¿Volvemos a la Guerra Fría?

Discusión sobre política y temas sociales.

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Kozhedub
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Re: ¿Volvemos a la Guerra Fría?

Mensaje por Kozhedub »

iceman86 escribió:Esto es parte de la herencia de ZP, aquel que no se levantaba ante la bandera americana.
Evidentemente. Para hacer serviles reverencias no hace falta levantarse. :mrgreen:
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Kozhedub
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Re: ¿Volvemos a la Guerra Fría?

Mensaje por Kozhedub »

Llueven triunfos al sur de Rusia:
Por otro lado, la esperanza de que se pueda sacar algo bueno de Afganistán, si es que en algún momento la ha habido, recibió un nuevo jarro de agua fría el pasado miércoles, cuando se dio a conocer cómo el personal y los dirigentes del Kabul Bank, titular de un tercio de los activos bancarios del país, se han ido llevando impunemente tanto los fondos internacionales destinados a la reconstrucción del país como los depositados por sus ciudadanos, sin el más mínimo pudor. El agujero es equivalente al 5% del PIB nacional, lo que le convierte, en términos relativos, en uno de los mayores de la historia. No se crean que el mecanismo era muy sofisticado: en sacas y al avión. Donde hay vida, hay esperanza, pero Afganistán se muere inevitablemente sin que se entienda demasiado qué pintamos ya allí (FT, Reports brands Kabul Bank a fraud, 28-11-2012).
http://www.cotizalia.com/opinion/valor- ... -ano-7779/

Cabe preguntarse qué actitud tomarán las autoridades rusas ante lo que quede de Afganistán para cuando lo que quede de la OTAN retire lo que queda de sus fuerzas. :roll:

¡Saludos!
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Re: ¿Volvemos a la Guerra Fría?

Mensaje por Kozhedub »

Hoy los medios publicaban un vídeo de un crío decapitando a un oficial del ejército sirio instigado por los mamporreros de la OTAN, días después de que el parlamento alemán aprobara el envío de fuerzas a Turquía como complemento al despliegue de misiles Patriot. Allá donde van, triunfan.

El artículo sobre la respuesta rusa hay que tomarlo con prudencia conociendo la fuente, pero el despliegue de los iskander parece plausible:
Misiles patriot en Turquía obligan a Rusia a llevar sus disuasivos a Siria

Artículo de nuestro estimado colaborador Enrique Muñoz Gamarra, sociólogo peruano, especialista en geopolítica y análisis internacional.

El 04 de diciembre de 2012 el Consejo de la OTAN reunido en un conclave que incluía a los 28 ministros de exteriores en Bruselas (Bélgica) aprobó oficialmente el despliegue de misiles Patriot en la frontera de Turquía con Siria. Esto fue complementado luego el miércoles 05 de diciembre de 2012 con otra medida, esta vez una enmienda a la Ley de Autorización de Defensa Nacional, que el senado estadounidense aprobó para pedir al presidente, Barack Obama, imponga una zona de exclusión aérea sobre siria. Esto sencillamente fue muy grave que inquietaba muy fuertemente a Rusia.

Cierto, los Patriot en Turquía, que afectan en primer lugar la seguridad de Rusia, rompen acuerdos internacionales de posicionamiento del armamento estratégico y, en general, de absoluto irrespeto a las leyes internacionales, de hecho obligaría a Rusia mover sus disuasivos a regiones que al Pentágono simplemente no le iban a gustar para nada.

En efecto el Presidente ruso, Vladimir Putin, el 03 de diciembre de 2012, reunido en Ankara con el Primer Ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, filtró su advertencia a este respecto. Dijo así: “…me gustaría señalar que Patriot no es el mejor misil del mundo” (Rusia y Turquía: lo económico por encima de lo político” Nota publicada el 03 de diciembre de 2012, en: Radio la Voz de Rusia”). En realidad fue muy simple pero esa advertencia se oyó en todos los círculos de poder de occidente.

Por su parte, Xi Jinping, en su primera aparición como máximo dirigente de China (05/12/2012), no se quedó atrás y dijo así: “Frente a la complicada situación de la economía mundial y los asuntos globales (que incluye el asunto sirio) ningún país puede ir por su cuenta o mantenerse ajeno a los demás” (1).

Y hace sólo unas horas desde Global Research pude recoger estas notas los mismo que se basan en la información que maneja, hamsayeh.net: “Potential Military Confrontation: Russia Arms Syria with Powerful Ballistic Missiles”. Autor: Reza Kahlili Noticia publicada el 09 de diciembre de 2012, en Global Research. La nota en concreto dice lo siguiente: “Horas después del día martes en que la OTAN acordará el envío de misiles Patriot a Turquía, a causa de la crisis de Siria, Rusia envío su primer cargamento de misiles Iskander a Siria”.

La nota es muy clara y continúa así: “Rusia había advertido a Turquía de no agravar la situación” Y, más adelante dice: “La entrega se habría producido desde los buques rusos atracados en Tartus Siria. Se desconoce cuantos de estos misiles se han entregado, pero las cifras presentadas (dice la nota), son suficientes para destruir los misiles Patriot entregados por la OTAN a Turquía. El iskander es un misil tierra-tierra que ningún sistema de defensa de misiles puede rastrear o destruir. Ya existen los iskander en kalingrado”. Entonces el asunto es muy serio.

Antes, el 30 de octubre de 2012, Rusia ya había advertido sobre esta situación, en este caso centrando su mirada en Europa. Veamos la siguiente nota: “El vicecanciller Serguei Ryabkov destacó que Washington debe repatriar sus armas de destrucción masiva instaladas en Europa y desmantelar las infraestructuras que permitan su activación. Rusia ratifica su disposición a dialogar sobre arsenales nucleares tácticos, pero insiste en la necesidad de que Estados Unidos retire de Europa sus armas de ese tipo, afirmó este martes el vicecanciller Serguei Ryabkov”. (2).

De hecho, con esto, las fuerzas están equiparadas y la reacción de Rusia y China sigue vigente.
http://elpravda.blogspot.com.es/2012/12 ... ligan.html

Saludos
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Re: ¿Volvemos a la Guerra Fría?

Mensaje por Kozhedub »

Más de lo mismo:
La OTAN confiesa: en Afganistán había petróleo
06 ene 2013
(...)

Exxon Mobil, la mayor petrolera privada del mundo, estudia aterrizar en Afganistán y la canadiense Terraseis, anuncia haber encontrado petróleo en la provincia Faryab. Desde la ocupación en 2001, los países de la OTAN han perforado, sólo en la cuenca del Amo Darya, 322 pozos, donde se estima que hay entre 500 y 2 mil millones de barriles de crudo.

Aunque la prensa occidental habla con euforia del “descubrimiento” repentino del Oro Negro afgano, desligándolo de la invasión y la ocupación del país, desde 1938 —cuando los británicos construyeron las primeras refinerías en Irán y Arabia— había conocimiento sobre los yacimientos petrolíferos de Angut, al norte de Afganistán, que en 1959 fueron explotados por los soviéticos, quienes construyeron el primer gasoducto del país que terminaba en Uzbekistán. Hasta 1966 habían perforado otros 60 pozos en el suelo de Herat y Helmand entre otras zonas. En los 80, mientras EEUU armaba a los mercenarios liderados por Bin Laden y les llamaba “luchadores por la libertad”, desmantelando el gobierno socialista del doctor Nayibloha, la URSS iba a construir una refinería capaz de producir un millón de toneladas de gas por año.


