aniversario entrada tropas soviéticas en Afganistan

Discusión sobre política y temas sociales.

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vakulinchuk
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aniversario entrada tropas soviéticas en Afganistan

Mensaje por vakulinchuk »

El aniversario de la entrada de las tropas soviéticas, tema central de la prensa afgana.

27/ 12/ 2008

Kabul, 27 de diciembre, RIA Novosti. El 29º aniversario de la entrada de las tropas soviéticas en Afganistán ha sido hoy el tema central de la prensa de ese país.

La noche del 27 al 28 de diciembre de 1979 fue derrocado el sangriento dictador afgano Hafizullah Amin y en las calles de Kabul aparecieron tanques soviéticos.

La mayoría de los medios de comunicación afganos es controlada hoy por asesores extranjeros, y por ello los periódicos y cadenas de televisión volvieron a meter patrañas sobre la "ocupación soviética", diciendo que ha sido causa de la desastrosa situación que hoy vive Afganistán.

Entretanto, la mitad de las personas encuestadas en las calles de Kabul no quiso "condenar" a los rusos ni culparlos de los problemas que azotan al país. Muchos vecinos de la capital afgana, personas de mediana y mayor edad, decían lo siguiente: "En los nueve años de su presencia en Afganistán, los soviéticos edificaron un gran número de viviendas y escuelas. Las casas en que vivimos hoy fueron construidas por los soviéticos, o rusos como se les llama ahora. En cuanto a los americanos, no han hecho nada para nosotros ni sabemos cuándo se largarán de aquí".

Pero la juventud, que no recuerda aquella guerra, suele culpar a los rusos de todas las desgracias, principalmente de la imposibilidad de encontrar empleo y recibir enseñanza.

En Afganistán existen reacciones diversas a la entrada de las tropas soviéticas en 1979. La sociedad afgana, harta de la "democracia a la americana", del desempleo y de la escasez de la comida, vivienda y electricidad está dividida en dos.

Un 40% de los habitantes de Afganistán vive hoy bajo el umbral de la pobreza, y otro 40% puede unírseles dentro de poco. Los refugiados afganos que no desean regresar voluntariamente a su patria son expulsados de Irán y de Pakistán.

Hoy día, los afganos recuerdan con nostalgia los "cupones soviéticos" que permitían a las familias comprar en las tiendas estatales artículos de primera necesidad. Eran tiempos cuando los padres dejaban a sus hijos ir solos a la escuela sin tener miedo que sean víctimas de atentados, y tiempos cuando la juventud desconocía la droga.

Artane
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Re: aniversario entrada tropas soviéticas en Afganistan

Mensaje por Artane »

El breve gobierno socialista de Afganistán:

http://www.youtube.com/watch?v=-0A8ta9v2Uw
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Re: aniversario entrada tropas soviéticas en Afganistan

Mensaje por Misha »

¿Pondrán Rambo 3 en la tele?

serguey
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Re: aniversario entrada tropas soviéticas en Afganistan

Mensaje por serguey »

Si las tropas sovieticas se abrian quedado cuanto mejor les iria, no como ahora!

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Pepe Visarión Acero
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Re: aniversario entrada tropas soviéticas en Afganistan

Mensaje por Pepe Visarión Acero »

Completamente de acuerdo, con el tío Leónidas otro gallo nos cantaría.
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Re: aniversario entrada tropas soviéticas en Afganistan

Mensaje por Posliednyi_Geroi »

Este video es muy bonito (sin entrar en otras consideraciones militares y políticas)
El reencuentro de los familiares con los soldados (creo que fué en 1989 cuando volvieron). Yo me quedo con esto. No me gustan las guerras. Aunque desde luego las comparaciones con el Afghanistan Ocupado de hoy no se resisten....En fín....

Hay bastantes videos en el youtube con este tema de afghanistan



<object width="425" height="344"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/ke1zb8jGZvY&hl ... ram><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/ke1zb8jGZvY&hl=en&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object>[/youtube]
"Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas" (Rabbindranath Tagore).

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Posliednyi_Geroi
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Re: aniversario entrada tropas soviéticas en Afganistan

Mensaje por Posliednyi_Geroi »

"Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas" (Rabbindranath Tagore).

Kozhedub
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Re: aniversario entrada tropas soviéticas en Afganistan

Mensaje por Kozhedub »

El autor de este artículo idealiza la intervención soviética, pero también aporta algunos datos de interés sobre el contexto del conflicto:

Las raíces de la guerra de Afganistán

Vicenç Navarro
Sistema



El nuevo Presidente de EE.UU., el Sr. Barack Hussein Obama, ha indicado que una de sus intenciones es pedir a sus aliados de la NATO que aumenten su contribución a la guerra del Afganistán. De ahí la urgencia de que la población española esté informada sobre el origen de aquel conflicto. Por desgracia, la gran mayoría de los medios de información españoles han dado una versión sesgada de lo ocurrido en aquel país.

La primera vez que Afganistán apareció en los medios de información españoles fue en los años ochenta cuando tales medios se refirieron a la intervención de EE.UU. para parar la invasión de aquel país por parte de la Unión Soviética. Afganistán corría el peligro de transformarse en una colonia más del imperio soviético, lo cual fue impedido por la intervención estadounidense en apoyo a las fuerzas de liberación que luchaban en contra de un gobierno títere, satélite del existente en la Unión Soviética. Esta es la versión más generalizada de lo que ocurrió en Afganistán en la década de los años ochenta y después.

La segunda vez que Afganistán apareció en tales medios fue cuando, menos de un mes después del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de Septiembre de 2001, las fuerzas armadas de EE.UU. atacaron el régimen talibán existente en aquel país, provocando su caída y sustitución por un gobierno, nombrado en la práctica por el gobierno federal de EE.UU. Hasta aquí la versión oficial, reproducida en los medios de información y persuasión españoles. Tales versiones, sin embargo, (y muy en particular la primera) no se corresponden con la realidad. Y es de una enorme importancia y urgencia que se corrija tal versión, dando a conocer la historia real de aquellos hechos. Existen varios libros que han informado críticamente de la versión de los hechos promovida por los medios de persuasión e información dominantes en EE.UU. y Europa. Entre ellos destaca el informe Afganistán, Another Untold Story, de Michael Parenti, publicado en Znet.

¿QUÉ PASÓ EN AFGANISTÁN?

Afganistán, uno de los países más pobres del mundo, estuvo regido hasta la década de los años setenta por un sistema feudal en el que el 75% de la tierra era propiedad del 3% de la población rural. Era un sistema basado en una enorme explotación, causa de la enorme pobreza de su población. Pero donde hay explotación suele haber también resistencia. Y en los años sesenta las fuerzas opositoras a aquel régimen feudal (gobernado por una monarquía) establecieron el Partido Democrático Popular (PDP) que lideró la resistencia que forzó el derrocamiento de la Monarquía en 1973, siendo ésta sustituida por un gobierno que fue, además de ineficaz, corrupto, autocrático y poco popular. El PDP había tenido la fuerza para exigir la destitución y abdicación del Rey pero no había tenido la suficiente fuerza para cambiar el régimen. La insatisfacción con el régimen, sin embargo, alcanzó tal nivel que en el año 1978 hubo gran número de movilizaciones populares que forzaron la dimisión del gobierno. Y parte del Ejército no resistió tales movilizaciones. Antes al contrario, las apoyaron, estableciéndose así el primer gobierno popular dirigido por el PDP y liderado por un poeta y novelista nacional, Noor Mohammed Taraki, (el García Márquez de Afganistán). El PDP fue el partido gobernante que inició gran número de reformas incluyendo la legalización de los sindicatos, el establecimiento de un salario mínimo, una fiscalidad progresiva, una campaña de alfabetización, y reformas en las áreas sanitarias y de salud pública que facilitaron el acceso de la población a tales servicios. En las áreas rurales, facilitó el establecimiento de cooperativas agrícolas. Una reforma que también tuvo un enorme impacto fue la de favorecer la liberación de la mujer, abriendo la educación pública a las niñas además de a los niños, y facilitando la integración de la mujer al mercado de trabajo y a la universidad. Como escribió el diario San francisco Chronicle (17 de Noviembre de 2001) “bajo el gobierno PDP, las mujeres estudiaron agricultura, ingeniería y comercio en la Universidad. Algunas mujeres tuvieron puestos en el gobierno y siete de ellas fueron elegidas al Parlamento. Las mujeres conducían coches, viajaban libremente y constituían el 57% de los estudiantes universitarios”. El profesor John Ryan de la Universidad de Winnipeg, experto en economía agrícola y conocedor de Afganistán ha indicado que la reforma agraria iniciada por aquel gobierno tuvo un enorme impacto en el bienestar de las poblaciones rurales. Tal gobierno eliminó también el cultivo del opio (Afganistán producía el 70% del opio consumido para la producción de heroína).

