15 ANIVERSARIO ACONTECIMIENTOS LLEVARON DESAPARICION URSS

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Vladiвосток
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15 ANIVERSARIO ACONTECIMIENTOS LLEVARON DESAPARICION URSS

Mensaje por Vladiвосток »

Hoy se cumplen 15 años de un golpe de estado en la URSS que marcó el camino que finalmente terminó con la desaparición de la Unión de Républicas Socialistas Soviéticas, URSS.
La agencia EFE ha transmitido con ocasión de ello una serie de documentos:
La asonada golpista, un cañonazo por la culata
Bernardo Suárez Indart

Cada cual en su nuevo país y para bien o para mal, los antiguos soviéticos recuerdan el 15 aniversario de la asonada involucionista que selló la caída del comunismo en la URSS y catalizó la desmembración de la superpotencia de la hoz y el martillo.
Paradójicamente, eso era justo lo que declaraban querer evitar los cabecillas del frustrado golpe de Estado contra Mijaíl Gorbachov, el líder soviético que intentó conferirle un rostro humano al socialismo y que terminó siendo rebasado por las reformas aperturistas que él mismo propició.
El 19 de agosto de 1991 los habit de la Unión Soviética se despertaron con la noticia de que un "comité estatal de emergencia" había asumido la plenitud del poder en el país y que Gorbachov se encontraba "enfermo" en Crimea, donde estaba de vacaciones.
Guennadi Yanáyev, un ex dirigente sindical que sólo ocho meses antes había sido elegido por el Parlamento como vicepresidente de la Unión Soviética a instancias del propio Gorbachov, se ercomo el líder de la asonada y se declaraba presidente de la URSS, arropado por toda la plana mayor del Gobierno.
Aunque hacía meses se hablaba de la posibilidad de un golpe de Estado en el país, la entrada esa mañana de columnas de blindados en Moscú y otras ciudades soviéticas dejó atónito al mundo.
Los primeros decretos del "comité de emergencia" prohíben los partidos políticos, a excepción del Comunista, y las manifestaciones, e implantan la censura de los medios informativos.
Junto a la "Casa Blanca", la sede del Gobierno de la República Socialista Soviética Federativa de Rusia, su presidente, Borís Yeltsin, desde lo alto de un carro blindado hacía un llamamiento a la huelga general y a resistir al golpe de Estado.
Yeltsin recibe el respaldo de un pequeño grupo de militares y de decenas de miles de moscovitas, que forman un escudo humano en torno a la "Casa Blanca", convertida en el cuartel general de la resistencia.
La confrontación se cobra tres muertos entre los defensores de la sede del Parlamento ruso durante el intento de un grupo de blindados de abrirse paso entre las barricadas.
Mientras las demás repúblicas soviéticas aguardaban el desarrollo de los acontecimientos en Moscú, las bálticas Estonia y Letonia proclaman su independencia, al igual que ya lo había hecho Lituania cinco meses antes.
Con la gente en la calle volcada en favor de Yeltsin, que recababa nuevos apoyos en los estamentos militares, los golpistas no logran hacerse con el control de la situación y 58 horas después de su comienzo la asonada fracasa de manera estrepitosa.
Tres de los conjurados, el mariscal Serguéi Ajroméyev; Borís Pugo, ministro del Interior, y Nikolái Kruchina, jefe de finanzas del Partido Comunista, prefirieron suicidarse a afrontar la justicia, que no fue especialmente severa con los golpistas.
Todos los miembros del "comité estatal de emergencia" quedaron en libertad en 1993; otros diez no llegaron a ser condenados, gracias una amnistía, y el undécimo, el general Valentín Varénnikov, que se negó a aceptar la medida de gracia, fue absuelto de todo cargo por la Justicia.
Rescatado de Crimea por Yeltsin y los suyos, Gorbachov regresa a Moscú, donde de hecho el poder ya ha pasado a manos del entonces presidente ruso, amo y señor de la situación, que no pierde un instante en capitalizar su victoria sobre los golpistas y suspende las actividades del Partido Comunista y la prensa comunista.
El 24 de agosto Yeltsin, que en julio había reconocido la independencia de Lituania, hace lo propio con Estonia y Estonia.
Dos semanas después, el 6 de septiembre, el Consejo de Estado de la URSS, presidido por Gorbachov, que ya había renunciado a la secretaría general del Partido Comunista, reconoce oficialmente la independencia de las tres repúblicas bálticas.
La Unión Soviética agonizaba. La estocada final la recibió el 8 diciembre, cuando Yeltsin y los líderes de Ucrania, Leonid Kravchuk, y Bielorrusia, Stanislav Shushkevich, anunciaron al mundo que la URSS había dejado de existir como sujeto jurídico de relaciones internacionales.
Días después, en Navidad, Gorbachov se dirigió a la población del país para anunciar su renuncia como presidente de la URSS, y la bandera soviética cedió su lugar a la tricolor rusa en el asta mayor
del Kremlin.
Años después algunos de los protagonistas de la asonada admitieron que su intento de desplazar a Gorbachov para conservar la integridad del país fue tardío y que la suerte del Estado soviético ya estaba echada.

