El jueves se cumplieron 50 años de la deserción del bailarín ruso Rudolf Jamétovich Nuréyev, nacido en Irkutsk en 1938 y fallecido en París en 1993, como consecuencia del SIDA. Considerado el mejor bailarín de todos los tiempos, aprovechó un viaje a París del ballet Kirov para pedir asilo político y abandonar definitivamente la URSS. Ocurrió el 16 de junio de 1961.
Se da la circunstancia que otros dos bailarines soviéticos de gran prestigio -Mijaíl Baryshnikov y Alexander Godunov- también aprovecharon su popularidad para desertar de la URSS en una época en la que ser famoso y soviético suponía un pasaporte estadounidense y una vida prácticamente subvencionada por la propaganda norteamericana. La URSS los criaba y los EE.UU. los aprovechaba
El letón Baryshnikov prosigue hoy en día con su carrera de bailarín en Nueva York mientras que Godunov falleció en Hollywood en 1995 por causas que nunca se esclarecieron del todo (fue encontrado muerto en su casa después de una ingesta considerable de alcohol). Ambos fracasaron en sus intentos de ser actores de cine.
Otro gran bailaríun ruso, Vaslav Fomich Nijinsky (1890-1950), acabó sus días en un psiquiátrico de Londres. Está enterrado en París.
Deserta de la URSS
Redacción | Crítica en Línea
Este es el ruso Rudolf Nureyev, uno de los más admirados y renombrados bailarines de ballet en el siglo XX. Su personalidad rebelde le trajo problemas con el gobierno comunista de la Unión Soviética, que no le permitía viajar al extranjero por temor a que desertara. Pero para la visita del Ballet de Kirov a París, el bailarín principal se lesionó, y el papel quedó para Nureyev. Este desertó un 16 de junio de 1961. En los archivos de la KGB consta que el Premier Soviético Nikita Khruschev firmó una orden para asesinar al bailarín.