20 años sin la Unión Soviética

Historia de la URSS, nacimiento, superpotencia, desaparición.

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Vladiвосток
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Vladiвосток »

Artículo de hoy de El País :arrow: El 39% de los rusos califican el golpe de "suceso trágico"

  • Portada de El País del 20 de agosto de 1991

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:arrow: Portada de El País del 20/08/1991 en formato pdf
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Kozhedub
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Kozhedub »

El 80% de los rusos rechaza el capitalismo

El 72% ha experimentado en alguna ocasión el deseo de "pasar por las armas" a todos los corruptos y especuladores.


Víktor Trushkov | Pravda/larepublica.es | Hoy a las 3:34 | 463 lecturas | 2 comentarios
http://www.kaosenlared.net/noticia/80-r ... apitalismo

Víktor Trushkov / Pravda

Traducido del ruso por Josafat S.Comín

Recientemente se publicaron los resultados de un estudio sociológico pormenorizado: “Veinte años de reformas, a ojos de los rusos”. Los investigadores del Instituto de Sociología de la Academia de Ciencias de Rusia (IS ACR) en colaboración con una representación de la Fundación “Friedrich Ebert” en la Federación Rusa, llevaron a cabo un estudio sociológico en abril de 2011, con una muestra representativa de todos los territorios y regiones económicas del país, así como de Moscú y San Petersburgo. Fueron entrevistadas 1750 personas, mayores de edad en representación de 11 grupos sociales de población: Obreros de fábricas, minas y la construcción, profesionales de carreras técnicas e ingeniería, intelectuales de humanidades (científicos, profesores de universidad, maestros de escuela, profesores de secundaria); empleados de comercio, de la esfera de servicios, de transporte y comunicaciones; funcionarios, pequeños y medianos empresarios, militares y miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad; habitantes de zonas rurales, jubilados en zonas urbanas; estudiantes universitarios; desempleados. La investigación se llevó a cabo en 58 núcleos de población y el conjunto de los encuestados fue proporcional a la población de las megalópolis, de las ciudades medias, de las ciudades pequeñas y de los pueblos.


El mérito del trabajo de investigación aún es mayor si tomamos en cuenta que cogieron como base empírica los resultados del estudio que se llevó a cabo por el Instituto de Estadística de la Academia de Ciencias en 2001: “La nueva Rusia, 10 años de reformas”.

Por cuanto la investigación se produjo siguiendo el mismo modelo de muestreo, utilizando una serie de preguntas tipo (indicadores), en el presente informe se presenta la oportunidad de realizar un análisis comparativo, que no solo arroja luz sobre el estado actual de la conciencia social, sino también sobre las tendencias de su desarrollo, y las particularidades de su manifestación en diferentes etapas de las reformas. Estamos refiriéndonos a los dos periodos en la vida del país: los años 90 y la primera década del 2000.

La tarea científica de esta concienzuda investigación se plantea del siguiente modo por sus responsables (director del colectivo de investigadores y del IS de la ACR, M.Gorshkov, y como responsable consultor, el director de la delegación rusa de la Fundación F.Ebert en Rusia, el doctor R.Krumm): “En un corto espacio de tiempo cambió prácticamente todo: el sistema económico y político, el gobierno, el modo de vida acostumbrado etc. Por eso es especialmente relevante volver la mirada a los acontecimientos de hace 20 años, y ver como son percibidos por las actuales generaciones de rusos. También es de excepcional importancia analizar el modo en que esos cambios influyeron en la vida de nuestros conciudadanos, en su bienestar material y social, en sus posibilidades de autorrealización, en la evolución de su percepción cosmovisiva, en su identificación nacional, en su visión del mundo que les rodea, en le papel y lugar en la vida de la sociedad, del Estado, de los institutos democráticos y sus normas, etc”.

El conocer el informe analítico permite tomar conciencia del enorme material empírico que allí aparece reflejado. Los 169 esquemas y gráficos que acompañan la investigación permiten hacerse una idea del volumen de los datos empíricos que han tenido que analizar los investigadores. Lógicamente, los datos sociológicos concretos recogidos por los sociólogos, ofrecen la posibilidad de hacer varias lecturas de los mismos. Los autores del informe se han esforzado por abordar los acontecimientos de un modo objetivo, “auparse por encima de los intereses” de diferentes grupos sociales que conforman la Rusia actual. Ponen mucho celo en evitar las generalizaciones, en las que pudieran darse valoraciones negativas del sistema social, que se ha formado en estos 20 años de restauración capitalista. Incluso, para mantener ese conformismo en relación con aquellos, en cuyas manos se encuentran las riendas de la economía y política en la Rusia contemporánea, los sociólogos se permiten en ocasiones cierto eclecticismo metodológico. Un ejemplo claro de esto lo encontramos en la selección del muestreo: como ya hemos señalado anteriormente; los sociólogos parten de la base de que en la Rusia actual, los grupos sociales importantes están representados por los obreros, técnicos e ingenieros, intelectuales de humanidades, pequeños empresarios, etc. Sin embargo en el informe publicado no aparecen las relaciones entre los grupos sociales mencionados (en particular, entre obreros y empresarios) y los procesos y fenómenos políticos y sociales.

La elección del fundamento metodológico y la interpretación teórica del material empírico, es sin duda prerrogativa de los investigadores. Pero eso en modo alguno nos priva de nuestro derecho a analizar desde nuestra perspectiva ese riquísimo conjunto de datos sociológicos que arroja el informe: “Veinte años de reformas a ojos de los habitantes de Rusia”. Y por eso hemos decidido aprovechar nuestro derecho profesional y ciudadano de ofrecer hoy al lector esta primera publicación, en la que de un modo algo distinto que en el informe analítico, -no desde el punto de vista del positivismo, sino del materialismo histórico- se analiza ese material empírico que se presenta a la opinión pública en el trabajo conjunto del Instituto de Sociología de la ACR y de la Fundación Ebert. Cada una de las publicaciones que tenemos previstas se concentrará en una de las problemáticas socio-políticas concreta.