Yeltsin frustra el golpe y arrebata a Gorbachov el timón del Kremlin
Sergio Imbert

El liderazgo del presidente ruso, Borís Yeltsin, en la resistencia a la intentona golpista marcó no sólo el fin de la era de Mijaíl Gorbachov, sino que posicionó a Rusia como la heredera de una Unión Soviética en proceso de desaparición.
El primer golpe a la integridad de la URSS lo asestó el 12 de junio de 1990 el I Congreso de Diputados del Pueblo de Rusia, entonces una de las quince repúblicas soviéticas, al declarar su soberanía como Estado.
La declaración, similar a las adoptadas por otras repúblicas, refrendaba la primacía de la legislación rusa sobre la soviética, con lo que de hecho convertía en una figura decorativa al aperturista presidente de la URSS, Gorbachov.

La polémica entre Gorbachov, empeñado en preservar una URSS renovada, y Yeltsin, exponente de las ambiciones de poder de los dirigentes republicanos, ansiosos de deshacerse del control del Kremlin, deriva en el primer referéndum nacional que se celebra el 17 de marzo de 1991 sin claros vencedores ni vencidos.
El apoyo mayoritario al 'Sí' en favor de la nueva Unión promovida por Gorbachov no pudo contrarrestar el respaldo que millones de ciudadanos dieron a la creación de una Presidencia rusa, que tres meses más tarde asumiría su principal rival, Yeltsin, en las primeras elecciones directas.

La creciente popularidad de Yeltsin y los esfuerzos del líder soviético por imponer su Tratado de la Unión, que otorgaba amplios poderes a las repúblicas, hacen tomar cartas en el asunto al ala conservadora del cada vez más debilitado Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS).
So pretexto de evitar la 'descomposición del país', el 19 de agosto de 1991 una junta golpista autodenominada Comité Estatal de Emergencia incomunica a Gorbachov en su residencia veraniega en el mar Negro y trata de usurpar el poder en la URSS.

Los golpistas introducen tanques en Moscú e imponen el toque de queda, pero Yeltsin encabeza una campaña de desobediencia civil y, apoyado por Occidente, convierte la 'Casa Blanca', sede del Parlamento ruso, en el cuartel general de la resistencia a la asonada.
Subido a un tanque en medio de un mar humano, Yeltsin insta a la ciudadanía a una 'huelga general indefinida en protesta contra el golpe reaccionario' y declara 'ilegales' todas las disposiciones de la junta.

La negativa del Ejército de apoyar a los golpistas y la firme actitud de los moscovitas, que forman un escudo humano en torno a la Casa Blanca para evitar su asalto, precipitan el fracaso de la asonada, que termina dos días más tarde con la detención de los golpistas y el retorno de Gorbachov.

