Demos un aplauso al señor André Glucksmann, filósofo francés (nos lo creeremos) que en las páginas de opinión de El País (para variar) de hoy lunes 17 de julio escribe sobre Rusia cosas como (cito literalmente):
Vladimir Putin pretende restablecer dentro del país como en otros países cercanos un "poder vertical", prudente eufemismo que no logra ocultar una vuelta a la salvaje tradición autocrática del régimen zarista, radicalizada hasta el extremo por los bolcheviques.
Pretende seguir la guerra inhumana contra los civiles en Chechenia, suprimir las libertades públicas, volver a estatalizar de manera directa o indirectalos grandes sectores económicos, redistribuir la riqueda entre manos amigas, está dispuesto a fulminar a los recalcitrantes como Jodorkovsky, y a utilizar el gas y el petróleo como armas para restablecer la autoridad rusa en las capitales vecinas.
[...] el chantaje de la energía ya les funciona.
Gazprom es ágil, corrompe a diestro y siniestro, compra a todo el mundo. [...] Gazprom, brazo armado de la reconquista [...]
Lo único que aguanta a la economía rusa es el precio del barril, la industria envejece y se estanca [...] y la balanza comercial, a excepción de las materias primas y del armamento, es lamentable.
Salvo en Moscú y en San Petersburgo, en todas partes reina la miseria.
[...] la corrupción campa a sus anchas con séquitos de mafiosos que ajustan cuentas.
La russian way of life tiene que importar todas las comodidades de la sociedad de consumo, desde el Big Mac hasta el ordenador
Como creo que cualquier persona con un mínimo conocimiento de la realidad rusa sabe perfectamente que esto no son más que una sarta de barbaridades, no merece la pena poner a parir al filósofo de marras.La nueva potencia rusa es muy perjudicial, es capaz de provocar y aumentar el caos mundial, aunque no puede prescindir de los créditos y de las inversiones de las economías desarrolladas.
He leído este artículo sobre las ocho de la mañana y de verdad que he pasado todo el lunes como una moto de la mala uva que me ha puesto.
Así pues, sea el Iluminado de la semana, André Glucksmann, aclamado, ilustre y respetado filósofo francés (se supone que además debe de ser politólogo, agregado del ministerio de exteriores, sovietólogo o algo así).