Añado que a Solzenytsin más le valdría cerrar la boca antes de decir según qué cosas, porque en los años en que dijo aquella mamarrachada la represión en la URSS no estaba ni de lejos al nivel de los años treinta y cuarenta; por lo tanto, el grado de libertad de que disfrutaban los soviéticos no era ni mucho menos menor que el que disfrutábamos los españoles con el "Caudillo". De las dificultades de un régimen y las de otro mejor no entrar en comparaciones, ni con los logros de uno (El Valle de los Caídos, como mucho) y los logros del otro. Acto seguido, el barbas se fue a su dorado exilio en los EEUU donde se cuidó mucho de culparles del genocidio de la población indígena o del trato que aún en aquéllos años daban a los negros o a los supervivientes del exterminio contra los mencionados indígenas. Como ruso no sería asunto suyo, cierto, pero como activista comprometido con los derechos humanos y acogido por ese país sí que lo era.
Salvo que a lo mejor el amigo fuera racista y las vidas de los indios no le importaran, que bien pudiera ser tras leer en el ABC algún artículo suyo sobre Chechenia ya en los años de Yeltsin.
Sobre el tema de las violaciones, moneda corriente en todas las guerras, ni fue una directiva impartida a los soviéticos (al exaltado de Eremburg ya le habían apartado de la propaganda al llegar a Europa para que no siguiera caldeando los ánimos con sus soflamas) ni fue comparable a lo que sus enemigos habían hecho con los soviéticos apenas unos años antes.
Hace unos días ví "La Naranja Mecánica" y me sorprendió desagradablemente descubrir que una de las violaciones del inicio está basada en hechos reales. Las vícitmas fueron el propio autor de la novela y su mujer, pero lo que me dejó estupefacto fue la autoría y el contexto:
http://es.wikipedia.org/wiki/Anthony_BurgessSu trabajo más famoso (o reconocido tras la controvertida adaptación para el cine de Stanley Kubrick) fue la novela La naranja mecánica (A Clockwork Orange) escrita en 1962. La novela fue originalmente inspirada por un incidente vivido por el autor durante la Segunda Guerra Mundial, cuando él y su mujer fueron asaltados en 1944, siendo la esposa del propio Burgess víctima de robo y violación por parte de cuatro soldados estadounidenses en las calles londinenses. Dado que se encontraba embarazada, la paliza le provocó un aborto.
Si desconfías de la wiki, puedes confirmar el dato en otra páginas. Estadounidenses, soldados de un país aliado. Si llegan a ser soviéticos y el dato cae en manos de un Beevor cualquiera le dedican un monográfico, una serie de televisión, convierten el caso particular en general y lo que haga falta. En un reportaje sobre la batalla de Berlín recuerdo la estampa de un veterano octogenario enfurecido por ciertas insinuaciones que acabó saltando a voces que si ellos violaban a una mujer al menos no le clavaban un cuchillo como los alemanes (o no usaban una bayoneta como los yanquis en Vietnam, supongo que porque al menos no se les había imbuído de un espíritu racista y prepotente). Y muchos supervivientes de Leningrado recordaban el comportamiento brutal de los soldados finlandeses con las muchachas. ¿Cuál es la otra diferencia? Que los rusos no le habían hecho nada a los alemanes, pero los alemanes y sus aliados no tuvieron ni un resquicio de humanidad con sus víctimas. Si todavía hoy muchos yanquis justifican Hiroshima y Nagasaki como represalia por la puñalada de Pear Harbour ¿qué justificarían ante un intento de exterminio y casi 30 millones de muertos?
Sobre los campos de trabajo ya se ha hablado, y también ahí los hay peores. Para mí una de las mayores vergüenzas de la URSS fue su tendencia a copiar comportamientos del tan vilipendiado capitalismo con la revolución como coartada. Un pretexto para utilizar mano de obra esclava bajo disculpa política. Pero una vez la idustrialización forzosa del país fue dejada atrás los campos fueron quedando relegados al olvido en sus facetas más luctuosas, algo es algo. ¿Hablamos de cómo estaban, están y estarán los campos de trabajo del otro bando? Barvarroja tiene mucho que contar de su viaje a India.
Así que si tenemos que comparar el salvajismo de cada bando, el soviético no sale no con mucho entre los peor parados. Es más, a ese sistema le debemos el que éste no haya ido a mayores y el que el nazismo sea una cosa de museo. Al menos todavía, porque a algunos se les están viendo unas ganas de volver al Reich que son para empezar a cavar trincheras.
Un saludo.