Ahora bien, tales reformas generaron unas enormes resistencias por parte de aquellos grupos cuyos intereses estaban siendo afectados negativamente. Entre ellos, tres grupos dirigieron la oposición. Uno fueron los terratenientes propietarios de grandes explotaciones agrícolas; el otro fueron los líderes religiosos, que se opusieron por todos los medios a que las mujeres se emanciparan; y un tercer grupo fueron los traficantes de opio. En ayuda de tales grupos vinieron Arabia Saudí, el estado fundamentalista que aporta ayuda a los fundamentalistas islámicos; el Ejército del Pakistán, temeroso que las reformas afganas contaminaran a las clases populares del propio Pakistán y, como no, el gobierno federal de los Estados Unidos.

¿POR QUÉ EL GOBIERNO FEDERAL DE EEUU?

Hay que subrayar que incluso la CIA, la agencia de espionaje del gobierno federal de EE.UU. había reconocido el carácter popular y autónomo del PDP y nunca (durante el periodo que tal fuerza política batalló en contra del régimen feudal) se refirió al PDP como “agente de Moscú”. Era plenamente consciente que tal fuerza política respondía a una demanda propia que tenía su propia independencia y autonomía. A pesar de ello, y antes de que la Unión Soviética interviniera en Afganistán, el gobierno federal de EE.UU. estaba financiando las fuerzas extremistas y fundamentalistas afganas que estaban intentando sabotear las reformas que el gobierno PDP (incluyendo las escuelas públicas en las zonas rurales que educaban a las niñas). El señor Brzezinski, del Consejo Nacional de Seguridad del Presidente Carter, ha admitido que el gobierno estadounidense financió a las guerrillas extremistas que realizaron tales actos de sabotaje, quemando, por ejemplo, las escuelas públicas. Es más, el gobierno federal de EE.UU. alentó un golpe miliar en contra del gobierno PDP que tuvo lugar brevemente en 1979 y que asesinó a Tarak y a miles de dirigente del PDP antes de que militares próximos al PDP retomaran el poder.

La hostilidad del gobierno federal de EE.UU. hacia las reformas del gobierno PDP se basaba, en parte, en la oposición del gobierno de EE.UU. hacia la nacionalización de la tierra y otras intervenciones que entraban en conflicto con el ideario del gobierno federal estadounidense, reformas que, además, contaban con el asesoramiento de técnicos procedentes de la Unión Soviética. El gobierno de EE.UU. estaba preocupado por la posible expansión de la influencia soviética. Detrás de tal apoyo había un anticomunismo fundamentalista, reflejado en la figura de Brzezinski (un polaco anticomunista fundamentalista), que consideraba que el objetivo fundamental de la política exterior de EE.UU. debiera ser eliminar la influencia de la Unión Soviética en el mundo, a costa de lo que fuera, incluyendo a costa de apoyar algunas de las fuerzas más retrógradas y reaccionarias existentes en el mundo, como eran los fundamentalistas musulmanes afganos.

La alianza de EE.UU., Arabia Saudí y Pakistán era enormemente poderosa y amenazaban la continuidad del gobierno del PDP. De ahí que el gobierno pidiera ayuda a la Unión Soviética, ayuda que fue rechazada en varias ocasiones, hasta que por fin, el gobierno de la URSS aceptó enviar fuerzas armadas en ayuda del Ejército Afgano (leal al PDP) que estaba en contra de las guerrillas fundamentalistas de Mojahidden (Islamic guerrilla fighters) apoyadas por EE.UU., Arabia Saudí y Pakistán.

LA ENTRADA DEL EJÉRCITO SOVIÉTICO EN AFGANISTÁN

Por fin, en 1979, el gobierno de la Unión Soviética aceptó la petición del gobierno PDP de enviar tropas en ayuda del ejército en contra de aquella movilización de fuerzas internacionales que estaban cuestionando su estabilidad y viabilidad. En parte esto era también lo que deseaba el gobierno federal de EE.UU. pues inmediatamente se tomó tal invasión como excusa para movilizar el mundo musulmán en contra del apoyo de la URSS a un gobierno lacio, progresista y deseoso de modernizar el país. EE.UU. y Arabia Saudí, las fuentes de la reacción, gastaron 40 billones de dólares en apoyo de los Mojahidden, a los cuales se unieron 100.000 musulmanes fundamentalistas procedentes del Pakistán, Arabia Saudí (incluido Bin Laden), Irán y Argelia, armados y asesorados por la CIA.

Diez años más tarde las tropas soviéticas abandonaron Afganistán. La guerra, sin embargo, continuó tres años, período en el que el gobierno PDP continuó siendo popular, y ello a pesar de los enormes destrozos de la infraestructura del país, resultado de la gran hostilidad de la alianza reaccionaria. Incluso después del colapso de la URSS, el gobierno continuó gobernando un año más, a pesar de no recibir armas que pudiera utilizar para defenderse de las fuerzas extremistas apoyadas por los gobiernos de EE.UU., Arabia Saudí y Pakistán. Una vez más, tal como ocurrió en la República Española, la falta de armas fue la causa de que la oposición venciera aquel conflicto, iniciándose un gobierno de los Mujahidden que iniciaron una enorme represión, pillaje, con ejecuciones en masa, cerrando las escuelas públicas, oprimiendo a las mujeres en campañas de violación sistemática, destruyendo las zonas urbanas. En un informe de Amnistía Internacional del 2001 esta acusó a los Mujahidden de “violar sistemáticamente a las mujeres como manera de aterrorizar a las mujeres y a la población, y como recompensa a las tropas”. El gobierno inició de nuevo el comercio del opio, con la ayuda de los servicios de inteligencia paquistaníes y de la CIA (que trabajaron conjuntamente, en apoyo de los mujahidden) convirtiendo Afganistán en el mayor productor de heroína del mundo. Varias de las fuerzas militares Mujahidden dejaron Afganistán y fueron a luchar a Algeria, Chechenia, Kosovo y Cachemira iniciándose así la red terrorista en defensa del fundamentalismo musulmán.

Una fracción de los Mujahidden fueron los talibanes, el grupo más fundamentalista de tal alianza, que por su fanatismo, disciplina y crueldad se impusieron acabando con gobernar amplias zonas del país y por último tomaron el poder. Prohibieron la música, las escuelas, la educación lacia, las bibliotecas y cualquier síntoma de modernización. Establecieron orden, ejecutando a todos aquellos que creaban desorden desde oponentes políticos a ladrones comunes. Impusieron las Burkas como vestimenta a las mujeres y prohibieron a los hombres que se afeitaran. Mujeres fueron privadas de derechos, incluido el de educarse, y aquellas que fueron consideradas inmorales eran apedreadas y quemadas vivas. Por otra parte terminaron las violaciones de las mujeres por los Mujahidden y también la producción de opio. Este gobierno talibán contó con el apoyo del gobierno federal del Presidente Clinton. Según Ted Rall (“it is about oil”. San Francisco Chronicle. Nov.2, 2001), el gobierno de EE.UU. pagó hasta el año 1999 el salario de los funcionarios talibanes y no fue hasta el año 2001, cuando a raíz del ataque a las torres gemelas, que el presidente Bush -a fin de movilizar el apoyo de la población estadounidense al bombardeo de Afganistán- denunció el tratamiento de las mujeres en Afganistán. Más tarde, incluso la señora Laura Bush se convirtió en feminista y denunció tales abusos. El 11 de Septiembre significó el fin de la alianza talibán-U.S. y la caída del gobierno talibán sustituido en Diciembre 2001 por otra facción pro-US de los Mujahidden que inició la lucha contra los talibán. La producción de opio apareció de nuevo.

