Lo que describes tenía ya un antecedente en la Roma imperial (y se fue a paseo). Tu descripción es totalmente acertada, por no decir que antológica, pero, por seguir apostillando, los universales me sobran: no creo en un "mezquino espíritu humano", en todo caso en "espíritus humanos mezquinos", ni en un "ser humano medio", sino en un "promedio estadístico adecuado a un contexto histórico determinado". Precisamente porque, como soy comunista, no creo que los seres humanos seamos todos iguales, ni para lo bueno ni para lo malo. Creer en la mezquindad de la especie fue la condición previa para el ascenso del nazismo, y es fácil saltar de la mezquinadad de la especie a la de una raza (véase "los mezquinos judíos", en teminología nacional bolchevique)Svarog escribió:El capitalismo actual tiene una importante diferencia con respecto al comunismo y otros sistemas anteriores. No pretende adoctrinar, ni educar a la gente en valores morales (como la solidaridad, la cooperación, la cultura) que realmente importan a muy pocos. El capitalismo, precisamente, apela a todo aquello que quiere el ser humano medio: lujos innecesarios, irresponsabilidad, placeres rápidos, etc. Y, sobre todo, se basa en la idea de crear la ilusión de libertad, que todas las decisiones que tomamos en nuestra vida (seguros, hipotecas, trabajos, tipo de educación de los hijos, etc.) provienen de elecciones propias, y no de la imposición ajena (en realidad no es así, ya que nadie tomaría una hipoteca si no estuviera obligado a ello).
Creemos que somos libres para elegir entre miles de canales de televisión que emiten la misma mierda. Creemos que somos libres para decir lo que queramos (excepto cosas como que Milošević no era ningún dictador, entonces te miran raro y con hostilidad, aunque sea un hecho rigurosamente cierto). Así, todos aprenden a seguir el camino marcado y a aceptarlo como si fuese una decisión propia. Y sí, a menudo hay gente que se siente vacía, y otros se quedan sin trabajo y se quejan, pero ¿contra quién rebelarse?, ¿a quién culpar? En el comunismo, había una cúpula dirigente clara y una ideología conocida contra la que rebelarse. Aquí no. ¿El rey, los políticos? Los quitamos y vendrán otros iguales. ¿Hacer una revolución? Bueno, hagámosla si nadie me quita mi Playstation, pero ¿quién más se va a apuntar? No, es mucho más fácil quejarse y aguantar, y entretanto echarle la culpa de todo a los inmigrantes.
Por eso creo que el capitalismo actual es la creación más sofisticada y genuina que ha nacido del mezquino espíritu humano, y, por lo tanto, lo que mejor se adecúa a éste.
Un cordial saludo.