Pero en Moscú el poder real había pasado a manos de Yeltsin, alabado dentro y fuera del país como defensor de la democracia y que no duda en aprovechar las ventajas de su situación para arrebatar a Gorbachov las palancas de poder.
Presionado por su rival, este último dimite como secretario general del PCUS; se disuelve el Soviet Supremo de la URSS tras suspenderse las actividades del partido en todo el país, y comienza una desbandada de las repúblicas que acaba de hecho con la Unión.

El 8 de diciembre de 1991, los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia firman el acta de defunción de la URSS y crean la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que agrupará a todas las repúblicas menos las tres bálticas, Lituania, Letonia y Estonia, que recuperan su independencia tras medio siglo de ocupación soviética.

En medio de la confusión internacional sobre quién ocupará el escaño de la URSS en el Consejo de Seguridad de la ONU y asumirá el control de sus 27.000 cabezas nucleares, Occidente se decanta por Rusia y Yeltsin, como interlocutor válido y político capaz de evitar el caos en la sexta parte del planeta.

El 24 de diciembre, Yeltsin consigue que Rusia herede el escaño de la superpotencia soviética entre los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU.

Su sueño de instalarse en el Kremlin se cumple al día siguiente, cuando Gorbachov anuncia en una alocución televisada su dimisión y la desintegración de la URSS, y la bandera tricolor rusa sustituye en el Kremlin a la enseña roja soviética.

La misma noche, Gorbachov traspasa a la Presidencia rusa el máximo símbolo de poder, el 'maletín nuclear' soviético, y Yeltsin con ayuda de EEUU logra que Ucrania, Bielorrusia y Kazajistán se comprometan a entregar a Rusia sus arsenales atómicos para su destrucción.

Poco más de un año después, Rusia completa la sucesión al asumir como propia la totalidad de la deuda exterior de la Unión Soviética -entre 65.000 y 80.000 millones de dólares- a cambio de todos los haberes soviéticos en el extranjero.


Las repúblicas bálticas dieron el golpe de gracia a la moribunda URSS
Ignacio Ortega

Las tres repúblicas bálticas, ahora miembros de la Unión Europea y de la OTAN, aprovecharon el fallido golpe de estado de agosto de 1991 para romper amarras con Moscú, dando el golpe de gracia a una ya moribunda Unión Soviética.
El golpe fue algo muy bueno para nosotros. Nos hizo las cosas mas fáciles. Pasó lo mismo cuando declaramos la independencia en 1918 tras la revolución bolchevique. Se puede decir que en 1991 los dioses estuvieron otra vez de nuestra parte', asegura Trivimi Velliste, ex primer ministro de Estonia.

El último dirigente soviético, Mijaíl Gorbachov, hizo todo lo posible e incluso recurrió al Ejército para impedir la secesión de Lituania, Letonia y Estonia, pero la intentona golpista del 19 de agosto frustró sus esperanzas de reformar la URSS.

Además, las ansias independentistas de los bálticos contaron con la colaboración interesada del primer presidente democráticamente elegido de la historia de Rusia, Borís Yeltsin, enzarzado en una lucha sin cuartel con Gorbachov por hacerse con el poder en el Kremlin.
A finales de agosto de 1991 Islandia se convirtió en el primer país en reconocer la independencia de las tres díscolas repúblicas, Estados Unidos esperó hasta el 2 de septiembre para dar la puntilla a su antagonista durante la Guerra Fría y el Kremlin aceptó lo inevitable el 6 de septiembre.

A diferencia de las otras doce repúblicas soviéticas, cuyos territorios quedaron bajo la férula de Moscú durante la colonización de los siglos XVIII y XIX, y tras la primera Guerra Mundial, las bálticas perdieron su soberanía durante la segunda Guerra mundial.
El Ejército Rojo ocupó los países bálticos casi medio siglo: primero en 1940 y luego, tras expulsar a los alemanes en 1944, instaló gobiernos comunistas títeres, que lanzaron una campaña de rusificación del territorio.