Una pregunta que exige respuesta es ¿cómo podía EE.UU. apoyar al gobierno talibán, sabiendo de su apoyo a Bin Laden y al grupo de terroristas (que había sido financiado en su origen por EE.UU.)? ¿Cómo es que el gobierno talibán nunca había sido declarado “un gobierno que apoyaba el terrorismo”? Una de las razones es que de haber hecho esto hubiera significado que las compañías pretolíficas estadounidenses no pudieran haber firmado un acuerdo con el gobierno talibán para construir un oleoducto que permitiera el transporte del petróleo de Kazajstán y Turkmenistán al Océano Índico. En realidad, el apoyo hubiera continuado de no haber ocurrido el 11 de Septiembre. Y desde entonces la historia es bien conocida.

En todo este proceso, se ha olvidado de que si se hubiera permitido que el gobierno PDP hubiera hecho las reformas que el país necesitaba, no habría habido “invasión” soviética de Afganistán, no habría habido guerra de Afganistán, no hubiera habido Bin Laden y Al Quaeda y no hubiera habido un 11 de Septiembre. Y es esta precisamente la verdad que se oculta. La historia habría seguido otros derroteros. Probablemente habría surgido Al Quaeda, pero el lugar y el formato habrían sido diferentes. En el fondo del conflicto está la resistencia del gobierno federal de EE.UU. (y sus aliados y muy en especial Arabia Saudí), y su oposición a las reformas progresistas y laicas. Ni que decir tiene que existen otras causas de la existencia del terrorismo islámico. Pero esta resistencia hacia las reformas necesarias y urgentes lideradas por grupos laicos y progresistas es una de las causas más importantes. La oposición a la enorme explotación que existe en el mundo musulmán se ha canalizado a través de fuerzas enormemente reaccionarias en las que el fundamentalismo religioso se ha promovido para parar las movilizaciones populares laicas que habrían reducido y eliminado tal explotación.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=79600
"Nadie tiene derecho a disfrutar de la vida a expensas del trabajo ajeno"
(G. Zhukov)

serguey
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Re: aniversario entrada tropas soviéticas en Afganistan

Mensaje por serguey »

Estas informaciones deberian de ser de obligada difusion por los medios para que la gente comprenda lo que ocurre y como se engaña y manipula a la sociedad! :x

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jozsi
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Re: aniversario entrada tropas soviéticas en Afganistan

Mensaje por jozsi »

Muy, pero que muy interesante el artículo, gracias Kozhedub

!Salud!

Kozhedub
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Re: aniversario entrada tropas soviéticas en Afganistan

Mensaje por Kozhedub »

¿Se está permitiendo Rusia un pequeño desquite a costa de quienes le entramparon en la primera guerra afgana? Parece que sí:
Rusia frena a EE.UU. en su camino a Afganistán

M K Bhadrakumar
Asia Times


Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Preciso, rápido, letal – los talentos de un soldado son modestos. Pero, por otro lado, el jefe del Comando Central de EE.UU., general David Petraeus es más que un soldado. El mundo comienza a acostumbrarse a su persona como alguien que está a poco más de mitad de camino a convertirse en estadista. Seguro, puede que todavía muestre una cierta seducción bélica, pero se cuenta con que tenga conciencia de las realidades políticas de las dos guerras que dirige, en Iraq y Afganistán.
Por eso dio un paso en falso el martes pasado cuando dijo, durante una visita a Pakistán, que los militares estadounidenses han obtenido acuerdos para llevar suministros a Afganistán desde el norte, desahogando la gran dependencia de la ruta de tránsito a través de Pakistán. “Se ha llegado a acuerdos, y hay ahora líneas de tránsito y acuerdos de tránsito para bienes comerciales y servicios en particular que incluyen a varios países en los Estados centroasiáticos y Rusia,” dijo Petraeus.

Fue innecesariamente preciso – como soldado que es. Tal vez tenía que recalcar a los duros generales paquistaníes que no podrían agarrar por la yugular a las fuerzas de EE.UU. en Afganistán por mucho tiempo. O, simplemente se sintió exasperado por la doble moralidad de las caras hipócritas de generales del Sudoeste Asiático.

La impactante evaluación de inteligencia compartida por Moscú revela que casi la mitad de los suministros de EE.UU. que pasan por Pakistán es hurtada por grupos abigarrados de militantes talibanes, pequeños comerciantes y simples ladrones. Al Ejército de EE.UU. le hurtan a plena luz del día y no puede hacer gran cosa al respecto. Casi un 80% de todos los suministros para Afganistán pasan por Pakistán. El bazar de Peshawar hace un tremendo negocio vendiendo mercadería militar estadounidense robada, como en los años ochenta durante la yihad afgana contra la Unión Soviética. Ese volumen de negocios registrará un salto cuántico después de la duplicación del nivel de tropas de EE.UU. en Afganistán a 60.000. Las guerras son esencialmente tragedias, pero también pueden ser cómicas.

Moscú desmiente la ruta de tránsito.

En todo caso, un día después de la observación de Petraeus, fue desmentido por Moscú. El viceministro de Exteriores Alexei Maslov declaró a Itar-Tass: “Ningún documento oficial fue sometido a la misión permanente de Rusia en la OTAN que certifique que Rusia haya autorizado a EE.UU. y a la OTAN a transportar suministros militares a través del país.”

Un día más tarde, el embajador de Rusia ante la OTAN, Dmitry Rogozin, agregó desde Bruselas: “No sabemos nada de un supuesto acuerdo de Rusia al tránsito militar de estadounidenses o de la OTAN en general. Ha habido sugerencias de ese tipo, pero no fueron formalizadas.” Y, con un toque de ironía, Rogozin insistió en que Rusia quiere que la alianza militar tenga éxito en Afganistán.

“Puedo decir responsablemente que en caso de una derrota de la OTAN en Afganistán, fundamentalistas inspirados por esa victoria fijarán sus ojos en el norte. Primero atacarán Tayikistán, luego tratarán de irrumpir en Uzbekistán… Si las cosas van mal, en unos 10 años, nuestros muchachos tendrán que combatir contra islamistas bien armados y bien organizados en algún sitio en Kazajstán,” agregó el popular político moscovita convertido en diplomático.

Expertos rusos han dado a conocer que Moscú ve con inquietud las recientes aperturas de EE.UU. hacia países centroasiáticos respecto a tratados bilaterales de tránsito con ellos que excluyen a Rusia. Se ha llegado a acuerdos con Georgia, Azerbaiyán y Kazajstán. Moscú considera que EE.UU. sigue adelante con una nueva ruta de tránsito por el Caspio que involucra el despacho de embarques a través de Georgia a Azerbaiyán y de allí al puerto kazajo de Aktau, pasando por territorio uzbeko a Amu Darya y al norte de Afganistán.

Expertos rusos estiman que la propuesta ruta de tránsito por el Caspio podría convertirse eventualmente en una ruta de transporte de energía en la dirección contraria, lo que significaría un revés estratégico para Rusia en la lucha decenal por las reservas de hidrocarburos de la región.

Rusia presiona por un papel en Kabul

Por cierto, Uzbekistán es el país centroasiático clave en el gran juego por la ruta norteña de tránsito a Afganistán. Por lo tanto, durante la visita del presidente ruso Dmitry Medvedev a Tashkent la semana pasada, Afganistán fue un tópico crucial. Medvedev caracterizó las relaciones ruso-uzbekas como “una cooperación y alianza estratégica” y dijo que en asuntos relacionados con Afganistán, la cooperación de Moscú con Tashkent asume una “importancia excepcional.”

Dijo que él y el presidente uzbeko Islam Karimov estuvieron de acuerdo en que no podía haber una “solución unilateral” al problema afgano y que “nada puede ser resuelto sin tomar en consideración la opinión colectiva de Estados que tienen interés en la solución de la situación.”