Este ciclo que se propone, no persigue en modo alguno reescribir un informe alternativo. Simplemente nos permitimos escoger del informe “Veinte años de reformas a ojos de los habitantes de Rusia”, aquellos aspectos de la investigación que ayuden a entender mejor, a la clase de trabajadores por cuenta ajena del trabajo físico e intelectual, sus intereses principales, incompatibles con el modo de vida capitalista, y ayuden a las masas de trabajadores a introducirse en la concepción marxista-leninista.

Distancia generacional

El año 2011 no guarda ningún parecido con un poste fronterizo. Y ni siquiera las elecciones parlamentarias de sexta legislatura en ciernes, harán que se parezca. Y sin embargo el 2011 cumple a la perfección el papel de mojón. Nos separan 20 años, no solo del golpe de estado “gorbachovo-yelsiniano”, también de la contrarrevolución, o lo que es lo mismo de la sustitución de un sistema político-social por otro, opuesto. Lo interesante de estos veinte años que han pasado, no es que la cifra acabe en cero. Dos décadas son un intervalo generacional. Hoy van a pasar a la reserva de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia, unos chavales, que no conocieron el Poder Soviético: Son en el sentido más riguroso, hijos de la contrarrevolución burguesa de 1991, coetáneos de la restauración capitalista. Y que decir de los que acaban la universidad o una diplomatura. Los atributos materiales de su existencia antes de aquel agosto del 91, eran los pañales y los chupetes. Su socialización primaria, es decir, las primeras normas de conducta que aprendieron, el saber como coger la cuchara o la pronunciación de su primera frase con sentido, las aprendieron ya en la “época moderna”. Todo esto son también productos del modo de vida capitalista, impuesto al país hace 20 años. Dos décadas suponen un periodo histórico significativo. Transcurridos 20 años desde la Gran revolución Socialista en la Unión Soviética, se celebraron –de acuerdo a la Constitución estalinista- las primeras elecciones al Soviet Supremo de la URSS, mediante voto directo y secreto. En su intervención en un acto electoral el 11 de diciembre de 1937, I.Stalin dijo: “El socialismo no solo es algo que estamos construyendo, se ha convertido en un modo de vida, en costumbre del día a día del pueblo. Hace 10 años aún podían caber discusiones sobre si podemos construir o no el socialismo. Hoy eso ya no es motivo de debate. Ahora es una cuestión de hechos concretos, de la vida misma, de la cotidianidad, que atraviesa toda la vida del pueblo. Es lo que llamamos socialismo con hechos. En nuestros campos trabajan la tierra sin latifundistas ni terratenientes. Dirigen los trabajos gente del pueblo. Eso es lo que llamamos socialismo”. El sistema político y social soviético, solo necesitó 20 años para sentar las bases de la construcción del socialismo. ¿Les han bastado 20 años a los vencedores de aquella contrarrevolución burguesa de agosto, para consolidar el modo de vida capitalista en Rusia? Parece que sí. Como demuestran los datos del Instituto de Estadística, en el país hay cerca de 950 mil empresarios, es decir gente, que poseen medios de producción, grandes y medianos, sobre el principio de la propiedad privada; el 0,2% de la población del país es dueño del 70% de la riqueza nacional; 101 empresarios rusos tienen bienes por valor de más de mil millones de dólares. En el campo bajo el letrero de granjas, unos centenares de hombres de negocios son propietarios de latifundios, que en nada tienen que envidiar por su extensión a las haciendas de los mayores terratenientes de la Rusia zarista.

“20 años después de la Gran Revolución Socialista de Octubre la mayoría absoluta de la población en la principal de las encuestas sociológicas, -las elecciones generales- respaldó el curso socialista del Poder Soviético. ¿Qué ocurre hoy? Veamos la respuesta que dan en el estudio “Veinte años de reformas, a ojos de los rusos”: “en la sociedad todavía es objeto de discusión, la cuestión de si había alternativas a las reformas que se emprendieron, de si se podían haber elegido otras vías para su puesta en práctica. Entre las alternativas posibles a las “reformas de Gaidar”, los rusos mencionan en primer lugar, el desarrollo de las relaciones de mercado, pero sin democracia política (a menudo la definen como variante “china” o “chilena”, llegando al 29%9, y también la reforma de la sociedad manteniendo las bases de la construcción socialista, sin la privatización masiva, ni la liberalización del mercado (25%)”.

Los sociólogos también dirigen nuestra atención sobre un grupo numeroso, aunque se esté reduciendo: “aquellos que consideran que no debieron emprenderse las reformas” en el 2005 representaban el 21% de los encuestados, mientras que ahora se decantaron por esa postura el 8%. Pero los autores del estudio matizan: “La reducción de esta variante de protesta se ve compensada por el crecimiento de aproximadamente el mismo número de encuestados que no saben o no contestan (del 11% al 21%)”. Ese cambio en la opinión pública los investigadores lo explican por el sustancial aumento de la proporción de encuestados, que simplemente desconocen qué había antes de las “reformas” y cómo estas se llevaron a cabo: Por ello es especialmente relevante la siguiente conclusión de los autores del informe: “El porcentaje de rusos, que consideran que las reformas se realizaron de modo correcto, sigue siendo excepcionalmente pequeño (6%)”.

¿Pudiera ser que estas valoraciones negativas de estos 20 años de reformas sean consecuencia de la actual crisis económica? Los sociólogos del instituto de sociología de la ACR afirman lo contrario: “Si analizamos el modo en que los rusos valoran la situación que atraviesa hoy el país, y lo comparamos con la fase más aguda de la crisis económica global, la imagen que obtenemos es la estar volviendo gradualmente a la norma”. Como prueba se nos muestra la gráfica 1 (en la que, al igual que en el resto de gráficas” la suma es inferior al 100%, al no ser contabilizadas las respuestas del apartado NS/NC).