Con el colapso de la Unión Soviética en 1991, el principal objetivo de EEUU fue, a parte de impedir la reconstrucción del espacio pos-soviético bajo el paraguas de Moscú y la creación de bases militares en la vecindad de China, Rusia e Irán, la construcción del gasoducto transafgano TAPI (Turkmenistán, Afganistán, Pakistán, India), desde el mar Caspio al mar Arábigo, con el fin de llevarse el gas de Turkmenistán. Con su “doctrina de la seguridad colectiva”, santo y seña de sus guerras por los recursos, la OTAN no ha conseguido ninguno de los objetivos, ni siquiera con la ocupación directa del país en 2001, y sus 300 mil soldados y decenas de miles de mercenarios y contratistas. Fiasco total. Le ha costado a la Alianza —tras perder a unos 3000 soldados y gastar 6000 millones de dólares al mes desde entonces—, darse cuenta de que no tiene nada que hacer en un patio trasero, perteneciente antes a la URSS y ahora a China. De poco le servirá el informe del Pentágono (2010) que sitúa en un billón de dólares el valor de algunas reservas petrolíferas no explotadas de Afganistán. Bonito informe, aunque ha sido la empresa china CNPC quien ganó el concurso de licitación, y firmó el mayor contrato de petróleo de la historia de Afganistán, para explotar los yacimientos de Amo Darya, y que incluye la construcción de la primera refinería del país.

El Congreso de EEUU echaba humo. Duras críticas al Pentágono por su incapacidad para evitar el contrato y a Hamid Karzai por su “deslealtad”.

Tres meses después de la Conferencia de Tokio sobre Afganistán (julio de 2012) y del acuerdo de los países de la OTAN en invertir 16.000 millones de dólares en las infraestructuras —imprescindibles para empezar a explotar el fuel afgano—, Pekín seguía moviendo fichas: por primera vez en 50 años, altos cargo de su gobierno visitaron Afganistán para consolidar la estrategia de reconstruir la vieja Ruta de la Seda, crear una extensa red de gasoductos con los países “Stan”, y así garantizar su seguridad energética. En aquellas localidades que se encuentran bajo el control de los Taliban, los chinos han conseguido su colaboración —previo pago a ellos o al gobierno de Pakistán—, mientras contratan a aldeanos para trabajar o como vigilantes, construyen clínicas, escuelas, viviendas, y llevan agua potable y electricidad a los pueblos de alrededor… presentándose como el “imperialista con rostro humano”.

Otros tesoros

A demás del Oro Negro, Afganistán tiene oro, mucho oro amarillo, y no de los lingotes hechos de tungsteno que abundan en la tesorería de EEUU. De hecho, la compañía financiera JPMorgan Chase firmó con Karzai, en 2011, un acuerdo por el valor de 40 millones de dólares, para hacerse con una de las minas de oro afgano. Quizás Horst Köhler, el expresidente de Alemania, pensaba en este metal cuando en 2010 sugirió que las tropas de su país están en Afganistán para proteger la economía alemana. Decirlo, le costó el cargo. Este país, que en teoría posee el segundo depósito de oro del mundo (3,4 toneladas), sólo guarda en sus bancos el 31%, ya que EEUU, Francia e Inglaterra siguen negándose a devolverle sus lingotes depositados.

La existencia de toneladas de oro, diamantes, esmeraldas, cobre, hierro, uranio, y otros minerales (como tierras raras), que hoy pone los dientes largos al Servicio Geológico de EEUU (USGS), ya había sido documentado, hace un siglo, por las expediciones coloniales rusas y británicas. Más tarde, fueron los geólogos soviéticos los que realizaron un estudio minucioso sobre los tesoros afganos, aunque vuelve a ser China quien hoy se ha llevado el contrato de la mina de cobre de Aynak, la más grande de Eurasia, y posiblemente la segunda reserva mundial de cobre tras Chile, y cuyo valor asciende a 404 mil millones de dólares. Medio centenar de empresas chinas ya trabajan en la minería afgana. Los indios también roban el mercado a otros competidores como Rusia o Turquía.


Sí, aquí las minas milenarias conviven con las sembradas hace pocos años por canallas, desfigurando la vida de la gente de esta tierra, cuya esperanza de vida que era de 48 años en 1984, ha caído, doce años después de la promesa de liberación por los países “civilizados”, en 44 .

Ha nacido otro Zaire, otro Congo, a la sombra del baile de buitres sobre los cuerpos de decenas de miles de afganos humillados, torturados, violados, secuestrados —en decenas de mazmorras y Guantánamos abiertos de par en par— y asesinados (en una de sus últimas incursiones, en octubre pasado, la OTAN abatió a otros nueve niños), mientras los veinte millones de supervivientes siguen sin agua potable, sin luz, y paliando su dolor y hambre con opio, que gracias a los ocupantes su cultivo se ha disparado de 200 toneladas en 2001 a 6.900 en 2009, según la ONU, dejando cientos de millones de dólares de beneficio a los carteles internacionales (Camellos en Afganistán).

Demasiados intereses en Afganistán para que EEUU y sus aliados abandonen el país, a menos que la presión de China y Rusia les corte la respiración.
http://blogs.publico.es/puntoyseguido/6 ... -petroleo/

Como en Iraq, EEUU ha puesto las bombas, los ciudadanos los muertos y los chinos, paciencia mediante, los contratos. Supongo que es uno de los motivos por los que siguen comprando bonos basura de los EEUU y financiando se ejército: se ahorran bajas propias. :mrgreen:

Saludos.
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Re: ¿Volvemos a la Guerra Fría?

Mensaje por Kozhedub »

De la Guerra Fría nunca salimos.

Que no volvamos a la caliente...
GRECIA | Una concesión a los radicales
El partido de Samaras quiere 'pureza de raza' griega en el ejército y la policía
Voluntarios de Amanecer Dorado reparten comida en Atenas. | Reuters


La propuesta es una 'victoria' para los neonazis de Amanecer Dorado
Ocho decenas de diputados conservadores ya han firmado a favor de ella


(...)
http://www.elmundo.es/elmundo/2013/02/2 ... 05903.html

Y en un estado ortodoxo. :x

Rusia que no se despiste, que entre esto y lo de Siria el Mediterráneo se le puede convertir en un mar hostil.

¡Saludos!
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Re: ¿Volvemos a la Guerra Fría?

Mensaje por Siberia »

Dialéctica del triángulo Pekín-Washington-Moscú

27-03-2013 / Nikita Sorokin - La Voz de Rusia


Las recientes declaraciones de algunos políticos estadounidenses y publicaciones en los medios de comunicación indican claramente que EEUU tiene celos de Pekín por Rusia. En efecto, los intereses de las tres potencias están formando algo así como un triángulo geopolítico que, por cierto, dista mucho de ser idílico.

El semanario estadounidense The Nation sostiene que EEUU y China son como dos rivales que se están disputando la benevolencia de Rusia. El autor del artículo señala que la reciente visita del nuevo líder de China a Moscú, que coincidió con cierta reanimación del diálogo estadounidense-ruso sobre la defensa antimisiles, reduce la influencia de los neoconservadores y otros “halcones” de orientación antirrusa sobre la jefatura política de EEUU. Al mismo tiempo, uno de los más conocido “halcones” de Washington, Zbigniew Brzezinski, fue el primero en reaccionar al acercamiento entre Moscú y Pekín, diciendo que el presidente de China, Xi Jinping, hizo mal al realizar su primera visita internacional a Rusia, porque le convendría más buscar una mayor aproximación con EEUU.

Desde luego que cada uno de los integrantes del convencional triángulo Pekín-Washington-Moscú está velando principalmente por sus propios intereses políticos y económicos. La relación económica entre China y EEUU es muy estrecha ya que su comercio bilateral se aprecia en casi quinientos mil millones de dólares. Rusia no tiene tan importantes vínculos económicos y comerciales con EEUU y esta situación no debe de cambiar en los próximos años. Por eso, para Rusia China es más relevante que EEUU desde el punto de vista de las exportaciones de productos energéticos rusos. Económicamente, Rusia se siente más vinculada a China como un mercado en crecimiento y a Europa, como su socio tradicional.

Políticamente, la situación dentro del triángulo es aún más complicada. Desde que EEUU insiste en implementar su escudo antimisiles en el Extremo Oriente, China y Rusia se han visto en el mismo barco. Porque Washington tampoco consulta a China a la hora de desplegar componentes adicionales de su DAM. El economista Alexánder Salitski señala que las relaciones políticas ente China y Rusia muestran notables progresos y ya muchos de los jugadores internacionales, incluido Washington, se han dado cuenta de que los problemas entre Moscú y Pekín se están solucionando de manera mucho más rápida y eficaz.

