20 años sin la Unión Soviética

Historia de la URSS, nacimiento, superpotencia, desaparición.

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Kozhedub
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Kozhedub »

De acuerdo contigo, Vsego, hay matices con los que se puede discrepar, pero en conjunto creo que el autor describe certeramente muchos problemas y consecuencias. Que describa la situación del operario alohólico que sigue percibiendo su salario como un elemento que desincentivaba el entusiasmo de sus compañeros me parece también ingenuo: en occidente las mayores fotunas las amasan famosos sin talento, tiburones bancarios y corruptos de medio pelo, así que por esa regla de tres y con semejantes ejemplos, sólo obtendrìamos como resultado una sociedad o de vagos o de corruptos (o ambas cosas) Igual ya la tenemos...

Otro muy interesante, y tan extenso que dejo sólo el enlace, precedido de una pequeña introducción aclaratoria:
http://marat-asaltarloscielos.blogspot. ... ia-la.html

¡Saludos!
"Nadie tiene derecho a disfrutar de la vida a expensas del trabajo ajeno"
(G. Zhukov)

Vsego
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Vsego »

Otro articulo interesante de Rafael Poch en La Vanguardia pero sobre todo por su respuesta al sr. Butkevicius y el link que lleva a un articulo sobre la verdad de lo que pasó el año 1991 en Vilnius:

Diario de Berlín
El Imperio del Caos en busca del Nóbel de la estupidez

Rafael Poch | 29/03/2014
Cómo la aventura occidental en Ucrania contribuye a una nueva bipolaridad


Ucrania confirma que entramos de lleno en la fase de los “imperios combatientes”, fase superior de la estupidez humana en el siglo XXI. En Occidente, el “Imperio del caos”, con Estados Unidos en primer lugar (ahí están sus obras a la vista; Irak, Afganistán, Libia y Siria), continúa dispuesto a seguir afirmándose militarmente. En Europa, la Unión Europea se confirma como su fiel compañero y pese a la crisis que merma sus presupuestos militares, busca ampliar su presencia en África y Europa Oriental, mientras Alemania sale del armario reivindicando abiertamente el control militar de recursos globales y una “política exterior más activa”.

El único programa que este “Imperio del caos” ofrece a los imperios emergentes de Oriente, los BRICS como Rusia y China, es la “completa sumisión”, explica Samir Amin, pero ni Rusia ni China aceptan ese programa.

En Ucrania Rusia ha dicho basta. Estaba dispuesta a convivir con una Ucrania neutral, pero no con un protectorado occidental enfocado contra ella, algo que rompe a ese país por la mitad y le empuja al conflicto interno. Vía la anunciada privatización del sector energético ucraniano, los grifos de las venas por las que fluye el grueso de la exportación energética rusa quedarán en manos de Estados Unidos (empresas como Chevron están en ello), y la inequívoca perspectiva de ingreso en la OTAN convierte el cerco militar en tierra ancestral rusa en un agravio insoportable.

La rebelión de Rusia supone un vuelco en la conducta de ese país durante más de veinte años, siempre cediendo tras la violación de líneas rojas permanentemente marcadas por Moscú y traspasadas sin ceremonias por Euroatlántida. Ese vuelco es visto como un desafío intolerable que hay que castigar ejemplarmente, pero para Moscú no tiene vuelta atrás, sin arriesgarse a un desmoronamiento del régimen de Putin. “Lo importante no es Ucrania en sí, sino el desafío que el vuelco supone”, dice Fedor Lukianov.

La revisión de los “resultados” de la guerra fría es inadmisible en Occidente. Aquel resultado que Gorbachov imaginó como un acuerdo entre caballeros con miras a construir una seguridad continental integrada en Europa (Carta de París, noviembre de 1990), fue convertido por Euroatlántida en una fullera y arrolladora ofensiva sobre el terreno liberado por uno de los dos gángsteres en beneficio del otro. Los dirigentes rusos estaban entonces demasiado entretenidos en llenarse los bolsillos con la privatización y saqueo del patrimonio soviético. Una mezcla de ingenuidad, desbarajuste, choriceo y espíritu matón. Occidente considera ahora inadmisible revisar aquel excepcional conglomerado y quiere escarmentar a Rusia. Pero ¿cómo hacerlo sin empujarla en brazos de China?

Lo de Ucrania apenas está empezando y China ya asoma como ganadora. Su presidente Xi Jinping se pasea esta semana por Europa, inspeccionando el panorama del subimperio occidental; Holanda, Francia, Berlín, Bruselas, un rosario de viejas capitales coloniales unidas, en una orquesta cada vez más desafinada, alrededor del propósito de contrarrestar a los viejos y nuevos imperios emergentes.

Los intentos de que China condene a Rusia por Crimea han sido vanos. Pekín se ha abstenido en la poco entusiasta condena de Rusia en la ONU y ha expresado cierta prudente comprensión hacia la actitud de Moscú.
“China no tiene intereses privados en la cuestión de Ucrania”, ha dicho Xi en Berlín. La crisis de ese país, “deriva de una historia muy compleja y de realidades actuales”, ha matizado. Hay similitudes.

Si la Rusia de Putin no es la de Yeltsin y Gorbachov, tampoco la actual China de Xi Jinping es la de Deng Xiaoping. La doctrina china, explicó Xi en un acto celebrado el jueves en la Körber Stiftung de Berlín, sigue siendo el rechazo a convertirse en potencia hegemónica. China no quiere tratar a los demás de la forma en que ella misma fue tratada por las potencias occidentales y Japón hasta Mao. Pero Pekín –y esa es la novedad- también está marcando líneas rojas en el Mar de la China y advierte contra el cerco del que ella misma es objeto, mientras el Imperio del Caos pregona el traslado del grueso de sus armadas hacia Oriente.

“No queremos ser hegemónicos, pero tampoco nos dejaremos colonizar ni arrollar por otras potencias como ocurrió en el pasado”, respondió Xi el jueves a una pregunta sobre su incrementado presupuesto militar.

Como a Rusia, Estados Unidos acecha a China en sus propias barbas. El regreso al conflicto y la tensión en Europa no le viene mal a Pekín. Resta energía al escenario asiático. Aunque Europa no puede pasarse sin el gas ruso, la mera insinuación de represalias contra Moscú en el frente energético, empuja a Rusia hacia China.

Las relaciones de Moscú y Pekín son de enorme desconfianza, pero en los últimos años las presiones y agravios euroatlánticos sobre Rusia ya lograron desbloquear y mejorar largos pleitos ruso-chinos sobre el precio y las infraestructuras del gas que China necesita.

Hace tiempo que Moscú, crecientemente desengañado de Europa y embarcado en un planteamiento ideológico neocón-eslavo-ortodoxo, mira más hacia Oriente. Pero esa mirada va más allá de China e incluye a adversarios de Pekín en la región, en primer lugar Japón y Corea del Sur, socios y aliados militares de Washington. Moscú tienta con ofertas y proyectos energéticos a Tokio y Seúl, pero Washington presiona para que eso no prospere. El problema es que al disuadir a Japón y Corea del Sur de cualquier negocio energético con Moscú, Estados Unidos aún estrecha más la alianza entre Rusia y China: Convierte lo que podía ser una difusa deriva rusa hacia Oriente, estratégicamente diversificada, en una unilateral y concreta deriva hacia China, es decir algo que consolida un bloque.

El cálculo de Pekín es 2020: el pulso con Estados Unidos ya será para entonces militar. Seguramente en Pekín se considera que el Imperio del Caos no les dejará en paz sin mediar una crisis militar. El recurso militar de China –el potencial en el que está invirtiendo su defensa- es cegar a la armada del Imperio del Caos atacando todo el sistema espacial de satélites sin los cuales el principal ejército del mundo ya no puede vencer en una de esas guerras de ordenador con centenares de miles de víctimas en el adversario y cero víctimas en el propio campo a las que está acostumbrado. Para cuando eso llegue, el suministro energético, que hoy le llega a China por vulnerables vías marítimas controladas por el adversario, estará garantizado continentalmente vía Rusia.