Por lo demás, si analizamos los datos del estudio desde el punto de vista de la relación de la población de Rusia hacia el modo de vida capitalista, lo que reflejan es el rechazo a este, por la inmensa mayoría de los habitantes de Rusia. La situación la consideran normal, y en consecuencia, el modo de vida satisfactorio, solo uno de cada cuatro de los encuestados en 2011, cuando se intenta inculcar a la fuerza en la conciencia social la idea de que la crisis ya está superada: al mismo tiempo ¾ partes de los encuestados califican la situación en Rusia como problemática, de crisis, o catastrófica. Difícilmente estos resultados se puedan considerar de respaldo al sistema social, que se basa en la omnipotencia de la propiedad privada. Creo que para aclarar la relación de los rusos hacia el capitalismo, se podrían introducir ligeras variaciones en la metodología, utilizada por los sociólogos: agrupar las valoraciones “problemática, de crisis, o catastrófica”. No es una diferencia cualitativa: a fin de cuentas, no parece que sea relevante, el que una parte de los encuestados califique la realidad capitalista como de “crisis”, y otra como “catástrofe”. Lo que estamos estudiando, de momento, es si rechazan nuestros compatriotas el sistema capitalista, y no el saber si los rusos han sido llevados hasta “un sentimiento que refleja un estado de agresión interior” en el cual los encuestados mostraban deseos de “matar a tiros a todos los corruptos y especuladores, por culpa de los cuales, la vida en el país es como es” (en el informe “Veinte años de reformas, a ojos de los rusos”, esa respuesta también está contemplada). El agrupar esas dos valoraciones (de crisis y catastrófica) permite de un modo más exacto comprender la percepción del sistema capitalista a lo largo de toda la etapa de “reformas”. Para eso podemos utilizar los datos de la investigación “de series temporales largas”, en las que los sociólogos, mueran la valoración que hace la población de Rusia de la situación que ha atravesado el país entre 1994 y 2011.

De esa tabla se deduce, que en todo ese tiempo de “construcción capitalista” no ha habido ningún año, en que la mayoría de nuestros compatriotas valorase como “normal” el modo de vida capitalista. Incluso en el momento álgido de los “felices años 2000”, por cada cuatro encuestados que valoraban la situación como normal, había cinco, que respondían que relacionaban el orden burgués con “crisis o catástrofe”. En todo el periodo estudiado, solo hubo dos años, en que los disconformes con la situación fuesen menos de 2/3 partes de los rusos. Cada dos años, cuando se efectuaban mediciones sociológicas, más del 80% de los ciudadanos de la Federación de Rusia manifestaban su insatisfacción por la situación en la vida económica y social. Por tanto tenemos pleno fundamento para asegurar que la mayoría de nuestros compatriotas rechaza, de un modo estable, el capitalismo.

“Piensa primero en tu país”

Al abordar el estado social y psicológico de la sociedad rusa, los investigadores del IS de la ACR, centran su atención en la polarización de la sociedad. Sobre su base, -se señala en el estudio- se asienta el nivel de vida de los distintos grupos sociales: “La diferencia en las condiciones de bienestar material genera en la sociedad rusa contemporánea, no solo diferencias en el acceso a diversos bienes materiales, sino también, en cierto modo, un sentimiento de pertenencia a dos mundos diferentes: uno, en el que puedes sentirte seguro de ti mismo, puedes controlar tu vida y contar con el apoyo de los que te rodean, y otro, de exclusión social, caracterizado por una existencia dependiente, de alienación, sin un soporte social, sin poder sentirse seguro de uno mismo, y sin ningún tipo de esperaza en el futuro. No cabe duda, de que cada uno de estos polos, que siguen distanciándose, se forma su propio sistema de valores. Aquello, que tradicionalmente se asocia con los valores positivos, que están presentes en la mayoría de los rusos. Entre esos valores, los sociólogos señalan el sentimiento de solidaridad. A esa mayoría que valora la solidaridad, se contrapone una minoría de la sociedad, que está compuesta mayoritariamente por personas, que en su mayoría pertenecen a ese 20% de la población más acomodada. Recordemos, que según datos del Instituto de Sociología, en sus manos se concentra más del 48% del efectivo de la masa monetaria del país. El modo de vida burgués de esta parte de la sociedad ha conducido a que no solo se haya convertido en la principal protagonista de las relaciones de competencia, sino también en su víctima. El individualismo se ha convertido en norma de conducta de los representantes de ese 20% de la sociedad. Esa es la polarización que han consignado los autores del estudio “Veinte años de reformas, a ojos de los rusos”.

La encuesta ha venido a reflejar en la práctica esa oposición entre colectivismo e individualismo. Esta dinámica que han establecido los sociólogos, viene una vez más a demostrar que la mayoría de los rusos rechazan los valores básicos burgueses. Por lo demás, los autores del estudio “Veinte años de reformas, a ojos de los rusos”, no son partidarios de concluir que la mayoría de nuestros compatriotas rechace los fundamentos capitalistas del modo de vida. Para eso son investigadores de buena fe. Por eso especial relevancia adquiere una de las conclusiones clave del estudio: “Las valoraciones que hacen los rusos de la situación en el país están relacionadas en primer lugar no con su propia situación personal, sino con el hecho de cómo perciben la dinámica de la situación económica en el país, el retraso de Rusia con respecto a los países más desarrollados, las perspectivas de desarrollo del país en los próximos años (remarcado por los autores del estudio. Nota del autor)”.

Esto es un testimonio muy importante. Viene a confirmar, que en estos 20 años de reformas, en los que el régimen burgués se ha esforzado a fondo por inculcar el individualismo, no ha podido resolver esta tarea estratégica. Cuando se habla de la situación en el país, los rusos la valoran ante todo, a través del prisma de los intereses sociales. Los intereses personales, por regla general, continúan siendo considerados como algo secundario. Por lo que se ve, no termina de agarrar la concepción burguesa del mundo en el alma de nuestros compatriotas.


Como corroboración de esta conclusión aparece el análisis sociológico del sentimiento de injusticia del propio sistema capitalista en Rusia: los autores del estudio encasillan ese sentimiento entre los “negativos”. Pero al mismo tiempo señalan, que ese “sentimiento” (“de injusticia por todo lo que ocurre alrededor”. –V.T.) que refleja la falta de legitimidad a ojos de los rusos del propio orden que se ha establecido en Rusia, lo han experimentado en abril de 2011, cuando menos la mayoría absoluta de todos los rusos (mas del 90%), de los que el 46% lo experimentan a menudo (remarcado por los autores del estudio.-V.T.). Teniendo en cuenta el papel de la justicia/injusticia en la cultura rusa, en la que juega las veces de “carcasa” de la autoconciencia nacional, esto es una “llamada de atención” muy importante, que habla bien a las claras de la insatisfacción en este terreno. De un modo más amplio, ese sentimiento de de injusticia por todo lo que acontece alrededor, está presente entre los representantes del grupo social de mayores de 50 y especialmente de 60 años. (55% y 66% respectivamente), entre la población pobre y de menores ingresos (55% entre aquellos con unos ingresos inferiores a la mitad de los ingresos medios, y un 51% en aquellos con unos ingresos que en general no superan la media, es decir de unos 9000 rublos)… Lo más interesante sin embargo, no es tanto la localización, como la dinámica del sentimiento de injusticia por lo que ocurre a su alrededor en los últimos años”.