En noviembre de 1988, en medio de la Perestroika, el Parlamento de Estonia abrió las hostilidades al proclamar la primacía de sus leyes sobre las de la URSS, decisión que fue anulada diez días después por el Presidium del Soviet Supremo.
Pocos meses de la caída del Muro de Berlin (1989), Gorbachov emprendió un proceso de descentralización y convenció al Parlamento soviético para que permitiera a las bálticas aplicar sus propios programas económicos.

Después de que los Parlamentos de las tres repúblicas bálticas aprobaran la ley de restauración de la independencia en 1990, Gorbachov cedió a la presión de los halcones del Kremlin y dio su visto bueno al envío de tropas.
Aún a riesgo de perder el apoyo de Occidente, en enero de 1991 Gorbachov emprende una huida hacia delante y rompe su promesa de no recurrir a la fuerza contra las repúblicas secesionistas.

En menos de una semana, 19 personas mueren en Vilna y Riga, cuando el Ejército soviético asalta edificios estratégicos y dispara contra la multitud.

El líder independentista lituano Vitautas Landsberguis asegura que si los involucionistas soviéticos no hubieran dado el golpe de Estado de agosto los anhelos independentistas bálticos habrían desembocado en un baño de sangre.

El camino hacia la independencia se hizo menos tortuoso después de que el Congreso de los Diputados, el primer legislativo de la URSS surgido de unas elecciones pluripartidistas, abordara en su primera sesión un asunto hasta entonces tabú: el pacto Molotov-Ribbentrop de 1939, que certificó la anexión de las bálticas por Moscú en 1940.
Tras intensos debates, el congreso reconoció la existencia de protocolos secretos al pacto, negados siempre por Moscú -por el que Stalin y Hitler se repartían Europa del Este-, condenó el pacto y, de facto, admitió la ilegalidad de la ocupación de las repúblicas bálticas.

Con esta base legal y cuando ya era evidente que la asonada militar había fracasado, las tres repúblicas bálticas proclaman su independencia, Yeltsin proscribe al Partido Comunista y el Soviet Supremo de la URSS se disuelve.
En esos momentos, las tendencias centrífugas eran imparables y Ucrania, Moldavia, Azerbaiyán y Kirguizistán ya habían declarado su independencia antes de finales de mes.

Kazajistán fue la última república soviética en proclamar su independencia el 16 de diciembre, una semana después de que Rusia, Ucrania y Bielorrusia certificaran que la URSS 'ya no existe'.

Un abatido Gorbachov aceptó el consiguiente desfile de soberanías iniciado por las repúblicas bálticas, consciente de su papel de convidado de piedra en el desmoronamiento de la URSS, a la que durante los tiempos de Stalin llamaron la 'cárcel de los pueblos'.


Cronología de la desintegración de la Unión Soviética
Los principales hitos del proceso de desintegración de la Unión Soviética son los siguientes:
  • 1988
16 de noviembre: El Parlamento de Estonia proclama la primacía de sus leyes sobre las vigentes en la Unión Soviética, decisión anulada el 26 del mismo mes por el Presidium del Soviet Supremo de la URSS.

  • 1990
11 de marzo: El Parlamento de Lituania aprueba la ley sobre la restauración de la independencia.
13 de marzo: El máximo dirigente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, declara ilegal la proclamación del Parlamento lituano. El mismo día el Congreso de los Diputados del Pueblo de la URSS instaura un régimen presidencial.
24 de noviembre: Se hace público el proyecto del Tratado de la Unión que define las estructuras de una Unión de Repúblicas Soberanas Soviéticas y que sustituirá a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas definida en 1922.
20 de diciembre: El ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, Eduard Shevardnadze, dimite en protesta por 'el avance de la dictadura' tras cinco años en el cargo.