A la Unión Europea y a Alemania todo esto le viene grande. Bruselas quiere anunciar en junio una estrategia para “disminuir su dependencia energética de Rusia”. Con ello contribuirá a lo mismo: a crear una especie de nuevo mundo bipolar, Euroatlantida contra Eurasia. Ese no es el escenario de Rusia, ni de China, ni de los BRICS en general, pero, por lo visto, es el único programa que maneja el Imperio del Caos. Teniendo en cuenta los retos del siglo; el pico petrolero y demográfico, las enormes incertidumbres que anuncian la desigualdad y el calentamiento global, un verdadero premio Nobel de la estupidez.

* * * * * *

( Respuesta al Señor Butkevicius. En una carta publicada el sábado en las ediciones impresa y digital de este diario, el señor Audrius Butkevicius, ex responsable de la defensa lituana, califica de “incorrecto” el informe sobre la matanza de la torre de televisión de Vilnius del 13 de enero de 1991 que menciono en el artículo El kaganato de Kiev y otras historias http://blogs.lavanguardia.com/berlin/el ... rias-55192, publicado en la edición digital del día 13, en el contexto de la crisis de Ucrania.

El problema es que en este asunto el propio señor Butkevicius es la principal fuente: respondió dos veces con un rotundo “sí” a las preguntas sobre si la matanza fue planeada y si él la promovió conscientemente. Luego viene la extraordinaria confesión que cito en mi artículo, directamente traducida del original ruso y que es respuesta a la pregunta, “¿No sintió usted remordimientos de conciencia por haber utilizado a la gente?”. (ttp://obzor.lt/news/n1610.html). El lector puede juzgar por sí mismo. De paso puede consultar los materiales forenses del caso con víctimas muertas por disparos desde arriba y proyectiles de caza o de viejos fusiles: Ni las armas ni la posición de tiro corresponde con las que tenían las fuerzas rusas aquel día.

Lamentablemente no es un tema nuevo. Tanto el escritor Vitautas Petkiavicius, que fue responsable de la seguridad nacional del parlamento nacional entre 1992 y 1996, como el ex viceprimer ministro Romualdas Ozolas, responsabilizaron en sendos libros al entonces presidente Vitautas Landsbergis y a Butkevicius de la matanza. Y sigue coleando hoy. En junio de 2012 el líder de los socialistas lituanos, Algirdas Paletskis, fue juzgado por un tribunal de Vilnius por haber dicho que el 13 de enero de 1991, “los nuestros dispararon contra los nuestros”. El señor Paletskis fue absuelto.

Por eso, decía en mi artículo: “A la vista de lo que ha pasado en Kíev, con más de veinte muertos a manos de francotiradores el día 20 de febrero, la jornada que precipitó el acceso al poder del actual gobierno prooccidental (con una nutrida presencia de ultraderechistas), la pregunta sobre quién fue el Butkevicius de Kíev no es ninguna tontería. Hay que observar quién no quiere investigar aquellos hechos (el gobierno de Kíev y la UE), además de reflexionar sobre a quién han beneficiado”.)
Elegisteis la cobardia para evitar el sufrimiento, y tendreis cobardia y sufrimiento.

santi
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por santi »

Recordar los problema de Algirdas Paleckis del Frente Socialista Popular de Lituania, condenado por un "tribunal" del régimen neofascista lituano a una multa por poner en duda la versión oficial del regimen.
Hasta 2 años de carcel nos podrían caer a los participantes del foro si expresamos nuestra opinión en la muy democrática y europea Lituania.
http://www.culturabolchevique.com/2012/ ... ga-el.html
http://www.larepublica.es/2011/10/entre ... -lituania/
Вылезай, буржуи! Будем вас судить.
За измену Родине будете платить.

Siberia
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Siberia »

Lo que faltaba... Inserto aquí el artículo y no en el hilo de Gorbachov porque me parece más justo ya que existen demasiados culpables (destacando el difunto borracho con estatua honorífica) como para señalar a uno solo . En el delirio ya buscan paralelismos con lo de Ucrania, cuando son dos situaciones históricas y políticas completamente diferentes.
¿Sentarán en el banquillo a Gorbachov?

Varios diputados rusos han enviado una solicitud al fiscal general de la Federación de Rusia pidiendo que se valore la legalidad del proceso de desintegración de la Unión Soviética, en 1991. En su opinión, los dirigentes de entonces permitieron que se cometiera una serie de infracciones que condujo al colapso de la URSS y exigen que responda por ello el expresidente Mijaíl Gorbachov.

14-04-2014 / Anastasia Vitiázeva, para RBTH


Cinco diputados de la Duma Estatal dirigieron el pasado 10 de abril una interpelación oficial a Yuri Chaika, reivindicando una revisión jurídica de los acontecimientos del periodo de la fragmentación de la URSS.

Los autores de la interpelación representan a todas las fracciones de la Duma, excepto al partido de la izquierda Rusia Justa. Suscribieron la petición dos comunistas: Iván Nikitchuk y Oleg Denisenko, el miembro del Partido Liberal Demócrata de Rusia Mijaíl Degtiariov, además de dos representantes de Rusia Unida, el partido en el poder, Antón Románov y Yevgueni Fiódorov.

Los diputados quieren respuestas a dos cuestiones: si hubo intervención de países extranjeros contra la URSS y si ocurrió entonces un golpe de Estado, similar al que tuvo lugar recientemente en Ucrania.

Además, los diputados sospechan que en aquel entonces los dirigentes de la Unión Soviética cometieron infracciones que llevaron a la desintegración del país.

“Además de la respuesta a la interpelación, esperamos obtener una valoración de los fundamentos jurídicos de las estructuras de Estado de todas las antiguas repúblicas soviéticas, así como de la Constitución, lo que puede justificar una alteración de estos documentos, como, por ejemplo, el de la soberanía de Ucrania”, declaró Fiódorov, de Rusia Unida. El diputado confía en que la valoración de lo ocurrido hace dos décadas contribuirá a estimular un movimiento de liberación en los territorios de la antigua URSS, “en especial, en Ucrania”.

El primer presidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, está siendo acusado por los diputados de haber formado el Consejo de Estado de la URSS, órgano que no consta en la constitución de la URSS entre los organismos del poder estatal. Fue justamente el consejo de Estado el que decretó el reconocimiento de la independencia de las repúblicas soviéticas del Báltico.

Gorbachov ha calificado la iniciativa de los parlamentarios de “mal pensada y precipitada”. El expresidente de la URSS afirmó que los intentos de responsabilizarlo por la desintegración del país no tienen fundamento histórico y parecen, antes que nada, una tentativa de autopromoción de los diputados.

“Cuando me acusan de haber desintegrado el Este de Europa, acostumbro a responder que devolví Polonia a los polacos, Checoslovaquia a los checos y eslovacos y Hungría a los húngaros”, afirma Gorbachov.


Revisión de la historia

El fiscal general tendrá que analizar la interpelación de los diputados y responder. Fiódorov espera que el órgano lo haga dentro de un mes.

No todos los politólogos rusos se muestran de acuerdo en que el análisis de unos acontecimientos tan remotos sea imprescindible. Consideran que es poco probable que la investigación se lleve a cabo con rigurosidad y precisión.

“Me parece encomiable la iniciativa de los diputados. Sin duda, es necesario estudiar el proceso de disolución de la URSS. Pero respecto a los resultados de la investigación mantendré una actitud escéptica”, declaró Vladímir Gorniunov, miembro del Consejo de Asociación de Especialistas y Consultores políticos, Vladímir Goriunov. “Sin duda, muchos documentos se destruyeron. Además, la actual elite rusa está vinculada con aquellos acontecimientos o con aquellas personalidades que los provocaron”.

