

Si nos juntamos 25 personas y ponemos cada uno treinta euros, por lo menos tendrán para subsistir un año más (si es que no he entendido mal el artículo). Pero claro, se trata de que el dinero llegue... Me parece muy triste

Moderador: casarusia
¿750? Yo creo que hacen falta unos 30.000 €:Mayakovski escribió:Qué triste!¿Por 750 euros va a cerrar el centro español en Moscú? [...] Si nos juntamos 25 personas y ponemos cada uno treinta euros, por lo menos tendrán para subsistir un año más (si es que no he entendido mal el artículo).
Somos capaces de recaudar hasta 10.000 euros entre cuotas, ayudas y algunos ahorros, pero necesitamos otros 30.000 para afrontar los gastos", explica. El alquiler del piso asciende a casi 12.000 euros anuales, a lo que se suman los altísimos gastos de comunidad y la retribución del personal.
Llevaba tiempo intentando encontrar nuevas noticias sobre los "niños de la guerra", cuyo futuro pende de un hilo desde el pasado mes de enero. Hoy ha aparecido este artículo en Rusia Hoy, que sin aclarar nada nuevo sobre lo que va a pasar con el centro, nos cuenta que van a celebrar el 75 aniversario de su llegada a Rusia.Los "niños de la guerra" conmemoran 75 aniversario de su llegada a la URSS
Los "niños de la guerra" españoles conmemorarán este sábado el 75 aniversario de su llegada a la Unión Soviética con diversos actos en el Centro Español de Moscú.
29/09/2012 - EFE
Mansilla, de 86 años, señaló que durante el acto ofrecerá un discurso en el que relatará las peripecias vividas por los niños desde su desembarco en "el paraíso del proletariado", como describía entonces su padre a la ahora extinta URSS, y además habrá bailes y canciones españolas interpretadas por un coro. "Vendrá medio centenar de niños, menos de la mitad de los que quedamos en Moscú. Muchos están enfermos, no ven bien, no pueden andar, y otros son muy mayores, por lo que no podrán venir. Todos tenemos entre 70 y 90 años", dijo.
Mansilla, madrileño que llegó a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas con 10 años, lamenta que las autoridades de Moscú no les dejaran regresar a España al término de la Guerra Civil. "Perder la patria es terrible. Teníamos que haber regresado en 1939. No nos dejaron salir. En cambio, mis hermanos que estaban en Francia volvieron todos. Cuando los soviéticos nos dieron permiso para volver, en 1956, yo ya estaba casado y me quedé", dijo.
El director del Centro Español recuerda que ha tenido que subir hasta los 5.000 rublos (unos 120 euros) la cuota anual para los socios debido a la falta de financiación. "El Centro es como una pequeña España. Si el centro cierra, dejaremos de ser españoles", dijo. El Centro Español se encuentra en un espacioso local frente a la céntrica estación de metro moscovita Kuznetski Most que en 1965 fue cedido por las autoridades soviéticas al Partido Comunista Español (PCE).
En total, durante la Guerra Civil española (1936-39) fueron evacuados a la URSS unos 3.500 niños españoles, en su abrumadora mayoría vascos y asturianos, a los que se sumaron después unos 1.500 adultos. Tres expediciones en barcos, que salieron de los puertos de Valencia, Santurce y Gijón, fueron organizadas para que estos niños no fueran víctimas de combates y bombardeos. Mientras la mayoría de otros "niños de la guerra", evacuados a Francia, México y otros países, pudieron regresar a España tras el fin de la Guerra Civil en 1939, los que fueron llevados a la URSS no tuvieron tal oportunidad de volver debido a la Guerra Fría, que dividió al mundo.
Entre España y Rusia. Recuperando la historia de los Niños de la Guerra.
Entre 1939 y 1939, España sufrió los efectos de una cruel guerra fraticida que acabó con miles de infancias. Los niños españoles padecieron, al igual que los adultos, las consecuencias del conflicto y fueron víctimas directas de las hostilidades. Tuvieron que hacer frente a la escasez de alimentos, a la insalubridad y a numerosas enfermedades. Vieron cómo la violencia y la venganza se adueñaron de las calles, que pasaron de ser espacios de juego y recreo a lugares peligrosos y prohibidos. Las sirenas y los refugios se convirtieron en su día a día debido a los constantes bombardeos que asolaron el país. Dejaron de ir a las escuelas. A muchos no les quedó más remedio que marcharse. Convencidos de que sólo así podrían sobrevivir, sus padres decidieron que formaran parte de alguna de las numerosas campañas de evacuación organizadas por el Gobierno de la República. Las evacuaciones de niños al extranjero constituyeron así el primer exilio del pueblo español derivado de la Guerra Civil.