Salta a la vista que esa sensación de injusticia por lo que ocurre alrededor tiene una dinámica, que es bastante cercana a la dinámica del sentimiento de solidaridad. La fuerte relación entre estos sentimientos cívicos es excepcionalmente importante, precisamente por el hecho –como señalan los autores del estudio- de que nuestros compatriotas valoran los fenómenos sociales y sus procesos, no tanto por el prisma de lo individual, como del interés colectivo.

En cuanto a la dinámica del sentimiento de injusticia, los autores del estudio, señalan que el comienzo de la década del 2000 se significó por un fuerte descenso de aquellos, que experimentaban a menudo ese sentimiento de desigualdad. Sin embargo los últimos años de nuevo arrojan un crecimiento, y bastante notable, de la difusión de ese sentimiento”. Señalan que ese sentimiento de injusticia ante lo que sucede alrededor, no solo destaca notablemente por su relativa gran difusión, sino también por esa pequeña pero constante proporción de aquellos, que no lo han experimentado nunca (en todo el periodo de observación, ese indicador nunca ha pasado del 10%). Significativa es la conclusión a la que llegan los investigadores del Instituto de Sociología: “Esto demuestra no solo el que a ojos de los rusos el sistema de relaciones sociales que se ha formado en Rusia sea ilegítimo, también demuestra la deslegitimación del gobierno a ojos de una parte significativa de nuestros compatriotas, que se está produciendo en los últimos años (remarcado por los autores del estudio.-V.T.)”. A los sociólogos les alarma la amplia distribución del “sentimiento de vergüenza por el estado actual del país (remarcado por los autores del estudio.-V.T.). La vergüenza por la situación del país, en unas condiciones de relativa estabilidad y fortaleza en el plano internacional y de una en general exitosa y estable fase a su paso por el punto álgido de la crisis económica global de los últimos años, está ligada con la negación del “orden de las cosas” que se ha establecido en Rusia, de las “normas del juego” etc., que resultan para la gente, no solo injustas, sino vergonzosas. La legitimidad de esa interpretación viene corroborada por el hecho, de que ese sentimiento de vergüenza por el país está íntimamente relacionado con el sentimiento de injusticia por todo lo que sucede alrededor, y con que no se puede seguir viviendo así. En la práctica estos tres sentimientos conforman internamente un componente unido del modo de pensar de un grupo significativo de rusos. Solo un 3% no experimentan nunca ninguno de los tres sentimientos mencionados.”

Es difícil no estar de acuerdo con esta interpretación de los datos sociológicos concretos, incluso si su entonación tiene un cierto carácter de reserva. Lo principal aquí es que se señala de un modo exacto la interrelación e interdependencia de los sentimientos que no son compatibles con la actitud burguesa ante la vida.

Los autores del estudio hacen hincapié en la descripción objetiva de los encuestados, que presentan con mayor frecuencia ese sentimiento: “El papel más importante entre ellos lo juega la edad: el 46% de los que lo experimentan a menudo, son gente de más de 50 años, además este grupo de edad representa más de la mitad (52%), y entre aquellos, que presentan de un modo constante los tres componentes de ese bloque unido de sentimientos negativos (?) al mismo tiempo. Sin embargo, entre la juventud ese sentimiento de vergüenza por el país y todo ese bloque de sensaciones en el que se incluye, están presente de un modo amplio. Baste decir, que el sentimiento de vergüenza por su país lo experimenta de un modo firme, uno de cada cuatro rusos, menor de 25 años y que solo un 30% en este grupo de edad, no lo experimenta prácticamente nunca (con un 27% que no experimenta nunca ninguno de esos tres sentimientos negativos mencionados)”. El conocer la estructura de edad de aquellos que sienten vergüenza por el estado actual de Rusia, por supuesto tiene gran interés: Pero aún sería más enriquecedor conocer, cómo se distribuyen esos sentimientos de vergüenza por la situación del país y de injusticia en los diferentes grupos de profesiones y situación financiera. Esa información (de la que sin duda disponen los autores del informe), sin duda enriquecería la imagen de las principales clases de la sociedad rusa en la actualidad.

No se puede seguir viviendo así

El mérito notable del estudio “Veinte años de reformas, a ojos de los rusos”, consiste en que en su campo de visión, han estado no solo los procesos y fenómenos que ya habían sido antes objeto de la atención social. Los investigadores intentan llegar a ver cómo hace su trabajo “el topo de la historia”. Quizá lo importante aquí no sean tanto los indicadores cuantitativos, como las tendencias.