Goriunov subraya que juzgar a Gorbachov por la desintegración de la URSS no tiene fundamento. “No fue el iniciador ni el organizador de aquellos acontecimientos.

“La iniciativa de los parlamentarios es un tanto exótica”, considera Alexéi Makarkin del Centro de Tecnologías Políticas. “Los autores, sobre todo representantes del partido en el poder, siempre se distinguirán por sus opiniones radicales”. El analista se muestra convencido de que la Fiscalía General estudiará la interpelación parlamentaria, pero la respuesta será una evasiva. “Tanto la Fiscalía General como los tribunales ya han recibido en otras ocasiones interpelaciones semejantes”, dice Makarkin.

A su modo de ver, la interpelación de los diputados complicará aún más las tensas relaciones con las repúblicas bálticas que obtuvieron la independencia durante la desintegración de la URSS. Según el especialista, muchos ciudadanos de los países Bálticos consideran a Rusia como un país agresivo.

Siberia
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Siberia »

El escritor ruso Zajar Prilepin habla de su infancia en la URSS y de cómo algunos en Rusia han mancillado su memoria. Publicado originalmente en ruso en seance.ru y traducido al castellano en RBTH.

Imagen
El segundo asesinato de la Unión Soviética


...Hoy ya todo se ha olvidado, ya no duele la patria.

Pero no, no, realmente no es así y vuelve continuamente a aparecer la conocida sensación de aversión e indefensión, de indefensión y aversión…

Realmente, en un sentido ignominioso y mezquino, yo no perdí nada cuando desapareció esta unión roja, cuando este imperio mío se resquebrajó y humeante, se derrumbó.

Mi padre no era un patricio soviético y mi madre tampoco era nadie. Eran gente sencilla, agradable, buena y humilde; mi padre, además, era alcohólico.

Yo no tenía nada de qué quejarme, vivíamos como todo el mundo, sin denigrantes ofensas, sin penas culpabilizadoras, sin dolorosas esperanzas. El país era, en sí, una realidad y no nos enseñaron a protegerlo.

En la URSS creció una generación de personas asombrosamente infantil. Mi infancia transcurrió en una aldea gris, verde, posteriormente decadente, luego blanca y medio despoblada, silenciosa.

Teníamos el baño fuera de casa, en la única tienda existente no había ni helados, ni fruta, ni salchichón, ni café. Pero yo tampoco sabía que tenía que haberlos. Y no pasaba nada, no me moría de hambre ni tampoco tenía intención.

En cambio, teníamos una casa de dos pisos: pertenecía a la escuela donde trabajaba mi padre y yo no podía estar más orgulloso de mi casa. Todavía está en pie, casi igual de grande que en mi infancia, sólo que ahora está un poco pandeada.

Vivía en la Rusia de provincias donde todo transcurría lenta y parsimoniosamente, sin grandes sobresaltos y donde no se llegaba a ninguna parte.

Pero tampoco teníamos necesidad de ir a ninguna parte.

En mi infancia, para mí no existía ninguna Unión Soviética: no me la encontraba, no la veía ante mí, no llevaba sus pantalones de rayas rojas de los trajes militares, no oía su voz. Ni siquiera emitía ningún olor: podría oler a tabaco picado, a cigarrillos Belomorkana, o tal vez, a aceite de tanques , a tractores , a estaciones hidroeléctricas, al Mausoleo, o a cualquier otra cosa. Pero no me olía a nada. Y tampoco dejaba ningún sabor: que por lo menos los boquerones con tomate agriaran, o que las algas fueran un poco sosas o que el chocolate “Alionka” dejara un gustillo dulce o que nos alegraran las mandarinas que tomábamos en Año Nuevo. Pero no había ningún sabor.

La tranquila Unión navegaba a la par de mi infancia como una sombra grande y pesada, cargada de hierro y de construcciones complejas, fue encallando casi imperceptiblemente. Ahora permanece pesada y entumecida, inofensiva y herrumbrosa con sólo sombras en su interior, con sólo pequeños alevines, sólo una corriente indolente y glacial.

Imaginar cómo era la Unión para mí no es una tarea compleja.

Me viene a la mente por ejemplo la siguiente imagen. Una tarde en la aldea. ¿Se puede imaginar lo que es una tarde de aldea, invernal, fría y negra? No, seguro que ni se lo imagina.

Es la ciudad la que se llena de ruido, de coches, de llamadas, de barrenderos, de vecinos, del ruido de pasos en el portal, del estruendo del conducto de basura, de ladridos en la calle. Incluso por la noche, la ciudad se sobrecoge, golpetea, se detiene y grita.

Pero la noche en una aldea, es como si la casa estuviera bajo una tonelada de nieve mullida y sordomuda y sólo el Secretario General en el Kremlin y un astronauta en un Sputnik supieran que en las tierras negras de Riazán crepitaban los corazones de dos niños, el de mi hermanita y el mío, ambos sentados, sin luz y sin radio junto a la chimenea.

Tengo cinco años y mi hermana once.

Y silencio alrededor, sólo se oye el crujir de la balaustrada de la casa. Y nadie, alrededor sólo la Unión Soviética, inmensa, silenciosa y cubierta de nieve.

Y de repente se oye un ruido de pasos en el zaguán y mi hermana y yo salimos disparados de nuestras banquetas, como dos cascabeles alborotadores.

Mi hermana: ¡Mamá!

Yo: ¡ Papá!

Nuestros padres habían llegado de Moscú cargados de paquetes, bolsas y fardos como si fueran camellos de Riazán: jóvenes, con frío, grandes y cálidos y si nos fijábamos atentamente parecían dos ángeles adultos. Nos besan y empiezan a desenvolver los paquetes.

En los paquetes, ¡mmm!, salchichas, una gran cantidad de salchichas. Se podrían extender hasta el segundo piso por la balaustrada y utilizarlas de adorno como guirnaldas navideñas. Pero todavía había algo más: quesos, probablemente, redondos; mandarinas, seguro que amarillas con un pequeño rombo de papel negro pegado en la piel; mantequilla también, panecillos y alcohol de todo tipo, si mi memoria no me falla.

Pero hasta hoy todavía recuerdo esto como una humillación. Había que ir a la capital a por los bienes de primera necesidad. Pero yo no lo podía comprender. Si mis padres habían ido a por todo esto a la tienda de la aldea, entonces, ¿a quién esperábamos durante tanto tiempo mi hermana y yo bajo una tonelada de nieve oscura y sordomuda?

Ésta no es ni siquiera la Unión Soviética, es mi infancia. ¿Qué tiene que ver en esto la Unión Soviética, acaso me ha robado algo? No todo lo contrario: me ha dado todo lo que necesitaba y jamás ha hecho como si yo no existiera.


La indiferencia de un nuevo país

La enfermera corría detrás de mí para ponerme una vacuna, la vecina me cuidaba cuando era pequeño sin pedirles a mis padres dinero a cambio, la bibliotecaria me miraba de vez en cuando para decirme que había venido “Elektronik” (personaje de unos dibujos animados de los años 70) de la ciudad, el cocinero en la escuela me servía los trozos más apetitosos, nunca he visto a un policía en la aldea porque no había peleas, nadie robaba, no había gamberros. Nuestra enorme parentela se reunía y durante dos y a veces, incluso, cuatro semanas se divertía, olvidando por completo sus deberes y preocupaciones; el fatigado país nos miraba desde lo alto y en su mirada no se percibía ni crueldad ni frialdad.

No supe apreciar todo esto hasta que mi nuevo país, con el que me encontré por la fuerza del destino, empezó a actuar como si yo no existiera y si existía eso no iba con él.