  • 1991
11 de enero: Soldados del Ejército Soviético toman los edificios estratégicos en Vilna, capital lituana, y disparan contra la multitud. Catorce muertos.
16 de enero: El Ejército Soviético reprime manifestaciones independentistas en Riga, capital letona. Cinco muertos.
17 de marzo: Un 76,4 por ciento de los ciudadanos de la URSS votan a favor del mantenimiento de la Unión. Las tres repúblicas bálticas, además de las de Georgia, Moldavia y Armenia boicotean el plebiscito.
12 de junio: Borís Yeltsin es elegido por sufragio universal presidente de la Federación Rusa con el 57,3 por ciento de los votos. Yeltsin se convierte así en el primer presidente democráticamente elegido de la historia de Rusia.
1 de julio: Se disuelve en Praga el Pacto de Varsovia, fundado en 1955 como contrapeso a la OTAN.
19 de agosto: Un grupo de ocho altos cargos del Gobierno, el Partido y el Ejército asume la jefatura del Estado, declara el estado de excepción y retiene a Gorbachov durante tres días en su residencia de verano en Foros (Crimea, Ucrania), aduciendo cuestiones de salud. Los golpistas pretenden frustrar la firma del nuevo Tratado de la Unión, prevista para el día 20. Yeltsin encabeza la resistencia desde la Casa Blanca, sede del Parlamento ruso.
20 de agosto: Estonia proclama su independencia. Letonia le sigue el 21 de agosto, Ucrania el 24, Moldavia el 27, Azerbaiyán el 30 y Kirguizistán el 31 del mismo mes.
21 de agosto: La intentona golpista fracasa y los conspiradores son detenidos.
23 de agosto: Borís Yeltsin firma decreto sobre la suspensión provisional de las actividades del Partido Comunista de Rusia.
24 de agosto: Mijaíl Gorbachov dimite como secretario general del PCUS.
29 de agosto: Se disuelve el Soviet Supremo de la URSS tras haberse suspendido las actividades del PCUS en toda la Unión.
1 de septiembre: La república centroasiática de Uzbekistán proclama su independencia.
Tayikistán le secunda el 9, Armenia el 21 y Turkmenistán el 27 de septiembre.
2 de septiembre: Estados Unidos reconoce la independencia de las tres repúblicas bálticas.
6 de septiembre: El Consejo de Estado de la URSS reconoce la independencia de Estonia, Letonia y Lituania.
11 de octubre: Se suprime el KGB (servicios secretos) y se reemplaza por cuatro servicios independientes.
6 de noviembre: Borís Yeltsin ilegaliza el Partido Comunista de Rusia y el de la URSS (PCUS).
8 de diciembre: Los presidente de Rusia, Ucrania y Bielorrusia declaran que la Unión Soviética 'ya no existe' y deciden fundar una Comunidad de Estados Independientes (CEI) abierta a todos los estados de la antigua Unión.
16 de diciembre: Kazajistán es la última república en proclamar su independencia.
24 de diciembre: Rusia se convierte en miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, reemplazando a la URSS.
25 de diciembre: Mijaíl Gorbachov anuncia su dimisión y la 'desintegración' de la URSS en una alocución televisada de 12 minutos de duración. Simultáneamente, la bandera soviética es arriada de la cúpula del Kremlin y media hora después es izada la tricolor de Rusia.



Gorbachov, Yeltsin y Putin, tres estilos en el Kremlin
En los quince años transcurridos desde la asonada golpista que desencadenó la desintegración de la Unión Soviética, tres líderes, Mijaíl Gorbachov, Borís Yeltsin y Vladímir Putin, cada uno con su estilo, se han sucedido en la jefatura del Kremlin.

El anuncio de que había sido destituido como presidente de la Unión Soviética sorprendió a Gorbachov en su residencia estival Crimea, donde según él mismo declaró los golpistas lo mantuvieron incomunicado durante tres días.
En los seis años anteriores, Gorbachov, que ascendió a la jefatura del Kremlin en abril de 1985, con 54 años, había cambiado hasta lo indecible la fisonomía de la Unión Soviética con su política de apertura democrática y transparencia informativa.