De entre todos los países que acogieron a los menores españoles, la Unión Soviética fue, sin duda, el que generó las mayores alabanzas y críticas del momento, el que más encendió las conciencias y sacudió los corazones. Los 2.895 niños que desembarcaron en los puertos de Yalta y de Leningrado entre el 21 de marzo de 1937 y finales del mes de octubre de 1938 despertaron tanto interés entonces como lo despiertan ahora, 75 años después de su partida.
Esta exposición y el ciclo de conferencias que lleva asociado son el resultado del Proyecto Entre España y Rusia. Recuperando la historia de los Niños de la Guerra, subvencionado por el Ministerio de la Presidencia del Gobierno de España. Uno de los objetivos del mismo es reconstruir la vida de aquellos niños que tuvieron que abandonarlo todo por culpa de la guerra. Pero no se trata de recuperar su historia a partir de los documentos oficiales o las crónicas periodísticas de la época, sino de reescribirla dando prioridad a sus propias palabras, a sus testimonios orales y escritos (dibujos, redacciones, cartas, memorias, diarios, autobiografías, etc.) con el propósito último de dar a conocer este fenómeno histórico tanto en España como en Rusia y, al mismo tiempo, rendir un sincero homenaje a sus protagonistas.
(*) Adaptación del texto que presenta la exposición de Verónica Sierra Blas (Directora científica de la exposición).
Paneles
Panel 1. Guerra e infancia.
Panel 2. De la evacuación al exilio.
Panel 3. Una patria tres mil destinos.
Panel 4. De españoles a rusos. Vida cotidiana, educación y política.
Panel 5. Entre dos guerras.
Panel 6. Retornos y memorias.
Lugares y fechas de la exposición
Fundación Pablo Iglesias (Alcalá de Henares)
Del 16 al 30 de octubre de 2012
De lunes a viernes, de 10 a 14 h.
Colegio de San Bernardino
Claustro
C/ Colegios, 7
28801, Alcalá de Henares (Madrid)
Universidad de Salamanca
Facultad de Geografía e Historia
Del 12 al 30 de noviembre de 2012
De lunes a viernes, de 9 a 20 h.
Claustros de la 1ª y la 2ª planta
C/ Cervantes, s/n
37002, Salamanca
Ciclo de conferencias
Este Ciclo de Conferencias va asociado a la exposición: Entre España y Rusia. Recuperando la Historia de los Niños de la Guerra y se configura como una actividad complementaria a la muestra.
Las conferencias que conforman el ciclo se desarrollarán en un único día, estructurándose la jornada en dos sesiones, una de mañana, donde se imparten tres ponencias individuales, y otra de tarde, en la que distintos especialistas participan en una mesa redonda cuyo objetivo es llamar la atención sobre la importancia que las letras y las voces de los «Niños de Rusia» han tenido en la reconstrucción de su propia historia y sobre la necesidad de rescatar dichos testimonios para evitar su pérdida, garantizar su conservación, convertirlos en fuentes de investigación y construir con ellos una nueva historia.
Entre los diversos especialistas que participarán en el mismo se encuentran Josefina Cuesta Bustillo [Universidad de Salamanca], Juan Avilés Farré [Universidad Nacional a Distancia, UNED], Magdalena Garrido Caballero [Universidad de Murcia], Verónica Sierra Blas [Universidad de Alcalá], Pilar Domínguez Prats [Universidad de las Palmas de Gran Canaria], Susana Castillo Rodríguez [Universidad de New Hampshire, Durham] y María José Devillard [Universidad Complutense de Madrid].
Programa
Sesión de Mañana
De 10 a 14 h.
- Memorias de los Niños de la Guerra: Recuerdos desde la URSS, Josefina Cuesta Bustillo [Universidad de Salamanca].
- La ayuda soviética a la República española en la Guerra Civil, Juan Avilés Farré [Universidad Nacional a Distancia, UNED]
- Los Niños de la Guerra en España: su adaptación y participación en las asociaciones de amistad con la URSS, Magdalena Garrido Caballero [Universidad de Murcia]
Sesión de Tarde
De 16 a 20 h.