Este nuevo país se comportaba de manera agresiva, insolente, ruin y grosera. Su postulado básico era:“¿Y quién tiene la culpa de que seas tan miserable? ¡Pero, mírate! Un completo insignificante. Anda, sal de delante de mí, no te quiero ni ver…”.

En esa época surgió la increíble palabra “sovok” (individuo soviético, connotación peyorativa) No me considero una persona sádica pero al tipo que inventó esta palabra para denominar así a todos los soviéticos le cortaría personalmente la punta de la lengua. Con la palabra “sovok” este tipo crearía para mí un sonido agradable y característico. Antes no se podía hablar así,con diminutivos.

De los veteranos de la Gran Guerra Patria (Segunda Guerra Mundial) queda un nimio pelotón pero en aquella época todavía constituían poderosas filas. Condecorados con la Orden de la Bandera Roja, orgullosos, dispuestos siempre para el ataque, desfilaban por las calles, desafiantes con sus mentones arrugados; no en vano eran odiados por Víctor Astifev, un mal y extravagante escritor que despreciaba a toda la generación socialista soviética de militares de trincheras.

Y a estos veteranos con medallas y condecoraciones, con metralla olvidada en sus costillas, ellos con mirada orgullosa y lacrimógena , mirada que pasó cuatro años asomada al abismo, ¿a estos veteranos los denominan sovok? Ellos que habían levantado de nuevo este país sobre el que vosotros os habéis lanzado como los últimos chacales?

Sí, decididamente habría que contarles la lengua…

En esa época en la que habían transcurrido tres lustros de mi existencia yo nunca había sentido ningún tipo de humillación hasta el año 1990, y fue precisamente ese año cuando experimenté por primera vez humillación, rabia y desprecio.

En esa época la Unión Soviética había adquirido sus trazos, sabor, color y olor. El odio de sus defenestradores hizo surgir en mí amor y ternura hacia ella.

Hoy ya todo se ha olvidado, ya no duele la patria.

E igualmente, hasta hoy día muchos otros niños desgraciados experimentan lo mismo: compañeros abusones los arrastran al sótano de la casa y empiezan a agredirlos y a burlarse de ellos, mostrando sus colmillos amarillentos y blasfemando contra su familia: contra su madre, contra su padre y también contra su hermana. Y uno no puede hacer nada, ni siquiera tiene fuerzas para llorar, sólo un chillido infantil sale de lo profundo de la garganta: “¿Por qué me hacéis esto? Vosotros también tenéis madre”.


El primer asesinato

En mi infancia nunca sufrí semejantes humillaciones pero sí tuve que sufrirlas en mi juventud.

Esto tuvo lugar durante el primer asesinato de la Unión Soviética que aconteció no en agosto de 1991 sino en el otoño de 1993. Y se prolongó, y se prolongó y se prolongó.

Cuando hoy en día observo el destino de la democracia en Rusia y cuando intento salvar esta democracia tan largo tiempo denostada por mí, comprendo que en el hecho mismo de su nacimiento portaba en sí un terrible pecado original con el que no vamos a vivir mucho tiempo.

¡Oh, cuánta inmundicia echaron estos pregoneros salvapatrias!.

¡Oh, cuánta inmundicia derramasteis , qué dolor me producía escucharos!

Yo sé qué democracia quiero: la que no traicione a mi padre ni a mi abuelo, la que no escupa a los pies, la que mantengo convincentemente desde los quince años.

Pero la democracia que queréis vosotros yo la conozco bien, es la de la abominación de Zoya Kosmodemyanskaya (partisana soviética durante la Segunda Guerra Mundial). Tras su muerte a manos de los nazis fue condecorada Heroína de la URSS la de la permanente infamia sobre Yuri Gagarin, la de la inmundicia sobre Serguéi Esenin (destacado poeta ruso), la de vuestro insaciable “deseo de extraer la última gota al esclavo”, la de vuestro cacareado “así no se puede vivir”, con vuestras interminables peroratas en las que como en una tela de araña , se engancha, se enmaraña y agota su sangre la razón de todo hombre ruso.

¡Pero qué libertades si la palabra “ruso” era en sí un insulto hace medio siglo! Todavía recuerdo cuando empecé a dedicarme al periodismo a finales de los años 90 y quería titular un artículo “Notas rusas” y unos ojos abiertos como platos me advirtieron :¿pero, usted, de qué va? ¿qué notas rusas? ¿ sabe que tufillo tiene la palabra “ruso”?

Ahora resulta gracioso recordarlo pero antes era así…

Si cogemos una colección de periódicos y revistas de esos años convulsos, y si además abrimos los archivos podremos demostrar en el Juicio Final que habéis arrasado con toda nuestra historia nacional, habéis profanado todas las tumbas, habéis bailado sobre todas las reliquias, habéis arrancado el estandarte de mi Victoria, la habéis arrojado y os habéis limpiado las botas en ella.

No podréis ser felices en Rusia. ¿Por qué lo habéis hecho? ¿Por qué mi libertad ahora tiene que estar ligada para siempre a vuestros mancillados nombres, a vuestras bochornosas acciones, a vuestros podridos discursos?

Sí, y más tarde, llegó la época del descanso. Desapareció el corro de innumerables y estruendosas carcajadas de los más variados Svanidzes y quedó sólo el verdadero Svanidze (importante publicista) , envejecido, cansado y que no eliminó al esclavo existente en el individuo ruso –soviético sino que ha criado un pequeño esclavo en sí mismo.

Sé lo que digo. He visto como se regocija cuando le preguntan por mis amigos, condecorados soviéticos, jóvenes, apuestos a los que la nueva gendarmería arranca los dientes, rompe brazos y cráneos, a los que encarcelan y a los que en los interrogatorios golpean hasta la muerte.

A la Unión Soviética la dejaron en paz, aunque a veces burlándose de ella le daban alguna patada de ahí que los viejos sepultureros y necrófilos no supieran hacer otra cosa que enterrar y desenterrar. Y por eso los infantilizados evtushenkos (poeta ruso perteneciente a la generación de los 60. Su poesía fue fundamentalmente social, dirigida principalmente a los jóvenes) de Riazán en su juventud, se quedaron infantilizados de por vida; no sabían ni qué censuraban ni qué traicionaban.

Pero ésta ya no es una estrategia de Estado. Al contrario, el Estado con ojos legañosos y gesto luctuoso, y elevando hacia el cielo los oxidados clarines empezó a emitir periódicamente tonos de lo más diverso: desde la melodía matutina televisiva de los pioneros, a la melodía del antiguo himno soviético, o la canción “ Tardes en los alrededores de Moscú” pasando por la melodía de la película “La mano de diamantes”.

Al son de esta briosa música han completado una rápida y compleja restauración del destartalado aparato represivo soviético y de la oxidada máquina ideológica en la que el discurso sobre “la doctrina Marx-Engels-Lenin” fue sustituido por el hipnótico mantra de la estabilidad.

En vez de enormes pancartas (estuve pasando cinco años bajo ellas) con el lema “Materialización de las Resoluciones del XXV Congreso del PCUS” aparecieron otras pero con la propuesta de materializar el plan secreto de nuestro por entonces todavía querido presidente.

Lo más ofensivo es que incluso el congreso del PCUS con el mayor número de dinosaurios políticos era capaz de tomar decisiones, que por muchas bromas a que diera pie, se podían materializar y no como ahora que no se emprende ningún plan y lo que es peor ni siquiera ocultan esta falta de iniciativa.


El segundo asesinato

Pero ¿qué hace que esta propaganda absurda provocara hace 30 años en millones de personas nada más que aburrimiento o asco y ahora en muchos provoca de nuevo arranques de vigor y apetito?

Así, de esta manera tuvo lugar el segundo asesinato de la Unión Soviética, ya muerta para entonces.

Los actuales restauradores han logrado lo que no pudo hacer ningún pregonero ni mesías durante los años 90: hacer confluir todos los atributos de la grosería, estupidez y servilismo de la época “roja” ,y definitivamente demostraron que no hay fuerzas, ni sentido para soportar esto por segunda vez.