En esa serie de procesos habría que encasillar la difusión del sentimiento de que ya no se pude seguir viviendo así. Está claro, que ni de lejos, todo el que haya respondido afirmativamente a esa pregunta, está dispuesto a tomar parte activa y decidida en los actos de protesta. Aquí, lo más importante es constatar esa tendencia.
Es precisamente la que demuestra la posibilidad de transformar las ideas en fuerza material, es decir el proceso de crecimiento de los sentimientos y las ideas, hasta convertirse en acciones prácticas. En el análisis que ofrece el estudio del Instituto de Sociología de la ACR, se muestra la dinámica de la propagación de ese sentimiento de que “no se puede seguir viviendo así”. Los sociólogos reparan en que ese sentimiento de que no se puede seguir viviendo así, aparece fuertemente ligado con el sentimiento de vergüenza por la actual situación del país.: En ese sentido, en el informe se señala que: “si antes estos eran principalmente grupos de población de bajos ingresos, ahora se ha visto aumentada la representación de ese grupo por capas de población acomodada, y la relevancia estadística de la relación del sentimiento de que no se puede seguir viviendo así, con los ingresos o la edad, es simplemente incomparable con el papel de las particularidades del modo de entender la vida de los encuestados, y más concretamente con la presencia en ellos de una constante sensación de injusticia y de vergüenza por lo que ocurre en el país. Como resultado, incluso en el grupo de menores de 30 años, uno de cada cinco siente que no se puede seguir viviendo así”. Los portadores de ese sentimiento, en opinión de los sociólogos, se distribuyen uniformemente en todos los tipo de núcleos poblacionales. Por ejemplo, en las megalópolis, su porcentaje representa un cuarto de la población. Pienso que precisamente con ese sentimiento aparece ligado otro (“negativo”, como lo definen los autores del estudio) sentimiento: “el deseo de pasar por las armas a todos los corruptos y especuladores, por culpa de los cuales, la vida en el país, es la que es”. Hay que pensar, que los sociólogos no pretendían aquí sacar a la luz a los extremistas, sino determinar el grado de decisión a realizar con hechos (que no tienen por que ser ni extremistas, ni radicales, en la mayoría de los casos) ese convencimiento de que no se puede seguir viviendo así. Lo que obtenemos es el siguiente cuadro: a menudo experimentaban “el deseo de pasar por las armas a todos los corruptos y especuladores, por culpa de los cuales, la vida en el país es la que es”, el 34% de los encuestados, y un 38%, en ocasiones. Nunca han experimentado ese sentimiento un 28% de los encuestados.

Hay que decir, que los indicadores cuantitativos de las respuestas a esa pregunta, no conviene en general tomarlos en consideración: no se puede creer en que a una persona, que no haya tenido esa amarga sensación de que no se puede seguir viviendo así, de repente le surja “el deseo de pasar por las armas a todos los corruptos y especuladores, por culpa de los cuales, la vida en el país, es la que es”. Pero según los datos del estudio, son un 29% los que a menudo tienen el sentimiento de que “no se puede seguir viviendo así”. El deseo de “pasar por las armas a todos los corruptos y especuladores (la alianza del capital con la burocracia, que se encuentra en el gobierno) aparece en el 34% de los encuestados. Además conviene tener en cuenta (y los autores del estudio aluden a eso) que en los últimos tiempos la fórmula “de que no se puede seguir viviendo así”, recoge adhesiones, no solo de los detractores del sistema capitalista, también de sus partidarios. basta con recordar a los activistas del no registrado “Partido de la Voluntad Popular”. La significación de estos datos sociológicos hay que buscarlos en otro sitio. Atestiguan en un caso, la incapacidad de esa alianza entre capital y burocracia para gobernar de modo que puedan garantizar la consolidación de toda la clase gobernante, y por otro lado, no solo evidencian el rechazo al capitalismo por parte de la sociedad rusa, sino también la disposición, que va cobrando fuerza, de convertir ese rechazo a la explotación del hombre por el hombre, en fuerza material.

El estudio sociológico “Veinte años de reformas, a ojos de los rusos” ofrece un enriquecedor material para la reflexión. Especialmente útil para los comunistas. Sería una lástima, imperdonable, el que se convirtiese únicamente en objeto de estudio obligatorio para las tesinas de estudiantes del doctorado y los “roedores” de crítica.
Fuente: http://gazeta-pravda.ru/content/view/8355/34/
http://www.kaosenlared.net/noticia/80-r ... apitalismo
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Heno
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Heno »

No estoy de acuerdo con el tono nostálgico y purista de este señor. Está claro que la situación actual no es la más justa posible. Pero qué pasa? pensáis que el descontento de la gente tiene una orientación ideológica? No. La gente, en su mayoría no sabe que modelo político quiere verdaderamente. La gente votó a Yeltsin en su momento, pensáis que esa gente mayoritaria es lo contrario?. Rusia atraviesa un periodo de estabilidad política que durará mucho años y en el futuro de Rusia los nostálgicos cada vez tendrán menos influencia, precisamente por que unas generaciones jóvenes sustituyen a las anteriores. Si embargo en Rusia existe una experiencia histórica que continua en desarrollo y se reformulará día a día en el sentido del desarrollo dialéctico de las contradicciones y con la voluntad de gentes capaces amantes de la paz.

Soviético 1981
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Soviético 1981 »

Shevardnadze asegura que no puede creer que Gorbachov no supiera nada del golpe de 1991
Agencia EFE - 18/08/2011


Eduard Shevardnadze, exjefe de la diplomacia soviética y expresidente georgiano, aseguró hoy a Efe que no puede creer que Mijaíl Gorbachov no supiera nada de los preparativos del golpe de Estado que el 19 de agosto de 1991 le apartó tres días de la jefatura de la URSS.


'No puedo creer que Gorbachov no supiera nada. Al presidente del país no se le podía ocultar información', sostiene el estadista veinte años después de los acontecimientos que precipitaron la desintegración de la Unión Soviética.

Miembro del Buró Político del Partido Comunista de la Unión Soviética, Shevardnadze protagonizó una de las renuncias más sonadas de aquella época, cuando el 20 de diciembre de 1990 abandonó su cargo tras denunciar que el país corría el peligro de caer en una dictadura.

'No podía entender cómo (Gorbachov) no veía el peligro, y si lo veía ¿por qué no tomaba las medidas pertinentes?', sostiene el veterano político, retirado en su residencia de Krtsanisi, en una colina de Tiflis, desde que en noviembre de 2003 fue obligado a dimitir como presidente de Georgia por la 'revolución de los claveles'.

Sin embargo, el mismo Sherdvardnadze, uno de los más firmes impulsores de la proceso de reformas que el mundo conoció como la 'perestroika', encuentra justificación para la conducta de Gorbachov en los meses previos a la asonada.

'Hay que tomar en cuenta una circunstancia importante: la presión de su entorno en el Buró Político (de Partido Comunista de la URSS), que no le permitía a Gorbachov actuar con rapidez y de manera decidida', explica Shevardnadze y puntualiza: 'Por ello, no puedo arrojarle piedras...'.

Algunos de los adversarios de Gorbachov, tanto de la ortodoxia comunista como de los sectores reformistas, atribuyeron su pasividad de entonces a una política de 'dejar hacer' para luego sumarse al lado vencedor.

Según Shevardnadze, el 'factor determinante' del fracaso de los golpistas en agosto de 1991 fue 'el pueblo, que no quería volver a la vida de antes'.