- Mesa Redonda: Letras y voces del exilio
- Cartas sin respuesta: sobre los usos y abusos de la correspondencia privada de los Niños de Rusia, Verónica Sierra Blas [Universidad de Alcalá]
- Historia Oral y exilio: acerca de las maestras españolas que trabajaron en las Casas de Niños de la URSS, Pilar Domínguez Prats [Universidad de las Palmas de Gran Canaria]
- Las autobiografías y memorias como fuentes para reconstruir la historia de los niños españoles evacuados a la Unión Soviética durante la Guerra Civil, Susana Castillo Rodríguez [Universidad de New Hampshire, Durham] y María José Devillard [Universidad Complutense de Madrid]
- Proyección del documental: Los Niños de Rusia, de Jaime Camino.
Lugares y fechas del Ciclo de Conferencias
Universidad de Alcalá
Facultad de Filosofía y Letras (Salón de Grados)
26 de octubre de 2012
De 10 a 20 h.
Universidad de Salamanca
Facultad de Geografía e Historia (Sala de Grados)
23 de noviembre de 2012
De 10 a 20 h.
más información
Los niños de la guerra en la propaganda soviética
Los niños evacuados durante la Guerra Civil Española desde las regiones devastadas por el conflicto hacia las tranquilas ciudades y pueblos de la URSS darían en contrapartida una buena campaña de imagen al estado de les acogía. El Kremlin sabía apreciar en todo su contexto el potencial que la ayuda a la infancia y la llegada a la Unión Sovíetica de jóvenes españoles ofrecía a la propaganda doméstica e internacional.
5-09-2013 / Jaime Noguera, Rusia Hoy
En el frente domestico, la llegada, recepción y el seguimiento a los Niños de España produjo una suerte de innumerables reportajes en la prensa y radio soviéticas y los relatos de estos menores estudiando y jugando felizmente por toda la geografía de la URSS sería uno más de los ingredientes de la maquinaria propagandística de Stalin para dulcificar los horrores provocados por las purgas.
A nivel internacional el análisis que se hizo del esfuerzo humanitario soviético fue, a diferencia de lo que era habitual, bastante neutro, nada crítico, incluso naif.
Sin embargo, Moscú obtendría su mayor éxito en la explotación propagandística de estos infantes con la realización y distribución de noticieros y cortometrajes sobre las casas de acogida de los niños, sus actividades cotidianas y estilo de vida.
"En ayuda de los niños y mujeres de la heroica España" (Na pómosch dietiam i zhénschinam gueroícheskoi Ispanii, 1936) de L. Zernov fue una de las primeras producciones de Soiuzkinocronika sobre la acogida de niños refugiados en la Unión Soviética.
Al año siguiente llegaría "Niños españoles en la URSS" (Ispanskie deti v SSSR, 1937) de Soiuzkinocronika, con una duración de doce minutos, fue realizado para el mercado doméstico soviético. De cuidada producción y con el aspecto de un musical socialista, fue grabado en España por los cámaras Román Karmen y Borís Makaseev y dirigido por R. Guikov.
El documental comienza con imágenes de una banda de música del ejército español portando una bandera con la hoz y el martillo, símbolo de unión entre la URSS y la República Española, para dar luego paso a imágenes del asalto franquista a Madrid, se intercalan escenas de pánico y destrucción urbana hasta presentarnos la escena de una madre que llora con su hijo pequeño muerto en los brazos. De ahí el documental nos lleva a la costa norte española, donde unos crispados padres deben embarcar a sus hijos hacia un viaje incierto.
Las imágenes de una España oscura y aterrorizada dan paso rápidamente a las de un soleado y apacible amanecer moscovita. De ahí pasamos a la estación de trenes, donde una masa de eufóricos rusos recibe con algarabía a los refugiados españoles. Las juventudes del partido comunista se lanzan sobre sus colegas ibéricos para entregarles ramos de flores y pañuelos y bandanas del Komsomol. Los niños españoles parecen en éxtasis y los primeros planos ofrecen distintas sonrisas de oreja a oreja.
En las siguientes escenas los niños españoles gozaban de una calidad de vida envidiable en Artek, un resort turístico del Mar Negro. Imágenes del cielo despejado, las espaciosas habitaciones de los niños con montañas de juguetes a su disposición y un plano de uno de los radiadores que proveerá de calor a los niños españoles en el duro invierno ruso.