Yo mismo he llegado al punto de pronunciar también la palabra “sovok”. Y aún más, “sovok, mierda” y “sovok, joder”.

Córtenme la punta de la lengua, lo tengo merecido.


Y con todo eso…

Y con todo eso…

Mientras no me llenen la boca de barro, continuaré repitiendo una y otra vez: Mi patria es la Unión Soviética, mi patria es la Unión Soviética.

A los que se hayan mortificado, que los hayan sacado de la tumba y que de nuevo los hayan engalanado no forman mi patria. Yo no comulgo con estos como hace mi querido Alexander Projanov (miembro de la Unión de Escritores de Rusia y editor del periódico nacionalista “Zavtra”) . Todavía no ha desistido de insuflar vida a esta asquerosa momia. Pero yo siento repugnancia.

Mi Unión Soviética no va a resucitar, está muerta, yo sé dónde está enterrada: donde arde la llama eterna, a donde uno puede dirigirse después de salir no importa de qué oscuridad y de nuevo sentirse niño, por el que hay que interceder.

A mi Unión Soviética no se la profana, porque la llama eterna no se convertirá en farsa, no es posible aislarla, no arderá nunca donde no haya un espíritu vivo.

A mi Unión Soviética no se la calumnia, sabe el lugar que ocupa y sabe quién es.

Recuerdo a aquellos que han nacido no como resultado de la corrupción del dinero alemán sino en el transcurso de la Gran Revolución Socialista de octubre. Nada más.

Nada más.

Siberia
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

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El Festival de San Sebastián retrata la Europa del Este en 50 películas

Zinemaldía propone un recorrido por el cine producido desde el año 2000 en los países que vivieron bajo la influencia soviética tras la Segunda Guerra Mundial

08/08/2014 - El Mundo


'Eastern Promises. Retrato de Europa del Este' es el título de la retrospectiva que se proyectará este año en el marco de la 62 edición del Festival de San Sebastián, un recorrido por el cine producido desde el año 2000 en los países que vivieron bajo la influencia soviética tras la Segunda Guerra Mundial. Un ciclo que permitirá descubrir la riqueza creativa de estas cinematografías y a los nuevos talentos surgidos en la última década.

Este año se cumple el 25 aniversario de la caída del Muro de Berlín en 1989. Un hecho que supuso el final de la división de Europa que había marcado la Guerra Fría y el fin de la dominación soviética en estos países, totalmente separados ideológicamente y culturalmente del resto de Europa. A partir de ese momento, una serie de trascendentales hechos históricos cambiaron por completo la geografía política de los países que formaban aquel bloque tradicionalmente conocido como 'Europa del Este'.

Como era de esperar, esos cambios, que han transformado radicalmente las antiguas sociedades comunistas en apenas 25 años, han quedado reflejados en el cine producido en estos países, un cine que se convierte en registro y testimonio de ese proceso social y político.

Todos ellos proponen nuevos imaginarios para los espectadores actuales a través de todo tipo de temáticas, géneros y estilos que estarán presentes en la retrospectiva: el drama social, la comedia costumbrista, el thriller, las películas de temática juvenil, la ciencia ficción, el documental o el cine bélico.

La retrospectiva reúne un total de 50 películas provenientes de Bosnia, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Macedonia, Moldavia, Polonia, República Checa, Rumanía y Serbia, muchas de ellos inéditas en nuestro país.

Una publicación coordinada por Matthieu Darras acompañará el ciclo, un libro con colaboraciones de destacados periodistas y críticos de toda Europa: Janka Barkóczi, Hana Cielova, Andreea Dobre, Mária Ferenuhová, Zsolt Gyenge, Blazej Hrapkowicz, Eva Kriková, Anita Libor, Alexandra Olivotto, Yoana Pavlova, Vladan Petkovic, Tristan Priimägi, Ola Salwa, Stefan Uhrik y Greta Varts.

Varios directores asistirán al Festival para presentar sus películas incluidas en la retrospectiva: Sarunas Bartas (Lituania), Kristina Buoyt (Lituania), Marian Crisan (Rumanía), Mira Fornay (Eslovaquia), Bohdan Sláma (República Checa), Malgorzata Szumowska (Polonia) y Anna Viduleja (Letonia).

El ciclo 'Eastern Promises. Retrato de Europa del Este' está organizado por el Festival de San Sebastián en colaboración con CulturArts-IVAC (Valencia), Museo San Telmo, Filmoteca Vasca y Donostia/San Sebastián 2016.

Patolina
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Patolina »

Bueno el hilo debería cambiar a 25 años sin la Unión Soviética. Hace una semana se conmemoró la caída del muro de Berlin. Allí se celebró especialmente la caída, no se si vieron que se hizo una acción simbólica de una "frontera de luz", es muy interesante.

Estaba leyendo la noticia de que Gorbi estuvo en Berlin hablando con Angela Merckel... pero en realidad ¿qué tanta influencia tiene en realidad esta persona sobre la vida política rusa actual?

ALEMANIA Llama a Rusia y la Unión Europea a 'reconciliarse'

Gorbachov: 'No permitamos un nuevo muro'

Merkel mantuvo ayer una conversación "confidencial" y "provechosa" de 40 minutos de duración con el ex presidente de la extinta Unión Soviética Mijail Gorbachov, aprovechando que estaba en Berlín para la conmemoración de aniversario de la caída del Muro. La invitación fue una iniciativa personal de la canciller alemana y no se dio información la prensa sobre su contenido, pero sí transcendió que, durante la conversación, Gorbachov alabó y agradeció el papel que Alemania está ejerciendo como mediadora entre Rusia y Occidente con motivo de la crisis de Ucrania.

La postura oficial del gobierno alemán, como se encargó de señalar su portavoz, Steffen Seibert, difiere de las declaraciones realizadas el pasado fin de semana por "Gorbi", como es llamado cariñosamente por los berlineses, en las que sugería que las potencias occidentales están faltando a los compromisos pactados previamente a la reunificación alemana. Pero en la conversación con Merkel no hubo grandes distancias y a su salida, durante la entrega de una condecoración que le otorgaba la Unión Cristianodemócrata (CDU), Gorbachov suavizó su discurso y llamó a Rusia y a la Unión Europea a "reconciliarse de forma urgente".

"No podemos permitir que haya un nuevo muro", dijo. "Debemos sortear nuestras sombras y superar esta crisis", pidió respecto a Ucrania. Y no volvió a mencionar ni atribuir reproches ni errores a los líderes occidentales.

Durante el cóctel que siguió a la ceremonia de entrega de la Medalla del Mérito, Gorbachov departió con numerosos invitados el evento y expresó su preocupación por el hecho de que las tensiones a causa de Ucrania devengan en una enemistad más profunda con el paso de los meses, aunque matizó que "más que enemistad, lo que hay es falta de entendimiento".

Varios miembros de la CDU que tuvieron ocasión de conversar con él aseguraron que en su discurso no hay rastro de reproches a Occidente, pero sí una firme defensa de Putin, que en su opinión está actuando según la Constitución rusa y en actitud de fidelidad a sus aliados. También se comentaba durante la reunión que Merkel ha tratado de establecer a través de Gorbachov un nuevo puente hacia Moscú que suma a las conversaciones telefónicas que periódicamente mantiene con Putin.

Entre las preocupaciones actuales de la canciller alemana destaca la causada por las recientes informaciones que proceden de la OTAN y que señalan la presencia de tropas rusas movilizándose hacia la frontera con Ucrania. Merkel habría tratado de hacer entender a Gorbachov la importancia de que los movimientos de tropas no alteren los acuerdos alcanzados a pesar de que Putin esté actuando de acuerdo a la ley rusa.

fuente: http://www.elmundo.es/internacional/201 ... b456f.html

Siberia
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25 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Siberia »

Pues sí, ya son 25 años... alguien debería cambiar el título del post. :wink:
25 años de la Rusia postsoviética

Rusia celebra hoy el aniversario de la proclamación de soberanía de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, que inició la construcción del Estado postsoviético. Los expertos afirman que ha habido éxitos aunque lo dicen con grandes reservas.

