Reseña de un libro, ficción que parece que no lo es:
¿Y si vuelve la Guerra Fría?
14.08.2010 Carmen Méndez
“Dick, necesito una guerra”. Con esta frase lapidaria arranca Toda la verdad, el último libro de este escritor al que el Gobierno estadounidense pidió que imaginara un atentado durante la Super Bowl. Sus ideas sirvieron para mejorar la seguridad. David Baldacci no le da excesiva importancia: “No soy el único. Después del 11-S, el Gobierno federal llamó a otros novelistas y guionistas para solicitarles este tipo de asesoramiento”.
Este ex abogado, que se movía por los entresijos de Washington como pez en el agua, cocina sus novelas con un 70% de ficción y un 30% de realidad. Pero este último porcentaje puede ser muy inquietante. El autor favorito de Bill Clinton lo sabe y explota ese filón en Toda la verdad.
En esta novela trepidante, el dueño de una firma armamentística y un percepcion manager, un especialista en manipular la opinión pública, orquestan una campaña contra Rusia. El objetivo: provocar el miedo, una segunda Guerra Fría... y el rearme mundial, con los consiguientes beneficios empresariales.
Uno de sus personajes, Dick Pender tiene un lema: “¿Por qué perder el tiempo en descubrir la verdad cuando la puedes crear?” Su empresa se dedica a la gestión de la percepción. ¿Hay compañías así?
Existen. Y se les paga muy bien por su trabajo. Leí sobre este tema hace cuatro años, de ahí partió la idea de la novela. Los gobiernos y las grandes empresas contratan a estas agencias de gestión de la percepción para fabricar verdades. El dinero que se puede ganar cuando se controla la información es enorme. Y detrás de nuestro modelo occidental está el dinero. El dinero sabe a poder y con dinero se compra el acceso al poder.
¿Cómo funcionan esas empresas?
No manipulan ni tergiversan los hechos: los crean, y luego los venden al mundo como si fueran verdad.
Su novela arranca con imágenes falsas de un hombre torturado difundidas por redes sociales y webs. ¿Tan fácil es propagar una mentira?
Hoy nadie confirma nada de lo que ve por Internet. Somos muy rápidos a la hora de creernos las cosas. Puede parecer paradójico, pero cuanta más información fluye, más fácil es manipularla. La gente no tiene tiempo de discernir si algo es cierto o no lo es. Hacerse con un público planetario es aterradoramente fácil.
Las generaciones actuales manejan más información que nunca. ¿Significa eso que están bien informadas?
La generación que llega ahora está mal preparada para gestionar el mundo. No deja de ser una ironía que una generación que tiene unos medios de información que superan con creces los de todas las anteriores esté tan mal informada. Es preocupante. Pero no sólo se trata de los jóvenes. No hay tiempo para analizar lo que lee: se cree todo a pies juntillas.
En su novela, muchos periódicos sucumben a esa verdad prefabricada con “reportajes borreguiles”. Justo lo que no hace Katie James, una tenaz periodista. ¿Qué papel reserva el futuro a la prensa?
Con el ciclo de noticias las 24 horas, todo el mundo quiere brevedad y superficialidad. Esto es muy peligroso, por eso, el periodismo serio y de calidad es más necesario que nunca. Y más que nunca también, hace falta un público culto, curioso y bien informado. La apatía puede poner en peligro los cimientos de nuestras democracias.
Hoy todo el planeta se pone de acuerdo en informar sobre lo mismo de forma idéntica.
Ahora los medios cubren una sola historia y la cubren hasta la muerte. Pensemos en el caso de la gripe A, que fue una bomba informativa. ¿Y cuando acabe de dar todo su juego el tema del vertido del petróleo? ¿Cuál va a ser el sustituto informativo?
¿La sobrecarga de información es un problema?
El exceso de información puede generar caos. Cuando estamos anegados de información, rara vez buscamos más por voluntad propia. Cuando la gente no tiene verdadera seguridad sobre lo que ocurre, siente miedo, y el miedo genera la necesidad de un liderazgo fuerte que conlleve más seguridad en el entorno. Por eso se desencadenan las guerras.
¿Los enemigos son una necesidad de los gobiernos?
¡A los gobiernos les encantan los enemigos! Les permiten que la gente cierre filas frente al rival. Cuando las fuerzas se centran en un enemigo, el liderazgo deslumbra más. Por eso, los líderes que lo han sido en periodo de guerra tienen más tirón que aquellos a los que les ha tocado un tiempo de paz.
En la novela se dice que el Gobierno ruso fabrica y almacena en secreto armas de destrucción masiva. Éste fue el argumento de Bush hijo para invadir Irak.
Igual que un contable puede apañar las cifras para que su significado sea múltiple, los gobiernos pueden conseguir que sus servicios de inteligencia presenten las cosas de manera que les convenga.
Los rusos vuelven a ser aquí los malos de la película. ¿No estarán un poco molestos?
De momento no he tenido quejas –ríe–. La razón por la que utilicé Rusia como nuevo enemigo es que este país y los de la antigua URSS continúan siendo fáciles chivos expiatorios. Y siguen suscitando bastante miedo, porque tienen un ejército grande y mucho armamento atómico.
Nicholas Creel, su empresario armamentístico, afirma que el mundo era más seguro con la Guerra Fría, cuando funcionaba la política de amenaza y contención.
No estoy en desacuerdo con esa afirmación de mi personaje. Durante la Guerra Fría, todos teníamos claro quién era el enemigo. Y el enemigo tenía claro que no iba a iniciar algo que también le destruiría. Ahora no tenemos claro quién es nuestro enemigo, ¿dónde están los terroristas? Es muy difícil y muy duro luchar contra un enemigo al que no le importa vivir o morir.
La dinámica ha cambiado. Dicho esto, en la época de la Guerra Fría había 60.000 armas nucleares entre Estados Unidos y Rusia… (Baldacci levanta las cejas y dice en español: “Muy peligroso”).
Tiene unas excelentes fuentes como escritor, equipos de rescate de rehenes, el FBI. ¿Se calla muchas cosas?
Como novelista asumo una responsabilidad: no quiero que nadie utilice lo que escribo para nada malo.
¿Sabe siempre más de lo que escribe?
(Dos segundos serio y responde entre risas un contundente monosílabo) Yes!!!
http://www.expansion.com/2010/08/14/ent ... 03756.html
Toda la verdad de David Baldacci:
En Toda la verdad, David Baldacci no sólo explora la verdad de la política internacional, sino también la de la naturaleza humana. «Recordad a Konstantin» es el grito de batalla que recorre Estados Unidos. Un vídeo colgado en Internet certifica que este joven ruso ha sido torturado y ejecutado por el gobierno de su país. El temor ante el regreso de la guerra fría es tan palpable que los estados de todo el mundo se preparan para lo peor. Pero ¿y si todo se tratara de un engaño? Nicholas Creel, director de Ares Corporation, una gran multinacional de la industria armamentística, se cree con suficiente poder para manipular la realidad en beneficio propio. Sin embargo, no cuenta con la tenacidad de Shaw, un hombre de tortuoso pasado cuyo único objetivo es acabar con él; ni con Katie James, una periodista caída en desgracia que hará todo lo posible por alcanzar de nuevo la cumbre…
En este apasionante y verosímil thriller internacional, las vidas de los personajes chocan entre sí a medida que se pone en marcha una serie de acontecimientos que podrían cambiar el mundo.