Luego escenas de desfiles y vigorizantes ejercicios físicos diarios, clases en español y ruso, y los estudiantes recitando textos del comisario del ejército rojo Voroshilov. Incluso clases de violín.
La película continua con una coreografía musical en la que dos niños bailan una danza folclórica, nos lleva frente a un coro de niñas que sonríen extasiadas frente a un retrato de Stalin, para terminar con los pequeños cantando loas al dictador y un plano final de un tren pasando sobre el rio Moksvá mientras las luces iluminan el cielo sobre el Kremlin.
Recreo en el orfanato de Artek. Secuencias de Ispanskie deti v SSSR. Filmoteca Española.
Secuencia de Ispanskie deti v SSSR. Filmoteca Española.
Los niños de la guerra en el Mar Negro. Flimoteca Española.
"Bienvenidos" (Dobró pozhálovath) fue realizado también ese mismo año. La única información de la que se dispone es que fue realizado por V. Soloviov y D. Astradanzev.
"Nuevos amigos" (Nóvie továrischi, 1937) producida por el Estudio Central de Documentales de Moscú, se centra en las experiencias de los niños españoles en Artek y su amistad con los pioneros soviéticos de su misma edad. Se pone un especial interés en mostrar que los refugiados reciben educación en castellano y que sus costumbres son respetadas. Incluso tienen un chef…asturiano. En la puerta de una de las residencias, un retrato de Dolores Ibarruri, la Pasionaria que recibe a los infantes.
A medida que la guerra fue avanzando y la victoria republicana era más difícil, la producción cinematográfica de la URSS dejó de dedicar atención al conflicto español. Prueba de ello es que durante 1938 se produjo ningún documental monográfico sobre este.
Es evidente que la URSS, al igual que todos los países que luego se enfrentarían en la contienda mundial, hizo un uso propagandístico de la infancia en guerra, que la benefició al presentarla como la defensora y campeona de los trabajadores, los desfavorecidos y los desamparados, pero ello no es óbice para admitir el extraordinario esfuerzo que se puso en acoger a estos miles de niños extranjeros, que no hablaban ruso y que necesitaban grandes recursos y un cuidado especializado. Niños traumatizados, desposeídos y en muchos casos gravemente enfermos que gracias a su estancia en tierra rusa pudieron desarrollar distintas actividades dentro del programa de kruzhki (círculos) que incluía treinta y nueve disciplinas distintas incluyendo fotografía, costura, jazz, música de orquesta, ballet, teatro o piano.
Tras la invasión de la URSS por las tropas de Hitler algunos dirigentes del PCE animaron a los adolescentes españoles enrolarse en el Ejército Rojo. Al mismo tiempo, los más pequeños de niños los republicanos fueron enviados a los confines del país. El hambre y las duras condiciones sufridas durante la guerra provocó centenares de fallecimientos. Se calcula que en 1943 cerca de un 40% de los niños españoles había muerto. A principios del presente siglo todavía residían en Rusia 325 de aquellos niños.
Los tres éxodos de Emilia
La dura vida de una "niña de la guerra" civil española en Siberia, tierra de exiliados y presos
En Chitá, en Siberia Oriental, a más de 6.000 kilómetros de Moscú, vive Emilia Falcón. Tiene 79 años y llegó a lo que entonces era la URSS en 1937, entre los niños evacuados de la guerra civil española. De los casi tres mil "niños de la guerra" refugiados en la Unión Soviética, hoy quedan en Rusia menos de 170. De ellos, Emilia es la que reside más alejada de su país natal, en una región que ha sido destino tradicional de exiliados y presos.
Nacida en Gijón en 1930, Emilia llegó a Chitá en 2001 desde Uzbekistán. Ese éxodo -el tercero- se acumulaba al de la Guerra Civil y al de la Segunda Guerra Mundial, y fue la consecuencia de la desintegración de la Unión Soviética, ya que cuando ese Estado desapareció, la asturiana residía en Samarcanda y esa circunstancia la metamorfoseó de "ciudadana de la URSS" en "ciudadana de Uzbekistán". Al reducirse las perspectivas de futuro para los hijos y nietos, la familia optó por trasladarse a Rusia. Leonid, el yerno de Emilia, encontró trabajo en una imprenta de Chitá y allí fueron.