12 de junio de 2015 / Alexéi Timoféichev, RBTH


A grandes rasgos, el nuevo Estado ha pasado la prueba del tiempo, suelen comentar los analistas al hablar de la Rusia postsoviética. Al mismo tiempo, se señala su carácter contradictorio. Según algunos observadores, hay una la ambigüedad en la adopción del documento de soberanía de Rusia en el marco de la Unión Soviética, ya que la Federación de Rusia fue la principal estructura de la URSS antes de su caída en diciembre de 1991.

“La declaración en sí es un fenómeno muy contradictorio. Por un lado, marcó el destino de la URSS hacia su caída pero, por otro, preservó su territorio”, según explica a RBTH el analista político Dmitri Andréiev. Este experto considera que la declaración de soberanía rusa fue “el último clavo en el ataúd de la Unión Soviética”. Sin embargo, era el único escenario posible y era “la mejor de entre las peores opciones”, puesto que ya se había perdido toda oportunidad de conservar la integridad del país.

Según Borís Shmelev, director del Centro de Estudios Políticos del Instituto de Economía, “al dar pie a la caída de la Unión Soviética, en realidad la nación rusa renunció a una parte de sí misma”, ya que “la URSS también representa una gran parte de la historia de Rusia”.


Un estado inestable

Según los analistas, aunque durante los pasados 25 años Rusia ha conseguido crear instituciones de gobierno y una sociedad civil con vistas a establecer un sistema económico, el Estado no logró adquirir la estabilidad necesaria durante ese tiempo.

Según Shmelev, esto se debe principalmente al hecho de que Rusia todavía no ha logrado construir un sistema democrático eficaz. “Lo que tenemos es un régimen que, aunque moderado, es autoritario. No hemos creado un sistema de controles y equilibrios. El Parlamento no funciona, es solo una máquina de votar. No hay un sistema de partidos estable, reina la corrupción...”, subrayó el experto en una entrevista a RBTH sobre los problemas de la Rusia postsoviética.

Muchos expresan su insatisfacción con la eficiencia del sistema político. Según el presidente del Instituto Nacional de Estrategia, Mijaíl Remizov, Rusia aún no ha desarrollado un sistema republicano estable. Si esto hubiese sido así, habríamos sido testigos “de un cambio de poder público a través de la competencia de partidos que se alternan”.

“Nunca hemos tenido un cambio de equipo real operado a través de una competición pública. Aquí solo funcionan los mecanismos de sucesión, una dinastía presidencial oficiosa”, explicó el experto en ciencias políticas a RBTH.

Pero, al mismo tiempo, cree que este sistema tiene ventajas en lo que respecta a la consolidación del poder y la superación de las crisis. Subrayando el papel positivo que en general desempeña una fuerte institución de poder presidencial en Rusia, el analista lo llamó “la piedra angular que mantiene unido el edificio nacional”.


Yeltsin y su ansia de poder

La tradición de un poder presidencial fuerte en la Rusia actual fue comenzada por el primer líder postsoviético, Borís Yeltsin. A pesar del hecho de que en la actualidad su mandato se considera un momento de experimento democrático en Rusia, en sus tiempos, el presidente recibió duras críticas por su autoritarismo.

Las mismas críticas se dirigieron a la Constitución de 1993, adoptada bajo los auspicios de Yeltsin, ya que estipulaba que la Oficina Presidencial dominaba de facto sobre todas las otras instituciones de poder del paisaje político ruso.

Según Andréiev, el fundador del Estado ruso actual era una persona interesada solamente en sus propios intereses y en su poder. “El ansia de poder absoluto de Yeltsin, que nadie se atrevía a cuestionar, paradójicamente coincidió con los intereses a la hora de estructurar el territorio de Rusia. Es difícil creer que otra persona pudiera haber sido capaz de mantener la integridad del territorio en un periodo tan terrible como fueron los años 90”, declara

Recuerda que en conflicto de 1993, que desembocó en el bombardeo del parlamento por parte de las tropas afines a Yeltsin, él apoyó a los oponentes Ruslán Jasbulátov y el vicepresidente Alexander Rutskói. "Hoy me habría puesto a favor de Yeltsin, ya que no creo que ninguno de los dos habría sido capaz de preservar Rusia".

Algunos analistas políticos señalan la debilidad de otras insituciones estatales, comparadas con el poder presidencial. Para otros, el principio étnico-territorial de la Federación, con la presencia de varias repúblicas nacionales, supone una vulnerablidad que hay que tener en cuenta.

Al mismo tiempo, la relación con el pasado es otra cuestión controvertida. Mijaíl Vinogradov, presidente del fondo Política de Petersburgo, afirma que es como si Rusia estuviera "avergonzada de su situación actual y tratase de fortalecerse presentándose como sucesora de la URSS".

Al mismo tiempo, la situación de Rusia es favorable en comparación con otros estados post soviéticos. Sobre todo si se compara con Moldavia, Ucrania y Kirguistán, que tienen un futuro poco claro en este sentido.

Kozhedub
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Kozhedub »

Según Shmelev, esto se debe principalmente al hecho de que Rusia todavía no ha logrado construir un sistema democrático eficaz. “Lo que tenemos es un régimen que, aunque moderado, es autoritario. No hemos creado un sistema de controles y equilibrios. El Parlamento no funciona, es solo una máquina de votar. (...)”.
¿Esto es Rusia o es España? :lol:

Sobre la comparación con Ucrania, coincido en que Rusia está mucho mejor. Pero discrepo en que los vecinos del oeste lo tengan "poco claro". Para mí está clarísimo que se van a pegar un trompazo, lo único es saber si el chocolatero saldrá por sus propios medios o con un "empujoncito".

Por lo demás, Rusia ha encajado la crisis bastante bien, pero me temo que Putin aproveche la popularidad ganada con su gestión de la crisis ucraniana (brillante, para qué lo vamos a negar) como excusa para no tocar los muchos problemas que la sociedad rusa sigue arrastrando de la gestión de Yeltsin y de la propia inercia posterior.

Saludos.
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Kozhedub
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Kozhedub »

Ya lo reconoce hasta la prensa del régimen:

No viví en la Unión Soviética
(pero la echo de menos)

El recuerdo de la Unión Soviética sobrevive entre sus antiguos ciudadano pero también en una nueva generación que incluso nació después de su desintegración.



ÀNGEL FERRERO


MOSCÚ.- ¿Se puede tener nostalgia de algo que no se ha vivido? “En contra de la opinión comúnmente aceptada, los procesos históricos no se han acelerado con la aparición de los medios de comunicación de masas”, escribe el sociólogo ruso Borís Kagarlitsky. “Los 'historical tempi' –explica Kagarlitsky– no están determinados solamente por la velocidad de la transmisión de la información, sino también por la dinámica de la conciencia de las masas”.

Más de siete décadas de comunismo soviético habían de dejar a la fuerza una honda huella psicológica en la población rusa. El recuerdo de la Unión Soviética sobrevive, obviamente, entre sus antiguos ciudadanos, cuyos sentimientos van desde el rechazo absoluto hasta la nostalgia por una época que, pese a todo, forma parte inseparable de sus biografías. Pero también se ha transmitido –y esto es lo interesante– a una nueva generación que no tiene edad suficiente como para recordar la URSS o que incluso nació después de su desintegración.


Tres jóvenes rusos y la URSS



La revista The Village entrevistó recientemente a varios de estos jóvenes. El artículo ofrece una perspectiva poco habitual a este fenómeno, que si bien no es general, al menos sí que merece cierta atención.

