descenso de la demanda en todo el mundo, pero todo gran terremoto tiene su réplica:
Hay numerosas variables que explican ese fenómeno desde un punto de vista coyuntural: "Se trata de una serie de acontecimientos dispares que se han reforzado mutuamente y han alcanzado el punto crítico al mismo tiempo", resume Federico Steinberg, del Instituto Elcano. En condiciones normales, los mercados se acercarían al límite actual para luego tranquilizarse. Pero estas no son condiciones normales, y el mercado alimentario tiene características muy peculiares como para no prestar atención a lo que está sucediendo, a todo ese ramillete de causas que vienen a unirse a la tendencia de fondo: la emergencia de China e India, la imparable pujanza de la población mundial, las dificultades para dar de comer más y mejor a cada vez más gente sin que la productividad de la agricultura mejore sustancialmente desde hace tiempo. "Todo eso lleva a los expertos a considerar que la era de los alimentos baratos (y de otras materias primas) toca a su fin", resume Gonzalo Fanjul, de Intermón Oxfam.

En la crisis actual se repite la secuencia de 2008: una pieza en dos actos. Durante un tiempo, incrementos de precios por el tradicional juego de oferta y demanda: malas cosechas por sequías o inundaciones cada vez más frecuentes a causa del cambio climático; reducción del nivel de existencias; cultivos que dejan de dedicarse a la alimentación para producir biocombustibles, ese tipo de cosas. Y a partir de ahí un segundo acto marcado por decisiones políticas cuestionables como las restricciones a la exportación, esta vez en Rusia y Ucrania, países productores en los que ha habido malas cosechas y que quieren controlar los precios. Y ante las primeras algaradas sociales en los países más vulnerables, los Gobiernos reaccionan con algo parecido al pánico comprador: Argelia, Arabia Saudí, Bangladesh, Indonesia, Afganistán e India han anunciado que llenarán sus graneros de maíz, arroz o trigo para evitar que se repitan protestas. Paradójicamente, esa política contribuye decisivamente a las alzas de precios. "Eso es lo verdaderamente preocupante. Y ese tipo de anuncios atraen además a los especuladores", explica Vicente Pallardó, de la Universidad de Valencia.

Los costes de algunos alimentos se acercan o sobrepasan ya los picos de 2008. Hace unos días, la FAO (el organismo de Naciones Unidas encargado de la agricultura) anunció que el índice de precios que agrupa a los principales productos básicos superó todos los récords en diciembre, y batió de nuevo esas marcas en enero. El encarecimiento fue de un 30% en 2010, y el Banco Mundial prevé que los precios elevados -unidos a una gran volatilidad- se mantengan al menos hasta 2015. Los egipcios gastan casi la mitad de su renta en alimentos: en los países más pobres ese gasto se lleva hasta dos tercios de los ingresos de una familia media. En esos lugares, las alzas de precios "son una amenaza para el crecimiento y para la estabilidad social", según Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, que ha reclamado al G-20 que dé prioridad a la crisis alimentaria. Razones no faltan: hay casi mil millones de personas que sufren hambre en todo el mundo; más del 60% son mujeres. Y un tercio de la mortalidad infantil en todo el mundo se atribuye a la malnutrición.

El alud de informaciones para entender la magnitud del problema es sensacional. El precio del trigo en los mercados de Reino Unido alcanzó en enero un máximo histórico. En Argelia ha habido disturbios por la escasez de alimentos. La inflación en India se encarama hasta rozar el 20% a causa de los alimentos, lo que ha llevado a su Gobierno a amasar existencias. China busca en el extranjero grandes cantidades de trigo y maíz, y México empieza a hacer lo mismo para evitar una reedición de la crisis de las tortillas. "En general, los accidentes climáticos explicaban buena parte de los picos en los precios hace unos años. En 2008 fueron los fondos especulativos los culpables de las subidas. La buena noticia es que ahora la principal razón es que el mundo emergente ha salido de la crisis a toda velocidad y eso explica ese encarecimiento repentino, por la mayor demanda. Se trata de algo positivo: las gentes comen ahora más y mejor en esos países. Desde luego eso provoca dificultades en otros países de bajos ingresos, pero la otra cara de la moneda son los productores de alimentos: en Argentina o Brasil no puede hablarse de malas noticias", afirma Rolf Campos, profesor de la escuela de negocios IESE en Madrid. Aunque buena parte de los márgenes no se lo lleven los pequeños productores, sino las grandes multinacionales del sector agroalimentario.