Más significativo es que Medvedev subrayó que Rusia no tiene objeciones a la idea del presidente de EE.UU., Barack Obama, de vincular los problemas de Afganistán y Pakistán, pero por un motivo enteramente diferente, ya que “no es posible examinar el establecimiento y el desarrollo de un sistema político moderno en Afganistán en aislamiento del contexto de la normalización de las relaciones entre Afganistán y Pakistán en sus regiones fronterizas, estableciendo los mecanismos internacionales apropiados, etc.”

Moscú toca pocas veces el delicado tema de la Línea Durand, es decir, la controvertida línea que separa Afganistán y Pakistán. Medvedev subrayó que Rusia sigue siendo una parte interesada, de modo que existe una “necesidad de asegurar que esos temas sean resueltos sobre una base colectiva.”

Segundo, Medvedev dejó claro que Moscú resistirá intentos de EE.UU. de expandir su presencia militar y política en Asia Central y en regiones del Caspio. Afirmó: “Se trata de una región clave, una región en la cual están teniendo lugar diversos procesos y en la cual Rusia tiene trabajo crucialmente importante que realizar para coordinar nuestras posiciones con nuestros colegas y para ayudar a encontrar soluciones comunes a los problemas más complejos.”

Hablando claro, Moscú no permitirá una reedición de la táctica de EE.UU. después del 11 de septiembre de 2001, cuando buscó una presencia militar en Asia Central como medida temporal y luego procedió fríamente a colocarla sobre una base a largo plazo.

Karzai extiende la mano a Moscú

De modo interesante, las observaciones de Medvedev coinciden con informes de que Washington está dejando a la deriva al presidente afgano Hamid Karzai y que planifica la instalación de un nuevo “equipo de ensueño” en Kabul.

Medvedev había escrito a Karzai ofreciendo ayuda militar. Karzai aparentemente aceptó la oferta rusa, ignorando la objeción de EE.UU. de que en términos de acuerdos secretos entre EE.UU. y Afganistán, Kabul necesitaba el consentimiento previo de Washington para semejantes tratos con terceros países.

Una declaración del Kremlin del lunes pasado dijo que Rusia está “lista para proveer amplia ayuda a un país independiente y democrático [Afganistán] que vive en una atmósfera pacífica con sus vecinos. La cooperación en el sector de la defensa… será efectiva para el establecimiento de la paz en la región.” Tiene sentido que Kabul haga adquisiciones militares de Rusia ya que las fuerzas armadas afganas utilizan armamento soviético. Pero Washington no quiere una “presencia” rusa en Kabul.

Es bastante obvio que Moscú y Kabul han desafiado el poder secreto de veto de EE.UU. sobre las relaciones exteriores de Afganistán. El viernes pasado, diplomáticos rusos y afganos se reunieron en Moscú y “se comprometieron a seguir desarrollando la cooperación ruso-afgana en política, comercio y economía así como en la esfera humanitaria.” Significativamente, también “señalaron la importancia de la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO)” que es dominada por Rusia y China.

La SCO busca un rol afgano

Washington no puede condenar abiertamente a Karzai por acercarse a Rusia (y China) ya que Afganistán es teóricamente un país soberano. Mientras tanto, Moscú interviene en la afirmación de independencia de Kabul. Moscú ha aumentado sus esfuerzos por realizar una conferencia internacional sobre Afganistán bajo el auspicio de la SCO. EE.UU. no quiere que Karzai legitime un papel de la SCO en el problema afgano. Ahora aparece un punto crítico.

Una reunión de los ministros adjuntos de exteriores de los países miembro de la SCO (China, Kazajstán, Kirguistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán) tuvo lugar en Moscú el 14 de enero. El Ministerio de Exteriores ruso anunció que una conferencia tendrá lugar a fines de marzo. La iniciativa rusa recibió un fuerte apoyo con la decisión de Irán e India de participar en la conferencia.

Nueva Delhi ha saludado un rol realzado para sí misma como observador en la SCO y busca “mayor participación” en las actividades de la organización. En particular, Nueva Delhi ha “expresado interés en participar en las actividades” del grupo de contacto de la SCO sobre Afganistán.

La gran pregunta es si Karzai aprovechará esas tendencias regionales y responderá al acercamiento de la SCO, lo que capacitaría a Kabul a salirse del control total de Washington. Sin duda, Washington corre contra el tiempo en la gestación de un “cambio de régimen” en Kabul.

El punto es que más y más países en la región tienen dificultades para aceptar el monopolio de EE.UU. en la solución del conflicto en Afganistán. Washington tendrá dificultades para disociarse de la próxima conferencia de la SCO en marzo e idealmente hubiera deseado que Karzai tampoco participara, a pesar de que se trata de una iniciativa regional hecha y derecha que incluye a todos los vecinos de Afganistán.

Es seguro que la SCO colocará a Afganistán como un punto importante del orden del día en su reunión anual en la cumbre programada para agosto en Yekaterinburgo [antes Sverdlovsk], Rusia. Parece que Washington no puede detener a la SCO en esta etapa, excepto mediante una ampliación genuina de la base de la búsqueda de un acuerdo afgano y el permiso para que los poderes regionales con legítimos intereses participen plenamente.

Por otra parte, el actual modo de pensar de EE.UU., es hacer “grandiosos convenios” con poderes regionales bilateralmente y mantenerlos separados de una coordinación colectiva mutua sobre la base de preocupaciones compartidas. Pero los poderes regionales conocen el plan de juego de EE.UU. por lo que es – una jugada astuta de dividir para gobernar.

Moscú rechaza los compromisos selectivos

Sin duda alguna, esas maniobras diplomáticas también revelan el déficit de confianza en las relaciones ruso-estadounidenses. Moscú expresa optimismo en que Obama encare constructivamente los problemas que se han acumulado en la relación entre EE.UU. y Rusia. Pero Rusia no apareció ni en el discurso inaugural de Obama ni en el documento de política exterior que aclaró su orden del día.

El martes pasado, el ministro de exteriores ruso, Sergei Lavrov, resumió las expectativas mínimas de Moscú: “Espero que los problemas controvertidos en nuestras relaciones, como ser la defensa de misiles, la viabilidad de la expansión de la OTAN… serán resueltos sobre la base del pragmatismo, sin la evaluación ideológica que tenía el gobierno saliente… Hemos notado que… Obama está dispuesto a hacer una pausa en el tema de la defensa de misiles… y a evaluar su efectividad y su rentabilidad.”

Pero Rusia no está entre las prioridades del nuevo gobierno de EE.UU. Además, como señaló la semana pasada el influyente periódico Nezavisimaya Gazeta, “Una cantidad considerable de congresistas [estadounidenses] de ambos partidos creen que Rusia necesita que se le lea seriamente la cartilla.” La actual prioridad rusa será organizar una próxima reunión entre Lavrov y la Secretaria de Estado Hillary Clinton, y hasta que una tal reunión tenga lugar, las cosas quedarán en reserva – incluyendo el tema polémico de la ruta de tránsito para Afganistán.

Por lo tanto, mientras hablaba con los medios en Tashkent, Medvedev estuvo de acuerdo con permitir que EE.UU. utilice una ruta de tránsito a Afganistán a través de territorio ruso, pero de inmediato hizo la salvedad de que: “Esa cooperación será hecha y derecha y sobre una base igualitaria.” Recordó a Obama que la estrategia de la ‘oleada’ en Afganistán podría no funcionar. “Esperamos que el nuevo gobierno tenga más éxito que su predecesor en los temas que tienen que ver con Afganistán,” dijo Medvedev.

Evidentemente, Petraeus pasó por alto que la innecesaria obstinación de EE.UU. por mantener el Hindu Kush como su terreno político exclusivo directamente en medio de Asia se ha convertido en un tema contencioso. A pesar de la fina retórica, el gobierno de Obama puede encontrar dificultades para mantener el mito de que la guerra afgana tiene que ver sólo con la lucha hasta el fin contra al-Qaeda y los talibanes.