“Hace tiempo que me intereso por la politología y leo mucho sobre ideología. Sueño con la construcción del socialismo en Rusia, que los políticos trabajen por el bienestar de la gente y no al revés, porque así es como tendría que ser”, dice Kiril (15 años). Para Kiril, la Unión Soviética era un país donde la gente “se sentía tranquila”, ya que podía “recibir una educación gratuita, había trabajo y la vida era buena”.
“Mis abuelos sabían qué les deparaba el futuro, había asistencia médica gratuita, y el Estado siempre ayudaba”, añade. Este quinceañero explica que no le importa dedicar parte de su tiempo libre a defender el pasado soviético de Rusia en los foros de Internet: “sí, todas estas conversaciones, por ejemplo, sobre que en la URSS no había productos, que los estantes estaban vacíos... tonterías. Todo eso ocurrió en los noventa. En tiempos de la Unión Soviética había de todo.”

“Soy una persona muy alejada de los valores actuales”, confiesa por su parte Ígor (24 años). “No le doy un valor especial al dinero, cuánto gana una persona no es para mí ningún indicador de éxito”. Hijo de un funcionario del KGB y una ingeniera, a Ígor le gusta ver cine soviético –que considera mejor que el actual cine ruso– y escuchar al conocido cantautor soviético Vladímir Vysotski. “Claro, las cosas han cambiado, como se dice, 'las cosas son ahora mejor'. Han pasado más de veinte años desde la desintegración de la URSS. ¿Pero qué ocurrió en los primeros cuarenta años de la Unión Soviética? No hay más que compararla con la Rusia prerrevolucionaria y la Rusia de preguerra, eran países diferentes. Uno era un país agrícola atrasado y el otro un país avanzado.”

Como a Kiril, lo que más le atrae a Ígor de la URSS es la seguridad que brindaba el Estado soviético a sus ciudadanos. “Al hombre soviético se le acompañaba desde la cuna hasta la tumba. Y eso es algo que me gusta: naces, vas a la guardería, de la guardería vas a la escuela, de la escuela vas al instituto y la universidad, sales y tienes trabajo. Trabajas, recibes los vales, viajas. Eso es lo mínimo, la base. Y si quieres, siempre puedes conseguir algo más.” Aunque Ígor se muestra escéptico con el actual Gobierno, esta nostalgia –aunque él no la considera así– no le ha llevado a militar en ningún partido ni organización política. Todo lo contrario que Gueorgui (22 años), cuyo temprano interés por la historia de la URSS le llevó a afiliarse al Partido Comunista de la Federación Rusa (PCFR).

“Todo comenzó en el instituto, cuando tenía 16 años”, explica Gueorgui. Fue entonces cuando comenzó “a estudiar la historia del país”: “la época de la Unión Soviética me enganchó, y comencé a estudiarla.” La URSS, continúa, “enseñó a la humanidad que hay un camino alternativo, que se pueden hacer las cosas de otra manera. Nos inspiraron los sindicatos occidentales y su lucha por los derechos. El esfuerzo y la abnegación de la gente que construyó el país y sobrevivió incluso a las peores épocas son motivo de admiración.” Los ciudadanos de la URSS eran “gente normal y corriente”, pero que hicieron grandes cosas.

Con todo, para Gueorgui, cuyo ídolo es el cosmonauta Yuri Gagarin, no se trata sólo de los grandes proyectos, sino también de los pequeños detalles de la vida cotidiana. “Todo el mundo ha oído hablar de las máquinas expendedoras de soda, del hecho de que nadie robaba los vasos que habían en la máquina. Cosas pequeñas como ésta pueden llevar a cosas más grandes. Y de cosas pequeñas como ésta se pasaba a otras, a cosas que hoy prácticamente no se encuentran.” Este joven cree que “nuestra generación se queja demasiado”. “Todo está lleno de individualistas. Después de la guerra todo era mucho peor que ahora y sin embargo sobrevivieron. La gente luchó, reconstruyó lo destruido. ¿En qué soñaban entonces? ¡En 1961 Gagarin viajaba al espacio! Si él podía viajar, significaba que todos podíamos hacerlo (…) ¿Y ahora qué tenemos? Gente que dice: 'Un iPhone 6. Tengo que comprármelo'. Eso es todo.”

En búsqueda de un continuum cultural


Por supuesto, no todo el mundo piensa como Kiril, Ígor o Gueorgui. “No quiero ni oír hablar de la Unión Soviética”, contesta Nikolái (30 años) cuando se le pregunta por el artículo de The Village. “Es la época de la historia de Rusia que menos me gusta”, insiste. Y con todo, a Nikolái le encanta por ejemplo la arquitectura soviética, desde el neogótico estalinista hasta la modernista. “No me puedo imaginar viviendo en Alemania”, dice. Incluso entre quienes preferirían pasar página a este capítulo de la historia rusa, la URSS sigue siendo una presencia insoslayable.

Algo que no ha pasado desapercibido a varios músicos rusos. “La nueva ola rusa abraza el chic soviético”, titulaba no hace mucho el diario The Guardian un artículo sobre este tema. En él se citaba uno de los últimos videoclips de Timati (Moscú, 1983), Utiosov. El título, como dicen los alemanes, es programa: Leónid Utiósov fue un cantante de jazz soviético (de hecho, el primero en obtener el título de Artista del Pueblo, en 1965), cuya voz sampleada –“muy bien”– acompaña a los raperos Timati y L'One en un vídeo musical que algunos han considerado la respuesta rusa a los clips de raperos estadounidenses con pitbulls y Mercedes.

En el vídeoclip, una limusina ZIL llega a un polígono industrial donde se apilan varios contenedores. Del coche bajan los cantantes y un enorme oso pardo. Tras firmar un contrato, los raperos abren un contenedor donde se encuentra el vehículo de su elección: un viejo tanque soviético con el que aplastan varios automóviles mientras desgranan sus simpatías por Rusia frente a Occidente. “Me queda más cerca el gato Leopold que Mickey Mouse / me queda más cerca la canciones de Zemfira, y no las de Miley Cirus / Me queda más cerca Ded Moroz, y no Santa Claus”, rapea L'One, de origen georgiano. Toda la canción está repleta de referencias a la URSS y Rusia: la Copa Gagarin de la Liga Continental de Hockey, los diamantes de Yakutia, el caviar negro, la torre Ostánkino de Moscú, el águila bicéfala, el MiG-21, el fundador del esquema piramidal MMM, Serguéi Mavrodi… “En la mano izquierda un YotaPhone / en la derecha, Vyatski kvas”, con el que Timati brinda a la madre patria, no sin antes prometer correr el París-Dakar con un camión de la marca Kamaz.

Utiosov (Timati, 2015)

“En el hip-hop estadounidense utilizan canciones antiguas, oldies americanos como James Brown, Aretha Franklin, Nina Simone, cosas de los sesenta, setenta y ochenta, comenzando por Frank Sinatra”, ha dicho Timati. “¿Por qué no podemos hacer nosotros lo mismo? Estamos haciendo hip-hop y R&B en Rusia, en ruso. ¿Por qué no usar samples?” Timati y L'One también son los autores, por cierto, de una canción –que da nombre a su última gira– que se llama GTO, siglas en ruso de Preparación para el Trabajo y la Defensa, un programa de ejercicio físico para toda la población de la URSS que el 24 de marzo de 2014 el Kremlin aprobó reintroducir.