"Los altos precios probablemente persistan durante meses. La agricultura no es como otras industrias: transcurre tiempo para que las inversiones permitan que la oferta crezca", explica Abdolreza Abbassian, economista de la FAO, que en las últimas semanas ha puesto el acento en las dificultades que añade la volatilidad extrema de las cotizaciones. No va a ser fácil reducir esos vaivenes. Hace unos días, en Davos, el presidente francés Nicolas Sarkozy se preguntaba si es de recibo que un solo especulador pueda adquirir de una tacada un 15% de la producción mundial de cacao en una operación "sin pagar un solo céntimo" para después revenderla. "¿Eso es lo que hace el mercado? ¿Eso es lo normal?", decía.

"La seguridad alimentaria ha entrado en la agenda del G-20 y eso es positivo", afirma Máximo Torero, del think tank estadounidense IFPRI, que apunta posibles soluciones: "Hay que crear una unidad de inteligencia alimentaria para conseguir más transparencia sobre las reservas y evitar situaciones de pánico, con un mecanismo de alerta para no llegar a situaciones límite, y hay que regular el mercado de futuros para limitar la especulación". "Hay que hacer todo eso y sin embargo los tres últimos años demuestran que el desgobierno es completo en el mercado alimentario: ni siquiera con la banca se hacen menos cosas", añade Fanjul.

La lucha contra ese problema nunca ha sido fácil. A mediados del siglo pasado, el hambre asolaba India tras una grave sequía: un tipo llamado Norman Borlaug consiguió nuevas variedades de semillas de trigo y obró el milagro, la productividad mejoró y millones de personas dejaron de pasar hambre. Borlaug ganó el Nobel en 1970 y lo que hizo se conoce como revolución verde (aunque el uso de plaguicidas ha contaminado los acuíferos de las regiones en las que se aplicó su idea, según algunas fuentes). "Necesitamos una segunda revolución verde, y rápido", (¿Solo verde o algo mas estructural?) reivindica Pallardó, "porque la productividad agrícola se ha estancado y en cambio la población alcanzará los 9.000 millones en 2050". Para entonces, probablemente el mundo habrá olvidado a Adnan Nevic, el ciudadano 6.000 millones. Aunque nunca se sabe. Un tal Thomas Malthus, un apacible clérigo y matemático que vivió a caballo del siglo XVIIII y el XIX, dejó escrito hace más de 200 años lo que se conoce como maldición malthusiana: "La capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor que la de la tierra para producir alimento para la humanidad". El capitalismo industrial tendió un puente por encima del abismo demográfico malthusiano: ese peligro se ha evitado durante dos siglos y Malthus ha sido perfectamente olvidado durante años. En el tiempo que usted emplea en leer este artículo nacerán unas 900 bocas que alimentar: es posible que los genetistas y la tecnología consigan esa segunda revolución verde, pero de momento Malthus está siendo reivindicado. El economista John Keynes, también semiolvidado durante años, atribuía a Malthus "una profunda intuición económica". Y conviene fiarse de Keynes.
Lo anotado en rojo es una interrogación propia.
Camarada Lobo sabe a quien se come y no le pregunta a nadie si puede comerselo.
V. Putin
ImagenImagen

Kozhedub
Rusófilo profesional
Rusófilo profesional
Mensajes: 5302
Registrado: 21/10/2007 17:17
Ubicación: Leongrado

Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Kozhedub »

"Necesitamos una segunda revolución verde, y rápido", (¿Solo verde o algo mas estructural?) reivindica Pallardó, "porque la productividad agrícola se ha estancado y en cambio la población alcanzará los 9.000 millones en 2050". Para entonces, probablemente el mundo habrá olvidado a Adnan Nevic, el ciudadano 6.000 millones. Aunque nunca se sabe. Un tal Thomas Malthus, un apacible clérigo y matemático que vivió a caballo del siglo XVIIII y el XIX, dejó escrito hace más de 200 años lo que se conoce como maldición malthusiana: "La capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor que la de la tierra para producir alimento para la humanidad". El capitalismo industrial tendió un puente por encima del abismo demográfico malthusiano: ese peligro se ha evitado durante dos siglos y Malthus ha sido perfectamente olvidado durante años.
Malthus fue definido por Marx como "forajido" (literalmente), y le sobraba la razón. No ya sólo por su nulo rigor teórico, ya que ninguna de sus tesis tiene base empírica, sino porque siempre ha sido esgrimido como justificante por elementos reaccionarios para "limpiar" países, razas, o lo que se tercie, de elementos "sobrantes". Por cierto, para disgusto del autor del artículo (con quien coincido en algunas tesis pero no en ésta) Malthus es recordado con notable frecuencia en según qué círculos, y no pro-soviéticos precisamente. De olvidado nada.