El analista agrega que entre los políticos rusos es bastante común la opinión de que, al no buscar la amistad de EEUU, Rusia se está privando de muchas opciones y beneficios. Pero los estadounidenses no entienden el concepto de “amistad” tal como lo entendemos nosotros:

—No tienen antecedentes históricos de esta terminología. Cuando incluimos la palabra “amistad” en un acuerdo con China, la reminiscencia política es clarísima. Ambas partes entienden el tipo de relación que se supone. Puede que alguien lo considere pasado de moda, pero estará equivocado. Obviamente que la relación con EEUU debería ser definida en otros términos. Si desprecia abiertamente nuestros intereses de seguridad, como algo que no tiene mucha importancia, no está en el mejor camino para tratar con Rusia. Creo que la lógica de las relaciones con China obligará a EEUU a reconsiderar tarde o temprano su actitud frente a Rusia, adoptando una postura más positiva.

EEUU pretende neutralizar a China, después de haber contribuido tanto a su ascenso hasta las resplandecientes cúspides de la economía y la política global, asevera el doctor en ciencias históricas, Andréi Volodin, director del Centro de Estudios Orientales de la Academia Diplomática adjunta al Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia:

—El interés de EEUU es sencillo. En primer término, los estadounidenses buscan recuperar el mundo unipolar que, a modo de ver, perdieron al invadir Iraq en 2003. El interés chino con respecto a Rusia consiste en utilizarnos como una contraparte a EEUU que, según los chinos, pretende bloquearlos dentro de la región Asia-Pacífico. La dialéctica de las relaciones es bastante complicada y espero que la diplomacia rusa la tome en consideración. Las relaciones entre China y Rusia son más estrechas, más de confianza. Pero no somos aliados íntimos con China, sino socios. Hay procesos objetivos. Por lo tanto, consideramos los indicios de rivalidad entre China y EEUU como un factor positivo que nos beneficia en la consecución de nuestros intereses políticos globales.

Al mismo tiempo, la prioridad de Rusia dentro y fuera del triángulo geopolítico sigue siendo el desarrollo de su propia economía nacional. Sin una economía fuerte, Rusia no podrá seguir conversando de igual a igual con sus socios internacionales a nivel del triángulo o cualquier otra configuración geopolítica.

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Re: ¿Volvemos a la Guerra Fría?

Mensaje por Kozhedub »

Éramos pocos...
Las relaciones entre Rusia y Alemania dan otro paso hacia una nueva era glacial

Ingo Niebel
Gara


Cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, inicie su visita oficial a Alemania hoy tendrá que abrigarse bien porque se enfrentará no solo al frío, que mantiene secuestrado el país que dirige Angela Merkel, sino también unas relaciones bilaterales que están al borde de una nueva época glacial. El nuevo punto de discordia es la labor de las fundaciones políticas alemanas en Rusia.


La política exterior se expresa ante todo por gestos. Uno de ellos es que la canciller alemana Angela Merkel reciba al jefe de Estado ruso, Vladimir Putin, en Hannover para inaugurar la Feria Internacional de Industria. Rusia tiene lo que muchas empresas alemanas buscan: un mercado para sus productos y recursos naturales. Alemania tiene lo que muchas empresas rusas buscan: maquinaria y conocimientos. A Putin le vendría bien el intercambio porque encajaría en la modernización de la economía del país que a su vez haría más fuerte a su Estado, que a nivel mundial tiene que competir con otras potencias emergentes como China, India, Sudáfrica y Brasil, sin olvidar a EEUU. También a Merkel le favorecería la colaboración con la Federación rusa ya que la economía e industria alemanas tienen que buscarse mercados y clientes nuevos por las pérdidas que han experimentado en los países del sur de la Unión Europea. Al margen de que otro empujón económico no le haría ningún daño en este año electoral.

Sin embargo, la diplomacia no opera en solitario, sino en medio de un sistema internacional de relaciones. El canciller socialdemócrata Gerhard Schröder, antecesor de Merkel, era considerado el «camarada de los jefes» de la patronal por su especial relación con la industria germana. Utilizó su posición en la relación con Rusia para acelerar los negocios entre ambos países. De esa colaboración nació el gaseoducto que atraviesa el Mar Báltico hasta llegar a Alemania. Tras su derrota electoral en 2005 la empresa Northstream, propiedad de la estatal rusa Gazprom, le fichó como gerente. Así que no extraña que Schröder llamara a Putin «un demócrata de pura cepa» en un momento en el que los medios internacionales cuestionaban otra vez la actitud del presidente ruso con respecto a la oposición en su país.

Merkel optó por dejar la zanahoria esgrimida por su antecesor y sacó el látigo en el que pone «derechos humanos y cívicos» para mantener a raya al oso ruso que, a su juicio, tiene que pasar por la puerta alemana para poder entrar en la UE. Esta posición es resultado de la política exterior que diseñó su protector político, el canciller Helmut Kohl entre 1989 y 1998.

El entonces jefe de Gobierno supo utilizar primero al secretario general de la URSS, Mijail Gorbachov, para lograr la unificación alemana. Luego instrumentalizó su amistad con el presidente ruso Boris Yeltsin para que las empresas alemanas pudieran competir con las estadounidenses en la liquidación del patrimonio nacional y la explotación de los recursos nacionales.

También en este contexto las fundaciones de los partidos políticos alemanes han sido tanto actores como instrumentos de la política exterior para hacer valer aquellos intereses germanos en la Rusia postsoviética. De cara a la opinión pública, las Stiftungen dicen que solo colaboran con la denominada «sociedad civil», es decir con ONG que son de su gusto. Tampoco hay duda alguna de que en varias cuestiones, como por ejemplo la homosexualidad, la sociedad rusa dista de lo que en otros países del continente europeo se considera progresista.

Larga experiencia

El conflicto surge cuando determinados estados utilizan sus fundaciones u otras instituciones para interferir en los asuntos internos de un país, como pasó antes de los comicios presidenciales rusos en 2012.

Las fundaciones alemanas cuentan con una larga experiencia en esta materia. Después de la muerte del dictador español Francisco Franco, el Gobierno de Helmut Schmidt empleó al servicio secreto exterior BND para que ayudase a las Stiftungen a llevar ilegalmente unos 20 millones de euros al Estado español. Con este dinero, los partidos de la Alemania federal financiaron a sus «compañeros» hispanos para que estos creasen un Estado acorde con los valores de la OTAN y de Comunidad Europea. En 2009, la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad, cercana al Partido Liberal (FDP), asesoró a los golpistas de Roberto Micheletti antes, durante y después de su levantamiento contra el presidente legítimo Manuel Zelaya en Honduras. En marzo, la fundación demócratacristiana Konrad Adenauer (KAS), reconoció que fue en su oficina en Caracas donde un grupo expertos redactó la felicitación que el candidato opositor a presidente, Henrique Capriles Radonski, mandó al nuevo papa Francisco. En 2002, tras el fallido golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez, la KAS estuvo a punto de ser expulsada de Venezuela por su vinculación con los golpistas. En 2011, entró en vigor una ley que restringe la financiación de organizaciones y partidos venezolanos desde el extranjero.

Una ley parecida la aprobó el Parlamento ruso, obligando a las ONG a registrarse como «agentes extranjeros» si reciben ayuda financiera desde el exterior. Sobre esta base, la Justicia rusa registró las oficinas de la KAS la semana pasada. Vladimir Putin justificó la medida en la televisión alemana al señalar que «solo queremos saber quién recibe dinero y para qué se utiliza ese dinero». La copresidente de los Verdes alemanes, Claudia Roth, le llamó «déspota» y anunció protestas. Además, exigió a Angela Merkel que ante la «amplia represión» hable claro con su huésped.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=166372

...y parió la Merkel. :nono:

Un saludo.
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Re: ¿Volvemos a la Guerra Fría?

