Kommunalki: las viviendas colectivas soviéticas

Historia de la URSS, nacimiento, superpotencia, desaparición.

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Siberia
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Kommunalki: las viviendas colectivas soviéticas

Mensaje por Siberia »

La presión sobre la demografía urbana, la ingeniería social y los ideales socialistas modelaron las nuevas viviendas que se construyeron en la mayoría de las grandes ciudades de la URSS.

La solución soviética al problema de la escasez de vivienda tenía un doble propósito: por un lado inculcar los principios del colectivismo y la renuncia a la propiedad individual; por otro lado, solucionar las necesidades de una nueva sociedad en la que el Estado estaba al servicio del proletariado.

Se pretendía que las personas pasasen menos tiempo aisladas y más tiempo en contacto con la masa social. Prácticamente todas las actividades cotidianas se intentaban hacer de forma colectiva: trabajar, comer, estudiar, divertirse, ejercitarse... la casa estaba para dormir y poco más, de hecho las reducidas dimensiones no daban para mucho más.

La promoción de la vida comunitaria generó proyectos radicales, como las casas-comuna de Guínzburg en Moscú y Ekaterimburgo y la comuna de estudiantes del Instituto Textil de Moscú, obra de Nikoláyev. El modelo socialista promovió la planificación de complejos residenciales a gran escala, como el de Traktornaia ulitsa en la periferia del centro histórico de San Petersburgo, en el que los bloques de viviendas se complementaban con abundantes equipamientos comunitarios como cantinas, clubes de trabajadores y escuelas. Estas actividades prestaban un servicio a la colectividad, al tiempo de servir como plataforma para la promulgación del socialismo soviético.

Viaje al corazón de las ‘kommunalki’

Son una reliquia de los tiempos soviéticos. Las 'kommunalki' (pisos comunales) nacieron para paliar el problema de la vivienda surgido tras la revolución y acabaron por convertirse en un elemento clave para entender la sociedad y la cultura rusas. De un día para otro, familias enteras empezaron a vivir bajo un mismo techo. En las 'kommunalki' se comparte cocina, lavabo y mucha intimidad. La solución, que se creía pasajera, se aprovechó luego como una herramienta más de control y vigilancia. Son el último reducto de la historia oral de la Rusia del siglo XX. La arquitecta petersburguesa Elena Alexandrova y el cineasta italiano Francesco Crivaro han buceado por las casas comunales de San Petersburgo y entrevistado a sus moradores. El resultado es el documental ‘The age of kommunalki’.


20.02.2013 - Marta Rebón, Rusia Hoy


Huellas vivas del pasado

Las kommunalki no son objeto de museo o de manual de historia, todavía existen. Siguen siendo la única alternativa para vivir en los centros urbanos de muchos rusos, que han visto crecer de forma exponencial el precio del metro cuadrado. Ni la ola de edificios jrushovianos ni la inversión privada posterior a la caída de la Unión Soviética acabaron totalmente con ellos.

En este segundo proceso, ligado a la especulación urbanística, se consiguió reducir drásticamente las kommunalki en Moscú donde, a principios de la década de 1990, el 20% de la población en la capital vivía en pisos comunales. Entonces era muy fácil que un promotor comprara a un precio irrisorio las habitaciones de una kommunalka, reformara el edificio y lo pusiera en el mercado obteniendo pingües beneficios.

Pero, con el tiempo, los inquilinos empezaron a pedir más dinero y los constructores optaron por levantar los complejos residenciales que actualmente rodean las grandes ciudades rusas.

“Para mí, las kommunalki no tienen nada de particular, porque tanto yo como la mayoría de mis amigos nos criamos en ellas. Pero cuando enseñé a Francesco el piso comunal de mi infancia su reacción me sorprendió. Me repetía que quería rodar un documental y yo no me lo acababa de creer. Pero nos pusimos manos a la obra, y la producción de The age of kommunalki se convirtió en todo un viaje a la infancia. Empecé a ver las kommunalki con otros ojos”, explica Elena Alexandrova, arquitecta licenciada en la Universidad Estatal de San Petersburgo que prosiguió sus estudios de urbanismo en la Universidad Politécnica de Milán.

El documental resultó la fórmula perfecta para combinar sus conocimientos técnicos con una forma de abordarlos menos académica. “Se mezclaron mis recuerdos y mis estudios con las experiencias de las personas que entrevistamos y la mirada fresca y extrañada de Francesco. Esta combinación me proporcionó un horizonte mucho más amplio de la implementación de una utopía”.