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El embajador M K Bhadrakumar fue diplomático de carrera en el Foreign Service indio. Sus misiones incluyeron a la Unión Soviética, Corea del Sur, Sri Lanka, Alemania, Afganistán, Pakistán, Uzbekistán, Kuwait y Turquía.

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http://www.rebelion.org/noticia.php?id=79808

Donde las dan, las toman. :burla:
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Kozhedub
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Re: aniversario entrada tropas soviéticas en Afganistan

Mensaje por Kozhedub »

Y parece que los e Rebelión nos están echando un cable con este hilo. Hoy publican una ampliación del artículo de Navarro, aprovechándolo para extender el hecho de la Guerra de Afganistán al contexto del grupo de mentira interesadas que fueron difundidas durante la Guerra Fría y que la Historia ha ido desmintiendo (eso sí, con la boca pequeña)

Amen de aportar algún dato nuevo sobre los antecedenmtes de Afganistán, lo mejor del texto no tiene mucho que ver con él, sino con la llegada al poder del iluminado de Reagan, la delirante pareja de baile de Gorbachov. Emparedado entre aquél, Tatcher y Yeltsin, parece increíble que Mihail no dimitiera y los mandara a todos a freir espárragos:
La URSS, Afganistán y el prosovietismo de los años ochenta en Catalunya

Salvador López Arnal
Rebelión


Durante el siglo XX Afganistán ha estado en el punto de mira y atención de las grandes potencias occidentales por su situación geoestratégica, por ser país lindante con la Unión Soviética. Ya en 1950, en la revista norteamericana Current History, se señalaba: "Uno de los motivos por los que América [Estados Unidos] le interesa Afganistán es la probable significación futura de este país como plaza de armas para agredir a Rusia [Unión Soviética]". Antes incluso, en abril de 1949, la revista inglesa Contemporary Review apuntaba que posiblemente Afganistán adquiriera una importancia análoga a la que entonces tenían los países lindantes “con el telón de acero de Europa”. En su edición de 1 de junio de 1955, el New York Herald Tribune sostenía igualmente que eran pocas las regiones del mundo que tuvieran más interés para los expertos militares y políticos estadounidenses que Afganistán.

Rebelión editó el pasado sábado 24 de enero de 2009 un artículo de Vicenç Navarro sobre “Las raíces de la guerra de Afganistán” (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=79600) publicado previamente en Sistema, una revista de teoría social próxima a una de las familias del PSOE, donde nuevamente se hacía referencia a la historia del país afgano. Deseo detenerme en una parte de su relato y de su argumentación, la relacionada con las razones de la intervención militar de la URSS a finales de 1979, a la que añadiré algunas informaciones complementarias.

(...)

Vicenç Navarro, por lo demás, no es ningún intelectual marginal. Es catedrático de salud pública en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y es igualmente catedrático, o lo ha sido hasta hace muy poco, de la Universidad Johns Hopkins, una institución privada de Baltimore, Maryland, fundada el 22 de febrero de 1876. Allí, en Estados Unidos, han sido alumnos de él, y colaboradores en momentos posteriores, científicos naturales y sociales de la talla de Joan Benach, uno de los grandes especialistas mundiales en asuntos de salud pública, amén de una mente ennoblecida y enrojecida.

Navarro recordaba en el artículo referenciado que el nuevo Presidente de EE.UU desea pedir a sus aliados de la OTAN que aumenten su contribución a la guerra en Afganistán. Dado que España es parte de la OTAN -mediante referéndum ratificador convocado y manipulado por el PSOE-, es bueno, incluso necesario, señalaba el profesor de la Pompeu Fabra, que la ciudadanía conozca brevemente la historia de aquel país.

Una de las primeras veces que Afganistán apareció en los medios de información españoles fue en los años ochenta, “cuando tales medios se refirieron a la intervención de EE.UU. para parar la invasión de aquel país por parte de la Unión Soviética”. Afganistán corría el peligro, se dijo, de transformarse en otra colonia del imperio soviético, lo que fue impedido por la intervención usamericana en apoyo a “las fuerzas de liberación” que luchaban en contra de un gobierno satélite de la dirección política de la Unión Soviética. Las reflexiones de los entonces llamados nuevos filósofos franceses –destacadamente de Bernard-Henry Lévy o André Glucksmann- coincidían punto por punto con lo apuntado. La segunda vez que Afganistán apareció en tales medios, prosigue Vicenç Navarro, fue un mes después del ataque a las Torres Gemelas. Las fuerzas armadas estadounidenses atacaron el régimen talibán, sin autorización previa de la ONU, provocando su caída y sustitución por virreyes y gobiernos designados por el mando imperial

Hasta aquí la versión oficial, señala Navarro, reproducida en los medios de información y persuasión españoles. Pero tales versiones -y muy en particular la primera, en esta nos detenemos- no se corresponden con la realidad. ¿Qué pasó en Afganistán a finales de los setenta?

1.El 27 de marzo de 1919, mientras se desarrollaba la tercera guerra anglo-afgana (del 3 de mayo al 3 de junio de 1919), en plena guerra contra el terror blanco, el gobierno soviético fue el primer gobierno en el mundo que reconoció la independencia y soberanía de Afganistán. Al término de esta guerra, Gran Bretaña se vio obligada a firmar un tratado de paz, reconociendo por primera vez la independencia de Afganistán, aunque los británicos exigieron reiteradamente la ruptura de relaciones diplomáticas entre Afganistán y la URSS -en 1923 presentaron a la URSS el "ultimátum de Curzón", una de cuyas principales exigencias era revocar el personal diplomático soviético en Afganistán- y en enero de 1929, Bachha-i-Saqao ocupó Kabul, derrocando el Gobierno legítimo y se proclamó emir de Afganistán con al apoyo y financiamiento del imperio británico.

Sin embargo, en junio de 1955 se firmó el acuerdo soviético-afgano sobre tránsito comercial: las mercancías de Afganistán podían transitar libremente, exentas de derechos aduaneros, por territorio soviético con destino a terceros países. Por esas mismas fechas, el gobierno de Afganistán pidió ayuda para ampliar sus fuerzas armadas al gobierno soviético, que envió asesores y instructores militares a este país.

2. Afganistán, en todo caso, uno de los países más pobres del mundo, estuvo regido hasta la década de los ‘70 por un sistema feudal, gobernado por una monarquía, “en el que el 75% de la tierra era propiedad del 3% de la población rural”.

3. En los ‘70 las fuerzas opositoras a aquel régimen feudal fundaron un Partido, el Democrático Popular (PDP), que lideró la resistencia. El movimiento forzó el derrocamiento de la Monarquía en 1973, siendo sustituida por un gobierno que fue igualmente ineficaz, corrupto, autocrático y poco popular. El PDP acumuló fuerza para exigir la destitución y abdicación del Rey pero no tuvo entonces suficiente energía para cambiar las características esenciales del sistema político afgano.

4. Sin embargo, la insatisfacción con situación alcanzó tal nivel que en 1978 las movilizaciones populares forzaron la dimisión del gobierno. Una parte del Ejército no sólo no reprimió las movilizaciones sino que las apoyó, estableciéndose el primer gobierno popular en la historia de Afganistán dirigido por el PDP y liderado por un poeta y novelista, Noor Mohammed Taraki, el denominado “Gabriel García Márquez de Afganistán”.

5. El PDP, señala Navarro, inició gran número de reformas incluyendo la legalización de los sindicatos, el establecimiento de un salario mínimo, una fiscalidad progresiva, una campaña de alfabetización y reformas en las áreas sanitarias y de salud pública que facilitaron el acceso de la población a tales servicios. En las áreas rurales, facilitó el establecimiento de cooperativas agrícolas.

Una reforma que también tuvo un enorme impacto fue la de favorecer la liberación de la mujer, abriendo la educación pública a las niñas además de a los niños, y facilitando la integración de la mujer al mercado de trabajo y a la universidad.

Algunas mujeres ocuparon puestos gubernamentales y siete de ellas fueron elegidas miembros al Parlamento afgano. Las mujeres, que viajaban libremente, llegaron a constituir el 57% de los estudiantes universitarios del país.