Mensaje por Nurgle »

Muy bueno este articulo (en ingles) de Konstantin Penzev sobre el cuadrilátero Rusia, China, Los EEUU, y los países petroleros del Golfo Persico
http://dissidentvoice.org/2013/04/why-w ... east-asia/
Camarada Lobo sabe a quien se come y no le pregunta a nadie si puede comerselo.
V. Putin
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Kozhedub
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Re: ¿Volvemos a la Guerra Fría?

Mensaje por Kozhedub »

Dejo sólo el texto central del artículo, las notas (bastante extensas) se pueden consultar en el enlace, junto a las referencias del autor.
EE.UU. – RUSIA: drogas, petróleo y guerra

Peter Dale Scott
michelcollon.info

Traducido del francés para Rebelión por Susana Merino


Luego de la caída de la Unión Soviética, los EE.UU. han surgido como la mayor potencia mundial. Imponer su supremacía sobre la URSS se convirtió en una de sus prioridades. Golpes de estado, presiones, guerra: a nada han renunciado con tal de lograrlo. En oportunidad de una conferencia en Moscú, Peter Dale analizó esa estrategia de dominación y su financiación a través de las drogas y el petróleo.


Pronuncié esa conferencia a continuación de una conferencia anti OTAN organizada por Moscú el año anterior. En aquella oportunidad era el único orador estadounidense. Me habían invitado a causa de la aparición en ruso de mi libro Drogas, Petróleo y Guerra, una obra que nunca se tradujo al francés, contrariamente a lo que sucedió con mis otros dos libros: El camino hacia el nuevo desorden mundial y La máquina de guerra estadounidense (1). Como antiguo diplomático preocupado por la paz, me sentí muy feliz de poder participar. Creo que efectivamente el diálogo entre los intelectuales estadounidenses y los rusos es actualmente menos serio que durante el paroxismo de la guerra fría. Sin embargo los peligros de una guerra que implique a ambas potencias nucleares visiblemente no han desaparecido.

En respuesta al problema de las crisis interconectadas derivadas de la producción de drogas afganas y el yihadismo salafista narco financiado, mi discurso exhortaba a los rusos a cooperar con los EE.UU. en un marco multilateral compartiendo ese deseo, a pesar de las agresivas actividades de la CIA, de la OTAN y del SOCOM (Comando de Operaciones Especiales de los EE.UU.) en Asia Central, una posición divergente con las de los demás intervinientes.


Luego de esta conferencia continué reflexionando sobre la profunda degradación producida en las relaciones entre Rusia y los EE.UU. y sobre mi esperanza, ligeramente utópica, de restaurarlas.
A pesar de la existencia de diferentes puntos de vista entre los conferenciantes existía cierta tendencia a compartir una gran inquietud sobre las intenciones estadounidenses hacia Rusia y los antiguos estados de la URSS. Dicha ansiedad común derivaba de lo que sabían de las antiguas actitudes de los EE.UU. y sobre la falta de mantenimiento de sus compromisos. En efecto, contrariamente a la mayor parte de los ciudadanos de ese país, estaban muy bien informados sobre estos temas.

La seguridad de que la OTAN no aprovecharía la distensión para extenderse hacia Europa del Este es un ejemplo de promesa incumplida. Ciertamente Polonia y otros antiguos países del Pacto de Varsovia se hallan integrados a la Alianza Atlántica. Como también las viejas repúblicas socialistas soviéticas del Báltico. Por otra parte persisten propuestas tendientes a incorporar a la OTAN a Ucrania, un país que verdaderamente forma parte del corazón de la antigua Unión Soviética. Este movimiento de expansión hacia el Este estuvo acompañado de actividades y operativos conjuntos, aliando las tropas de los EE.UU. a las fuerzas armadas y de seguridad de Usbekistán –algunas organizadas por la OTAN– (Estas dos iniciativas comenzaron en 1997, bajo la administración de Clinton).

Podemos citar otros incumplimientos de compromisos, como la transformación no autorizada de una fuerza de las Naciones Unidas en Afganistán (aprobada en 2001 por Rusia) en una coalición militar dirigida por la OTAN.
Dos de los que intervinieron criticaron la decisión de los EE.UU. de instalar una defensa antimisiles contra Irán en Europa del Este, rechazando las sugestiones rusas de desplegarla en Asia. Según ellos esta intransigencia constituía “una amenaza a la paz mundial”.

Los conferencistas percibían estas medidas como extensiones agresivas del movimiento que desde Washington, bajo Reagan, intentaba destruir a la Unión Soviética. Algunos de los oradores con los que pude intercambiar algunas impresiones, consideraban que durante las dos décadas que siguieron a la Segunda Guerra mundial, Rusia había sido amenazada por planes operativos de los EE.UU. y de la OTAN sobre un golpe nuclear contra la URSS. Podrían haberse llevado a cabo antes de que se alcanzara la paridad nuclear, pero nunca se pusieron en marcha. A pesar de todo mis interlocutores estaban persuadidos que los halcones que deseaban llevar adelante estos planes no habían abandonado jamás sus deseos de humillar a Rusia y de reducirla al rango de tercera potencia. No puedo refutar esta inquietud. En efecto mi último libro titulado La máquina de guerra estadounidense, describe igualmente las continuas presiones tendientes a mantener la supremacía de los EE.UU. luego de la Segunda Guerra mundial.

Los discursos pronunciados en aquella conferencia no se limitaban en ningún caso a las políticas emprendidas por los EE.UU. y la Alianza Atlántica. En efecto los intervinientes se oponían con cierta amargura al apoyo de Vladimir Putin a la campaña militar de la OTAN en Afganistán, que había propuesto el 11 de abril de 2012. Estaban especialmente disgustados por el hecho de que Putin hubiera aprobado la instalación de una base de la Alianza Atlántica en Ulianovsk, situada a 900 km al este de Moscú. Aunque está base se ha “vendido” a la opinión pública rusa como una forma de facilitar la retirada de los estadounidenses de Afganistán, uno de los conferencistas nos aseguró que el puesto de avanzada de Ulianovsk se hallaba registrado en los documentos de la OTAN como una base militar. También, los intervinientes se mostraban hostiles a aceptar las sanciones de la ONU a Irán, inspiradas por los EE.UU. Por el contrario consideraban a dicho país como un aliado natural contra las tentativas estadounidenses de concretar el proyecto de Washington de dominación global.

Permanecí silencioso durante la mayor parte del resto de la conferencia, excepto durante el siguiente discurso. Mi espíritu y también mi conciencia se sienten perturbados cuando pienso en las recientes revelaciones de Donald Rumsfeld y de Dick Cheney. Efectivamente luego del 11 de septiembre, ambos se dedicaron a poner en marcha un proyecto de derrocar a muchos gobiernos amigos de Rusia, de Irak, Libia, Siria, Irán (2). Diez años antes el neoconservador Paul Wolfowitz había declarado al general Wesley Clark en el Pentágono que los EE.UU. disponían de una excelente oportunidad para desembarazarse de los amigos de Rusia, en el período de reestructuración de ese país luego de la caída de la URSS (3). Para terminar ese proyecto faltan Siria e Irán.

Lo que se ha visto con Obama se parece bastante a la prosecución de ese plan. Hay que admitir sin embargo que con relación a Libia y actualmente a Siria Obama ha mostrado más reticencias que su predecesor en cuanto a enviar infantería (Se ha informado sin embargo de que bajo su presidencia, una cierta cantidad de fuerzas especiales de USA han operado en ambos países para atizar la resistencia contra Gadafi y luego contra Assad).