Distintas experiencias, distintas miradas

Para alguien ajeno a la cultura rusa, la experiencia de las kommunalki todavía resulta chocante. “Me quedé visualmente muy impresionado con las peculiaridades del lugar y el tipo de vida que allí se desarrollaba”, cuenta Francesco Crivaro.

“En Italia, un día, necesitamos pedir algo a los vecinos de Elena, pero nadie parecía querer abrirnos la puerta, a pesar de que sabían que ella vivía allí. Eso, la alienación en las ciudades europeas, y lo que había visto en Rusia dirigieron mi atención hacia los conceptos de distancia y privacidad”.

Es difícil hacerse una idea de la influencia y del calado que ha tenido este modo de vida en el inconsciente colectivo. Se mezclaban las buenas y las malas experiencias. Cuando sucedía lo segundo la policía nunca intercedía porque lo consideraba un problema doméstico… Por no hablar de los vecinos que actuaban de delatores.

“Es muy complicado compartir casa con extraños, con personas que no escoges. Pero al mismo tiempo obligaba a ser tolerante. Era necesario el diálogo para encontrar una solución a los problemas”, opina Alexandrova.

Por su parte, el cineasta italiano cree que algunos rasgos de la sociedad rusa actual hunden sus raíces en las kommunalki. “Sin ánimo de generalizar, me he encontrado con gente dotada de una capacidad especial para vivir en comunidad, con un sentido profundo de la hospitalidad y de la solidaridad, capaces de encontrar lo positivo en las cosas sencillas y reírse de las propias desgracias. Creo que es interesante descubrir los aspectos positivos de esta experiencia para aplicarlas a nuestro modelo de sociedad, que pasa por una crisis profunda”.

Sin duda, el cambio para la mayoría de los inquilinos fue muy drástico. La coexistencia promovió unos lazos emocionales muy intensos. “Huelga decir que la convivencia íntima siempre conlleva enfrentamientos, en especial si se da entre personas muy distintas. El experimento de las kommunalki supuso una mejora de las condiciones de vida para unos y una tragedia para otros”, apunta Alexandrova. “De repente, diferentes capas de la sociedad se vieron encerradas en un mismo piso. Personas de diferente formación, cultura y procedencia tenían que establecer unas normas para el uso del lavabo o de la cocina. Por supuesto, surgían conflictos que se dirimían de maneras muy distintas”.

Como es lógico, la visión y recuerdos de los más pequeños es muy diferente a la de los adultos.

“A esa edad, la mente es más flexible y abierta. Los pasillos largos y estrechos eran un lugar fantástico para ir en bicicleta o los rincones donde se amontonaban los muebles nos parecían ideales para escondernos. Recuerdo las fiestas alrededor de una mesa en medio de la habitación, conocer a mucha gente diferente. Pero también episodios menos agradables, como cuando un vecino borracho intentaba entrar de noche en nuestra habitación. Vivía con su madre, que hacía unas galletas deliciosas para mí y mi hermana. Jugábamos con nuestros vecinos de día, cuando el piso estaba lleno de gente, pero por la noche la oscuridad del pasillo nos aterraba”.


Una realidad en la sombra

Esta forma de vida resulta casi un misterio fuera de Rusia. Sólo encontramos su rastro en la literatura y el cine. “A mí también me resulta extraño este desconocimiento”, se sorprende la arquitecta.

Es un tema que ni al mundo académico ruso parece importarle. Y creo que es urgente estudiarlo, teniendo en cuenta que, en Europa, por ejemplo, existen muchos proyectos nuevos que se basan en la vida en comunidad, y la experiencia soviética podría ser muy enriquecedora. Sin embargo, casi nadie ha oído hablar de las kommunalki y la culpa la tiene, en gran medida, el Telón de Acero. Después de la Perestroika se percibieron como una reliquia del régimen anterior, algo del pasado que no era motivo de orgullo. Por eso, en general, los inquilinos no son muy dados a mostrar cómo viven en sus habitaciones. Es una cuestión delicada donde se mezclan muchos sentimientos”.

Para Crivaro, a pesar de que el comunismo durante la Guerra Fría fue un tema muy presente en los medios de comunicación, casi nunca se mostró realmente cómo era la vida cotidiana en las ciudades. “Este rodaje me ha permitido conocer de primera mano, como extranjero, la influencia de las kommunalki en la sociedad rusa contemporánea. Es innegable que la experiencia comunista convirtió el país en un inmenso laboratorio de ingeniería social único en el mundo. Es imposible entender Rusia sin conocer la vida en las kommunalki”.