6. El gobierno, por lo demás, eliminó también el cultivo del opio. Afganistán producía en aquellos años el 70% del opio consumido para la producción de heroína. Ni que decir tiene que el porcentaje actualmente es incluso mayor.

7. Como no podía ser de otra forma las citadas reformas revolucionarias generaron enormes resistencias entre aquellos grupos cuyos intereses estaban siendo afectados. Tres de esos grupos dirigieron el enfrentamiento: los terratenientes propietarios de grandes explotaciones agrícolas, los líderes religiosos, que se opusieron por todos los medios a los avances en la emancipación de la mujer, y los traficantes de opio. En su ayuda acudieron raudos Arabia Saudí, el ejército del Pakistán, temeroso del contagio que las reformas podían producir entre las clases populares del propio Pakistán y, como era de esperar, el gobierno imperial de Estados Unidos.

8. La CIA, señala Navarro, había reconocido el carácter autónomo del PDP y nunca durante los años en que luchó contra el régimen feudal afgano se refirió al PDP como “organización agente o al servicio de Moscú”. La CIA era consciente que el PDP respondía a una demanda propia “que tenía su propia independencia y autonomía”. Sin embargo, y antes de que la URSS interviniera en Afganistán, el gobierno imperial estaba financiando las fuerzas extremistas y fundamentalistas afganas que estaban intentando sabotear las reformas del gobierno. Como es sabido, Zbigniew Brzezinski, el Consejero Nacional de Seguridad del Presidente Carter, un político de origen polaco neta y abiertamente anticomunista, admitió posteriormente que el gobierno estadounidense financió a las guerrillas extremistas que realizaron actos de sabotaje quemando, por ejemplo, las escuelas públicas.

Es más –señala Navarro- el gobierno federal de EE.UU. alentó un golpe miliar en contra del gobierno PDP que tuvo lugar brevemente en 1979 y que asesinó a Tarak y a miles de dirigente del PDP antes de que militares próximos al PDP retomaran el poder.

9. La alianza de EE.UU, Arabia Saudí y Pakistán era enormemente poderosa y amenazaba la continuidad del gobierno popular. De ahí que la administración afgana pidiera ayuda a la Unión Soviética, ayuda que, por cierto, no fue concedida inmediatamente, hasta que, finalmente, el gobierno de la URSS aceptó enviar fuerzas armadas en ayuda del ejército afgano leal al PDP que estaba luchando contra las guerrillas fundamentalistas de las Mojahidden, las fuerzas apoyadas y sostenidas por la traída EE.UU, Arabia Saudí y Pakistán. La petición se amparaba en lo establecido por el “Tratado de amistad, buena vecindad y colaboración”, concertado entre Afganistán y la URSS el 5 de diciembre de 1978, tratado que se basaba en el derecho de todo Estado, según el artículo 51 de la Carta de la ONU, a la autodefensa individual o colectiva.

10. En 1979, la Unión Soviética aceptó la petición del gobierno del PDP. Es muy probable que, dialécticamente, esa fuera la finalidad última del gobierno federal de EE.UU. y que la URSS cayera en una trampa orquestada por diversos servicios secretos: inmediatamente se tomó la invasión como excusa para movilizar el mundo musulmán en contra del apoyo de la URSS a un gobierno laico, progresista y deseoso de modernizar el país. EE.UU. y Arabia Saudí, recuerda Navarro, gastaron unos 40 billones de dólares -¡40 billones de $USA!- en apoyo de los Mojahidden, a los cuales se unieron 100.000 fundamentalistas procedentes de Pakistán, Arabia Saudí, incluido Bin Laden, Irán y Argelia, todos ellos armados y asesorados por la CIA.

11. Diez años más tarde, enero de 1989, las tropas soviéticas abandonaron Afganistán. La caída del muro se produjo meses después y la desaparición de la URSS dos años después. No es imposible pensar que una de las causas determinantes de la derrota de los países del llamado socialismo real esté directamente relacionada con el desastre que significó para la Unión Soviética la trágica y ruinosa década de Afganistán.

La guerra, sin embargo, continuó tres años más. A pesar de haber perdido el apoyo de su gran aliado, el gobierno del PDP se mantuvo en el poder hasta 1992, año en el que fue derrocado por los rebeldes y fue reemplazado por un debilitado gobierno interino.

Dejemos el relato en este punto. Con algún aditamento añadido, está es la explicación de Vicenç Navarro sobre lo sucedido en Afganistán en una primera fase. El profesor de la Pompeu Fabra concluye esta parte de su explicación señalando:

En todo este proceso, se ha olvidado de que si se hubiera permitido que el gobierno PDP hubiera hecho las reformas que el país necesitaba, no habría habido “invasión” soviética de Afganistán, no habría habido guerra de Afganistán, no hubiera habido Bin Laden y Al Quaeda y no hubiera habido un 11 de Septiembre. Y es esta precisamente la verdad que se oculta. La historia habría seguido otros derroteros. Probablemente habría surgido Al Quaeda, pero el lugar y el formato habrían sido diferentes. En el fondo del conflicto está la resistencia del gobierno federal de EE.UU. (y sus aliados y muy en especial Arabia Saudí), y su oposición a las reformas progresistas y laicas. Ni que decir tiene que existen otras causas de la existencia del terrorismo islámico.

Interesa señalar aquí que los argumentos esgrimidos hoy por Vicenç Navarro, con algún matiz al que luego me referiré, fueron usados y expuestos a inicios de los ochenta por sectores del comunismo catalán que fueron tildados, casi sin discusión ni contraargumentación, de estalinistas, desinformados, ideólogos de la URSS imperial, de gente trasnochada y anclada en el pasado más negro. Largo etcétera. La descalificación no tuvo límites.

No estoy presuponiendo que el análisis de Navarro sea correcto en todas sus aristas ni que la URSS tuviera sólo un interés internacionalista en su intervención. Ni siquiera presupongo éste y no desecho otras razones de orden interno: evitar el auge en sus fronteras asiáticas de fuerzas fundamentalistas alimentadas por agentes internos y externos. Tampoco pretendo ocultar que en sectores marxistas revolucionarios se seguía mirando muy acríticamente la política interna y externa de la URSS.

Pero sí quiero remarcar que la descalificación de esos sectores comunistas que, insisto, sin duda estuvieron en ocasiones muy cegados ante la evolución de la URSS, no tiene parangón ni razón. No se trata de negar el lado oscuro de la política exterior de la URSS durante la guerra fría1, durante la III guerra mundial. Basta pensar en Budapest o en Praga, por ejemplo, o incluso en el voto favorable de la URSS a la formación del Estado de Israel en 1948. Pero no hay en la historia de la Unión Soviética nada –nada- comparable a lo que fue Vietnam, Chile, Bolivia, Grecia, España, Guatemala, Cuba o Argentina en el ámbito de la política exterior de Estados Unidos.

Algunos ejemplos de ello, todo ellos conocidos por lo demás:

1. Se solía afirmar, como burda propaganda ideológico-cultural, que las actitudes de las potencias occidentales durante la guerra fría fueron una respuesta a lo que se llamó el golpe de Praga, la toma de poder por el Partido Comunista en Checoslovaquia. Manuel Sacristán refutó la acusación con claridad:

Pero eso es falso. Porque el comienzo de la guerra fría, si alguna fecha de comienzo tiene, es un célebre discurso de Churchill en marzo de 1946 en la Universidad norteamericana de Fulton, mientras que lo que se llama golpe de Praga es de dos años después, de abril del 48. Asimismo cuando se dice que la OTAN es la contrapartida del Pacto de Varsovia se olvida que la OTAN está fundada el 4 de abril del 48, mientras que el Pacto de Varsovia es de siete años después, del 55. Lo mismo, por ejemplo, el mecanismo de la tensión internacional que provocó la constitución de las dos mitades de Alemania en estados: la primera mitad de Alemania que fue constituida en estado fue la occidental; la constitución de la Alemania oriental en estado es posterior y es una réplica.