Pero lo que más me preocupa es la falta de reacción de los ciudadanos de los EE.UU. frente al agresivo y hegemónico militarismo de su país. Este belicismo permanente que llamaría “dominacionismo” se prevé que será de largo plazo según los planes del Pentágono y de la CIA (4). Muchos estadounidenses pensarían sin duda alguna que una Pax Americana global aseguraría una era de paz como la de la Pax Romana hace más de dos milenios. Estoy persuadido de lo contrario. En efecto, a la manera de la Pax Británica del siglo XIX, esa dominación conducirá inexorablemente a un conflicto mayor, potencialmente a una guerra nuclear. En realidad la clave de la Paz Romana se debió a que Roma, en tiempos de Adriano se había retirado de la Mesopotamia. Además había aceptado estrictas limitaciones de sus poderes en las regiones en las que ejercía su hegemonía. Gran Bretaña mostró una sabiduría similar, aunque demasiado tarde. Hasta ahora los EE.UU. no se han mostrado tan razonables.

Por otra parte, en este país, muy pocas personas parecen interesarse por el proyecto de Washington de dominación global, por lo menos desde el fracaso de las masivas manifestaciones que intentaban impedir la guerra de Irak. Hemos comprobado que existen muchos estudios críticos sobre las razones que condujeron a los EE.UU. a involucrarse en Vietnam y también sobre la participación estadounidense en algunas atrocidades como la masacre indonesia de 1965. Algunos autores como Noam Chomsky y William Blum (5) han analizado los actos criminales de los EE.UU. finalizada la segunda guerra mundial. Sin embargo no han estudiado mucho la reciente aceleración del expansionismo militar estadounidense. Solo unos pocos autores como Chalmers Johnson y Andrew Bacevich han analizado el progresivo fortalecimiento de la máquina de guerra estadounidense que actualmente domina los procesos políticos de los EE.UU.

Resulta igualmente impactante constatar que el joven movimiento de los okupas se haya manifestado muy poco sobre las guerras de agresión que su país lleva a cabo. Dudo de que hayan denunciado la militarización de la vigilancia y del mantenimiento del orden, como tampoco los campos de detenidos. Pues bien estas medidas son el corazón del dispositivo de represión interior que amenaza su propia supervivencia (6). Me refiero al llamado programa de “continuidad gubernativa” (Continuity of Government, COG) mediante el cual los planificadores militares de los EE.UU. han desarrollado métodos para neutralizar definitivamente todo movimiento antibélico que no conviniera a los EE.UU. (7).

Como antiguo diplomático canadiense, si tuviera que volver a Rusia, llamaría al restablecimiento de la colaboración entre los EE.UU. y ese país con el objeto de enfrentar los más urgentes problemas mundiales. Nuestro desafío es superar esos rudimentarios compromisos sobre la base de la distensión, es decir sobre la “coexistencia pacífica” entre las superpotencias. En realidad este entendimiento que ya lleva medio siglo ha permitido –y aún estimulado– las violentas atrocidades de ciertos clientes como Suharto en Indonesia o Mahamed Siyaad Barre en Somalia. Es probable que la alternativa de la distensión fuera una ruptura completa, llevaría a más peligrosas confrontaciones en Asia cada vez, y con más seguridad en Irán.

No obstante, ¿se puede evitar esa ruptura? Me pregunto si no he minimizado la intransigencia hegemónica de los EE.UU. (8). En Londres discutí recientemente con un viejo amigo de mi carrera diplomática. Se trata de un diplomático británico de alto nivel, experto en Rusia. Esperaba que moderara mi negativa evaluación de las intenciones de los EE.UU. y de la OTAN contra ese país. Y no hizo más que fortalecerlas.

De modo que decidí publicar mi discurso precedido de este prefacio destinado tanto a los ciudadanos de los EE.UU. como al público internacional Creo que lo más urgente en la actualidad para preservar la paz mundial es limitar el movimiento de los EE.UU. hacia una hegemonía indiscutida. En nombre de la coexistencia en un mundo pacificado y multilateral es necesario reactivar la prohibición de la ONU de las guerras preventivas y unilaterales.

Con este objetivo, espero que los ciudadanos de los EE.UU. se movilicen contra el “dominacionismo” de su país y que reclamen una declaración política de la administración o del Congreso.

Declaración:

1) Renunciar explícitamente a las anteriores convocatorias del Pentágono destinadas a hacer de la “supremacía total” (full spectrum dominance) un objetivo militar central de la política exterior de los EE.UU. (9).

2) Rechazar como inaceptable la práctica de las guerras preventivas tan profundamente arraigadas en la actualidad.

3) Renunciar categóricamente a todo proyecto estadounidense de uso permanente de bases militares en Irak, Afganistán o Kirguistán.

4) Comprometer a los EE.UU. a que sus futuras operaciones militares estén de acuerdo con los procedimientos establecidos por la Carta de las Naciones Unidas.


Convoco a mis conciudadanos a acompañarme con el objeto de exhortar al Congreso a formular una declaración en tal sentido. Tal vez no se lograría en un primer momento. Sin embargo, es posible que contribuya a centrar el debate político estadounidense en un tema que creo urgente y que debe ser objeto de debate: el expansionismo de los EE.UU. y la amenaza que se percibe actualmente a la paz global.

Discurso sobre la OTAN en Invissin (Moscú, 15 de mayo de 2012)

Quiero agradecer en primer término a los organizadores de esta conferencia que se me permita hablar del grave problema del narcotráfico en Afganistán. Hoy ese problema constituye una amenaza tanto para Rusia como para las relaciones de este país con los EE.UU. Voy a hablar en consecuencia de política profunda como lo he planteado en mi libro Drugs, Oil and War pero también de mi último trabajo, La máquina de guerra estadounidense y del precedente, La ruta hacia el nuevo desorden mundial. Ambos libros analizan especialmente el sustrato del tráfico internacional de droga como también las intervenciones de EE.UU., dos fenómenos tan perjudiciales para el pueblo ruso como para el estadounidense. Hablaré también del papel de la OTAN tendiente a proporcionar estrategias con el objeto de establecer la supremacía de los EE.UU. sobre el continente asiático. Pero quisiera analizar en primer término el tráfico de drogas a la luz de un importante factor que, en mis libros, se muestra determinante. Se trata del papel del petróleo en las políticas asiáticas de los EE.UU. y también de la influencia de importantes compañías petroleras alineadas con los intereses del país, como la British Petroleum (BP).

Detrás de cada una de las ofensivas recientes de los EE.UU. y la OTAN, la industria petrolera ha sido un determinante. Para ilustrarlo recordemos simplemente las intervenciones en Afganistán (2001), en Irak (2003) y en Libia (2011) (10).

He estudiado el papel de las compañías petroleras y el de sus representantes en Washington –es decir, los lobbies– en cada una de las grandes intervenciones de los EE.UU. desde la de Vietnam en los años 60 (11). Sería necesario explicar el poder de las compañías petroleras estadounidenses al público que viene de Rusia, donde el estado controla la industria de los hidrocarburos. En EE.UU. sucede prácticamente lo contrario. En efecto, las compañías petroleras tienden a dominar tanto la política exterior del país como el Congreso (12). Esto explica por qué los sucesivos presidentes, desde Kennedy hasta Obama, pasando por Reagan, han sido incapaces de limitar las ventajas fiscales de las compañías petroleras garantizadas por la “oil depletion allowance” aún en las actuales circunstancias en que la mayor parte de los estadounidenses bordean la pobreza (13).