'Hay que señalar que los golpistas encabezados por el entonces vicepresidente (Guennadi) Yanáev estaban bien organizados y, como se supo más tarde, eran inmisericordes', subraya el político.

Yanáev tenía una 'relación de personas que debían ser liquidadas en primer lugar después de que se hicieran con el poder', recuerda Shevardnadze, quien añade que su nombre figuraba en el segundo lugar de esa lista.

Para Shevardnadze, la desintegración de la Unión Soviética era inevitable, ya que 'como todo imperio, estaba condenada a desaparecer tarde o temprano'.

'Llegué a la conclusión de que la URSS se desintegraría cuatro años antes de que ésta se produjera (...), pero me equivoqué en los plazos. Creía que la Unión se mantendría otros 11 o 12 años', dijo a Efe el político georgiano en unas declaraciones anteriores.

En su opinión, los entonces máximos dirigentes de la URSS destruyeron el Estado en lugar de hacer todo por conservar su unidad, lo que en gran medida se debió a la confrontación entre Gorbachov y el líder ruso Borís Yetsin.

Veinte años después de la intentona golpista que precipitó la caída del comunismo, el exjefe de la diplomacia soviética considera que 'Rusia, con todo y pese a sus contradicciones internas, es un país democrático'.

Su evaluación del gran vecino del norte no la cambió incluso la guerra ruso-georgiana de 2008, que para Shevardnadze fue responsabilidad del actual presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, el líder de la revuelta que le obligó a dimitir hace casi ocho años.

Por Misha Vignanski.

http://actualidad.orange.es/internacion ... -1991.html

santi
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por santi »

"Algunos de los adversarios de Gorbachov, tanto de la ortodoxia comunista como de los sectores reformistas, atribuyeron su pasividad de entonces a una política de 'dejar hacer' para luego sumarse al lado vencedor"
Con motivo del 20 aniversario del golpe de Agosto de 1991 ha habído un verdadero aluvión de reportajes, documentales, árticulos y debates en todos los medios de comunicación de Rusia y si algo ha quedado claro en todos ellos, tanto por parte de partidarios como detractores, es que la política de M.S.Gorbachov fue siempre "Dejar hacer" ,"a ver que pasa".
A mi me gustó mucho este debate en el Kanal 5: http://www.5-tv.ru/programs/broadcast/506459/
Tras el debate se propuso una votación telefónica con la siguiente pregunta:
El GKCHP de 1991 fue un golpe de estado o un intento de salvar la destrucción del país?"
La opción "fue un un intento de salvar el país" ganó con una abrumadora mayoria del 74% a pesar de los intentos del presentador del programa, el conocido "historiador" yeltsinista, N.Svanidze por desprestigiar a los defensores de esta opción.
Вылезай, буржуи! Будем вас судить.
За измену Родине будете платить.

Kozhedub
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Kozhedub »

El GKCHP de 1991 fue un golpe de estado o un intento de salvar la destrucción del país?"
Yo creo que fue ambas cosas: un golpe de estado para salvar el país. Ahora hablamos con ventaja porque sabemos lo que supuso para las repúblicas de la URSS que la intentona fracasara, entonces los aún soviéticos no podían imaginarlo. Ahora al menos hay un 74% que ya han espabilado.

Saludos.
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Siberia
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Siberia »

Artículo de opinión publicado el pasado 19 de agosto en Ria Novosti:
EEUU siempre quiso debilitar a la URSS, pero nunca contó con su total desaparición

19/08/2011
Fiodor Lukiánov / Columna semanal en RIA Novosti



Cada vez que se habla de las circunstancias en las que dejó de existir la Unión Soviética, se plantea la cuestión sobre el papel que jugó en este proceso el factor externo, es decir, la influencia occidental. Este tema sigue siendo en Rusia un elemento de la lucha política actual, así que es inútil esperar una reflexión objetiva al respecto. No obstante, 20 años es un espacio de tiempo suficiente para intentar analizar con calma lo que sucedió a finales de los años 1980 y principios de los 1990.
¿Quería Occidente (sobre todo, desde luego, Estados Unidos) la desintegración de la URSS? La respuesta es no, porque hasta el último momento de la historia soviética nadie podía imaginar siquiera que algo semejante sería posible.

Ronald Reagan, obsesionado con la idea de la lucha contra el “comunismo ateísta”, era un adversario acérrimo y muy agresivo de la URSS. Llevó a cabo una compleja est rategia destinada a minar el poder soviético: desde apoyar a los movimientos antisoviéticos en diferentes países hasta bajar los precios del petróleo para despojar a Kremlin de ingresos petroleros. Pero ni siquiera Reagan pudo soñar con un triunfo tan contundente como la aniquilación total del rival principal. En parte fue porque el presidente estadounidense partía de la idea de que se estaba enfrentando a un enemigo increiblemente potente y peligroso. De esto, por cierto, le convencían sus consejeros militares exagerando el poderío de la Unión Soviética para aumentar el presupuesto militar.

Por una parte, Reagan y sus consejeros eran conscientes de la vulnerabilidad de la economía soviética. De ahí su plan de confabulación con Arabia Saudí para rebajar los precios de petróleo y la escalada intencionada de la carrera armamentista sin despreciar las fanfarronadas del tipo de la Iniciativa de Defensa Estratégica. Por otra, haciéndo ver su potencial, el Occidente trataba de obligar a Moscú a hacer concesiones estratégicas. En cualquier caso, para finales de la primera legislatura Reagan había cumplido con su programa inicial y consiguió crear un ambiente de extrema tensión para pasar a la siguiente fase – negociar un balance más ventajoso para Estados Unidos. El momento era muy oportuno, ya que en el Kremlin apareció un interlocutor nuevo, Mijaíl Gorbachov. Cabe señalar que la interacción entre Gorbachov y Reagan era todavía muy moderada. Fue más tarde, durante la presidencia de George Bush padre, cuando la URSS demostró una generosidad geopolítica excesiva.