2. Paul Warnke, negociador americano en las SALT II, señaló con toda claridad: "No conozco dirigente militar alguno que, en su sano juicio, estuviera dispuesto a cambiar las fuerzas de combate americanas por las soviéticas". La resistencia en contra de los SALT II muestra, añadía, "...un descontento con el actual equilibrio nuclear estratégico, en el cual no somos los suficientemente superiores"

Por lo demás, Colin Gray, en su artículo "Victory is possible", Foreign Policy, 39, 1980, señalaba con no menor claridad:

Sólo hay seguridad cuando se es algo superior. No hay ninguna capacidad ni posibilidad de maniobra cuando la propia fuerza está completamente compensada por la del enemigo. Sólo hay posibilidades para la política exterior cuando se tiene una ventaja en el poderío militar de la que se puede disponer libremente...Occidente debe encontrar caminos que le permitan utilizar armas atómicas como medio de presión reduciendo a la vez la potencial y paralizante autodisuasión a un mínimo"


Por su parte, Vernon A. Walters2, uno de los políticos más insoportables de la historia de Estados Unidos, señalaba lleno de gozo y prepotencia: [este párrafo es de antología]

Se lo explicaré. Poco después de ser nombrado presidente, Ronald Reagan convocó a una serie de reuniones sobre, digamos, el estado del mundo. Yo asistía a ellas como subdirector de la CIA. Cuando sus asesores empezaron a hablarle de Rusia, él les empezó a preguntar. “¿Podemos utilizar con ellos el arma nuclear?”. Los asesores, como él esperaba, lo desaconsejaron: moriría demasiada gente. Reagan preguntó entonces: “¿Ganaríamos una guerra convencional?”. La opinión general era que el ejército convencional soviético era extremadamente poderoso y que nadie podía garantizar una victoria. Entonces Reagan les preguntó que era lo que Estados Unidos tenía y Rusia no tenía. Él mismo se lo contestó: dinero. Y el dinero acabó con Rusia (...) Claro. Era simple. Sí se puso en marcha la guerra de las galaxias que salió carísima, y otras iniciativas paralelas. Aunque el proceso de arruinamiento había empezado mucho antes. Recuerdo que, según las estadísticas que manejábamos, Rusia tenía un producto interior bruto que era la mitad del nuestro. Pero estábamos equivocados. Reclutamos a alguien que nos demostró que el PIB de Rusia era una sexta parte del de los Estados Unidos.

Yo luché contra el comunismo, proseguía un satisfecho y chulesco Walters, y ganamos, ganamos la guerra fría concluía.

3. Además de ello, los matices estuvieron presentes, muy presentes, aunque fueran ocultados en la discusión pública, en la argumentación de aquellos años por parte de sectores comunistas críticos pero no antisoviéticos. En una nota editorial de 1980 (“Misiles, socialdemocracia e imperialismo, o el final de l distensión”, mientras tanto, nº 2, pp. 9-12), Miguel Candel, militante del PSUC en aquellos años, de un sector del PSUC no dispuesto a bailar con el cuento de una transición inmaculada ni a renunciar a todo lo que desde Palacios de Moncloa y Oriente se exigía con apremio, finalizaba su reflexión crítica sobre las posiciones defendidas en aquel entonces por la socialdemocracia alemana en torno a los nuevos misiles otánicos que se deseaba instalar en Europa señalando:

La intervención de la URSS en Afganistán ha suscitado hondas preocupaciones en varios destacamentos revolucionarios del Tercer Mundo y abiertas críticas en diferentes ambientes comunistas. Aquellas preocupaciones y estas críticas han de ser compartidas, sin duda, por los revolucionarios de Occidente capitalista. Pero al mismo tiempo hay que saber distinguir las causas de los efectos: hay que saber que lo que el imperialismo anuncia ahora como represalias a la intervención de la URSS en Afganistán son medidas que estaban en marcha desde bastante tiempo atrás: suministro de armas a Pakistán y apoyo a la dictadura militar que lo gobierna para que a su vez mantenga encendida la antorcha de la guerrilla afgana; reforzamiento de la base aeronaval de Diego García y de la presencia militar en todo el Índico; establecimiento de bases militares en Egipto; intento de bloqueo de Irán; aplazamiento de la ratificación del acuerdo SALT, etc. Por eso, una vez más, suena a falso el clamor de corresponsales y agencias de prensa sometidos a la hegemonía norteamericana denunciando el cinismo de las explicaciones oficiales soviéticas, según las cuales la intervención en Afganistán se habría hecho en nombre del “honor, la independencia y la continuidad” de la segunda revolución afgana [la cursiva es mía].

Insisto: preocupaciones y críticas que tenían que ser compartidas por los revolucionarios que intervenían en el Occidente capitalista

Dirán ustedes y sin duda dirán bien: es un desahogo, un simple y visceral desahogo. De acuerdo, lo es, pido disculpas por ello. Pero acaso acordarán conmigo que algunos eslabones de la argumentación desplegada no son un simple disparate y forman parte de una aproximación asintótica a la verdad, a una verdad que nuevamente nos ha sido extraída por ladrones milenarios de vida e historia de los pueblos.

NOTAS:

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[2] “Ganamos la guerra fría”. Entrevista con Arcadi Espada.El País, 25/8/2000.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=79814
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Kozhedub
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Re: aniversario entrada tropas soviéticas en Afganistan

Mensaje por Kozhedub »

Un vídeo fresco, didáctico y muy bueno sobre el Paso de Salang, la principal ruta hacia Afganistán de las fuerzas soviéticas:



Un saludo.
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iceman86
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Re: aniversario entrada tropas soviéticas en Afganistan

Mensaje por iceman86 »

Francisco Veiga
Afganistán o la viga en el propio ojo



Febrero de 1989: las últimas tropas soviéticas abandonan Afganistán, todavía ondeando banderas rojas






Justamente hoy, 14 de febrero 2009, se cumplen veinte años clavados de la retirada final de las tropas sovieticas de Afganistán. Pero nuestros medios de comunicación ya no celebran ya tales hitos históricos, que la actualidad ha convertido en inoportunos; en la prensa, apenas hay alguna alusión a la efemérides, si es que se llega a mencionar. Responsables relevantes de los gobiernos occidentales y de la OTAN, analistas y periodistas afines a la maquinaria propagandística, se limitan a repetir como un mantra que "en Afganistán nos jugamos mucho". De la misma forma que no hace tantos años nos jugábamos también "mucho" en Bosnia o en Kosovo. El término clave es: "jugarse", verbo que denota escaso cálculo real, excesivo peso de las circunstancias azarosas y, en líneas generales, dudosa seriedad en los procedimientos, con la consiguiente mengua en la credibilidad.

Porque, precisamente, lo que está sobre la mesa es, una vez más, la credibilidad: de los líderes políticos, de los medios de comunicación, de instituciones enteras que viven de reformular en clave "políticamente correcta" (léase: "correctamente tergiversada") las meteduras de pata.

El sentido de la presencia occidental en Afganistán ha cambiado totalmente desde 2001, porque han pasado más de siete años y no se han cumplido los objetivos militares y políticos que llevaron a los Estados Unidos, primero, y la OTAN, después, a aquel remoto país. Militarmente, las fuerzas de la ISAF se enfrentan allí a una catástrofe militar, dando por sentado que la batalla política se ha perdido hace tiempo, al menos tal como se planteó inicialmente.


Por lo tanto, seguir haciendo estrategia de sillón desde las columnas de la prensa es un ejercicio que ya ni siquiera resulta justificable para el mero ejercicio del lucimiento personal de periodistas, políticos y analistas. La situación en Afganistán es realmente muy grave. De hecho, el pasado 11 de febrero, hace muy pocos días, se produjo el primer ataque en fuerza de los talibanes en el interior de Kabul; eso podría marcar el comienzo del fin para la iniciativa militar occidental en Afganistán.