Emilia, su hija Dolores, su yerno y dos nietas, Ana María y Lolita, residen en una modesta vivienda. Ignacio y Víctor, los otros dos hijos de Emilia, se encuentran en Krasnoyarsk (Siberia) y en Samarcanda, respectivamente, y sus apellidos -Telechea Falcón- evidencian su origen como descendientes de dos "niños de la guerra", la asturiana Emilia Falcón Díez y el vasco Ignacio Telechea Lama.
Emilia es el centro y en gran medida el sostén material de la familia en Chitá. Como a los otros "niños de la guerra", el Gobierno español le manda una pensión, en su caso es de cerca de 600 euros mensuales. La familia lucha por sobrevivir. Para emigrar de Uzbekistán, tuvieron que vender por 1.500 dólares un piso de Samarcanda, justo el dinero indispensable para trasladarse y comprar ropa para el frío siberiano.
La abuela Falcón tiene ojos vivos y aspecto de chiquillo travieso. "Llegamos en barco a Leningrado en 1937. Yo venía con mi hermana gemela Petronila. De mi infancia en Gijón recuerdo la alarma. Cuando sonaba, nos refugiábamos en el sótano. Una vez, una bomba mató a una mujer con una niña. Aún puedo encontrar ese lugar". A su madre volvió a verla en un viaje a España en 1972. Su inseparable hermana Petronila regresó a Asturias tras la muerte de Stalin, allí se casó, tuvo hijos y murió.
Leningrado es una imagen viva en su memoria. "Nos llevaron al baño y nos dieron unos calzoncillos y nosotras nos negamos a ponérnoslos diciendo que no éramos chavales, sino niñas. Entonces nuestras educadoras se levantaron la falda y nos enseñaron que ellas también los llevaban". La Segunda Guerra Mundial sorprendió a Emilia y Petronila en un orfanato de las afueras de Moscú. De allí, fueron evacuadas por el Volga hacia Stalingrado. Lo recuerda como un viaje de casi un mes con barcos que encallaban y era necesario remolcarlos. El hambre era tal que incluso trataban de ocultar la disentería que se cebaba sobre ellos por miedo a ver reducida su ración de comida.
"En Stalingrado salíamos a la estepa a cazar roedores y los llevábamos a la cantina donde nos los cocinaban. Se alimentaban de trigo, así que no sabían mal". De Stalingrado, en 1942, salieron hacia Birsk, en Bashkortostán, esta vez hacinados en trenes de mercancías, que eran bombardeados y se demoraban en vías muertas para dejar pasar a los convoyes militares rumbo al frente. "En Birsk no esperaban tantos niños. Debíamos de ser unos quinientos. Muchos murieron de hambre y de frío. La tuberculosis era una cosa horrible", afirma. "Petronila y yo sólo teníamos un abrigo. Ella se lo ponía para ir a la escuela por la mañana y yo, por la tarde. Yo tejía calcetines que luego vendía o intercambiaba por alimentos".
En 1944, Emilia volvió a la región de Moscú, donde como aprendiza de tejedora ayudó a confeccionar una "guerrera blanca de seda" para Stalin. En Moscú conoció a Ignacio Telechea, el hijo de un comunista de Bilbao. Se enamoraron. Emilia tenía 17 años cuando nació su primer hijo. Con él, Ignacio y Emilia se marcharon a Samarcanda, donde Telechea fue ingeniero en una fábrica.
Un día de 1962 "Ignacio se marchó al trabajo por la mañana y no volvió. Nunca le volví a ver". Telechea abandonó familia, documentos y empleo en pos de una mujer a la que siguió hasta Nukús, junto al mar de Aral. Murió en 1994. "Fue muy difícil sacar adelante a tres hijos...", explica Emilia.
En un gran bolso, Emilia guarda las cartas en papel cebolla de su madre, el pasaporte uzbeko que sustituyó al soviético y también el pasaporte español, que recuperó en 2002. Su lengua natal fluye de nuevo de sus labios en la cena, a la que se une con retraso la nieta, Anita, que estudia chino en la universidad y viene de la biblioteca.
En Chitá, la familia Falcón siente la crisis económica. Sus paisanos en Siberia son los rusos retornados de Asia Central, con los que se reúnen para comer plov (plato de arroz centroasiático) y evocar una naturaleza más benigna. España está en el bolso de los recuerdos, en la puntual pensión, en las papeletas para votar por correo, y también en las palabras que remiten a una infancia bruscamente interrumpida: "Chavales", "párvulos", "bomba", "refugio", "calle Padilla, 26, de Gijón".
http://elpais.com/elpais/2009/09/12/act ... 50215.html