Partidario de la escuela realista, Bush creía, aún más que su predecesor y mentor Reagan, en la necesidad del balance de fuerzas. Por lo tanto, la facilidad con la que los dirigentes soviéticos cedían terreno a veces asombraba a los estadounidenses e indignaba a algunos europeos. Por ejemplo, la flexibilidad de Mijaíl Gorbachov y Eduard Shevarnadze (el entonces ministro de Asuntos Exteriores de la URSS) en materia de la reunificación alemana superó con creces la transigencia de los aliados de Bonn en la OTAN – Italia, Francia y Gran Bretaña. Atribuir tal actitud de los dirigentes soviéticos a su idealismo, o inocencia, o acusarles de traición, sería demasiado fácil. Simplemente para finales de la década de los 1980 el equipo de Gorbachov ya presentía de lo que en el Occidente todavía tardarían en darse cuenta. El país amenazaba con caer en pedazos de un momento para otro debido, en parte, a las razones objetivas y en parte a la mala gestión.

El gobierno soviético tuvo que actuar bajo esta constante amenaza, por lo tanto la estrategia elegida de deshacerse de las “cargas” exteriores como el Bloque del Este o Alemania Democrática estaba destinada a ganar tiempo y recursos para solucionar cada vez más agudos problemas internos. Pero en Estados Unidos estos problemas se veían menos graves, por eso la buena disposición de Moscú para ir tan lejos en las negociaciones suscitaba sospechas, a ver si encubre un pérfido plan. Adepto del mentado balance, George Bush y algunos de sus partidarios, como Secretario de Estado James Baker y Consejero de Seguridad Nacional Brent Scowcroft, persistieron en su desconfianza respecto al colapso de la URSS aun cuando se hizo evidente. El famoso discurso de Bush del 1 de agosto de 1991 en Kíev, capital de Ucrania, en el que el presidente estadounidense advirtió a los ucranianos contra el “nacionalismo suicida” y habló de los peligros de la independencia, se considera un ejemplo de miopía política. (Por cierto, hoy resulta asombroso que Bush en este discurso acertara: en el espacio postsoviético, la independencia no trajo la verdadera libertad casi a nadie).

Tras el intento de golpe de Estado en agosto de 1991 ya era imposible fingir que no ocurría nada. No obstante, la conciencia del final de la URSS tardó en llegar ya que significaba un cambio geopolítico demasiado radical. Un destacado diplomático ruso que trabajaba en aquella época en EEUU contó que, según su opinión, en Washington sólo para otoño de 1992 creyeron definitivamente en la desaparición de la URSS. Durante varios meses los estadounidenses pensaban que la Comunidad de Estados Independientes, que reemplazó la Unión Soviética, es una entidad transitoria que todavía podrá ser su reencarnación…

Desde luego, entre los dirigentes de Estados Unidos había quienes, todavía existiendo la URSS, empezaron a calcular cómo sería la vida sin ella e, incluso, sin la Federación de Rusia. Estas personas se agrupaban alrededor del secretario de Defensa Dick Cheney que más tarde sería vice presidente y líder informal de los neoconservadores. Sin embargo, eran los alegados de Bush los que diseñaban la línea política oficial, y ellos estaban muy preocupados por el destino del arsenal nuclear soviético y la posible desestabilización de Eurasia en el caso de la desintegración de la Unión. Cheney y sus partidarios obtuvieron la posibilidad de hacer lo que creían necesario tan sólo decenios más tarde. La ausencia de los cataclismos globales tras la desaparición de la URSS, que tanto temía Bush, los neoconservadores comprendieron a su manera: no hay que tener miedo, hay que actuar con más valentía y resolución.

Cuando se produjo la desintegración de la URSS, nadie de sus recientes rivales iba a llorarla. En seguida empezó la asimilación de su herencia geopolítica – un proceso muy natural de punto de vista de la mencionada escuela realista. El gobierno postsoviético durante varios años siguió, quizás forzosamente, una estrategia muy viciosa – amenazar al Occidente con su propia debilidad: si no nos apoyan Ustedes, vendrán los reaccionarios y revanchistas. A veces esta estrategia resultaba útil pero en general contradecía a los principios clásicos de la diplomacia (¿para qué tener en cuenta a un gobierno débil?) y llevaba al país al callejón sin salida. En este sentido, la diplomacia de Vladímir Putin, aunque específica, es mucho más sana.

Pasados 20 años, está claro qué era lo que temían los realistas de Washington. El desequilibrio mundial que siguió a la fulminante auntudestrucción de la Unión Soviética hizo de Estados Unidos una fuerza hegemónica, un papel que, aun siendo fuerte, el país es incapaz de afrontar. EE.UU. tiene que enfrentarse a múltiples dificultades debido al fin que tuvo la guerra fría. Mientras al mundo de hoy no le importa quiénes fueron los ganadores.


RIA Novosti

Kozhedub
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Kozhedub »

La ausencia de los cataclismos globales tras la desaparición de la URSS, que tanto temía Bush, los neoconservadores comprendieron a su manera: no hay que tener miedo, hay que actuar con más valentía y resolución.
Hombre, siendo un artículo en conjunto correcto aquí peca de optimismo o indiferencia. La caida de la URSS fue en sí misma un cataclismo global, como se ha ido comprobando con el paso de los años, precisamente porque su primer efecto fue dejar en bandeja la hegemonía absoluta a los EEUU. Ésta ha durado bien poco (en mi opoinión acaba en 2003 con la negativa de algunos de sus lacayos habituales a seguirle en su guerra en Irak, o ya antes con la dimisón de Yeltsin y la subida al poder de un ex-KGB) pero en el ínterin han tenido tiempo de sobra para dejar un panorama desolador y una marea de miseria que ya empieza a cubrir por los tobillos incluso a la despreocupada Europa.

En suma, que si decenas de millones de muertes de hambre al año, o el asesinato de cientos de miles de iraquíes tras dos guerras y un embargo, o la constante matanza en El Congo, o la destruccíon de la economía de América Latina tras los paquetes de "austeridad" del FMI en los 90, o la debacle del ecosistema a escala planetaria, o la actual crisis del capitalismo financiero, si todo esto, y más cosas que omitimos, no es un "cataclismo global", pues no sé qué lo será. :nolose:

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Siberia
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Siberia »

Ja, ja, Kozhedub. En ese párrafo está hablando del punto de vista de los asesores de Bush (tenían miedo por el destino del arsenal nuclear soviético y la posible desestabilización de Eurasia), así que al ver que nada de eso sucedía se dieron cuenta de que no era un cataclismo para los Estados Unidos, sino todo lo contrario. :wink:

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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Kozhedub »

McCain advierte a Putin y Hu de que la revuelta no se limita a Oriente Próximo

NUEVA YORK, 13 Feb. (EUROPA PRESS) -

El senador y ex candidato presidencial republicano John McCain ha advertido al primer ministro ruso, Vladimir Putin, y al presidente chino, Hu Jintao, que las revueltas como la de Egipto podrían desencadenar protestas similares en otras partes del mundo, por lo que deberían sentirse "un poco menos seguros".

