Otra historia del formalismo ruso

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Pepe Visarión Acero
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Otra historia del formalismo ruso

Mensaje por Pepe Visarión Acero »

La editorial Lengua de Trapo va a publicar en breve la obra "Otra historia del formalismo ruso", de Pau Sanmartín Olí, doctor europea de Teoría de la Literatura. Esta obra ha sido galardonada por Cajamadrid con su Premio Ensayo 2008, y verá la luz próximamente a través de la citada editorial.

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Pau Sanmartín Ortí nació en Valencia en 1977. Es doctor europeo en Teoría de la Literatura y ha desarrollado su trabajo en diferentes instituciones europeas y americanas; entre ellas, la Universidad Complutense de Madrid, l’Université de Provence, el CNRS de París, y la American University. Otra historia del formalismo ruso, con el que ha ganado el Premio de Ensayo Caja Madrid en su VI edición, es su primer libro.

"Otra historia del formalismo ruso". Huyendo de convencionalismos e ideas preconcebidas, esta historia del formalismo ruso se propone iluminar uno de los periodos más ricos e influyentes del pensamiento europeo del siglo XX. Dividido en dos grandes bloques, en el primero, el dedicado estrictamente a la historia del movimiento, Pau Sanmartín desbroza el complejo nacimiento del formalismo y la deriva que siguieron sus principales miembros: Tiniánov, Jakobson, Sklovski..., contrastando las aportaciones de cada uno de ellos, su relación con las vanguardias, así como su resistencia al canon de los nuevos dirigentes comunistas: ilusionados al comienzo con la revolución, rápidamente asumen que la nueva consigna exige un arte pedagógico y doctrinario, y no revolucionario.

El segundo bloque, centrado en la teoría, recoge los principales hallazgos y su devenir histórico, así como su influencia en futuros movimientos, como el estructuralismo. Escrito con pasión y rigor, impulsado por la necesidad de ubicar con justicia el lugar de cada uno de sus miembros en la evolución del grupo, Otra historia del formalismo ruso es una desmitificación y un elogio de una serie de críticos que supieron leer el espíritu del arte de su tiempo y marcaron el futuro de la Teoría de la Literatura.

Os adjunto un extracto de la obra:
Los inicios de OPOJAZ: el formalismo ruso como teoría de la vanguardia

Si hubiera que escoger dos términos para calificar los inicios del movimiento formalista, estos deberían ser los de «futurismo» y «lingüística». Pero si tuviéramos que quedarnos con sólo un término, entonces deberíamos hablar de «vanguardia»: vanguardia artística y vanguardia científica.

En una entrevista con Robert Georgin, Roman Jakobson afirmaba que la gran diferencia que separó a la vanguardia francesa de la rusa durante los años veinte reside en que, si bien los franceses limitaron su avance al terreno artístico, los rusos llevaron el espíritu vanguardista también a la ciencia (véase Frank, 1990). Por un lado, la poesía futurista sobre la que teorizan los primeros trabajos formalistas contenía en sí misma ya toda una revolución y reflexión lingüísticas como nunca se había dado en literatura. Por otro, la Lingüística como disciplina científica moderna empezaba a despuntar en Rusia con la investigación de pioneros como Baudouin de Courtenay en San Petersburgo o Fortunatov en Moscú. Los formalistas beben de estas dos fuentes situándose así en la vanguardia de lo que era el arte y la ciencia de la época.

Ahora bien, no todos los formalistas beben la misma cantidad de cada fuente ni acuden a estos manantiales para saciar la misma sed. Examinemos en primer lugar las relaciones con la vanguardia de los diferentes formalistas rusos.

Los futuristas

El formalismo ruso surgió en los años diez de las filas de la vanguardia y experimenta una evolución más o menos paralela a esta durante la siguiente década. Esto es una afirmación de sobra conocida y probada por numerosos estudios. Así, por ejemplo, Kristina Pomorska (1968) sostenía que el formalismo ruso se habría limitado a trasladar a la teoría los princi­pios artísticos puestos en práctica por la vanguardia contem­poránea. Por su parte, Andréi Nakov (1985) afirmaba incluso que los formalistas se habrían ahorrado la tarea de fundamentar filosóficamente su método de análisis literario -la famosa negativa formalista a explicitar una reflexión previa sobre los presupuestos filosóficos de su teoría (véase Eichenbaum, 1925)-, puesto que esa tarea ya había sido realizada los años previos por diversos manifiestos futuristas, como Una bofetada al gusto público (1912), Los tres (1913), El vivero de los jueces (1913), «La palabra en sí» y «La letra en sí» (manifiestos de Kruchonij y Jlébnikov, ambos de 1913,), «La liberación de la palabra» (manifiesto de Livshits de 1913), etcétera (véase Robel, 1971).

En el apartado conceptual se analizaran qué ideas futuristas y de qué modo afectaron al pensamiento literario formalista. Por el momento, me limitaré a relatar los contactos que mantuvieron los formalistas y los futuristas con el fin de dejar claro de qué formalistas y de qué futuristas se está hablando cuando se habla de la influencia entre ambos colectivos. Por tanto, esta cuestión afecta principalmente a tres de los formalistas: Jakobson, Sklovski y Brik. Del resto, o bien no se puede decir que tuvieran unos vínculos o una historia común con el futurismo, o bien se trata directamente de futuristas que tuvieron muy poco que ver con el desarrollo del pensamiento formalista.

Para comprender el lazo que une a los formalistas con los futuristas hay que partir de un dato aparentemente secundario en esta historia: la extremada juventud de los formalistas cuando empiezan a publicar y a exponer sus ideas sobre la literatura. Se trata de jóvenes fascinados por el carácter innovador e iconoclasta de las nuevas manifestaciones artísticas de la vanguardia -en la que, sobra decirlo, Rusia se encontraba probablemente a la cabeza en aquella época-, que buscaron desde muy temprano acercarse a los artistas que admiraban. En este sentido, las palabras de Jakobson describiendo a Sklovski resultan particularmente reveladoras:

Sklovski era sobre todo... yo no diría que era un futurista, era un crítico, un literato, un especialista de la literatura que había sabido muy pronto qué era el futurismo. [Jakobson, 1984, 11.]

Si los futuristas se llamaban a sí mismos con ese apelativo por su capacidad visionaria de adelantarse al futuro, entonces es posible decir que Sklovski y algunos formalistas empezaron su carrera como críticos futuristas: como críticos del futurismo y como críticos que supieron ver, antes que el resto, el valor artístico de esta corriente poética. Críticos futuristas, por tanto, pero no futuristas propiamente dichos.
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Vladiвосток
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Re: Otra historia del formalismo ruso

Mensaje por Vladiвосток »

El libro ya está a la venta: Otra historia del formalismo ruso
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