Argumentar que "la meta realista (...) no es la victoria, sino la contención" es una trampa capciosa tan ingenua que suena a propaganda de guerra soviética de los años ochenta; o peor aún, a las "retiradas estratégicas" alemanas en los años postreros de la Segunda Guerra Mundial. Veamos cómo lo formulaba Daniel Korski hace pocos días en "Foreign Policy": "El triunfo de Occidente no se medirá tanto por cómo hayan cambiado las cosas como por cuánto hayan mejorado; y no dependerá tanto de la derrota de los yihadistas como de conseguir bloquear sus actividades en el país centroasiático".


Éste es un párrafo divertido, que hace de Korski un excelente ejemplo de spin doctor, es decir, un experto en tirar de la sinécdoque y el sofisma. Pero uno de los apartados en los que se percibe con mayor claridad el salto hacia la estratósfera de la irrealidad desde la moqueta y el sillón, es aquel en el que se argumenta que España no debe retirar sus tropas de Afganistán: "Grandes partes del sur del país, del este e incluso áreas cercanas a la capital, Kabul, se han vuelto peligrosas. Si Madrid abandonase el oeste –y la inseguridad aumentase por ello–, desencadenando un efecto cascada en Europa, las consecuencias para la misión de la OTAN podrían ser dramáticas".




Una expresiva portada del diario francés "Libération". Las encuestas en la práctica totalidad de los países participantes en la ISAF, exoresan con rotundidad el deseo mayoritario de retirarse. En noviembre de 2008, incluso el 68% de los británicos se mostraban partidarios de retirar sus tropas en el límite de un año. Lo mismo había opinado el 62% de los franceses y el 56% de los australianos dos meses antes.


A continuación, Daniel Korski pretende rematar su arenga con el consabido argumento buenista hasta lo lacrimógeno, y pretendidamente inatacable: "Abandonar Afganistán a merced de unos fortalecidos talibanes tampoco parece una decisión muy acorde con el empeño del Gobierno socialista español en la defensa de los derechos humanos. Merece la pena recordar cómo era el país hace siete años: un régimen violento y represivo que lapidaba a las mujeres o les arrojaba ácido a la cara, azotaba a los hombres por no rezar suficientes veces al día y prohibía a las chicas asistir a la escuela o al ginecólogo. No se podían volar cometas ni cantar, y se demolieron monumentos que habían resistido el paso de los ejércitos de Gengis Khan y Tamerlán. Afganistán era, con los talibanes, un país destrozado sin esperanzas de progreso. Y podría volver a serlo, si la OTAN se retira. Dejarlo y minar la firmeza y unidad de la coalición sería una extraña manera de promover los derechos humanos".


Rematando la traca argumental, Korski pretende apoyarse en una frase de José Ignacio Torreblanca: "Hay una delgada y porosa línea que se extiende desde las cámaras de seguridad de la estación de trenes de Atocha en Madrid a nuestras Fuerzas Armadas desplegadas en Afganistán”.


Si es así, Dios nos pille confesados; porque tal como están las cosas, el contingente español en Afganistán ni puede contribuir en la aplicación de los derechos humanos, ni es el bastión que nos pinta Korski, por la simple y sencilla razón de que no controla más que una exigua porción del territorio (posiblemente, no superior al 15%) que se le asignó en una de las provincias afganas en la que la presencia taliban es más poderosa.


El lector todavía puede contemplar en la red el monumental video reportaje realizado el pasado verano por el periodista David Beriain. Es conveniente advertir que el acceso a la página de ADN.es, donde se encuentra toda la colección, puede resultar azaroso, posiblemente por la deficiente organización del material presentado allí. Pero una vez conseguido, se advierte de que las breves piezas resultan muy adictivas y contienen una notable cantidad de información en bruto.


A efectos de subsanar en la medida de lo posible las dificutlades del acesso a la serie titulada: Perdiendo Afganistán, se ofrece ese enlace principal y otro alternativo, clicando aquí. Aunque todos son muy interesantes, se recomiendan los capítulos incluidos a continuación:


"Guerra de voluntades" ("Españoles: entre la reconstrucción y la guerra abierta con los talibanes")


"Badghis: territorio español, territorio talibán"

Las fuerzas españolas no combaten en Afganistán, si no es en defensa propia. No contribuyen en operaciones contrainsurgentes ofensivas, como otros contingentes nacionales, y sobreviven en un rincón de sus zonas asignadas gracias a un fragil equilibrio de silencios y, posiblemente, acuerdos bajo cuerda. Todo ello se justifica en base al argumento (hasta hace meses todavía válido) de que las fuerzas españolas están allí únicamente para ayudar en la reconstrucción de Afganistán. Pero ese comodín se volverá pronto ineficaz cuando el "amigo americano" exija más presencia de sus aliados en el país y, sobre todo, un nuevo planteamiento estratégico: los paises contribuyentes de la ISAF, entre ellos España, deberán aportar tropas en orden de combate, listas para participar en operaciones ofensivas, como es propio de cualquier guerra. Porque lo que hay en Afganistán es una guerra, y no otra cosa.

Las implicaciones de esa situación que parece imponerse inexorablemente, las sopesa el historiador Henry Kamen en un artículo publicado el pasado 3 de diciembre en "El Mundo", y que se adjunta a continuación. Aquel mismo día, Daniel Korski, junto con Paddy Ashdown, publicaron otra pieza de opinión sobre el mismo asunto y con el habitual tono argumental, que en esencia reproduce lo apuntado más arriba en este post. El hecho de que ambas piezas fueran publicadas simultáneamente, potencia el interés de lo escrito por Kamen.

Kozhedub
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Re: aniversario entrada tropas soviéticas en Afganistan

Mensaje por Kozhedub »

Lazareto escribió:Completamente de acuerdo, con el tío Leónidas otro gallo nos cantaría.
No sabes cuánta razón tienes, Lazareto...
Afganistán: maquillar la agonía

Nazanín Amirian
Público


Son posibles elecciones libres en un país que agoniza bajo el terror de los talibanes y la invasión de unos 100.000 soldados procedentes de 43 naciones que no paran de soltar bombas y misiles sobre sus gentes? Afganistán –que hace 30 años era una República Democrática y en 2001, con la ocupación, pasó a ser una República Islámica tutelada por Estados Unidos– ha celebrado unos comicios que lejos de ser la culminación del proceso democratizador del país, sólo sirven a Washington para pintar de normalidad el caos absoluto, demostrar la utilidad de las agresiones militares, legitimar a sus políticos títeres y dar vanas esperanzas a este sufrido pueblo. Una farsa organizada con unos 65 millones de euros donados por los miembros de la Alianza Atlántica.

El presidente Obama, que no se enreda con palabrerías sobre la democracia o los no derechos de la mujer afgana y centra su prioridad en la seguridad (¡de sus tropas!), ha invertido cuatro veces más en operaciones militares que en reconstruir lo destruido. Los atentados del 11-S de 2001, año de la creación de la ambiciosa Organización de Cooperación de Shangai por China y Rusia, lanzaron a la mayor coalición militar de la historia, liderada por el Pentágono, a tomar Afganistán que, a pesar de no encontrar ni una sola prueba que lo relacione con dichos atentados, sigue ocupada.

Que Bin Laden no apareciera (como las armas de Saddam), y que Washington buscara una nueva alianza con los talibanes, presentan a Afganistán como un “daño colateral” de otros objetivos de EEUU: usarlo de trampolín para hacerse con el control estratégico y energético de Eurasia, punta de lanza de operaciones militares en la región y consolidar una OTAN asiática. Hoy Afganistán es el principal narco Estado del planeta; el país con mayor número de civiles afectados por la radioactividad de toneladas de bombas prohibidas descargadas por la aviación invasora; el país de donde han huido unos cinco millones de personas, dejando allá otro tanto de viudas y de niños huérfanos, que tientan a los traficantes de sexo y de órganos; donde mueren de hambre unos 400.000 niños al año y la esperanza de vida no alcanza los 45 otoños; una dictadura en la que los críticos acaban en uno de sus decenas guantánamos… Réquiem por Afganistán.

http://blogs.publico.es/puntoyseguido/1 ... la-agonia/
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=90403

Sobran las comparaciones, y eso que el artículo obvia el impacto de esta guerra sobre el vecino Pakistán, donde los refugiados también de cuentan por millones.
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