Las actividades de los EE.UU. en Asia central, en zonas de tradicional influencia rusa como Kazakistán, tienen un fondo común. En efecto desde hace una treintena de años (tal vez más) las compañías petroleras y sus representantes en Washington han mostrado un gran interés por el desarrollo y sobre todo por el control de los recursos gasíferos y petroleros subexplotados de la cuenca del Caspio (14). Siguiendo ese objetivo Washington ha desarrollado políticas que han derivado en el establecimiento de bases avanzadas en Kirghistán y durante cuatro años (2001-2005) en Uzbekistán (15). El pretexto del establecimiento de estas bases era apoyar las operaciones militares de los EE.UU. en Afganistán. Al mismo tiempo la presencia estadounidense alienta a los gobiernos de los países vecinos a actuar con mayor independencia de la voluntad rusa. Podemos citar como ejemplos Kazakistán y Turkmenistán, dos países de inversiones gasíferas y petroleras para las compañías de los EE.UU. Washington está al servicio de los intereses de las compañías petroleras occidentales, no solo por su acción corruptora sobre la administración, sino porque la supervivencia de la “petroeconomía” estadounidense depende del dominio occidental del comercio mundial del petróleo. En uno de mis libros analizo esta política, explicando cómo ha contribuido a las recientes intervenciones de los EE.UU. y también, a partir de 1980, al empobrecimiento del Tercer Mundo. Concretamente los EE.UU. han gestionado que los precios del petróleo se hayan cuadruplicado en los años 70 organizando el reciclaje de los petrodólares en la economía estadounidense, a través de acuerdos secretos con los sauditas. El primero de esos acuerdos aseguraba una participación especial y continua de Arabia Saudita en el saneamiento del dólar estadounidense; el segundo aseguraba el apoyo permanente del país en la tarifación integral del petróleo de la OPEP en dólares (16). Estos dos acuerdos garantizaban que la economía de los EE.UU. no se vería debilitada por el alza de los precios del petróleo de la OPEP. El fardo más pesado por el contrario recaería en las economías de los países menos desarrollados (17).

El dólar estadounidense, aunque esté en vías de debilitamiento, depende aún en gran parte de la política de la OPEP al imponer esta moneda como oficial en comercio del petróleo de la organización. Podemos medir con cuanta fuerza pueden los EE.UU. imponer esta política tan solo observando el destino de los países que han decidido poner en tela de juicio. “En 2000 Saddam Hussein insistió en que el petróleo iraquí fuera vendido en euros. Fue una maniobra política pero que aumentó los ingresos de Irak, gracias a la suba del valor del euro con respecto al dólar” (18). Tres años después, en 2003, los EE.UU. invadieron el país. Dos meses después del 22 de mayo de 2003, Bush ordenó mediante un decreto ejecutivo que las ventas de petróleo iraquí se volvieran a hacer en dólares y no en euros.

Según un artículo ruso, poco tiempo antes de la intervención de la OTAN en Libia, a principios de 2011, Muammar Gadafi había intentado rechazar al dólar como moneda de venta del petróleo libio, como lo había hecho Saddam Hussein (20). En febrero de 2009, Irán anunció “que había dejado de realizar transacciones petroleras en dólares estadounidenses” (21). Las verdaderas consecuencias de esta audaz decisión iraní no se han visto aún (22).

Insisto en lo siguiente: cada reciente intervención de los EE.UU. y de la OTAN ha permitido sostener la supremacía declinante de las compañías petroleras occidentales dentro del sistema petrolero global y por lo tanto de los petrodólares. Sin embargo creo que las compañías petroleras son capaces de iniciar por sí mismas o por lo menos de contribuir a realizar intervenciones políticas. Como lo he mencionado en mi libro Drugs, oil and Wars (p.8).

“De manera recurrente las compañías petroleras estadounidenses son acusadas de realizar operaciones clandestinas ya sea de forma directa o mediante intermediarios. En Colombia, como veremos, una empresa de seguridad estadounidense que trabajaba para Occidental Petroleum participó en una operación militar del ejército colombiano en la que “mataron por error a 18 civiles”.

Para citar un ejemplo más cercano a Rusia, recordaré una operación clandestina llevada a cabo en Azerbaiján en 1991 que constituye un ejemplo clásico de política profunda. En dicho país, antiguos colaboradores de la CIA que habían sido empleados por una petrolera dudosa (MEGA Oil) “se dedicaron a entrenamientos militares, distribuyeron bolsas de dinero contante y sonante a los miembros del gobierno y establecieron una compañía aérea […] que bien pronto permitió a centenares de mercenarios muyahidines acceder a este país desde Afganistán” (23). Originalmente estos mercenarios, estimados en unos 2.000 fueron utilizados para combatir a las fuerzas armenias apoyadas por Rusia en la disputada región de Haut Karabag. Pero apoyaron también a los combatientes islámicos de Chechenia y de Daguistán. Contribuyeron también a transformar Baku en un punto de trasbordo de la heroína afgana hacia el mercado urbano de Rusia y hacia la mafia chechena (24).

En 1993 participaron en el derrocamiento de Abulfaz Elchibey, primer presidente de Azerbaiján y su reemplazo por Heydar Aliyev. Este último firmó inmediatamente un contrato petrolero con BP,
incluyendo lo que fue luego el oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan uniendo a dicho país con Turquía. Es necesario destacar que los orígenes estadounidenses de los agentes de MEGA Oil son indiscutibles. Por el contrario no sabemos quién financió la empresa. Podrían haber sido las petroleras más grandes, dado que la mayor parte de ellas disponía (o había dispuesto) de sus propios servicios secretos (25). Ciertas empresas petroleras importantes, incluidas Exxon, Mobil y BP han sido acusadas de haber estado “detrás del golpe de Estado” que terminó en el reemplazo de Elchibey por Aliyev (26).

Evidentemente tanto Washington como las más importantes empresas petroleras piensan que su supervivencia depende de mantenerse en los mercados petroleros internacionales. En los años 90 cuando se estaban localizando las mayores reservas, no confirmadas, de la cuenca del Caspio, esa región se volvió central tanto para las inversiones petroleras de las empresas estadounidenses como para la expansión de la seguridad de los EE.UU. (27).

Un amigo muy cercano a Bill Clinton, en su calidad de secretario de Estado adjunto, Strobe Talbott, intento llevar adelante una razonable estrategia para asegurar esta expansión. En un importante discurso pronunciado el 21 de julio de 1997: “Talbott describió los cuatro aspectos de un (potencial) apoyo de los EE.UU. a los países del Cáucaso y de Asia Central: 1) promover la democracia; 2) crear economías de mercado; 3) apadrinar la paz y la cooperación entre los países de la región y 4) su integración en la más amplia comunidad internacional (…). Criticando con virulencia lo que consideraba una idea que superaba la de la competencia en el Cáucaso y en el Asia Central, Talbott puso en guardia a quien encarara el “Gran Juego” como enfoque de lectura de la región. Por el contrario proponía un entendimiento en el que todos saldrían ganando a partir de la cooperación” (28).

Pero este enfoque multilateral fue rechazado de inmediato por los miembros de los dos partidos. Solo tres días después la Heritage Foundation, el círculo de reflexión del derechista partido Republicano, respondió que “la administración Clinton deseosa de estar en paz con Moscú perdía la oportunidad estratégica de asegurar los intereses de los EE.UU. en el Cáucaso” (29). En octubre de 1997 esta crítica encontró eco en Le Grand Echiquier, una importante obra escrita por el antiguo consejero de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski. Este último era ciertamente el principal opositor a Rusia en el partido demócrata. Admitiendo que la “política exterior estadounidense debería… favorecer los vínculos necesarios para establecer una verdadera cooperación mundial” defendía siempre en su libro el Grand Jeu, rechazado por Talbott. Según Brzezinski era imperioso impedir “la aparición en Eurasia de un competidor capaz de dominar ese continente y de desafiar a los EE.UU.” (30).

Detrás de este debate la CIA y el Pentágono desarrollaban una “estrategia de proyección” a través de la Alianza Atlántica contraria a las propuestas de Talbott. En 1997, en el marco del programa “Asociación para la Paz” de la OTAN, el Pentágono arrancó con ejercicios militares en Uzbekistán, Kazakistán y Kirguistán. Dicho programa constituía el “embrión de una fuerza militar dirigida por la OTAN en la región” (31) bautizada CENTRAZBAT. Ejercicios que se orientaban al despliegue de fuerzas de combate estadounidenses. Catherine Kelleher, una asistente de la Secretaría adjunta de Defensa citó: “la presencia de enorme recursos energéticos” como justificación de la intervención de los EE.UU. en la región (32). Uzbekistán, que Brzezinski distinguía por su importancia geopolítica, se convirtió en el pivote de los ejercicios militares estadounidenses, aunque este país tiene el peor de los balances en lo referente al respeto de los derechos humanos en la zona (33).

