si la muevo, suena igual, que la felicidad,
cuando la contemplo a la luz,
veo como un cascabel, óyelo,
como va diciendo su canción.
Vámonos, vámonos, para este país,
vamos a bailar y a disfrutar sin fin,
vámonos, vámonos, que no hay nada mejor,
que la vida, vivida con amor.
Si me sigues serás feliz,
buen amigo Misha, hoy sale el sol para ti.
Una lagrimita se me escapa sin darme cuenta … iEl primer recuerdo que tengo de Rusia!!!
Me acuerdo que le preguntaba a mi madre "¿De qué país lejano viene el osito Misha?" y ella me respondía "de Rusia, hijo, de Moscú". Y yo claro, me quería ir a Rusia para ser feliz como decía la canción. En aquella época de ingenuidad infantil yo incluso pensaba que estos dibujos animados eran rusos.
¿Qué mejor momento que la Navidad para volver la vista atrás y sentir de nuevo al niño que fuimos?
Aprovecho el momento nostálgico para hacer mi particular homenaje al osito Misha. He recopilado toda la información que he podido encontrar sobre el tema.
¡Feliz Navidad con el osito Misha!!

Se lo dedico con cariño a todos los que de una forma u otra recordamos aquellos Juegos Olímpicos de Moscú 1980.
El origen de la mascota olímpica
Con motivo de los Juegos Olímpicos de Munich 1972 se presentó la primera mascota creada para unos Juegos Olímpicos de Verano. Fue Waldi, un perro salchicha con la cabeza y la cola azules y el cuerpo multicolor. Montreal 1976 contó con el castor Amik y, apenas un año después de la celebración de aquellos Juegos, el diseñador ruso Victor Chizikov presentaba en sociedad a la mascota de los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, la primera mascota olímpica que lograría popularidad internacional: el osito Misha.
Misha lucía un cinturón formado por los cinco colores olímpicos y los cinco aros a modo de hebilla. Su simpático gesto y la inmediata asociación con los ositos de peluche que han acompañado la infancia de medio mundo le dieron una extraordinaria difusión popular.


La popularidad de Misha —cariñoso apodo del oso cuyo nombre completo parece ser Mijail Batavic Troptigin— se incrementó cuando la productora Nippon Animation desarrolló una serie de animación protagonizada por el entrañable osito, que se estrenó en 1979, poco antes de que la Unión Soviética invadiese Afganistán, el 25 de diciembre de 1979, desencadenándose así un boicot a los Juegos Olímpicos de Moscú con el resultado de la no participación de 62 países, de entre los 143 reconocidos. Precisamente Japón, que había colaborado con los rusos en la producción de la serie, fue uno de los paises que boicotearon el acto.
Pero este incidente no impidió que Misha triunfase en las ceremonias de apertura y clausura —la imagen de Misha lanzando unas lágrimas al finalizar los Juegos es imborrable— y para que millones de seguidores de los Juegos y simples simpatizantes con el tierno osito atesorasen los cientos de artículos que portaban su imagen. Aunque Moscú 1980 no seria recordado como los mejores Juegos Olímpicos de la historia, si lo sería su ceremonia de clausura cuando lanzaron un enorme globo en forma de la mascota Misha. Dicho globo fue divisado años despues sobre Siberia, Alaska y regiones septentrionales.
La serie de animación
El 6 de octubre de 1979 se estrenaba en la televisión japonesa Asahi-TV la serie Koguma no Misha (literalmente, El osito Misha), una producción de 26 episodios salida de los estudios de Nippon Animation, productora de reconocido prestigio a quien también debemos series animadas de la fama de Alicia en el país de las maravillas, Jackie y Nuca, Banner y Flapy, etc.
Asimismo, la calidad de los artistas que trabajaban en Nippon (entre los cuales se encontraban los geniales Hayao Miyazaki e Isao Takahata, quienes -antes de constituirse Nippon Animation- ya nos habían deleitado con series como Heidi o Marco) y la fama que consiguieron sus series en nuestro país durante los años 70 y 80 llevaron a la productora española BRB Internacional a subcontratar a esta casa la animación de series como La vuelta al mundo de Willy Fog o D'Artacan y los tres mosqueperros.

La popularidad de Misha, lejos de decaer con los años, es enorme en todo el mundo, ya que esta serie consiguió despertar el interés en todos los países donde fue emitida (Italia, Francia, Reino Unido, muchos países árabes, etc). La serie El osito Misha se mantuvo en antena en TVE hasta 1988. Sin embargo, el hecho de que esta serie se inspirara en la mascota de un evento lejano ya en el tiempo parecía impedir que las generaciones actuales (y todo aquel que en su día disfrutase de las aventuras de este oso) conocieran esta divertida serie.
Por ello, en Enero de 2007 Divisa Home Vídeo volvió a editar en 3 DVd (170 Mb aprox.) la serie completa de 26 episodios. El hecho de que la gestión en nuestro país de los derechos de esta serie corriera aún a cargo de Televisión Española (¡a estas alturas, bastante mérito tiene que conserven los másters de los episodios!), limitó bastante las posibilidades de hacer una edición en condiciones. Divisa Home Vídeo se vió obligada a ceñirse al material que Televisión Española les había facilitado, que se reduce al máster emitido en el pasado, con el genial doblaje de siempre, perfectamente fiel a la versión original. Pese a todo, la calidad de imagen es muy satisfactoria y, al ser una serie de corte principalmente infantil, la ausencia del doblaje original resulta menos dolorosa. No obstante, conscientes de que la edición no presenta todas las características que habrían sido deseables (sino que se ve obligada a ceñirse a "lo que hay"), los chicos de Divisa ajustaron el precio todo lo posible (19,95 € la serie completa de 26 episodios).
El argumento de la serie
El osito Mijail Batavic Troptigin, Misha para los amigos, viaja en tren con sus padres en busca de un lugar donde poder tener contacto directo con la naturaleza y donde jugar con amiguitos de su edad. De este modo van a parar a la tranquila aldea de Himadabeya, hasta la cual hacía tres años que no llegaba ningún tren, debido al hundimiento de un puente sobre el río y a la ruptura de la vía. Ya que hacía mucho tiempo que no veían llegar al tren, los 99 habitantes de la aldea se reunen para ver quién llega. El señor Batavic, de profesión periodista y padre de Misha, creyendo que la gente está ahí para darles la bienvenida se enamora de la ciudad y decide quedarse a vivir allí.
A pesar de algunos problemas y rencillas iniciales, la familia Batavic empieza una nueva y estimulante vida rodeada por sus vecinos y amigos... Especialmente Misha, que encuentra en Natasha una irremplazable compañera de juegos, cómplice de sus travesuras y a su mejor amiga.
Así, los veintiséis episodios de esta encantadora serie nos van relatando historias cortas relacionadas con el día a día de estos personajes y, en especial, con las ocurrencias de Misha y Natasha. El ritmo narrativo nos recuerda en buena medida al de otras series igualmente muy queridas como Calimero o La aldea del arce, si bien encontramos en El osito Misha un sentido del humor muy especial, llegando en ocasiones al absurdo, al cual contribuyen los desenfadados y coloridos diseños de personajes y las ocurrencias de un grupo de pillos que viven en la prisión municipal.



Y para los más nostálgicos... así es como el osito Misha se despidió de todos los habitantes de la aldea de Himadabeya (prometiendo volver algún día) y también de todos nosotros en el último episodio de la serie de animación:
Hasta siempre, Misha