Aunque quizá los más famosos, Timati y L'One no son los únicos. La vieja música soviética es cada vez más interesante para los jóvenes artistas como “base creativa”, afirma Artiom Makarsky, editor de la revista Look at Me. Makarsky –que es otro de los entrevistados por The Guardian– habla no sólo como observador, ya que él mismo pincha remixes de música soviética en el Strelka de Moscú, un club que se encuentra en la antigua fábrica de chocolate Octubre Rojo, hoy convertida en incubadora de empresas y tiendas de moda, y uno de los lugares habituales de reunión de los hipsters moscovitas. Según el editor de Look at Me, “los músicos jóvenes quieren encontrar un continuum ruso, encontrar una conexión con la cultura del pasado”. The Guardian cita algunos ejemplos (TenDJiz, Artek Elektronika, Electronica 302) y se deja otros (Midget Ninjas y su Soviet Bass).

La Unión Soviética desapareció en 1991, pero parece que sigue sobreviviendo en las sinapsis de muchos rusos. En unos por nostalgia, en otros, por interés hacia sus raíces culturales, las mismas que los reformadores de los noventa pretendieron eliminar de la memoria colectiva con una terapia de shock que, además de económica, también fue política y cultural. Ese continuum entre la URSS y la Federación Rusa del que habla Makarsky había de ser, al fin y al cabo, algo natural, pero quedó truncado, de ahí que ahora se exprese en forma de nostalgia o recuperación cultural incluso entre quienes no vivieron en ella. El primer título que Marx pensó para el Manifiesto comunista era, según se dice, “espectros”, y eso es lo que parece que todavía se esconde en muchos lugares de Rusia
http://www.publico.es/internacional/no- ... menos.html

Y cada vez hay más occidentales que tampoco la conocieron y también la ehan de menos, y lo que les (nos) queda. :mrgreen:

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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Kozhedub »

Hoy dejo enlace a un programa de El Coletas dedicado a la desaparición de la URSS. En términos generales, el análisis geopolítico es acertado (especialmente la primera intervención de Carlos E. Bayo), aunque el diablo está en los detalles.

No está mal, teniendo en cuenta el nivel tirando a deleznable de la televisión en general.



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Yuri Gagarin
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Yuri Gagarin »

En el día de ayer se publicó un interesante artículo sobre la opinión de los rusos sobre una hipotética vuelta a la Unión Soviética y otros temas de interés actual:
[URL]http://es.rbth.com/opinion/2016/05/11/v ... ura_592043[/URL]

los sociólogos han llegado a la conclusión de que 25 años después los rusos no han olvidado cómo se vivía en un país que ya no existe. En la actualidad, la mitad de los ciudadanos de Rusia preferirían volver a la Unión Soviética, según datos de abril del centro Levada. Además, estarían dispuestos a volver al sistema socialista con todos sus atributos: una economía planificada y con un líder como Stalin.

Uno de cada dos rusos (un 52 %) está dispuesto a cambiar las relaciones de mercado y la propiedad privada por una economía planificada y distribuida por el Estado, según una pregunta del centro Levada del pasado febrero. Casi el mismo porcentaje (un 54 %) muestra sentimientos positivos hacia Stalin y “alaba su inteligencia”. Al mismo tiempo, cerca de la mitad de los rusos considera un crimen la represión estalinista.

A esto se añade también un ejército fuerte como el que desearía tener una mitad de los ciudadanos rusos, según se desprende de los datos de VTsIOM del pasado octubre. Por esta razón no se muestran en contra de que se refuerce su influencia en la sociedad. Y es que, según los datos de las encuestas, los enemigos acechan: uno de cada dos ciudadanos (un 48 %) de Rusia cree que es perfectamente posible que se produzca una invasión militar del país.

Posiblemente por esta razón están a favor de la censura en internet y opinan que se debe prestar una atención especial a las páginas web de noticias extranjeras. La seguridad está por encima de todo, por ello uno de cada dos ciudadanos incluso está de acuerdo con el regreso del contingente militar a Siria, muestran los datos de VTsIOM.

Al mismo tiempo, la mitad de los ciudadanos no tiene una buena opinión sobre quienes se encontraban en el poder en la última época de la Unión Soviética o tras su caída: un 47 % opina que el primer y único presidente de la URSS (1990-1991), Mijaíl Gorbachov (llamado también el padre de la transparencia y de las reformas democráticas) no hizo nada bueno por su país, y que el primer presidente de la Federación Rusa, Borís Yeltsin, fue el culpable de la crisis en el país (según un 50 %).

Soportar las sanciones e irse de vacaciones a la dacha

Puede que la nostalgia por el pasado soviético haya arraigado en los corazones de la mitad de los rusos, pero estos también ven a la Rusia actual como una gran potencia. Así lo cree el 50 % de los encuestados por la Academia Presidencial de Economía y Administración Pública.

La crisis que se cierne sobre el país ya la nota uno de cada dos rusos, que reconocen haber pasado a comprar productos más baratos. Estos ciudadanos también muestran su preocupación por la pobreza en la población y por la posibilidad de que en 2016 se repita la crisis financiera de 1998.

Pero una mitad de los rusos cree que el gobierno cuenta con un verdadero plan anticrisis y está dispuesta a soportar las sanciones, según datos del instituto público VTsIOM.

Según las encuestas, uno de cada dos rusos ni siquiera sigue el tipo de cambio del dólar, no utiliza teléfonos inteligentes y prefiere teléfonos más sencillos (y baratos), con las funciones básicas. Y si quieren irse de vacaciones, se van a la dacha, donde ya pasaron el último verano.

[https://cdn]

20 características del carácter de los rusos

Si aun así se deciden por hacer un viaje, se llevan todo lo que pueden de las habitaciones del hotel cuando se van, tal y como afirman en el canal de noticias Vesti. Esto puede ayudarles a sobrevivir a la crisis. Según muestran los datos de las encuestas, pueden llegar a llevárselo todo: algunos escogen los artículos de baño, los albornoces o el contenido del minibar, mientras que los más expertos se llevan incluso las perchas, las pilas del mando a distancia o las bombillas de las lámparas.

Regalar la independencia y rezar

A pesar de todo, la mitad de los rusos se muestran optimistas con su vida, tal y como informaba Interfax en marzo. Están seguros de que si les despiden lograrán encontrar otro trabajo que no será peor que el actual. Esto no les preocupa.

Con la misma ligereza se toman asuntos como los de los países no reconocidos: si quieren vivir separados, que lo hagan. En su opinión, países como Osetia del Sur, Abjasia,Transdniéster o Karabaj merecen la independencia. Para la mitad de los rusos el derecho a la autodeterminación es muy importante, según dicen los datos deVédemosti.

De hecho, todo sucede por voluntad divina: el 50 % de los rusos también cree en que sus vidas están predestinadas. Y además, los milagros religiosos, según ellos, son algo real, tan real como las brujas y el mal de ojo. Por esta razón, este porcentaje de la población se asusta fácilmente ante la perspectiva de ser maldecido.

PODS
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por PODS »

Es normal que algunos rusos sientan nostalgia de la URSS después de la "Gran Depresión" de los 90.

Aunque el actual partido comunista ruso ha perdido sistemáticamente todas las elecciones a las que se ha presentado y actualmente está muy lejos de Putin.

Aquí dejo otra encuesta donde se ahonda mas profundamente en las diferentes cuestiones:

http://www.pewglobal.org/2009/11/02/end ... ervations/

Siberia
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Siberia »


Kozhedub
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Kozhedub »

No hay más que ver la situación actual del país: por más que con el capitalismo de estado desarrollado por Primakov y Putin la situación ha mejorado notablemente desde los tiempos del liberalismo a ultranza impuesto por Yeltsin con el beneplácito de la banca occidental, aún están lejos de la URSS en varios parámetros. Y curiosamente, cuando se hacen las cosas bien (el tema de la maternidad, por ejemplo) es recuperando elementos de la legislación soviética.

Al que sale ahí con lo de "probeza probeza y probeza" y tal, le mandaba yo a Bangla Desh a trabajar para el Ortega una temporadita, a ver si el capitalismo va a ser sólo la parte alta de la escala. :twisted:

¡Un saludo!
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(G. Zhukov)

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