La 'perestroika' de Gorbachov no sólo había eliminado el monopolio constitucional del Partido Comunista sobre el ejercicio del poder, sino que también había calado hondo en los soviéticos, lo que permitió a Yeltsin recabar el respaldo popular necesario para abortar la asonada de la ortodoxia comunista.
Yeltsin, que criticaba a Gorbachov su indecisión en la aplicación de las reformas y su dependencia de la burocracia partidista, llegó incluso a acusarle de complicidad con los golpistas.
De regreso en Moscú, rechazado por los comunistas y abandonado por los reformistas, Gorbachov intenta sin éxito frenar la desintegración del país y, finalmente, sobrepasado por los acontecimientos, dimite de su cargo el 25 de diciembre de 1991.

'En vez de aprovechar el papel protagonista de Rusia para renovar la Unión, (Yeltsin) hizo de él un instrumento de sus ambiciones personales', declararía más tarde el primer y último presidente soviético.

Si Gorbachov fue un reformista cauteloso, Yeltsin, que había sido elegido presidente de la entonces república soviética de Rusia por voto directo en junio de 1991, pone toda la carne en el asador y comienza 1992 con una liberalización de precios que de la noche a la mañana convirtió en pobres a decena de millones de rusos.

El desmantelamiento del comunismo o la 'destrucción de uno de los sistemas totalitarios más crueles e inmisericordes', en palabras de Yeltsin, es el objetivo central del primer período de su gestión.

En octubre de 1993, disuelve a cañonazos de carros de combate el Soviet Supremo (Parlamento), donde se había hecho fuerte la oposición.
Dos meses más tarde Rusia aprueba en referéndum la nueva Constitución del país, que le concede al jefe de Estado amplísimos poderes y elige la Duma del Estado, el nuevo legislativo.
En diciembre de 1994, los cañones vuelven a hablar, esta vez en Chechenia, donde Yeltsin lanza una campaña para restablecer el orden constitucional en esa república norcaucásica que se había declarado independiente.

La guerra, que se cobró decenas de miles de muertos, concluye en agosto de 1996 con la derrota del Ejército ruso y su retirada de Chechenia.
Para entonces, Yeltsin, de conocida afición por las bebidas alcohólicas, sufría graves problemas de salud y en noviembre de ese año fue sometido a una operación de corazón.

El verano de 1998 trae un nuevo azote a los rusos: la brusca devaluación de la moneda y el colapso del sistema bancario.
El deterioro de Yeltsin y su gobierno se hace evidente y el último día de 1999 dimite de la jefatura del Estado, que es asumida por el recién nombrado primer ministro Vladímir Putin, al que el dimisionario presidente recomienda como su sucesor.

Putin, que fue directivo de los servicios secretos de la URSS (antigua KGB), elegido presidente de Rusia en marzo de 2000 a la edad de 47 años y reelegido en 2004, no ha vacilado en calificar la desintegración de la Unión Soviética como 'la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX'.
Ve su misión en el fortalecimiento de la verticalidad del poder estatal como único antídoto a la desintegración de Rusia y en poco más de seis años acaba prácticamente con la guerrilla separatista chechena.

Beneficiada por una coyuntura favorable en los mercados internacionales de crudo y también gracias a un política de austeridad fiscal, la Rusia de Putin vive un período de crecimiento y estabilidad económica sin precedente desde la desaparición de la URSS.
Con el aval de sus ingentes riquezas en hidrocarburos y su inalterable poderío militar, Rusia busca hoy recuperar su condición de superpotencia.