Las kommunalki, protagonistas de un documental

La aventura se inició con un viaje en vespa de Turín a San Petersburgo. Entonces Alexandra le enseñó a Francesco la kommunalka donde había vivido hasta los doce años. “Al año siguiente volvimos pero con las cámaras, el cuaderno y empezamos un blog. Vivimos allí porque mi familia todavía tiene derecho a dos habitaciones. Fue nuestra primera localización. Luego visitamos las habitaciones de amigos, de amigos de amigos… Hasta un total de veinte durante un intenso mes. La mayoría están situadas en el centro, en edificios de los siglos XVIII y XIX. A veces nos dejaban grabar una entrevista, otras sólo los interiores. Luego, al volver, le presenté el trabajo a mi profesor de Etnografía urbana y me dio el visto bueno para que fuera el tema de mi tesina”.

“Lo más importante era encontrar un punto de vista que articulase el documental», comenta Francesco. “Vivimos un tiempo en una kommunalka y experimenté de primera mano la dinámica de la vida cotidiana allí. Luego tuvimos que buscar gente que nos abriera sus puertas. Entablábamos conversación y les explicábamos nuestro proyecto. El documental se iba adaptando a las circunstancias, ya que en su interior se esconde de todo. Por como nacieron, las kommunalki se pueden considerar un acto de imposición. Algunas veces los testimonios conseguían realmente transmitir lo que sólo se puede conocer por la experiencia directa. En lo que a ojos de un europeo sería una pesadilla también se puede encontrar mucha humanidad”.


El futuro de las kommunalki

Alexandrova opina que, para las autoridades municipales, la percepción de esta tipología de vivienda es muy negativa: el objetivo prioritario es liquidarla cuanto antes mejor.

“Cada año se presentan proyectos para mejorar las condiciones de vida de los inquilinos, pero todos pasan por una ayuda financiera para el realojo de los inquilinos en bloques de edificios del extrarradio. Lo que no entienden es que, para personas con ingresos medios y bajos, una habitación de una kommunalka es la única opción para vivir en el centro de la ciudad. El precio de una habitación en el centro histórico de San Petersburgo es de 30.000 €, mientras que un piso en los suburbios cuesta más del doble. Lo mismo sucede con el alquiler. Esta es la razón por la cual la gente aún está dispuesta a vivir en una kommunalka. Y hablamos de estudiantes, familias jóvenes, pensionistas, artistas, profesores, trabajadores temporales… Si liquidamos esta tipología de vivienda mucha gente perderá la oportunidad de vivir en la ciudad y se verá obligada, si puede, a vivir en los ‘monstruos’ de hasta treinta plantas que se levantan en los suburbios. Nada que ver con el centro de una de las ciudades más bellas del mundo”.


Más info en la web del proyecto:

http://www.ageofkommunalki.com/

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jozsi
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Re: Kommunalki: las viviendas colectivas soviéticas

Mensaje por jozsi »

Qué artículo más interesante, gracias por subirlo, Siberia. Y por el enlace.

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Vladiвосток
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Re: Kommunalki: las viviendas colectivas soviéticas

Mensaje por Vladiвосток »

Coincido con el Camarada jozsi.

¡Muchas gracias Camarada Siberia!
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Siberia
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Re: Kommunalki: las viviendas colectivas soviéticas

Mensaje por Siberia »

Gracias a todos por vuestro interés. Me alegro de que tengamos los mismos gustos. :wink:

Siberia
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Re: Kommunalki: las viviendas colectivas soviéticas

Mensaje por Siberia »

Fotografías y reflexiones sobre una utopía que se hizo realidad:

:arrow: Kommunalka, un elemento clave para entender la URSS

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Vladiвосток
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Re: Kommunalki: las viviendas colectivas soviéticas

Mensaje por Vladiвосток »

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Mayakovski
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Re: Kommunalki: las viviendas colectivas soviéticas

Mensaje por Mayakovski »

Se me había pasado por alto este hilo :adora:

Unos artículos extraordinarios, gracias.

Qué curioso que hasta se hagan canciones dedicadas a las kommunalki. No sé lo qué dice este cantante pero, a juzgar por lo leído, me lo imagino.



Un saludo.
La democracia es una forma de gobierno en la que cada cuatro años se cambia de tirano. Vladimir Lenin

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