Como planteas en tu inciso, lo que hay que cambiar es el modelo. En el mundo el problema no es de superpoblación, sino de sobreconsumo: no sobra gente, sobra gentuza. El informe de la ONU de 2007 reconocía que producíamos ya alimentos para 12000 millones de seres humanos, y se sabe que la curva demográfica tiende a estabilizarse en los países ricos o con cierto desarrollo económico y cultural, porque eso permite el acceso a la planificación familiar y porque la cobertura estatal y un cierto grado de renta evitan que tengas que criar a ocho hijos (con persepctivas de perder a la mitad) para que te mantengan al llegar a la vejez. El paro, las guerras o las desigualdades, así como el hambre, también existían con 5000, con 3000 y con 1000 millones de habitantes en el planeta, así que la cuestión no es tanto cuantitativa como cualitativa.

Se criticó mucho en su día a la URSS por no garantizar unos niveles de consumo a su población, incluso su producción tenía como base la durabilidad, y no que el juguete de turno se estropeara en un año para tirarlo y comprar otro (ya saben ustedes, la famosa "superproducción" capitalista); más crtiticable me parece un modelo que fomenta ése "usar y tirar" y en el que un ciudadano rico consume en un día tanta energía como uno pobre en un año.

Eso sí que es insostenible.

El problema más grave de la tesis malthusiana es que algunos la están utilizando como medio de no reconocer las fallas de su sistema y como herramienta para justificar veladamente cualquier campaña de exterminio a gran escala (vulgo, guerra) aduciendo que somos demasiados.

A los patidarios de Malthus suelo hacerles sólo dos preguntas sobre los seres humanos que sobran:
1: ¿Cuántos?
2: ¿Quiénes?


Curiosamente ninguno responde a la segunda diciendo "Yo el primero". :mrgreen:

Hasta ahí podíamos llegar, siempre sobran "los demás". :lol:

¡Saludos!
"Nadie tiene derecho a disfrutar de la vida a expensas del trabajo ajeno"
(G. Zhukov)

Nurgle
Rusófilo especialista
Rusófilo especialista
Mensajes: 1907
Registrado: 12/06/2006 21:56

Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Nurgle »

A mi modo de ver Malthus solo explica fenómenos naturales en su prospección hacia el pasado, los famosos ciclos "siete años de vacas gordas, siete años de vacas flacas" bíblicas.
Otra cosa es lo que cada uno quiera interpretar desde su óptica, sobre quien sobra o deja de sobrar, yo por mi parte no creo que sobre nadie (quizás si......., alguna gentuza especuladora). Y bajo mi punto de vista, quizás el problema no sea tanto el encarecimiento de los alimentos, que puede que solo sea un signo (como la fiebre) de la enfermedad verdadera, ¿se puede sostener un crecimiento ilimitado? ¿Donde están los límites del crecimiento? o sea ¿se puede crecer continuamente? ¿como alimentamos ese crecimiento? y si no crecemos ¿cual es la alternativa? visto que en España en 2010 en términos trimestrales agregados se ha crecido un 0,6% y aun así se han sumado al paro varios cientos de miles de trabajadores, ¿que supone no crecer?.
Como dije en un post anterior, creo que el problema puede llegar por el lado del consumo de energía, cuando en términos de generación se consuma más que la energía que se produzca. Para extraer hoy petróleo hay que ir más profundo, o más mar a dentro, aumentado de forma exponencial los costes, en el futuro se piensa en la arenas bituminosas, cuyo coste ronda los 100$ el barril, o los petróleos súper pesados de la cuenca del Orinoco, los yacimientos del ártico, y aun así estos recursos costosos no alcanzaran para alimentar la expansión económica.
Cuando se detenga la maquinaria del crecimiento (basada en los patrones actuales) cuando las tasas de crecimiento mundiales se estaquen o entren en recesión porque los recursos energenticos no alcancen para alimentar la maquinaria, ¿donde nos veremos?
Camarada Lobo sabe a quien se come y no le pregunta a nadie si puede comerselo.
V. Putin
ImagenImagen

Responder