Con absoluta evidencia la “revolución de los tulipanes” de marzo de 2005 en Kirghistan formaba parte de otra etapa de la doctrina de proyección estratégica del Pentágono y de la CIA. Se llevó a cabo en una época en la que George Bush hablaba frecuentemente de “estrategia de proyección de la libertad”. Después, cuando visitó Georgia, aprobó el cambio de régimen presentándolo como un ejemplo de “democracia y de libertad en plena expansión” (34), (en realidad se parecía más a un sangriento golpe de Estado que a una “revolución”). Sin embargo el régimen de Bakiyev “dirigió el país como si fuera un sindicato del crimen” para retomar la expresión de Alexander Cooley, un profesor de la Universidad de Columbia. Muchos observadores acusaron a Bakiyev de haberse apoderado del control del tráfico de drogas local y de administrarlo como una empresa familiar (35).

En cierta medida, la administración Obama se alejó de esta retórica hegemónica que el Pentágono llama la “supremacía total” (full spectrum dominance) (36) De todos modos no es sorprendente comprobar que durante su presidencia las presiones tendientes a reducir la influencia rusa se han mantenido, como por ejemplo actualmente en Siria. En realidad durante medio siglo Washington ha estado dividido en dos campos. Por un lado una minoría que se desempeña principalmente en el Departamento de Estado (como Strobe Talbott) que imaginaba un porvenir de cooperación con la Unión Soviética. Por el otro los halcones hegemonistas que trabajan principalmente para la CIA y el Pentágono (como William Casey, Dick Cheney o Ronald Rumsfeld) que han presionado continuamente para instalar en los EE.UU. una estrategia unipolar de dominación global (37). Para conseguir este inalcanzable objetivo no han dudado en aliarse con traficantes de drogas, especialmente en Indochina, Colombia y actualmente en Afganistán (38).

El verdadero objetivo de la mayor parte de estas campañas no ha sido nunca el ideal sin esperanza de la erradicación de la droga, sino que ha consistido en modificar el reparto del mercado, es decir, centrarse en enemigos específico para asegurarse de que el tráfico de drogas permanezca bajo control de los traficantes aliados al aparato de seguridad del Estado en Colombia o de la CIA” (40).

Esta tendencia se ha manifestado de manera flagrante en Afganistán, donde los EE.UU. reclutaron a viejos traficantes de drogas para que los apoyaran en la invasión de 2001 (41). Posteriormente Washington anunció una estrategia de lucha contra la droga que se limitaba explícitamente a atacar a los traficantes de drogas que apoyaban a los insurgentes (42).

Así que quienes, como yo, nos preocupamos por la reducción del flujo de drogas procedentes de Afganistán, estamos ante un dilema. Para ser eficaces, las estrategias de lucha contra el tráfico internacional de drogas deben ser multilaterales. En Asia Central haría falta una cooperación mucho mayor entre los EE.UU. y Rusia. Pero por el contrario las principales fuerzas pro EE.UU. en la región –especialmente la CIA , el ejército estadounidense, la OTAN y la DEA– se han concentrado hasta ahora no en la cooperación sino en la afirmación de la hegemonía estadounidense.

Según creo, la respuesta a este problema se encontrará en el uso conjunto de la experiencia y los recursos de los dos países en el marco de organismos bilaterales o multilaterales en los que no predomine ninguna de las partes. Una estrategia antidrogas para tener éxito debe ser pluridimensional, como la campaña que triunfó en Tailandia. Además probablemente necesitará que los dos países encaren la puesta en marcha de estrategias que beneficien a la población, algo que ninguno de los dos han concretado (43)

Rusia y los EE.UU. tienen muchas características en común y comparten numerosos problemas. Ambos son dos super-Estados aunque su preeminencia se está debilitando ante la emergencia de China. En tanto que superpotencias, las dos naciones cedieron a la tentación de la aventura afgana, que muchos espíritus más lúcidos lamentan hoy. Al mismo tiempo este país devastado en que se ha convertido Afganistán debe enfrentar problemas urgentes, que son los mismos que los de las tres superpotencias. Se trata de la amenaza que constituye la droga y del peligro concomitante el terrorismo.

Interesa al mundo entero ver que Rusia y los EE.UU. encaren estos peligros de manera constructiva y desinteresada. Y esperemos que cada uno de estos progresos en cuanto a la reducción de estas amenazas comunes sea una nueva etapa en el difícil proceso de fortalecimiento de la paz.

El siglo pasado fue el escenario de una guerra fría entre los EE.UU. y Rusia, dos superpotencias que se han pertrechado de armas en nombre de la defensa de sus respectivos pueblos. Perdió la Unión Soviética lo que derivó en una Pax Americana inestable, parecida a la Pax Británica del siglo XIX; una peligrosa mezcla de globalización comercial, aumento de las disparidades de ingresos y de la riqueza y un militarismo brutalmente expansivo y excesivo. Esto último es lo que provoca cada vez más conflictos armados (Somalia, Irak, Yemen, Libia), siempre con la amenaza de una posible guerra mundial (Irán).

Actualmente, con el objetivo de preservar esa peligrosa supremacía, los EE.UU. se están armando contra su propia población y ya no solo para defenderla (44). Todas las poblaciones del mundo, incluida la de EE.UU. tiene interés en el debilitamiento de esta supremacía en favor de un mundo más multipolar y menos militarista.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=169855

Dudo que una cooperación entre Rusia y EEUU sea factible. Los segundos no entienden qué significa esa palabra, acostumbrados a exigir sumisión. De lo que se tratará seá de elaborar una estrategia de contención mientras Washington se sigue debilitando, como parece que se está haciendo (en el caso sirio, por ejemplo) Las últimas veces que ambos estaos cooperaron todos sabemos cómo acabó la cosa para los rusos.

¡Saludos!
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Nurgle
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Re: ¿Volvemos a la Guerra Fría?

Mensaje por Nurgle »

Enorme follón se esta organizando a nivel mundial con la secuencia de revelaciones seguida de fuga hacia ¿Rusia? del analista de sistemas informáticos Edward Snowden.
El informático vuela a Hong Kong, allí denuncia el espionaje que realizan las agencias del gobierno, a sus propios conciudadanos así como la complicidad de las grandes empresas de telefonía e Internet (Google, Yahoo, Microsoft, etc.).
Snowden pasa a convertirse en ese momento el enemigo publico numero 1 de los EEUU. Se tramita una petición de extradición, que Hong-Kong rechaza por estar mal tramitada, mientras los EEUU anulan el pasaporte de Snowden.
El domingo, Snowden abandona Hong Kong en un vuelo de Aeroflot con destino Moscú y con la supuesta intención de dirigirse a Ecuador, donde a solicitado asilo político.
La indignación en Washintong les hace soltar espumarajos por la boca acusan a China de permitir escapar al fugitivo, y sobre todo acusan a Putin de todos los males del mundo.
El repipote llego cuando supuestamente Snowden tenia que volar hacia la Habana, los periodistas llegaron a pagar 1500$ por un asiento, para encontrarse que que Snowden no viajaba en en avión (cosa totalmente lógica, poco le hubiese costado a la Fuerza aérea norteamericana desviar el avión para capturarlo)
Así estan las cosas los americanos amenazando los los males del infierno a quien intente ayudar a Snowden, y Rusia haciéndose los suecos.
¿Cuales serán las terribles consecuencias con las que amenazan?
La cosas se ha polarizado tanto que incluso Mark Adomanis colaborador de Forbes y uno de los periodistas mas ecuánimes (sin dejar de ser norteamericano) ha perdido la "pelota" y ha publicado una serie de tres artículos cada cual mas delirante e histéricos, lo que es mas interesante son los comentarios de los lectores
http://www.forbes.com/sites/markadomani ... ng-the-us/
http://www.forbes.com/sites/markadomani ... the-shark/
http://www.forbes.com/sites/markadomani ... d-snowden/
Camarada Lobo sabe a quien se come y no le pregunta a nadie si puede comerselo.
V. Putin
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Kozhedub
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Re: ¿Volvemos a la Guerra Fría?