Los detractores de Putin le acusan de haber sacrificado gran parte de las conquistas democráticas de sus dos últimos antecesores en aras de la consecución de ese objetivo.
Otro artículo sobre el tema:
http://sp.rian.ru/analysis/20060817/52721172.html
  • España y Rusia, separadas por la distancia y unidas por el corazón.©
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Pepe Visarión Acero
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Mensaje por Pepe Visarión Acero »

Buenos artículos. Durante este fin de semana en la televisión rusa por satélite echan un par de documentales, el primero de ellos está finalizando ahora mismo. En el golpe de agosto se pusieron de manifiesto varios aspectos:

- La división en tres bloques de la clase política, el partido y la nomenklatura soviética.
1) Los golpistas, representantes de lo rancio del sistema, del brezhnevismo, partidarios de que las cosas volvieran como antes de la perestroika, es decir, a tener el control sin discusión, sin luz ni taquígrafos, al orden de la censura, a mantener el poder en resumidas cuentas.
2) Los partidarios del capitalismo, abiertamente. Desde años antes de la perestroika gran parte de la clase dirigente, sí, de esos que votaban a todo que sí, querían abrazar el capitalismo, como consecuencia del deterioro económico nacional, del estancamiento, del callejón sin salida de la gerontocracia en el poder. A esto contribuyó una apertura al exterior en los 60. Se importaba música de los Rolling, guitarras eléctricas extranjeras, series francesas de televisión, se emitían programas sobre la vida en Nueva York sin satanizar a occidente, cada año viajaba a occidente un millón de personas. Esto comenzó a crear, solo en la clase dirigente, deseos de abrazar el capitalismo, insisto, mientras votaba que sí a todo en todos los órganos del país. A estos deseos de la clase política se unió la intelligentsia.
3) Los idealistas, hijos del XX Congreso de la desestalinización, es decir, los impulsores de la perestroika. Gorbachev en una visita a Praga en el 69 se quedó impresionado del avance de un país satélite!!! Y en los 80 visitó Francia, España, etc en coche con su mujer. Yakovlev fue embajador en Canadá. Pero todos ellos conpartían con Jruschev, su mentor político, el idealismo del que cree a ciegas en el comunismo. Suponía dejar de ser comunista pero sin dejar de serlo, hacer la tortilla sin romper los huevos.

- En agosto se vio claramente el nivel de apoyos de cada una de las tres percepciones de la vida soviética. Los golpistas no recibieron ningún tipo de apoyos, los siete magníficos y se acabó. Los partidarios de la perestroika tampoco, como mucho muchos dirigentes no se pronunciaron en señal de cautela. Y el grupo antisistema liderado por Yeltsin, que por primera vez se vio que tenía un apoyo mayoritario de la clase dirigente soviética, deseosa de apropiarse de lo que hasta entonces administraban.

- La historia de las masivas manifestaciones en la calle, de que la gente se echó a la calle a defender la democracia, etc etc, eso son cuentos chinos, historias que Yeltsin contará a sus nietos sentados en las rodillas para sentirse legitimado. Cierto es que hubo miles personas en esas manifestaciones del día 19, pero solo en Moscú. Y previamente es significativo que hubiera manifestaciones tres o cuatro veces mayores defendiendo el comunismo a ultranza. La gente, el pueblo (se les llena la boca) no fue un factor determinante.

- El 19 de agosto se pusieron las cartas sobre la mesa. A partir de ahí el grupo antisistema yeltsinita se lanzó a la carrera de la privatización y del libre mercado, en resumen, de la apropiación de los bienes nacionales. Los grupos contrarios, los otros dos, no hicieron nada para impedirlo, no tenían apoyos.

- Rusia el 2 de enero de 1992 no liberalizó los precios porque el 31 de diciembre desapareció la URSS sino al revés. La URSS desapareció con un lánguido mensaje de Gorbachov porque se produjo un vacío de poder. Durante los últimos meses de vida de la Unión, ya se habían firmado con Gaidar todos los decretos de provatización, liberalización, etc. La URRS no tenía sentido. El final de la URSS fue un "salir del armario" de la clase dirigente mayoritaria en Rusia.
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