"No creo que se limite a Oriente Próximo, ya que, tal como creemos, los Derechos Humanos son universales", ha afirmado McCain en una entrevista para la cadena estadounidense CBS.

"Estos vientos de cambio que soplan, creo que sería un poco menos chulo en el Kremlin, con mis amigotes de la KGB si fuera Vladimir Putin", dijo el dirigente republicano. "Estaría un poco menos seguro en mi complejo costero desde el que el presidente Hu y unos pocos hombres gobiernan y deciden el destino de 1.300 millones de personas", agregó.
Ya sé, ya sé que está feo meterse con alguien tan limitado, pero es que no he podido evitarlo.

Primero Wisconsin (Siberia) y ahora Wall Street (Kírov) hacen temblar al camarada Putin en su trono... Y los de Russia Today, pues hombre, no era plan de dejarlo pasar... :roll:



No veo al Walesa ni al Havel entre el público :burla:
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Siberia »

La curiosa historia de un hombre que cuando regresó a su país se encontró con que todo había cambiado para siempre.
El último ciudadano de la Unión Soviética

14/4/11

Out of the Present (1995), documental del rumano Andrei Ujica, registra las tribulaciones del cosmonauta soviético Sergei Krikalev, ingeniero de vuelo de la misión Soyuz TM-12, que entre mayo de 1991 y marzo de 1992 pasó 311 días, 20 horas y un minuto a bordo de la estación especial Mir. Como un náufrago espacial, observó la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) desde 380 kilómetros de altura.

Con un certero cóctel de material de archivo e imágenes propias tomadas con la primera cámara de 35 mm que llegó al espacio, Ujica retrata la larga estadía de Krikalev, que vivió desde una inusual distancia cómo su ciudad natal (Leningrado) recuperaba su antiguo nombre (San Petersburgo), su país se desmoronaba y su bandera roja sumaba otros dos colores. Una estadía que transcurrió entre la preocupación por los cambios políticos, los trabajos científicos y los juegos infantiles en la levedad de la ingravidez . Todo registrado con la calidad que sólo el celuloide puede ofrecer.

Krikalev escaló el cielo cuatro veces más . En total pasó 803 días, 9 horas y 39 minutos de su vida en el espacio, más que ningún otro hombre . Pero hoy, a los 52 años, se le recuerda por ser el último ciudadano de la Unión Soviética .

www.clarin.com

Siberia
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Siberia »

No se lo pierdan: Mañueco en vivo y en directo. :mrgreen:

Varios periodistas que se encontraban destinados en la agonizante Unión Soviética de aquellos días nos cuentan cómo vivieron el principio del fin:


Kozhedub
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Kozhedub »

Siberia escribió:No se lo pierdan: Mañueco en vivo y en directo. :mrgreen:

Varios periodistas que se encontraban destinados en la agonizante Unión Soviética de aquellos días nos cuentan cómo vivieron el principio del fin:
(...)
Joooo, pero no suelta ninguna mañuecada... :lol:

Mañueco, vuelve, que así dentro de 20 años te podrán preguntar cómo viviste la caída del otro muro. :mrgreen:

Grandioso documento, Siberia. Gracias.
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Siberia »

Ayer disfruté muchísimo asistiendo a la presentación de la Semana de Rusia, en la que ha colaborado de manera decisiva la Asociación Casa Eslava de La Rioja. La razón de mi satisfacción tuvo mucho que ver con el interesante (e improvisado) debate sobre la Unión Soviética que se desarrolló durante la presentación de los actos. De veras que tenía ganas de conocer a la gente de la asociación Casa Eslava, y tras lo de ayer mi opinión positiva sobre ellos ha aumentado aún más si cabe. :)

La presentación de la Semana de Rusia comenzó explicando el nombre de la asociación (Casa Eslava), comentando que a lo mejor a algunas personas les chocaba que no hubiera referencias a Rusia en el nombre de la asociación a pesar de haber organizado la "Semana de Rusia". Comentaron que en el momento de su creación (2006) habían optado por no denominarla "Casa Rusa", ya que sus miembros procedían de distintas regiones que habían formado parte de la Unión Soviética, con la que se sentían más identificados que con Rusia.

Durante la sesión de preguntas, una persona del público preguntó inquisitivamente por qué no se sentían identificados con Rusia, argumentando que Rusia había existido siempre mientras que la Unión Soviética había sido un invento temporal de los comunistas (estas fueron sus palabras) que ya no existía, por lo que no tenía sentido defender más lo anacrónico que lo actual, sobre todo ahora que ya habían pasado 20 años desde su disolución. Con mucha educación (yo no hubiera aguantado tanto), se le explicó a esta persona que durante la Unión Soviética todos eran parte del mismo pueblo, mientras que ahora con la disgregación, había gente a la que ya no le correspondía pertenecer a Rusia y sin embargo seguían sintiéndose miembros de una unidad que ya no existía (la Unión Soviética). Habían pasado a ser ciudadanos sin patria, ciudadanos de una antigua Unión Soviética que ya no existía, por eso habían preferido excluir la palabra "Rusia" del nombre de la asociación. Respetaban a Rusia y todo eso, pero con lo que se sentían identificados era con la Unión Soviética. La quisquillosa del público seguía insistiendo en que no lo entendía, a pesar de que se lo explicaron unas cuantas veces más.

Cuando terminó la charla no pude menos que acercarme a felicitar personalmente a la presidenta de la asociación por sus palabras y la entereza demostrada al defender a la antigua Unión Soviética. ¡Así se hace, ya está bien !!! :adora:

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Pepe Visarión Acero
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Re: 20 años sin la Unión Soviética

Mensaje por Pepe Visarión Acero »

Como se dice por estos lares, URSS v2.0 ya!!!
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