Mensaje por Kozhedub »

Me pondré con ellos pasado mañana, porque el tema promete.

Lo que ocurre es que no sé a qué juegan los EEUU, parece que tengan como interlocutores a Andorra y San Marino (con todos mis respetos) en lugar de a estados con capacidad nuclear y economías más saneadas que la suya. No acaban de entender muy bien los cambios de contexto que se han dado en los últimos años.

Por cierto, que se ha argumentado hasta la saciedad que gracias a esa intromisión masiva de los servicios secretos en las comunicaciones de todo el mundo se podrían evitar atentados como el del 11S... pero es que ya entonces los EEUU espiaban a todo el mundo sin barreras y no impidieron ni esos ataques, ni los de Madrid, Boston, Londres, etc. Harían mucho más frenando sus ataques indiscriminados con drones, o dejando de apoyar a regímenes salafistas como el de Arabia Saudí. Pero es mucho pedir. :wink:

Más cómodo señalar a Rusia y poner a rodar de nuevo la máquina de la histeria. Aquí, por cierto, los comentarios de los lectores han sido relativamente comedidos para lo que me esperaba. Tal vez porque la película ya empieza a estar muy vista.

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Re: ¿Volvemos a la Guerra Fría?

Mensaje por Nurgle »

Los enlaces de Forbes han dejado de estar operativos ¿censura?
De todas formas, lo mejor de todo este follón, una frase que no tiene precio:
Putin:-"Todo este asunto es como esquilar un cerdo, mucho chillido pero poca lana"
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Re: ¿Volvemos a la Guerra Fría?

Mensaje por Iñaki »

Parece que alguien ha borrado las páginas de Adomanis después de que saliera a la luz que Mark trabaja para la misma consultoría en la que trabajaba Snowden, con lo cual le acusaban de ser parte interesada en sus comentarios.
http://darussophile.com/2013/06/25/mark ... y-or-else/

Bratislava
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Re: ¿Volvemos a la Guerra Fría?

Mensaje por Bratislava »

Parece ser que la táctica de Adomanis, una de cal y otra de arena, dos artículos rusofilos y uno no tanto, en este caso ha quedado al descubierto. Aparentemente, la presión de sus superiores es tal, que Adomanis ha quedado como lo que es, un generador de opinión controlado y acotado por altas esferas. Defender al gobierno USA en el caso Snowden es , ademas de profundamente inmoral y digno del mayor reptil, tremendamente impopular. No se puede basar el apoyo a su extradición en el hecho de que USA es mas fuerte que Rusia, ese es el ultimo y desesperado argumento al que acudir cuando los adlatares de los muñidores de tamaño escándalo se ven desbordados por la tremenda presión internacional. Rusia puede erigirse, a corto, en una suerte de destino soñado para represaliados y perseguidos de todo el mundo. Quien se lo diría a los yankees.

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Re: ¿Volvemos a la Guerra Fría?

Mensaje por Kozhedub »

En este texto por ahí van algunos tiros: que Rusia lleva años en posición de no deberle nada a EEUU (aparte de disgustos)

Rusia-Estados Unidos: ¿fin del «Reset»?

por Alexandre Latsa

Con aires de perdonavidas, Washington proponía retomar desde cero las agitadas relaciones que mantenía con Moscú, proceso que identificaba como «reset». Eso fue en los tiempos en que Washington gobernaba el mundo. Hoy en día, Rusia se ha erguido ante Estados Unidos y está reequilibrando sus propias relaciones internacionales… volviéndose hacia China.

Red Voltaire | Moscú (Rusia) | 27 de junio de 2013


Siguen deteriorándose las relaciones entre Rusia y Estados Unidos, proceso que incluso parece haberse acelerado en las últimas semanas. En primer lugar aparece el conflicto sirio, cada vez más similar a una guerra indirecta entre los dos países.

Así que la ilusión de una «nueva “entente”» ruso-estadounidense no ha durado mucho. La más reciente cumbre del G8 estuvo marcada por la fractura siria, que ilustró claramente la oposición entre Rusia y las demás potencias del grupo, encabezadas por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. El presidente ruso Vladimir Putin recordó claramente durante toda la conferencia que «no es el pueblo sirio sino comandos bien entrenados y armados, incluso desde el extranjero (…) por organizaciones terroristas, quienes están luchando contra al-Assad».

Como entre Europa y Qatar ya no hay más que un paso, nada tiene de sorprendente que los «Amigos de Siria» hayan decidido hace poco apoyar más activamente aún a la oposición siria, optando por una solución cada vez más militarizada. Paradójicamente, fue John Kerry quien hizo la declaración más dura que se haya oído hacia Rusia, acusándola de ser el principal responsable de la continuación del conflicto en Siria, declaración que sin dudas traduce la interrupción de la luna de miel ruso-estadounidense, por algún tiempo.

En su reunión de Doha, el club de «Amigos de Siria» finalmente emitió un documento que subrayaba que al término de las negociaciones de paz Bachar al-Assad no tendría ningún papel en la transición en Siria y, sobre todo, que las entregas de armas a la oposición únicamente dependerán en lo adelante de la voluntad de cada país. Rusia, que desea que se organice la conferencia Ginebra 2 para encontrar una solución política al conflicto, se encuentra ahora ante una coalición mucho más unida y decidida conformada por Occidente, Turquía y las potencias sunnitas del Golfo. La cuestión de que Bachar al-Assad se mantenga en el poder y la decisión sobre la participación de Irán (a pesar de que su nuevo presidente es un reformador) en la conferencia de paz son los dos principales puntos de desacuerdo entre Rusia y la coalición occidentalo-sunnita que se ha creado alrededor del tema.

Rusia acaba, por lo tanto, de exhortar a Estados Unidos a clarificar su posición, o sea a escoger entre la solución política de Ginebra 2 y la solución del respaldo militar a una «oposición» que ha decidido continuar la guerra para derrocar el gobierno sirio a cualquier precio.

Pero no es Siria el único motivo de tensión diplomática. El lunes 24 de junio de 2013, Estados Unidos simple y llanamente amenazó a Rusia, y también a China, con «consecuencias» para sus relaciones bilaterales con ambos países por la participación de estos últimos en la exfiltración de Edward Snowden, el ex consultor de la CIA que reveló recientemente la existencia del programa [estadounidense de espionaje de las comunicaciones internacionales] PRISM. Estados Unidos acusa a Edward Snowden de divulgación ilegal de información vinculada a la seguridad nacional y de robo premeditado de información secreta. Snowden viajó de Hong Kong, donde había permanecido estos últimos días, a Moscú en un vuelo regular de Aeroflot, para partir posteriormente con destino desconocido.

Curiosamente, estas amenazas estadounidenses se producen precisamente en momentos en que Rusia y China acaban de firmar un enorme contrato petrolero válido por 25 años y por un monto de 270 000 millones de dólares. El acuerdo se firmó entre CNPC y Rosneft, sociedad rusa que dirige Igor Setchin, cercano colaborador de Putin. Rosneft se sitúa así en posición de líder de la rama petrolera en el marco de la cooperación energética entre Rusia y China.

Esta colaboración ruso-china forma parte de una amplia política de diversificación de las ventas energéticas en las que Rusia juega principalmente la carta asiática, con intenciones de equilibrar su gran dependencia actual de las ventas a una Europa en crisis.

Esa asociación petrolera con China, acordada en un momento en que las conversaciones ruso-chinas en materia de cooperación energética parecían estancadas desde hace mucho, es un indicio más de la decisión rusa de abrirse una «ventana al Asia», que sería una especie de complemento histórico de la «ventana a Europa» abierta ya desde el siglo XVIII, simbolizada por la construcción de la suntuosa «Venecia del norte», San Petersburgo.
Alexandre Latsa

Fuente
RIA Novosti (Rusia)
http://www.voltairenet.org/article179166.html

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